Autor: A.M.Canto
sábado, 12 de mayo de 2007
Sección: Artículos básicos para iniciarse
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El testamento del cerdito Corocotta

Al hilo de un debate sobre el bandolero Corocotta, que en un libro de inmediata aparición se insiste en presentar como un caudillo de la resistencia cántabra frente a Roma, parece interesante divulgar y traducir un poco conocido y cómico texto latino: el Testamentum Porcelli, de autor anónimo y mediados del siglo IV d.C. , cuyo protagonista es un infeliz cerdito, natural de África y con ese mismo nombre.

Nota.- Artículo de febrero de 2005, a partir de un debate de febrero de 2004, en http://www.celtiberia.net/verrespuesta.asp?idp=3349
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Al hilo de un debate aquí mismo sobre el bandolero Corocotta, que en un libro de inmediata aparición (“de Historia", según El Magazine de “El Mundo”) se insiste en elevar a los altares de la resistencia cántabra frente a Roma, parece interesante divulgar un poco conocido y cómico texto latino: el Testamentum Porcelli, de autor anónimo y mediados del siglo IV d.C. El nombre del suido protagonista es –y no parece que casualmente– M. Grunnius Corocotta, el segundo nombre de animal, africano y bastante poco adecuado para un caudillo militar (sería algo como "La Hiena").

Para mayor comodidad de los lectores menos acostumbrados a la lengua latina, he separado los párrafos, insertando su respectiva traducción.

Incipit testamentum porcelli.
Aquí comienza el testamento del cerdito.

M. Grunnius Corocotta porcellus testamentum fecit. Quoniam manu mea scribere non potui, scribendum dictavi.
El cerdito Marco Gruñón Corocotta hizo testamento. Ya que no podía escribirlo de mi propia mano, lo dicté para que lo escribieran.

Magirus cocus dixit 'veni huc, eversor domi, solivertiator, fugitive porcelle, et hodie tibi dirimo vitam'. Corocotta porcellus dixit 'si qua feci, si qua peccavi, si qua vascella pedibus meis confregi, rogo, domine coce, vitam peto, concede roganti'. Magirus cocus dixit 'transi, puer, affer mihi de cocina cultrum, ut hunc porcellum faciam cruentum'.
Cocinador, el cocinero, dijo: "Ven aquí, destructor de la casa, hocicador de suelos, cochino huidizo, que hoy voy a acabar con tu vida". El cerdito Corocotta dijo: "Por favor, si hice algo malo, si en algo pequé, si rompí con mis patas la vajilla, ay, señor mío cocinero, te pido que me perdones la vida, sé indulgente con el que te ruega". Cocinador el cocinero dijo: "Ve, pinche, y acércame un cuchillo de la cocina, que voy a rajar y desangrar a este cerdo".

Porcellus comprehenditur a famulis, ductus sub die XVI kal(endas) Lucerninas (1), ubi abundant cymae, Clibanato et Piperato consulibus. Et ut vidit se moriturum esse, horae spatium petiit et cocum rogavit, ut testamentum facere posset. Clamavit ad se suos parentes, ut de cibariis suis aliquid dimitteret eis.
El cerdito fue atrapado y conducido por los criados el decimosexto día antes del mes de las Lamparillas (1), cuando abundan los repollos, en el año de los cónsules Horneado y Pimentado. Cuando comprendió que iba a morir, solicitó una hora de tiempo y rogó al cocinero que le permitiera hacer su testamento. A voces llamó junto a sí a su familia, para que cada uno recibiera algo de sus provisiones.

Qui ait: “Patri meo Verrino Lardino do lego dari glandis modios XXX, et matri meae Veturinae Scrofae do lego dari Laconicae siliginis modios XL, et sorori meae Quirinae, in cuius votum interesse non potui, do lego dari hordei modios XXX. Et de meis visceribus dabo donabo sutoribus saetas, rixoribus capitinas, surdis auriculas, causidicis et verbosis linguam, bubulariis intestina, isiciariis femora, mulieribus lumbulos, pueris vesicam, puellis caudam, cinaedis musculos, cursoribus et venatoribus talos, latronibus ungulas. Et nec nominando coco legato dimitto popiam et pistillum, quae mecum attuleram de Thebeste usque ad Tergeste (2) : Liget sibi collum de reste!”
Y así dice: “A mi padre, Verraco Mantecoso, doy y lego para que le entreguen 30 medidas de bellotas, y a mi madre, Lechona Viejecita, doy y lego para que le entreguen 40 medidas de trigo candeal de Laconia; a mi hermana Romulina, a cuyas bodas no pude asistir, doy y lego para que le entreguen 30 medidas de cebada. Igualmente daré y donaré de lo mío más íntimo: a los zapateros mis cerdas, a los pendencieros mi hocico, a los sordos mis orejas, mi lengua a los picapleitos y charlatanes, mis intestinos a los embuchadores de carne de buey, mis muslos a los saladores de jamones, mis sedes sexuales a las mujeres, a los muchachos mi vejiga, a las muchachas mi colita, mis músculos a los mariquitas, mis fuertes tobillos a corredores y cazadores, a los ladrones mis pezuñas. Y, sin citarlo por su nombre, dejo como legado al cocinero el mortero y la mano de mortero que me había traído conmigo desde Thebeste hasta Tergeste (2) : ¡Ojalá que se ahorque de una ristra de ajos!”

