Autor: Guillen
viernes, 16 de marzo de 2007
Sección: Denuncias
Información publicada por: guillen
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Jánovas. 50 años más tarde: el 10 de febrero del 2001 el BOE publica el estudio de impacto ambiental. El pantano no se va a hacer.
Trata un poco por encima de lo que fue la angustia en esos cincuenta años, aunque hace ya tiempo me a parecido interesante colgarlo, y si encuentro información o alguien sabe donde encontrarla que me lo diga y lo modificare.
también se que se ha escrito un libro, chino chano....
I. VISCASILLAS Campodarbe
Emilio Garcés y su mujer, Francisca, son «los últimos de Jánovas». El sábado 10 fue para ellos uno de los días más felices de su vida. El estudio de impacto ambiental del pantano que se iba a construir en las tierras que tuvieron que abandonar a la fuerza ha resultado negativo y el embalse que iba a regular el río Ara ya no se va a hacer. La pesadilla que comenzó en 1951, tras la aprobación del plan de explotación y la declaración de utilidad pública de este embalse, había terminado. Ahora empieza la lucha por recuperar el daño ocasionado a toda la comarca del Sobrarbe y para conseguir un plan específico de inversiones que devuelva la ilusión al fértil valle del Ara.
El matrimonio formado por Emilio y Francisca recibió la noticia de que Janovás nunca se construirá al recibir una llamada de José María Santos, profesor de Guaso. «Me quedé como si me hubiera caído un rayo –dice Francisca, que cogió el teléfono–. Se la dije a Emilio y aun me dijo si no me había confundido».
Desde el 20 de enero de 1984, el matrimonio Garcés vive en Campodarbe, a escasos siete kilómetros de Boltaña, en el valle de la Guarguera. Muy cerca de Jánovas donde Emilio tenía un taller de zapatería y Francisca una carnicería. A sus 78 años, Emilio está convencido de que Jánovas volverá a ser lo que fue. Y que en este empeño participarán sus seis hijos y sus trece nietos, así como toda una comarca que siempre se ha volcado en defensa del único río importante del Pirineo que ya no será regulado.
«Nos hemos hecho viejos esperando esta noticia», comentaba ayer Francisca, «pero ahora está la segunda parte: cómo volvemos allí, después de la forma en la que lo han dejado todo». El destruido Jánovas sigue en su mente. A los vecinos les estropearon las cosechas a conciencia, les engañaron con las tierras que les daban a cambio de que se fueran, destrozaron el río, les dinamitaron las casas para impedir su vuelta y les cambiaron toda una forma de vida en beneficio del progreso. El matrimonio Garcés-Castro tiene muy claro que lo que ocurrió en Jánovas para que los vecinos abandonaran sus tierras fue «una salvajada. La expropiación se hizo de una forma míserable». Emilio Garcés pone un ejemplo. La hacienda de Severino Sierra Buesa, la más rica de la localidad y que había sido lograda tras décadas de trabajo, fue expropiada por 823.000 pesetas.
En sus recuerdos están los días de miedo. Los días de incertidumbre por lo que iba a ocurrir. De visitas a los gobernadores de Huesca Víctor Fragoso del Toro –con Franco– y Miguel Godia –década de los 80– para explicarles qué era Jánovas y qué significaba vivir allí. A pesar de todo, Emilio Garcés no pierde el humor. Sólo tuerce el gesto cuando se refiere a los ingenieros de Iberduero, a cómo actuaron los agentes de la Guardia Civil o el papel que desempeñó el ingeniero jefe del catastro de Huesca, Ricardo Abad Botella, «cuando bajaba el valor de las tierras», o de los testigos que se «sacaba» la Administración para decir que las tierras del valle del Ara eran yermas.
