Autor: peaton
sábado, 28 de enero de 2006
Sección: Tradiciones y Fiestas
Información publicada por: peaton
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Augurios de la primavera. ¿motivos para celebrar el día de la Candelaria?
En su discurrir por el universo, la Tierra conoce varios movimientos cíclicos (ciclos astronómicos). Los ritmos biológicos de los organismos que habitan el planeta se encuentran ajustados con algunos de estos ciclos. La observación y registro de los movimientos de los cuerpos celestes hizo posible estructurar el tiempo y el mundo. Aún hoy pueden reconocerse, en determinadas fechas, reliquias de antiguas tradiciones relaccionadas con la ritualización de sucesos astronómicos notables en ciertas festividades, en muchos casos relaccionadas con trocos ritmicos no ambiente. La fiesta de la Candelaria, el dos de febrero, es una fecha de esas características.
Ciclos astronómicos
En su discurrir por el universo, la Tierra conoce varios movimientos cíclicos -ciclos astronómicos- debidos a su forma y a las diversas interacciones gravitatorias a las que se ve sometida. La Tierra gira sobre sí misma, y rota alredor del sol – que a su vez gira alrededor del centro de gravedad de la galaxia - en una órbita ligeramente eliptica. Tres características de la órbita sufren cambios cíclicos: su forma (excentricidad), la inclinación del eje de giro de la Tierra (oblicuidad) y el momento de la orbita en el que la Tierra está más proxima al sol (precesión ).
Estaciones
La cantidad de energia solar recibida por unidad de area terrestre expuesta al sol, depende del angulo de incidencia de los rayos solares sobre la superficie de la Tierra. Debido a la esfericidad de la Tierra, este ángulo es diferente en las distintas latitudes del planeta. Los totales máximos de radiación incidente por unidad de area, a lo largo del año, se recibiran a bajas latitudes y los totales mínimos en los polos, estableciendose un gradiente de temperatura entre ambas zonas.
La oblicuidad del eje de giro terrestre con respecto al plano de la órbita, con un valor actual de 23.5º, determina diferencias en la cantidad de energia recibida por unidade de area, para una latitud dada, a lo largo de un periodo orbital. Estas diferencias originan las estaciones metereológicas. La estacionalidad sera más o menos marcada dependiendo de la latitud (máxima en los polos, mínima en el ecuador).
Movementos aparentes do sol.
Desde la superficie de la Tierra los ciclos astronómicos son percibidos como movementos aparentes de los astros, para cuya descripción se hace necesario establecer un sistema de referencia. Los conceptos de horizonte y boveda celeste (y entonces de ecuador celeste) se imponen naturalmente a un observador situado sobre la superficie terrestre. Salida y puesta del sol definen direcciones en el horizonte, y un sentido del camino del sol por el cielo durante el día (coincidente con el sentido de giro de las estrellas en torno a un punto fijo por la noche). Salidas o puestas sucesivas del sol marcan el periodo de un día trópico (o también el paso consecutivo del sol o estrellas por el cenit local ).
Para una localidad concreta, las posiciones del orto (y las del ocaso) van variando, en días sucesivos, entre dos posiciones extremas, hasta volver a la posición de partida en uno de esos extremos, definiendo un año trópico. El movimiento del sol, en el horizonte de la puesta de sol o del alba, a lo largo de un periodo tal, no es uniforme, si no que se acelera o se ralentiza segun la época del año, hasta incluso parecer detenerse en ciertos momentos. Son las paradas o estaciones del sol: los Solsticios, coincidentes con las posiciones extremas del sol en el horizonte, difíciles de definir con precisión. Más facil resulta marcar los momentos en los que el sol alcanza, en naciente o poniente, los puntos medios entre solsticios: los Equinoccios. La duración del periodo de luz diario varía de un solsticio a otro (siendo máxima la variación en los polos y mínima en el ecuador). En los equinoccios luz y oscuridad diarias tienen la misma duración.