“Et volo mihi fieri monumentum ex litteris aureis scriptum:
M. Grunnius Corocotta porcellus
vixit annis DCCCC . XC . VIIII . S .
quod si semis vixisset,
mille annos implesset.”

“Y quiero que se me erija un monumento fúnebre, con esta inscripción en letras de oro:
«(Aquí yace) Marco Gruñón Corocotta, cerdito,
vivió 999 años y medio
si hubiese vivido medio más,
habría completado los mil años»”

“Optimi amatores mei vel consules vitae, rogo vos ut cum corpore meo bene faciatis, bene condiatis de bonis condimentis nuclei, piperis et mellis, ut nomen meum in sempiternum nominetur. Mei domini vel consobrini mei, qui testamento meo interfuistis, iubete signari.' “
“A los que más me aman o a los que habéis decidido sobre mi vida, os ruego que hagáis algo bueno con mi cuerpo, que condimentéis mis partes blandas con buenas especias, pimientas y mieles, para que mi nombre sea recordado por siempre. Dueños míos y parientes, que habéis asistido al acto de mi testamento, haced el favor de firmarlo”.

Lardio signavit. Ofellicus signavit. Cyminatus signavit. Lucanicus signavit. Tergillus signavit. Celsinus signavit. Nuptialicus signavit.
Firmó Mantecón. Firmó Bocadito de Carne. Firmó Asado al Comino. Firmó Asado a la Lucana. Firmó Asado a la Espalda. Firmó Asado al Celso. Firmó Asado Nupcial.

Explicit testamentum porcelli sub die XVI kal(endas) Lucerninas Clibanato et Piperato consulibus feliciter.
Aquí termina felizmente el testamento del cerdito, hecho el día decimosexto antes del mes de las Lamparillas del año del consulado de Horneado y Pimentado.

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(1) Debe tratarse del 17 de enero, lo que coincide con la época tradicional de la matanza y con la abundancia de repollos o coles.

(2) He seguido la versión latina comúnmente establecida excepto en estos dos puntos gráficos, que suelen figurar así: dimitto popiam et pistillum quae mecum attuleram : de Thebeste usque ad Tergeste liget sibi collum de reste!; coloco los dos puntos tras Tergeste, puesto que no tiene sentido "ahorcarse desde Thebeste hasta Tergeste", y en cambio sí lo tiene que en algún lugar del texto el cerdito deje constancia de su ciudad de origen y de aquélla en la que vino a morir, tal como muchas veces se documenta en los epitafios reales.

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Esta curiosa composición es de autor anónimo, y se data hacia el año 350 d.C. Fue muy popular en su momento, ya que San Jerónimo, en la introducción al libro XII de sus “Comentarios al profeta Isaías”, la menciona de este modo: Testamentum Grunnii Corocottae porcelli decantant in scholis puerorum agmina cachinnantium (“legiones de niños, riéndose a carcajadas, recitan cantando en las escuelas el testamento del cerdito Gruñón Corocotta”). Esta popularidad denota posiblemente una mayor antigüedad de la obrita.

Se trata del remedo cómico del acto legal romano de redacción de un testamento, dejando legados y asegurándose de la construcción del mausoleo con su correspondiente inscripción.

Muchos de los términos y nombres que aparecen en el texto son puras invenciones ad hoc, inexistentes en latín, que he traducido de forma aproximada, como los siete “testigos firmantes” (que realmente eran requeridos para dar validez legal a los testamentos), que imagino representan diferentes formas de guisar el cerdo en época romana, aunque pueden transcribirse también de forma directa (Lardión, Ofélico, Cuminato, Lucánico, Tergilo, Celsino, Nupciálico). O el apellido "familiar" del marrano, Grunnius, que es claramente alusivo al peculiar sonido emitido por estos animales.

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Texto y contexto harán más fácil valorar el sobrenombre que sigue a Grunnius, "Corocotta", que es el mismo del ladrón (lestés en griego) citado por Dión Casio (56, 43, 3) no como hispano, sino como “en Hispania”, en relación con una mera anécdota durante una de las estancias de Augusto aquí. Se trata de un bandolero que viene, asombrosamente, siendo considerado, incluso por profesionales y autores de libros, como “un héroe de la resistencia cántabra contra Roma”. Acaba de ser objeto de un artículo anunciando un libro a punto de salir, y que el diario "El Mundo" juzga una obra de “Historia”
(véase http://www.elmundo.es/magazine/2005/281/1108493676.html).

