Autor: A.M.Canto
lunes, 22 de enero de 2007
Sección: Antropología
Información publicada por: A.M.Canto
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El Tesoro del Carambolo deja de ser tartésico
En este artículo se presentan y comentan dos recientes noticias a propósito de los resultados de las recientes excavaciones en este emblemático yacimiento sevillano, verdadero "buque-insignia" de una civilización "tartésica", que resulta ser menos conocida de lo que se cree. En El Carambolo, como ya se apuntó hace unos años desde diversos ámbitos, habría simplemente -pero nada menos- un santuario fenicio a una de sus principales divinidades, Astarté, lo que ya permitía sospechar la dedicatoria de la famosa estatuilla asociada al yacimiento. Los "tartesiólogos" tienen ahora una nueva tarea por delante: aceptar o rechazar estos resultados, y ver cómo encaja el nuevo panorama en lo hasta ahora creído.
En este artículo se presentan en primer lugar dos noticias sobre los primeros resultados oficiales de las recientes excavaciones en este emblemático yacimiento sevillano, verdadero "buque-insignia" de una civilización "tartésica" que tras ello se nos aparece como menos conocida de lo que se cree. En una segunda parte se hacen algunas necesarias y justas referencias retrospectivas a los precursores, desde 1979, de las hipótesis que ahora se han venido a comprobar. En la tercera se recoge en orden cronológico alguna bibliografía básica, tanto sobre el yacimiento y su contexto como sobre la significativa estatuilla de Astarté y su inscripción fenicia que desde el primer momento quedó asociada al lugar sin que, extrañamente, tuviera la fuerza esperable como para caracterizar cultural y funcionalmente el yacimiento. En mi opinión quizá ello tuviera algo que ver con el momento histórico del hallazgo: "lo tartésico", como "lo ibérico" (encarnado poco años antes en la Dama de Elche), gustaban más como muestras de lo genuinamente "nacional".
El Cerro de El Carambolo, sede cuando el hallazgo de 1958 de la Sociedad de Tiro de Pichón de Sevilla (y en breve, si Dios o la Junta de Andalucía no lo remedian, de un nuevo hotel de lujo), se halla en el término de Camas, a cuatro escasos kilómetros al S-SO de Sevilla, en una privilegiadísima elevación de 91 m que domina el valle del Guadalquivir y la muy portuaria capital hispalense, antaño plenamente oceánica.
Tras las nuevas excavaciones, y como ya se apuntó hace unos años por algunos autores (vid. la parte II, la noticia de 2002, y la bibliografía), lo que había allí sería simplemente -pero nada menos- un santuario fenicio a una de las máximas divinidades semitas, Astarté. Es algo que ya permitía sospechar la dedicatoria en fenicio al pie de la famosa estatuilla de bronce de esta diosa, una pieza asociada al Carambolo aunque no procedente de la excavación regular. Puesto que una de las grandes utilidades del material epigráfico es -o debería ser- ayudar a contextualizar cultural y/o cronológicamente un yacimiento.
Los "tartesiólogos" tienen ahora una nueva tarea por delante: Cómo encajar -o no- estos resultados, y cómo evitar que la ola fenicizante se lleve por delante otros tesoros y yacimientos casi o igual de emblemáticos de "lo tartésico". Puede que resulte que mucho de lo que se viene entendiendo y explicando como "tartésico orientalizante" sea directamente "oriental". Aunque, como siempre, la prudencia debe imponerse en estos primeros momentos, y hay que esperar a conocer la publicación oficial de estas campañas y con ella las pruebas y documentos con el necesario detalle.
De los arqueólogos responsables de los nuevos hallazgos esperamos que, más allá del entusiasmo descubridor que muestran las noticias periodísticas, sepan en su momento reconocer las precedencias que correspondan a cada hipótesis, ya que las noticias de 2002 dejan ver que cuando ellos mismos empezaron lo que querían era "definir mejor la evolución de la cultura tartésica entre los siglos VII y VI a.C.".
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SEVILLA.- UN EQUIPO DE ARQUEÓLOGOS DEFIENDE EL ORIGEN FENICIO Y NO TARTÉSSICO DEL YACIMIENTO DE EL CARAMBOLO
20 de febrero de 2006, 15h50
Los trabajos que un equipo de arqueólogos ha realizado en los últimos tres años sobre el yacimiento de El Carambolo, ubicado en la localidad sevillana de Camas, ha puesto de manifiesto que el célebre asentamiento -en el que fue descubierto el tesoro bautizado con el mismo nombre- tiene un origen fenicio y no tartéssico, como hasta ahora se creía.
La arqueóloga Araceli Rodríguez, que participa en el equipo técnico y científico que dirige Alvaro Fernández Flores, explicó a Europa Press que en los últimos tres años el yacimiento de El Carambolo ha sido objeto de una intensa campaña de estudios que ha llevado a "nuevas revelaciones" que desmontan la tesis de que el yacimiento perteneció a la civilización tartéssica, poco conocida por la historiografía pero localizada en el ámbito de Andalucía occidental.
Tal y como adelantó hoy El Correo de Andalucía, los últimos datos obtenidos por el equipo de arqueólogos apuntan a un origen fenicio de los restos hallados en el yacimiento, aunque según admitió Araceli Rodríguez "nunca se puede afirmar con un cien por cien de seguridad".