Calendarios
El progreso de los ciclos astronómicos – por lo menos de algunos de ellos- puede determinarse y registrarse trazando visualmente alineacións entre las distintas posiciones de ocaso del sol en un horizonte adecuado, un hito en el paisaje (punto de mira) y un observador, y marcando las distintas posicións de este con el curso de los días. Haciendo lo mismo con las posiciones de orto, se obtendría un diseño - válido solo para la latitud de observación - que delimitaria solsticios y equinocios y sería suceptible de posteriores divisiones (ejemplo, puntos intermedios entre ambos...): un calendario.
El registro de los movimientos cíclicos de distintos cuerpos celestes (sol, luna, planetas, estrellas y asterismos) tiene sido utilizados por diferentes culturas como medio para elaborar calendarios más o menos sofisticados. Por su significación especial en el calendario – en el contexto de la cosmologia en la que fue concebido este-, ciertas fechas tendrían caracter sagrado.
La capacidad de almacenamento de calor de la atmosfera, continentes y especialmente de los océanos, hace que las estacións climáticas esten desfasadas en algo más de un mes con respecto a las estaciones astronómicas, y de esa manera los solsticios no coinciden con los momentos de temperaturas minimas y máximas (en promedio) para una localidad concreta.. Así, en diciembre, a pesar de ser el momento del año de menor altura del sol sobre el horizonte, de mínima insolación y de menor duración del día (siempre en las zonas templadas del hemisferio norte) las temperaturas son menos extremas que en enero y febrero, meses en los que sin embargo la altura del sol aumenta, así como la insolación y el número de horas de luz.
Reconociendo este hecho, diversas culturas poseian, en sus calendarios, fiestas que, sin tener significación astronómica concreta, marcaban cambios en la Tierra que tenían que ver con cambios astronómicos, y constituian una especie de "impasse" que servia como indicador más fiable de los cambios de estación, de la llegada del buen tiempo (veran. prima vera), o de la llegada del mal tiempo. Tiempo de augurio.
El dos de febrero
El dos de febrero, cristianizado como el día de la Candelaria es, con toda posibilidad, una de esas fechas de carater sagrado. Constituye un momento significativo del año en el que se revela la fase entre ciclos biolóxicos y ciclos astronómicos, a traves de señales fenológicas (ejemplo, inicio de los procesos de reproducción de muchas especies animales y vegetales, sincronizados con el ciclo estacional mediante el aumento paulatino de las horas de luz ).
En una comparación de la consideración de la fecha del 2 de febrero (o más bien, alredor de ella...) en diferentes calendarios - bien sean estes solares, lunares o lunisolares – de las zonas templadas del hemisferio norte (calendarios cristiano, chino, babilónico, calendario de los cuarenta días, rueda del año de las festividades celtas, festividades romanas,...) ese papel queda de manifesto. El mismo caracter recibe a traves de una serie de tradiciones ( dia de la marmota, candlemas, ciertos ritos del ciclo del carnaval,...), cabañuelas, refranes..., que daban a esa fecha un caracter augural, siempre a partir de la observación de ritmos del mundo vegetal y del ciclo reproductivo de los animales (esas fechas tienen también una profunda relacción con los ritos de fertilidad), convertidos así en heraldos de la primavera, y que permite un acercamiento a esas fechas desde el punto de vista de la fisiología de la reproducción.
Heraldos da primavera
Alredor de la Candelaria, en el núcleo astronómico del inverno, comienza a delatarse la primavera en nuestras latitudes, se augura el apogeo primaveral. Se encarrilan ciclos biológicos con astronómicos, mediante el fotoperíodo, para conseguir la sincronización de los ritmos reproductivos de muchas especies animales y vegetales y el curso de las estacións: la procesionaria baja del nido y comienza su procesión final, algunos animales salen de su letargo o hibernación, mimosas y camelios estallan en los ojos (en Tabagon, en O Rosal, desembocadura del Miño, los vecinos elaboran en estas fechas un arco-maio adornado exclusivamente con flores de camelio y mimosa), en las ramas desnudas de los salgueiros agroman los amentos, algunas crucíferas comienzan su tempero; ya hace algún tiempo que los gatos andan a xaneira (y los zorros, gatos bravos, ginetas,... en celo), llegan (o llegaban ) las cigüeñas, por la mañana temprano se escuchan los cantos de los pájaros que estan casandose...