Por el contrario, el nombre “Corocotta”, como puede comprobarse por este Testamentum Porcelli, se consideraba en época romana carente de seriedad y era usado en tono burlón. Podría traducirse como “La Hiena”, un nombre muy apropiado para ser el apodo del jefe de una banda de ladrones.

Sabemos por Plinio el Viejo, que lo comenta en su excurso acerca de las hienas (Naturalis Historia, VIII, 107), que la corocotta era un híbrido similar a aquéllas y originario del África nororiental: Huius generis coitu leaena Aethiopica parit corocottam, similiter voces imitantem hominum pecorumque (“de una unión de este tipo la leona etiópica pare a la ‘corocotta’, que tiene la facultad de imitar las voces de hombres y ganados”). Algunos epígrafes apuntan también a este origen para el nombre mismo.

Junto a la ausencia de mención en Dión Casio de que el tal bandolero fuera hispano, hay algo importante en el texto que presentamos que ayuda a reforzar nuestra hipótesis de que este personaje, convertido entre nosotros en cántabro (posiblemente por un comentario bastante desaforado de Adolf Schulten), fuera en realidad africano: En una parte de sus legados, el cerdito Corocotta dice que deja al cocinero el almirez y la mano del mismo, “que me había traído conmigo desde Thebeste hasta Tergeste” (2). Esto indica claramente que la ciudad en la que vivía y fue sacrificado era Tergeste (la actual Trieste en Italia), mientras que su patria de origen era Thebeste, ciudad próxima a Cartago, en el moderno Túnez. Por lo tanto, dado el contexto onomástico de la obrita, es claro que el anónimo autor buscó para el cerdo un cognombre que no sólo moviera a la risa, sino que expresara un origen típicamente africano, y éste fue Corocotta.

De tal modo que resulta pintoresco que un individuo de este mismo nombre, que el historiador Dión Casio describe como poco honorable (pues se presenta a cobrar su propia recompensa) y posiblemente no hispano, acabe siendo para nuestra Historia Antigua un “valeroso guerrero cántabro contra el Imperio de Roma” o El último soldurio. El caudillo hispano que resistió a los romanos, que tal es el nada equívoco título del libro de Javier Lorenzo próximo a aparecer y encomiado como histórico en el citado magazine cultural. Y por más que (dicho sea de paso) soldurius sea un tipo de guerrero que Julio César (De bello Gallico III, 22) cita sólo en relación con la Galia Aquitana, mientras que su equivalente hispano, en todo caso, eran los devoti, practicantes de la famosa devotio iberica.

Quede aquí al menos esta contribución, esperando que ayude a contener la extensión en la sociedad de otro error histórico, y para mayor documentación de lo que no es más que un tópico nacionalista sin base histórica alguna. Convendrá añadir que nada en absoluto tenemos contra el autor, e incluso tampoco contra su obra, siempre que se presente como lo que realmente es: uno de tantos relatos de ficción ambientados en la Antigüedad que tanto furor hacen en estos tiempos.


© De la transcripción latina:
http://www.fh-augsburg.de/~harsch/Chronologia/Lspost04/Porcellus/por_test.html (excepto el detalle indicado en la nota 2)
© De la traducción española y comentarios: Alicia M. Canto, para Celtiberia.net.

Bibliografía complementaria:
"Testamentum porcelli", en: Petronii opera, ed. F. Bücheler, Berlín, 1922.
El testamentum porcelli: introducción, texto, traducción y notas de A. D’Ors, Est. Clás., Supl. Ser. de Textos 3, Madrid, 1953 (cf. Revue Internationale des Droits de l’Antiquité. Tome II, 1955, pp. 219-236).
R. Herzog y P.L. Schmidt, J. Divjak, Handbuch der lateinischen Literatur der Antike. Restauration und Ernuerung : Die lateinische Literatur von 284 bis 374 n. Ch., vol. 5, Munich, 1989, nº 550.2.