La arqueóloga detalló que el ajuar cerámico descubierto en este yacimiento fue elaborado mediante la técnica del torno en una época en la que la población aborigen desconocía este tipo de técnicas, que fueron introducidas en la península Ibérica por los fenicios, argumento que el equipo de arqueólogos esgrime para defender el origen fenicio del yacimiento.
"Todo apunta a que se trata de un asentamiento fenicio", señaló para advertir de que este descubrimiento ha de dar lugar a un proceso de "revisión" de las tesis que la Historia maneja en cuanto a la cultura tartéssica y al origen del poblado de El Carambolo [pero véase para todo ello abajo la parte II].
El grueso de las excavaciones realizadas en este yacimiento arqueológico se realizaron en 1958 de la mano del arqueólogo Juan de Mata Carriazo a raíz de las obras proyectadas para la ampliación de la sede de la Sociedad de Tiro Pichón. Junto con los restos arquitectónicos, se descubrió un ajuar de 21 piezas de oro de 24 kilates bautizado como Tesoro del Carambolo.
Fuente:
http://es.news.yahoo.com/20022006/4/sevilla-equipo-arqueologos-
defiende-origen-fenicio-tartessico-yacimiento-carambolo.html
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SEVILLA. UN ESTUDIO ARQUEOLÓGICO CERTIFICA EL ORIGEN FENICIO DEL CARAMBOLO
Contrariamente a lo que se pensó desde el descubrimiento de las piezas del Tesoro del Carambolo, su origen no es tartésico sino fenicio.
Según publica hoy el El Correo de Andalucía, las investigaciones que dirige el arqueólogo Álvaro Fernández Flores han determinado la auténtica identidad de los restos aparecidos en el municipio sevillano de Camas.
Fernández Flores argumenta que los anteriores estudios no utilizaron la estratigrafía [pero véase infra parte II] y se actuó sobre una mínima parte del cerro lo que generó datos insuficientes.
Este arqueólogo señala que el ajuar cerámico, como desveló anteriormente Fernando Amores, está hecho a torno, y la población indígena llamada así misma turta, no había alcanzado este estadio creativo. "Son los fenicios los que traen el torno cerámico y el hierro", puntualiza.
Asimismo, Fernández Flores dice que lo que en un principio se confundió con un fondo de cabaña no es otra cosa que una fosa ritual [pero véase infra parte II]. Incluso se ha hallado con los nuevos sondeos un exvoto en terracota con forma de barco que alude al marcado carácter navegante de los constructores del santuario.
Fuentes: Diario de Sevilla, Cultura Actual, Arqueología, 10-12-02 y Canal Sur, 20 de febrero de 2006
http://www.canalsur.es/Informativos/-ArchivoNoticias/2006/02.Febrero/20/200206
-mr-013-LSE.htm
http://www.correoandalucia.es/portadas/portada.pdf (a través del Boletín de Noticias de Terraeantiqvae.com)
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1) Joan Maluquer de Motes (1960 y 1994): Al contrario de lo que se afirma en la noticia, en octubre de 1958 él estudió, dibujó y valoró la estratigrafía en la zona exacta del hallazgo. La sección I tenía seis estratos, A-F (en dos sectores), y la II los A-B y E-F (que corresponden al "Nivel III" de Carriazo).
2) Matthias Delcor (1969):
3) Antonio Blanco (1959 y 1979): Blanco fue el primero en poner en duda el "fondo de cabaña", y considerarlo un lugar de culto, en 1979, pp. 95-96: "... el referido 'fondo de cabaña' en lo alto del mismo. A la vista de lo aparecido en éste, cabría pensar en un lugar de culto como los del Egeo en épocas geométrica y orientalizante, antes de que se iniciase lo que entendemos como templo griego... (paralelo de Dreros, Creta)... desde esta perspectiva creo que no es ninguna extravagancia apuntar a la posibilidad de que el 'fondo de cabaña' del Carambolo haya sido un lugar de culto...". Data el tesoro, sin embargo, en el siglo VI a.C., y las joyas "hechas al estilo y dictado de clientes tartésicos" (p. 98). Otros diversos autores se sumaron después a la hipótesis del santuario.
4) José Mª Blázquez (1975-1998): "Estamos de acuerdo total con los autores en que el santuario de El Carambolo no es indígena, sino de fenicios, como indica el ritual de romper las cerámicas, la imagen y la inscripción. Este santuario no tiene que ver nada con la religión, que desconocemos, del Bronce Final. También nos inclinamos a aceptar que Hispalis es ciudad fenicia en origen, al igual que el almacén de Carmona.", así como "...En este punto nos inclinamos por la opinión defendida por C. González Wagner y J. Alvar, quienes proponen que el contacto de los colonos agrícolas con los indígenas tuvo mayor efecto cultural que las relaciones comerciales. Nos unimos a las tesis de M. Belén y de J.L. Escacena de que debieron ser frecuentes las poblaciones mixtas, como lo fueron Huelva, Baria, con un cementerio ibero de más de 2.000 tumbas, y Ampurias en la colonización griega (Liv. XXXIV, 9; Str. III, 4.8). Es muy probable que en ciudades importantes indígenas como Cástulo o Tejada la Vieja hubiera barrios fenicios como los hubo, y muy importantes, en Siracusa en época del tirano Dionisio. También hay que conceder importancia, como hace J. Alvar, a mercados ambulantes, que son los que llevarían tan al interior de la Meseta como El Berrueco, los conocidos bronces con la imagen de Astarté, o el broche de cinturón con grifo sobre palmeta de cuerno.", párrafos que resumen muy bien las hipótesis innovadoras acerca del fenicismo del Carambolo, que se llevan planteando al menos desde 1995, por los autores que él mismo cita.