A pesar de todas las desgracias sufridas por los Garcés-Castillo, como ejemplo de todo lo que les ocurrió a las familias que vivían en Jánovas, tienen una fe ciega en el futuro. Emilio y Francisca siguen desvelándose por sus hijos y sus nietos. Ayer, su nieta Ara, de dos años, la mayor de su hijo Antonio, era el blanco de sus cariños mientras el pequeño Chuan, con apenas once meses, dormía en la cuna. La niña dice que es de Boltaña, pero que su padre es de «Jábobas». Su padre dejó caer que «si de verdad hubiera un verdadero diálogo entre el llano y la montaña», Jánovas hubiera sido un mal sueño. Y también tiene una esperanza. Que la Ronda de Boltaña al menos por un día, deje de entonar la «Habanera Triste» –canción símbolo de la lucha contra los pantanos– y entone una habanera alegre. Los cincuenta años de Jánovas bien lo merece.
Daños ocasionados....
Las pérdidas que ocasionó este proyecto fraguado en los años 20 e impulsado en los 50 fue tal que todavía hoy el curso medio del río Ara es un gran despoblado dentro del valle. En el caso de Jánovas cuya morfología era bajomedieval semejante a otros pueblos de la zona, no sólo fue expropiado y desalojado sino que además dinamitaron sus casas para que evitaran la tentación de volver a ellas, ello ocasionó una gran perdida para el patrimonio de esta zona. Lacort, con el último Batán de tecnología preindustrial de Aragón, fue igualmente desalojado y sus altos y amplios edificios tradicionales, estructurados al rededor de una sola calle sufrieron los rigores del paso del tiempo. Los daños colaterales en el vecino valle de la Solana que se abre al norte y en la orilla izquierda del Ara, fueron aún peores, la salida natural del valle era entre Fiscal y Janovas justo donde se construía el pantano. Casi 10 pueblos se despoblaron porque el proyecto condenaba sus tierras de cultivo, su salida natural y a sus vecinos más prósperos de la ribera del Ara: Jánovas y Lacort.
A consecuencia del proyecto de construcción del pantano de Jávonas en estas tierras pirenaicas se empezaron a despoblar pueblos de la ribera media del Ara como: Lacort, Lavelilla, Jánovas, Albella..., en la década de los 60 por medio de la expropiación forzosa, tuvieron que ser abandonados por sus gentes.
También el valle de la Solana resultó muy perjudicado por este proyecto. Este valle se abre a la izquierda del río Ara, con pueblos como Tricas, Muro de Solana, Sasé, Cájol, Semolué, Geré, Burgasé, Giral, Ginuábel, Castellar, Villamana, San Felices de Solana, San Martín de Solana, Puyuelo y Campol. Entre estos pueblos hay buenos ejemplos de casas tradicionales, edificios medievales, casas señoriales del S. XVI al XVIII e Iglesias del S.XV (con pinturas murales) y otros tantos ejemplos del patrimonio histórico de estos valles, que también albergan espacios naturales de gran valor ecológico.
A consecuencia de este despoblamiento se perdió la fuerte identidad colectiva y etnológica de las gentes de estos valles, el folklore, el habla y parte de su patrimonio histórico. Aunque pudiéramos reconstruir estos lugares nada podría ser igual porque tradiciones con siglos de arraigo se vieron truncadas por el proyecto de construcción del pantano de Jánovas.
En Huesca tuvimos entre otros ejemplos el todavía más lamentable: pantano de Yesa, en la canal de Verdún. Con miles de habitantes expropiados y desarraigados de su lugar de origen, con Iglesias románicas, casas y puentes medievales y pueblos enteros inundados bajo las aguas del pantano, lo que supuso una considerable pérdida para el patrimonio cultural e histórico del alto Aragón.
Más informacióen en: http://ciberconta.unizar.es/phn.html
Comentarios
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Esperemos que se pueda recuperar algo de lo perdido en ese pueblo , pues todo ese tipo de politica nos ha privado de una gran perdida cultural , social y artística de numerosos lugares de la geografía ibérica.......
Me acuerdo de dos especificamente por lo que toca a lo personal como son : Riaño (León), y Portomarín (Lugo) , el pasado verano en Riaño concretamente, se te helaba la sangre al contemplar los restos sacados a la lúz por la escasez en el nivel de agua del pantano, y observar a los antiguos habitantes recorrer sus ruinas como fantasmas con una impresionante y profunda mirada melancólica que te ponia la carne de gallina...
Hay 1 comentarios.
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