JORDI RIBERA

El estado de conservación de los restos arqueológicos encontrados en la Cova des Pas hacen que el hallazgo de Ferreries sea único para el estudio de los ritos humanos de hace 3.000 años. Así lo señaló el equipo de investigación que desde hace mes y medio trabaja en esta cueva menorquina. El grupo de científicos presentó ayer sus primeras conclusiones aunque anunciaron que en esta cueva hay trabajo para muchos meses. En la Cova des Pas se encontraron los restos de 21 personas inhumadas allí aunque se sospecha que podrían haber casi 50. Además el estado de conservación de los mismos es espectacular.

Lo primero que ha sorprendido a los investigadores es que se trata de un yacimiento inalterado desde hace 3.000 años. Esto ha permitido mantener toda la documentación arqueológica. El catedrático de Prehistoria por la Universitat de Barcelona, Josep Maria Fullola, explicó que «este estado de conservación puede deberse a que la entrada a la cueva estaba casi cerrada y se generó un microclima muy especial.Pero esto sólo son suposiciones a la espera de que tengamos pruebas científicas». Fullola explicó que esta misma semana se han tomado muestras de los sedimentos del suelo para estudiar este fenómeno.

El otro gran descubrimiento son los restos de tejidos orgánicos. Ya en el momento del descubrimiento del yacimiento se encontraron cabellos y maderas. Pero la gran sorpresa fue el descubrimiento de restos de tejidos blandos, como músculos, que han sufrido un proceso de momificación natural. También se han encontrado restos de sudarios hechos con pieles de animales y cuerdas con las que se ataban estos mantos a los cadáveres. Esta variedad de tejidos permitirá realizar un análisis de ADN y conocer mejor qué comían y cómo se comportaban nuestros ancestros. todos estos restos se analizan en el Hospital Clínic de Barcelona. Este centro sanitario analizará uno por uno todos los cuerpos para identificarlos y mirar que enfermedades padecían ya que muchas dejan resquicios en la osamenta.

Según Fullola estos tejidos son «novedades absolutas que permiten realizar investigaciones que nunca se habían hecho hasta ahora. La excepcionalidad del hallazgo nos hace pensar que las expectativas generadas tras el descubrimiento de la cueva se van a quedar cortas».

También se han hallado adornos personales como anillos, pendientes y brazaletes de estaño que reflejan un alto grado en la escala social. Pero lo que no se ha visto hasta ahora son trozos de cerámica. Esto no preocupa al grupo de investigadores. Según Víctor Guerrero, profesor de Prehistoria de la UIB, «podremos conocer mejor los ritos funerarios. De momento lo que no tenemos es un patrón de sacrificios u ofrendas porque no tenemos cerámica, pero ya estudiaremos».

También se han encontrado tubos de hueso huecos con cabellos dentro que han permitido datar el hallazgo en 3.000 años. Este tipo de manufacturas son comunes en otros yacimientos de la misma época. De todas formas se han tomado muestras para que un centro especializado de Bélgica las someta al test del carbono 14 y confirmar así la antigüedad.

Hasta el momento se ha desarrollado la primera fase de la investigación de campo. Se han invertido 88.284 euros de los que la mitad proceden de la Fundació Caixa de Catalunya. El director de la entidad, Alex Susanna, manifestó que «la implicación con este proyecto es coherente con nuestros objetivos. Queremos trabajar por la cultura en las zonas en donde ya estamos implantados con nuestras oficinas y esta investigación nos pareció muy adecuada».

Por su parte el conseller de Cultura, Mateu Martínez, aseguró que este hallazgo tiene «trascendencia internacional por su importancia. Esto implica una gran responsabilidad para Menorca y por ello deberemos esforzarnos al máximo en la investigación».