5) María Belén, José Luis Escacena y Fernando Amores (1992-1998) (véanse en la Bibliografía).
Recupero ahora unas primeras noticias en la prensa, de 2002, de cuando el inicio de las excavaciones:
1) 18 octubre de 2002
El poblado está situado en un cerro junto al Guadalquivir y se considera el más importante de la época tartésica, mientras que el tesoro que se localizó en 1958, compuesto por un conjunto de piezas de orfebrería de oro labradas, está guardado en una entidad bancaria de Sevilla, y su réplica se muestra en el Museo Arqueológico de la ciudad.
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En los últimos trabajos, que se extienden sobre 3.700 metros cuadrados, se han documentado dos hornos, trozos de cerámica roja y negra, una cuenta de hueso pulido, cerámica con retícula bruñida, muros de adobe, piezas de cobre y un pavimento de cantos rodados y de conchas marinas, cuya presencia se explica porque entonces el poblado estaba en la desembocadura del río Guadalquivir ya que el mar llegaba casi hasta Sevilla.
El director de la excavación calculó que en el poblado sólo queda el 10 por ciento de los restos originales, y precisó que además están en muy mal estado de conservación por la infraestructura de las instalaciones del Tiro al Pichón, lo que no le resta valor histórico para conocer su evolución. La excavación continuará un mes y medio más y con los trabajos que se hagan se prevé definir mejor la evolución de la cultura tartésica entre los siglos VII y VI a.C., en las épocas denominadas del Bronce Final y la Edad del Hierro.
Junto al trabajo de los arqueólogos existe un equipo de estudio geoarqueológico que interpretará las características topográficas en el momento de ocupación del poblado así como el sustrato y las formaciones superficiales sobre las que se desarrolla la ocupación.
Los nuevos datos del yacimiento se dieron a conocer tras la firma de un convenio entre el Ayuntamiento de Camas y la promotora del hotel, Gabriel Rojas, para acometer los trabajos arqueológicos como paso previo obligatorio para hacer la instalación turística.
Gabriel Rojas señaló que el nuevo hotel contará con 150 habitaciones, será cuatro estrellas y que se quiere abrir dentro de dos años y medio tras una inversión de 15 millones de euros.
Fuente: http://aljarafe-online.com/article.php?sid=1110&mode=thread&order=0
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2) Desmontando las tesis de Carriazo
Los orígenes de Sevilla en el Carambolo. Arqueólogos, profesores y catedráticos avalan el rigor de la investigación planteada sobre este cerro, donde se proyecta un hotel que aspira a integrar la protohistoria entre sus muros.
Felipe Villegas. Camas (Sevilla)
Una verja verde abierta propicia el encuentro. Los lugareños conocen bien el lugar, en el que aprovechan para cortar leña seca o pasear al encuentro de la escogida vista que el Cerro del Carambolo ofrece de la capital. La topografía, aun con los muchos siglos, sigue potente, atenuada en parte por la construcción, en los años 40, de las infraestructuras de la Real Sociedad de Tiro del Pichón, que suavizaron la pendiente aterrazándola con sus pistas hormigonadas.
El hallazgo, fortuito, del famoso Tesoro del Carambolo durante las obras marcó un hito en la investigación sobre el mundo protohistórico. Excavó Juan de Mata Carriazo entre 1958 y 1961, interpretó lo hallado, que no fue poco, y dio por agotada la potencialidad del yacimiento, dejando sus resultados patentes en la bibliografía al uso.
Ahora, 44 años después, el cerro vuelve a llenarse de ojos profesionales escrutadores que miran con uno las tesis de Carriazo y con otro la realidad de un expediente arqueológico reabierto. La ocasión no es casual: en el fondo late la ilusión del empresario Gabriel Rojas por levantar un hotel en un peñón que resume la historia de lo que somos y a la que éste no rehúye, sino que admite y alienta, ideando un proyecto en el que el patrimonio no es excluyente, sino parte sustancial. Y ello pese a las críticas recibidas...
No se explica de otro modo que hasta los inspectores de la Consejería de Cultura y los profesores de arqueología de la Universidad de Sevilla aplaudan su iniciativa, sin cuyo concurso, reconocen todos, no se hubiera podido plantear una excavación tan exhaustiva.
Muchos son los euros que se está dejando Rojas en el empeño: fotografías aéreas, ampliación de los tiempos de excavación... Sabía a lo que se exponía y aun así se volcó y logró que el Consistorio de Camas, en el que se enclava el Carambolo, aprobase la futura edificación.