Para afrontar las variaciones estacionales en las condiciones ambientales, particularmente en lo referente a la temperatura y a la disponibilidad de alimento, muchas especies de animales de vidas largas conocen cambios estacionales en su fisiología, morfología y comportamiento. Quizas uno de los ejemplos más obvios sea la habilidad de restringir la actividad de cria al momento del año que coincida con las mejores condiciones para la supervivencia de las crias (más horas de luz para buscar comida, mayor abundancia de esta,...). Así, las estaciones de cría van de acuerdo con los ciclos estacionales.
En nuestras latitudes templadas, la primavera es la estación más adecuada para reproducirse. Como, salvo en los animales de pequeño tamaño, no todas las fases del ciclo reproductivo tienen lugar en la misma estación, si un animal quiere tener sus crias en la primavera, tendra que comenzar con antelación el complejo proceso de la reproducción, y utilizara indicios fiables, y usualmente graduales – aumento de horas de luz, aumento de las temperaturas,...- para elegir el momento de inicio de aquel.
El caracter augural de que gozaron estas fechas, posiblemente basado en la capacidad de percibir un momento de fase de ritmos astronómicos y ritmos biológicos, de derivaciones prácticas y místicas, se tiene extendido recientemente.
Un número creciente de estudios creen encontrar, en la creciente perdida de sincronia de los ecosistemas, más evidente en estos momentos clave en los que esa sincronia se ponia más de manifiesto, indicios del comienzo de un cambio climático. ( en un tono mas divulgativo: "perdida de sincronia en los ecosistemas". Investigación y ciencia.marzo 2004. Un poco mas especializado:
"Ecological responses to recent climate change" Gian-Reto Walther & outros. Nature, vol.416.28 marzo 2002, 389-395)
En una sorprendente casualidad, el próximo día 2 de febrero del 2006, día de la candelaria, otro augurio, este muy oscuro, vera la luz.
Eterna primavera
Ese día la editorial británica Penguin publicara el último libro ( en más de un sentido, probablemente) del padre de la hipotesis Gaia, James Lovelock, titulado “The Revenge of Gaia”. En este libro Lovelock augura un apocaliptico y fulminante desarrollo del cambio climático a lo largo del siglo XXI. “Antes de que termine el siglo, miles de millones [de personas] habremos muerto” escribió en un extraordinariamente pesimista artículo de presentación de su libro, en el periodico “The Independent”, el pasado 16 de enero (http://comment.independent.co.uk/commentators/article338830.ece). Esta es una de las primeras ocasiones en que una figura científica de su renombre (aunque siempre polémico) se expresa en unos terminos tan dramaticos sobre las consecuencias del hipotético, pero cada vez más aceptado, cambio climático en curso, nombrando sin eufemismos la soga en casa de los ahorcados. Aunque James Lovelock tiene ya 86 años, y podria pensarse que “Gaia se volvio gagá”, como hizo una página web estadounidense ( aunque sin aportar muchos más argumentos que el supuestamente ingenioso juego de palabras), habria que considerar con un mínimo detenimiento el quizas no plenamente conocido historial de Lovelock, para valorar sus afirmaciones.