Las primeras obras de demolición del Tiro del Pichón se acompañaron de la preceptiva vigilancia arqueológica. Eso acontecía entre febrero y marzo pasados [de 2002]. “Dábamos, siguiendo a Carriazo, por destruido al completo el yacimiento, pero pronto aparecieron restos protohistóricos en varios puntos”, comenta Araceli Rodríguez, coordinadora de una intervención que dirige Álvaro Fernández y en la que concurren hasta otros cinco arqueólogos.
Vista la ocasión de volver sobre las incógnitas que guarda con celo el Carambolo, se planteó una excavación de urgencia que, por plazos y medios, ha adquirido la tipología de una investigación de primer nivel. Baste, para ello, saber que el área de excavación ocupa unos 3.700 metros cuadrados, el llamado Carambolo alto, de los que, a tenor de las catas realizadas, sólo unos mil ofrecen restos, con una potencia estratigráfica no superior al medio metro.
Suficiente, sin embargo, para justificar el desvelo que la comunidad arqueóloga viene demostrando por el emblemático yacimiento. Certifican tal aseveración los currículos de los asesores científicos de la excavación, con doctores como José Luis Escacena, Fernando Amores y Manuel Vera, entre otros profesionales de peso. Y no faltan visitas al lugar como las del catedrático emérito de Arqueología de la Hispalense y especialista en el mundo fenicio Manuel Pellicer Catalán, una autoridad en el país que no duda en alentar a los investigadores diciéndoles que tienen por delante “la ocasión de precisar qué era el Carambolo, porque la publicación de Carriazo, benemérita, es confusa, y creo que ahora podrán rectificarse algunas de sus conclusiones”. “El interés de este yacimiento es que estamos en el núcleo primitivo de Sevilla. Es cierto que hay asentamientos anteriores, pero es aquí, en el Carambolo, donde se forma el germen de la ciudad”, subraya Pellicer a pie de yacimiento.
Hablamos de una Sevilla reducida al Aljarafe, apegada al río y a la inmensa marisma cernida a sus faldas, lo que a duras penas permitía la aparición de islotes de tierra firme, entre los cuales debió situarse uno a la altura de la actual Alfalfa, en cuya calle San Isidoro aparecieron restos contemporáneos a los del Carambolo. Traducido a fechas, hablamos de una secuencia que va del siglo VIII al VI a.C., centuria esta última durante la que las aguas se redujeron, aflorando tierra fértil y segura, lo que explica el abandono del Carambolo y el traslado de la población hacia el corazón de Spal, nombre fenicio del que deriva Híspalis.
La cronología del Carambolo da pie a hablar de Tartesos. Pero no está claro que estemos ante un yacimiento tartésico, como evidencia la confrontación académica existente. Así, Escacena intepreta lo hallado por Carriazo como un santuario fenicio dedicado a la diosa Astarté, diferenciándolo de los rituales propios de una población indígena relacionada con el vocablo turte o tarte, de donde provendría Tartesos. Y, sobre esa base, lanza junto a Fernando Amores una teoría que deja en evidencia la restitución hipotética realizada en su día por Carriazo sobre la función del ajuar del Tesoro del Carambolo.
Ajenos a esos debates y apegados a la realidad de los restos, el equipo de arqueólogos -que ha contado con becarios de las universidades búlgara e inglesa, lo que redunda en la importancia de la investigación- se enfrenta ahora al que piensan puede ser la parte crucial del proceso: la excavación de una de las áreas que se creía totalmente perdida, como casi el resto, por las cimentaciones del Tiro del Pichón y por el fortín francés erigido en el cerro cuando la Guerra de la Independencia, de lo que dan fe las bolas de cañón y balas de trabuco halladas.
Podría tratarse del edificio principal del yacimiento, que Carriazo no localizó, y que aguarda a ser desvelado entre los potentes niveles de arcilla. Quizás cuando se excave se pueda reconstruir su fisonomía y contextualizar con los pavimentos de piedras y conchas -éstas últimas traídas, como cerca, de Sanlúcar, lo que a juicio de los expertos revela la suntuosidad del espacio-. “Estamos ante un puzzle en el que habremos de engarzar las pocas piezas que la modernidad ha dejado”, afirman ilusionados los arqueólogos.
Fuente: http://www.elistas.net/lista/terraeantiqvae/archivo/indice/246/msg/2275/:
Algunas curiosidades
a) La descripción inicial del conjunto por el Prof. Carriazo: "El tesoro está formado por 21 piezas de oro de 24 quilates, con un peso total de 2.950 gramos. Joyas profusamente decoradas, con un arte fastuoso, a la vez delicado y bárbaro, con muy notable unidad de estilo y un estado de conservación satisfactorio, salvo algunas violencias ocurridas en el momento del hallazgo". El profesor Carriazo estableció que estas piezas pertenecían, fijando un amplio margen de error, a un periodo comprendido entre los siglos VIII y III antes de Cristo.
b) La dimisión del duque de Alba: Una curiosa y, a la vez, extraña anécdota relacionada con el tesoro de El Carambolo. Cuando ejercía como Comisario de la Expo'92 de Sevilla, Don Jesús Aguirre, marido de la Duquesa de Alba y Duque consorte, encargó a un prestigioso joyero de Madrid una exacta reproducción en oro del tesoro, para ser expuesta. El temor, por parte de destacados miembros del Ayuntamiento sevillano, de que las piezas originales que se devolvían no fueran una copia, produjo un enfrentamiento verbal con el Duque de Alba que desembocó en el cese de su cargo como Comisario.
Ambas de: http://www.ctv.es/USERS/ags/00015ca.htm
c) El decreto del «Reino de Tartesos»
Cultura puede proteger el documento [scil., el yacimiento del Carambolo] abriendo un expediente para su incoación como Bien de Interés Cultural. Puede también expropiarlo e indemnizar a la propiedad del hotel en su justo precio, haciendo uso del decreto —varias veces utilizado— del 21 de diciembre de 1973 sobre el «Reino de Tartesos», aún vigente.
El decreto se publica en plena época del desarrollismo, cuando Florentino Pérez Embid era director general de Bellas Artes, para evitar posibles estragos en el patrimonio arqueológico (presión inmobiliaria y mecanización del campo). Por este decreto se «declaran de utilidad pública, a efectos de expropiación forzosa, diversos yacimientos arqueológicos de excepcional importancia para el conocimiento de Tartesos, en el Bajo Guadalquivir». El decreto afecta al Carambolo y a otros yacimientos como el Cerro de San Juan, el de Puebla del Río, Cortijo de Ebora, Mesa de Asta, el de Peñaflor (que ya fue expropiado en los años 80 del pasado siglo) y cerro Macareno, entre otros.
Fuente: P. Ferrand, en http://sevilla.abc.es/especiales/index.asp?cid=1227
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- E. Kukahn, y A. Blanco, "El tesoro del Carambolo", Archivo Español de Arqueología, 32, 1959, pp. 38-49.
- Maluquer de Motes, J., "Nuevas orientaciones al problema de Tartessos" I Symp. Int. Preh. Pen., Pamplona, 1960, pp. 273-300.
- Maluquer de Motes, J., "Introducción al problema de Tartessos", Tartessos. V Symposium Internacional de Prehistoria Peninsular (Jerez de la Frontera, 1968), Barcelona, 1969, pp. 1-6.
- Maluquer de Motes, J., "Tartessos y su historia", Tartessos. V Symposium Internacional de Prehistoria Peninsular (Jerez de la Frontera, 1968), Barcelona, 1969, pp. 389-397.
- Carriazo, J.de M., El tesoro y las primeras excavaciones en el Carambolo, Madrid, 1970.
- Maluquer de Motes, J., Tartessos. La ciudad sin historia, Barcelona, 1970 (2ª: 1975).
- Schulten, A., Tartessos, Madrid, 1972 (reimpr.).
- Carriazo, J. de M., Tartessos y el Carambolo, Madrid, 1973.
- J. M. Blázquez, Tartessos y los orígenes de la colonización fenicia en Occidente, Salamanca, 1975 (segunda edición revisada y aumentada).
- Koch, M. Tarschisch un Hispanien. Historisch-geographische und namenkundliche Untersuchungen zur Phönikischen Kolonisation der Iberischen Halbinsel, Berlín, 1984.
- Maluquer de Motes, J., La civilización de Tartessos, Granada, 1985.
- Carriazo, J. de M., El Carambolo, Sevilla, 1992.
- VV. AA., Tartesos y El Carambolo (catálogo de la exposición), edd. Caballos Rufino, A. y Escacena Carrasco, J.L., Sevilla, 1992.
- Blázquez, J. M., Fenicios, griegos y cartagineses en Occidente, Madrid, 1992.
-Alvar, J. y Blázquez, J. M. (edd.), Los enigmas de Tarteso (sic), Madrid, 1993 (2ª: 1999).
- Belén, M. et al., "Arquitectura de tradición fenicia en Carmona (Sevilla)", Spal 2, 1993, 219-242.
- Maluquer de Motes, J., (póst.), Excavaciones de El Carambolo, Sevilla. Notas y experiencias personales. Caderno de apontamentos de octubre de 1958 (inéditas), col. Clásicos de la Arqueología de Huelva nº 5, Huelva, 1994, pp. 13-30 (con un estudio de M.E. Aubet Semmler: “Maluquer y la renovación arqueológica tartésica”, pp. 31-51).
- Marín Ceballos, Mª C., “La religión fenicio-púnica en España (1980-1993). Estado actual de la bibliografía de la Hispania Antigua”, Hispania Antiqua 18, 1994, 533-568 (ahora en red: www.ucm.es/info/antigua/cefyp/Biblioteca/Marin_Ceballos1.pdf)
- Blázquez, J. M., "El legado fenicio en la formación de la religión ibera", en I Fenici: Ieri, Oggi, Domani. Ricerche, scoperte, progetti (Roma, 3-5 marzo 1994), Roma, 1995, pp. 107-117.
- VV.AA., Tartessos, 25 años despues 1968-1993, Actas del Congreso Conmemorativo del V Symposium Internacional de Prehistoria peninsular (noviembre 1993), Jerez de la Frontera, 1995.
- Amores, "La cerámica pintada estilo Carambolo: una revisión necesaria de su cronología", Tartessos 25 años después 1968-1993, Jerez de la Frontera, 1995, 159-178.
- Arteaga, O. y Roos, A.M., "Geoarchäologische Forschungen im Umkreis der Marismas am Río Guadalquivir (Niederandalusien)", Madrider Mitteilungen 36, 1995, 199-218.