Su faceta más pública comenzaria a principios de los años 60, cuando Lovelock invento el detector de captura de electrones, un detector utilizado en cromatografia de gases, que permitia detectar trazas de moléculas de compuestos halógenados, como algunos insecticidas o bifenilos policlorados. Basandose en este aparato, una serie de trabajos cientificos revelaron, a principios de los años 60 del siglo XX, la distribución global en el ambiente de pesticidas tan dañinos como el DDT. Rachel Carson escribiria su libro “Primavera silenciosa”, de gran éxito, apoyandose en estos datos, y una primera conciencia ecológica llegaba al gran público a traves de su repercusión en los medios de comunicación. En la década de los 60, Lovelock trabajó para la NASA diseñando experimentos dentro del proyecto "Viking", encaminados a descubrir la presencia de vida en Marte. Aunque en principio sus planteamientos no fueron plenamente aceptados – de hecho chocaban frontalmente con el ser mismo de la Nasa (segun Lovelock no hacia falta viajar a Marte para obtener información sobre la presencia de vida allí, pues un estudio de su atmosfera –una atmósfera en equilibrio químico - desde laTierra podía revelar que no habia vida en Marte. Una idea que lo situo en la senda misma de Gaia. Los niveles de los gases atmosfericos terrestres, alejados del equilibrio químico, eran indicativos de la existencia de fuentes de emisión regular de los mismos, como era el caso del oxígeno y los seres vivos, y de mecanismos de regulación a escala planetaria que los mantenian en los niveles más favorables para los seres vivos ) - el tiempo termino por darle la razón en muchos de ellos. A principio de los 70 Lovelock empleo su detector de captura de electrones para detectar la presencia global de CFCs, compuestos considerados inocuos en aquel momento, incluso en zonas tan remotas como la Antartida. Rowland y Molina utilizaron sus datos para su trabajo seminal sobre el efecto de los CFC sobre la capa de ozono, que años despues les otorgaría el Premio Nobel. En la década de los años 70 Lovelock publicaria sus primeros trabajos sobre la hipotesis Gaia – basicamente la existencia de mecanismos homeostaticos a escala planetaria – muchos de cuyos postulados, si bien fueron atacados con virulencia en un principio, cuentan cada vez con más defensores en la comunidad científica, al menos en la versión debil de la hipotesis.
Por lo tanto, aunque al margen del establishment cientifico, debido a su estatus de cientifico free-lance, Lovelock no es un cualquiera, sino una voz cualificada que habría que escuchar con atención, incluso aún cuando no se comparta su opinión.
Aunque extremos, dramáticos, los augurios de Lovelock no son en el fondo muy diferentes de otros procedentes de campos muy diversos, desde ecologia a paleoclimatologia, de glaciologia a oceanografia...todos hablan de la complejidad e interrelacción de los sistemas terrestres, y la impredicibilidad de la dirección de la respuesta, pero seguridad en su existencia, si se modifican algunos de sus parámetros.
En la mayor parte de las latitudes medias y altas, la tasa de incremento de las temperaturas mínimas duplica a la de las temperaturas máximas, como consecuencia, se extienden los periodos del año libres de heladas. La cobertura de nieve sufrió una disminución del 10% en el final de siglo XX. En resumen, crece la primavera. En una columna escrita hace unos pocos años manuel Vicent lo anunciaba: "Ya está claro que el fin del mundo llegará en forma de una eterna primavera".
¿Nos mantendremos indolentes e impertérritos detras de nuestras gafas de sol, sentados en una terraza, gozando de la eterna primavera, mientras los cubos de hielo se derriten en la copa que sostenemos en la mano?. Quizas haya ya poco más que hacer...esperemos al 2 de febrero, a ver que nos cuenta Lovelock.
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Me tomo la libertad de anotar aquí el enlace con el artículo, también en Celtiberia introducido por crougintoudadigo, por si alguien desea obtener información sobre el culto celta a La Candelaria. Complementa, a mi juicio, lo expuesto en este por peaton.
LA RELIGIÓN CELTA DEL NOROESTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA Y SU INFLUENCIA EN EL PRESENTE CRISTIANO (POR ANDRÉS PENA GRAÑA) Iª PARTE
http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=1726&cadena=candelaria
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