- Arteaga, O. et al., "El problema del `Lacus Ligustinus'. Investigaciones geoarqueológicas en torno a las Marismas del Bajo Guadalquivir", Tartessos 25 años después 1968-1993, Jerez de la Frontera, 1995, 99-135.
- Belén, M. et al., Arqueología de Carmona (Sevilla), Sevilla 1997.
- Belén, M. y Escacena, J.L:, “Testimonios religiosos de la presencia fenicia en Andalucía Occidental”, en J.-L. Cunchillos, J. M. Galán, J.-A. Zamora, S. Villanueva de Azcona (eds.), actas El Mediterráneo en la Antigüedad: Oriente y Occidente, en: Sapanu. Publicaciones en Internet II (1998) [http://www.labherm.filol.csic.es]: http://www.labherm.filol.csic.es/Sapanu1998/Actas/Belen/BelenEsc.htm (y (espec. cap. III: “Astarté y El Carambolo”)
- Blázquez , J.M., “Últimas aportaciones a los orígenes de la colonización fenicia de Occidente”, ibid., 1998: http://www.labherm.filol.csic.es/Sapanu1998/Actas/Blazquez/JMBlazq.htm
- VV. AA., Ex Oriente Lux. Las religiones orientales antiguas en la Península Ibérica, Ferrer Albelda, E. (ed.), Sevilla, 2002.
- Mederos Martín, A., “Fenicios evanescentes. Nacimiento, muerte y redescubrimiento de los fenicios en la Península Ibérica II. (1936-1968)”, Saguntum 36, 2004, 35-46, en red:
http://www.ucm.es/info/antigua/cefyp/Biblioteca/Mederos1.pdf (me parece una buena síntesis).
- Koch, M., Tarsis e Hispania. Estudios histórico-geográficos y etimológicos sobre la colonización fenicia de la Península Ibérica, Madrid (Centro de Estudios Fenicios y Púnicos), 2004 (por fin la traducción española de su primera edición alemana, de 1984 (vid. supra), con una interesante y muy instructiva introducción acerca de los ecos que tuvo (o no...).
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Bibliografía básica sobre el epígrafe de la Astarté:
- Solá Solè, J.M., "Nueva inscripción fenicia de España (Hispania 14)", Rivista di Studi Orientali 41, 1966, pp. 97-108, lam. I-II.
- Delcor, M., "L’inscription phénicienne de la statuette d’Astarté conservée à Séville", Mélanges de l’université Saint-Joseph, XXXXV, Beyrouth, Imprimerie Catholique, 1969, p. 319-341 ("Astarté de la gruta": + M.G. Guzzo, M. Sznycer, A. Blanco).
- Ferron, J., "La inscripcion fenicia de la estatuita de Sevilla", Ampurias XXVIII, 1966, p. 246-252.
- Cross, F., "The Old Phoenician Inscription from Spain dedicated to Hurrian Astarte", HThR 64, 1971, pp. 189-195 ("Astarte Hurrita": + M. Wippert, W. Herrmann, E. Puech).
- Lipinski, E., "Vestiges phéniciens d’Andalousie", Orientalia Lovaniensia Periodica XV, 1984, p. 113-116 ("Astarté de la ventana" = prostitución sagrada).
- Olmo Lete, G. del, "Pervivencias cananeas (ugaríticas) en el culto fenicio. I", ACFP 2, Roma 1991, vol. III, pp. 367-372: "Astarté de las Tumbas").
- Bonnet, C., Astarté. Dossier docummentaire et perspectives historiques (coll. Contributi alla Storia della Religione Fenicio-Punica II), Roma 1996.
Cf. Marín Ceballos cit., en: http://www.ucm.es/info/antigua/cefyp/Biblioteca/Marin_Ceballos1.pdf ("La Epigrafía)". y http://www.labherm.filol.csic.es/Sapanu1998/Actas/Marin.htm
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(Continuará)
© De las noticias de prensa, extractos de trabajos, los medios y los autores citados. De la selección, comentarios, imágenes y bibliografía, Alicia M. Canto, UAM, 24-2-2006, actualizado.
Comentarios
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Brandan: Claro que no, sobre todo si las imágenes no son grandes ;-)
Ya lo dijo J.M. Blázquez: "el bronce del Berrueco es de influencia fenicia, lleva el peinado de Hathor y lo relaciona "con los marfiles de Nimrud y las monedas de Biblos y Malos, acuñadas entre los años 425 y 385 a.C." Cita otra abulense, de "Hoyo de los Calzadizos" u "Hoyo de las Calzadizas" (éste no lo conozco). Ref.: J.M. Blázquez, Primitivas religiones ibéricas.II. Religiones prerromanas, Madrid, 1983, p. 44" (de: http://www.celtiberia.net/verrespuesta.asp?idp=6410).
Así que el parecido con la placa del cinturón fenicio no es ninguna obsesión suya, es algo reconocido. He añadido, con este motivo, el mapa de dispersión del culto a Astarté en la P. Ibérica, según G. López Monteagudo y Mª P. San Nicolás Pedraz, del artículo que puede Ud. ver con detalle en: http://www.ucm.es/BUCM/revistas/ghi/11316993/articulos/CMPL9696230451A.PDF. En el catálogo (a partir de la p. 462) encontrará Ud. "El Berrueco (Salamanca). Tres placas caladas de bronce. Siglo VII-VI a.C.", y "Hoyo de Calzadizos (Avila). Placa calada de bronce con signos ibéricos. Siglo VII-VI a.C."
En este otro artículo, Blázquez cita como mejor paralelo para El Berrueco los marfiles del Fuerte de Salmanasar III en Nimrud: http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12697292124598273432435/014226.pdf?incr=1 . En otro de 1998 atribuye su penetración a mercadillos ambulantes: http://www.labherm.filol.csic.es/Sapanu1998/Actas/Blazquez/JMBlazq.htm
Aquí marfiles de Nimrud de dicho tipo: classics.unc.edu/courses/clar047/Neo-HitPics.html
En fin, parece claro. Pero supongo que si estaba en la exposición sobre Celtas y Vetones no sería porque pensaran que es una de esas cosas, sino como mínimo en calidad de ejemplo de objetos de importación. En este interesante sitio, que es una Guía arqueológica de Ávila, así lo reconocen, al hablar de El Berrueco: "...joyas y utensilios de bronce de inspiración tartésica (fíbulas de doble resorte, braserillos de manos, colgantes amorcillados, cuentas de pasta vítrea, ungüentarios polícromos) y otros objetos exóticos de procedencia mediterránea. Entre estos últimos destacan, sobre todo, los famosos bronces votivos que representan a una divinidad femenina de origen oriental, habiéndose relacionado con la egipcia Hathor, la Ashtart fenicia y la diosa Shepesh sirio-canaanita. Sus rasgos son..." (http://www.castrosyverracosdeavila.com/cyv/index.php?ver=castros,1,3)
Noticia del periódico "Huelva Información" de hoy, a través del Boletín de Terraeantiqvae.com, dando noticia de la publicación, por la editorial cordobesa Almuzara (http://www.editorialalmuzara.com/editorial.php), de la monografía en la que los dos arqueólogos citados en la noticia presentan las conclusiones científicas de su trabajo.
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"Tartessos,
el mito de la gran civilización andaluza de la antigüedad que tanto ha
inspirado a escritores, visionarios y políticos, se derrumba a la luz
de los últimos datos arqueológicos y de la reinterpretación de los
textos grecolatinos. Según se desprende del libro Tartessos desvelado
(Almuzara), escrito por Álvaro Fernández Flores y Araceli Rodríguez
Azogue, el legendario reino de Argantonio nunca fue tal, ni estuvo
compuesto por misteriosos y sabios andaluces. Sencillamente, fue el
fruto de la tarea colonizadora fenicia desarrollada entre los siglos XI
y VI antes de Cristo.
"Tartessos
no fue una civilización indígena, sino la realidad que conocieron los
griegos cuando llegaron a la Península Ibérica en el siglo VII a. C.,
un conglomerado de colonias fundadas por orientales que llevaban dos
siglos viviendo en ellas", afirma Fernández Flores, director de las
excavaciones arqueológicas realizadas en el cerro de El Carambolo, el
histórico yacimiento donde un grupo de albañiles descubrieron (el año
que viene hace medio siglo) el tesoro que lleva su nombre.
Inspirador
de novelistas como Caballero Bonald, de arqueólogos románticos como
Schulten (descubridor de Troya [sic!]), de poetas como Rafael Montesinos o de
los padres ideológicos del nacionalismo andaluz, Tartessos pierde así
toda su dimensión mítica para convertirse en una "sociedad
agropastoril" que se desarrolló en paralelo con el modelo colonial
fenicio durante al menos tres siglos.
"El
ocaso de esta cultura, fechado generalmente en el siglo VI a. C.
coincide con el fin de este modelo, que pervivirá solamente en la
ciudad de Gadir (Cádiz)", dicen los dos arqueólogos.
Las afirmaciones de Álvaro Fernández Flores y Araceli Rodríguez Azogue
no son frutos del capricho, sino el resultado del análisis de las
últimas excavaciones arqueológicas (especialmente en El Carambolo alto)
y del estudio riguroso de las fuentes escritas clásicas. "Si no pone un
punto y final a los estudios sobre Tartessos, Tartessos desvelado sí
pone un punto rotundo a una cuestión" que ha dado alas a algunas
imaginaciones desmesuradas, dice el editor de la editorial Almuzara,
David González.
Para
los arqueólogos queda demostrado que el cerro de El Carambolo
(tradicionalmente considerado como el yacimiento arquetípico del
periodo tartésico precolonial) sería un lugar dedicado al doble culto
de Melkart y Astarté, ambos dioses que están relacionados con la
navegación (hay que tener en cuenta que entonces este cerro se
encontraba en la antigua desembocadura del Guadalquivir)
Tampoco
se libra de la revisión el tesoro del Carambolo (en el Museo
Aqueológico de Sevilla). El que para José de Mata Carriazo era prueba
del genio indígena es para estos arqueólogos una obra oriental, al
menos el collar. El resto podría ser el resultado de esos fenicios que
llevaban viviendo en la Península dos siglos.
Fuente: LUIS SÁNCHEZ-MOLINÍ / Huelva Información, 16 de mayo de 2007
Tartessos desvelado
<img src="http://www.editorialalmuzara.com/img/0_tx_1178179246.jpg">
ISBN: 978-84-96710-73-3 - Páginas: 288+1 - Tamaño: 16x24 - Cartoné - PVP: 20 €
A
partir de la revisión de los autores grecolatinos y de los nuevos datos
aportados por la arqueología, podemos plantear que la génesis de
Tartessos se encuentra en la colonización fenicia y en la evolución y
expansión durante al menos cuatro siglos de sus asentamientos.
Este
libro analiza el recorrido historiográfico que ha convertido a
Tartessos en un problema histórico y aporta todas las nuevas claves que
nos ayudarán a desvelar lo que hasta ahora podemos saber sobre este
momento primigenio de la cultura occidental. Hasta el presente, los
estudios que han abordado el problema de Tartessos habían partido del
supuesto de que los textos antiguos hacían referencia a una sociedad
indígena cuyo momento de auge coincidía con el impacto de la presencia
fenicia y helena en el suroeste de la Península Ibérica. Desde este
presupuesto teórico, tanto las fuentes griegas y latinas como el
registro arqueológico mostraban una serie de incoherencias que quedaron
de manifiesto a partir de las nuevas excavaciones en el yacimiento del
Carambolo Alto y la reinterpretación de éste como el santuario de la colonia
fenicia de Spal, fundada en torno al siglo X-IX a.C.
A
partir de la revisión de los autores grecolatinos y de los nuevos datos
aportados por la arqueología podemos plantear que la génesis de
Tartessos se encuentra en la colonización fenicia y en su evolución y
expansión durante al menos tres siglos. La cultura material de estas
gentes se caracterizaba por su impronta orientalizante, fruto de la
evolución in situ de la tecnología, arquitectura, arte, etc. de las
colonias establecidas en esta zona por los fenicios. El ocaso de
Tartessos, fechado generalmente en torno a mediados del siglo VI a. C.,
coincide a su vez con el fin del modelo colonial fenicio instaurado en
la península, que pervivirá solamente en la ciudad de Gadir.
Los
arqueólogos sevillanos Álvaro Fernández Flores y Araceli Rodríguez
Azogue han dirigido las distintas intervenciones arqueológicas que,
desde al año 2002, se vienen realizando en el cerro del Carambolo. Los
trabajos emprendidos para confirmar la reinterpretación de este
yacimiento clave de Tartessos como un santuario, llevaron a los autores
a profundizar en los aspectos religiosos de la sociedad tartésica. Este
conocimiento se ha hecho extensivo a las distintas facetas de esta
cultura gracias a la posterior excavación de la necrópolis de la
Angorilla y el poblado asentado bajo la antigua Ilipa. Los resultados
de sus investigaciones han sido dados a conocer en distintos congresos
y publicaciones especializadas de carácter nacional e internacional.
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Como decía arriba, en el Preámbulo del artículo y en su parte II, es de esperar que en el libro mismo los autores hagan un justo repaso de aquellos poquísimos investigadores que, sin tener tantos datos, manifestaron, al menos desde 1979, por tanto hace ya casi 30 años, parecidas dudas y sospechas. Incluso en el reciente coloquio del CEFYP-Casa de Velázquez, celebrado el pasado abril (http://www.ucm.es/info/antigua/cefyp/Coloquios/Programa%20V%20Coloquio%20CEFYP.pdf), algunas intervenciones iban también en el mismo sentido. Creo, de todos modos, que pronto tendré ocasión de leer el libro, y no me cabe duda de que habrán tenido en cuenta a dichos precursores, sólo que quizá a los periodistas no les ha parecido de tanto relieve el mencionarlos.
Los que lo van a tener "más crudo", me temo, porque algo tendrán que decir (o desdecir), son los "tartesiólogos de plantilla", cuyos nombres tenemos en la cabeza. Los que siempre creyeron ciegamente en lo que ahora se tambalea (y paradójicamente con más firmeza...). Como dicen los ingleses, ahora hemos de "wait and see"...
Apomios17 de mayo de 2007No veo ninguna prueba de peso para determinar que es de origen fenicio, es más el ritual de romper la cerámica en un lugar sagrado que lo relacionan con los fenicios, lo encontramos esparcido en toda la península ibérica desde el neolítico con restos hallados de cerámica granulada en cerros panorámicos o lugares sagrados.
La verdad decir que es fenicia porque se encontró el ritual de cerámicas rotas, es como decir que todos los santuarios de España también son fenicios por lo mismo, cuando es un ritual utilizado en la península antes de la llegada de cuatro mercaderes fenicios.
No veo ninguna prueba de peso para determinar que es de origen fenicio, mas bien me parece humo todo. El ritual de romper la cerámica en un lugar sagrado, lo encontramos esparcido en toda la península ibérica desde el neolítico, con cerámica granulada y gruesa de la mas antigua, con restos hallados en cerros panorámicos o lugares sagrados con el mismo denominador.
Ni se puede decir que es tartesico, ni se puede decir que es fenicio, pero una cosa si esta clarísima, es ibérico sin duda y se encontró en España.
A este paso hasta la Dama de Elche será china o australiana aportando pruebas irrisorias como el ritual de cerámica rota.
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