Debate en este mismo portal: http://www.celtiberia.net/verrespuesta.asp?idp=3349

P.D.- Quizá el cerdito Corocotta hubiera preferido ser sacrificado en nuestros tiempos, ya que al menos (se supone que) se les aturde, por electricidad o por inhalación de dióxido de carbono, antes de abrirlos en canal para su desangramiento... aún vivos:
http://www.3tres3.com/comportamiento/ficha.php?id=32
http://www.3tres3.com/comportamiento/ficha.php?id=33&PHPSESSID=
31eb711fe0b6cc973283b704c9cc6156


Comentarios

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  1. #1 jeromor 20 de feb. 2005

    Me ha llamado la tención el que el nombre Corocotta, si significa hiena, es apropiado para un bandido, pero no para un simpático cerdito. Al repasar los textos aducidos hasta ahora, se podría afirmar que no es una hiena, aunque es similar a ella.
    El texto de Plinio N.H, viii, 107 distingue a la hiena de la corocotta:
    Huius generis coitu leaena Aethiopica parit corocottam, similiter voces imitantem hominum pecorumque. acies ei perpetua, in utraque parte oris nullis gingivis, dente continuo
    “De la unión de este animal (la hiena, tratado en 105 y 106) con la leona de Etiopía nace la corocotta, que imita las voces del hombre y del ganado. Su mirada es siempre fija, y no tiene encías en la boca, sino un diente continuo.”
    Lo mismo le pasa al de Claudio Eliano, De Natura Animalium, 7, 22
    Maligna sane animalia sunt hyaena et corocottas. “La hiena y las corocottas son animales realmente malignos”
    Por fin Dion Cassio, 77,1, 3...
    “Y entre muchas otras bestias salvajes que fueron muertas estaban un elefante y una "corocotta".Este último animal es una especie india, y después fue entonces introducido en Roma por primera vez, hasta donde se. Tiene el color de una leona y de un tigre combinados, y el aspecto general de esos animales, así como también el de un perro y un zorro, curiosamente mezclados.”
    Sin embargo el nombre científico crocuta crocuta, que parece derivado del que estamos tratando, designa a la hiena moteada, que además tiene una característica similar a la crocuta: http://digimorph.org/specimens/Crocuta_crocuta/ “Las mandibulas de la crocuta adulta están diseñadas para resistir las fuerzas producidas cuando el animal emplea la mordedura mortal con los caninos y al cascar los huesos con los premolares. Los dientes de la crocota están engrosados con hueso compacto por detrás y debajo de los premolares.” Quizás esta característica llevó a Linneo a darle el nombre crocota.
    El no saber exactamente lo que es ha llevado a algunos a clasificarlo como un animal imaginario, prpio del bestiario medieval.. Así http://www.finestoneminiatures.com/zoo2.htm
    Por cierto que la página ya comentada de antihistoria del País Vasco: http://www.moraleja.net/colaboraciones/messages/139.htm
    hace ¡¡vasco!! al personaje, precisamente por su nombre:
    “En referencia a esas mismas fechas, la crónica romana de Dion Casio describía los cruentos y continuos saqueos perpetrados sobre tierras cántabras del bandido vasco Corocotta al frente de una numerosa cuadrilla, por cuya captura se llegó a efrecer una importante recompensa en tiempos del Emperador Augusto. El hecho de que las crónicas situaran las operaciones de saqueo de estas bandas en tierras cántabras, llevó a los historiadores posteriores a suponer cántabro al personaje, forjándose en torno a él una leyenda; Lo cierto es que Corocotta es nombre vasco procedente de la raiz kur que en lengua líbica (curucuta) denomina a la hiena (txa-kur, za-kur es perro en la actualidad en vasco), tal como se expone en los estudios de Schuchardt y Schulten (Numantia) y Garcia Bellido (La Peninsula Ibérica en los Comienzos de su Historia). El hecho de que el nombre del personaje fuera libio y que la hiena era un animal inexistente y desconocido en la España de esa época (extinguida desde el Holoceno) y existente únicamente en tierras africanas (y asiáticas) donde además era animal particularmente respetado (divinidad en Egipto), acredita por un lado que las actuales provincias vascas eran entonces solar de los cántabros que habitaban sus valles y que dieron el apodo de vascos a aquellos invasores extranjeros que encontraban refugio en las montañas y por otro, dada la indiscutida celticidad de los cántabros plenamente acreditada en su legado y descritos como celtas por las crónicas griegas y romanas de todas las épocas, es evidente que la presencia de bandas líbicas como la de Curucutta en aquellas latitudes debía proceder sin duda de las tropas berberiscas procedentes de la descomposición de las invasiones púnicas dispersadas por otros puntos de la península ibérica, que esporádicamente siguieron atacando en bandadas las ciudades fortificadas celtíberas, o se hacian fuertes en su interior, tomando como rehenes a sus habitantes, como ocurrió con Numancia.”

  2. #2 A.M.Canto 20 de feb. 2005

    Jeromor: Ya comenté que biológicamente era un híbrido; pero para traducir el apodo al castellano no hay más remedio que hacerlo como "La Hiena"; en la antigüedad seguramente su apodo era "La Corocotta", claro, y ellos sí lo entendían.
    En cuanto a la página en cuestión, la vi pero no la quise ni citar siquiera, no sólo por el tono ofensivo que tiene, sino sobre todo porque afirma cosas falsas, como éstas:
    "Dion Casio describía los cruentos y continuos saqueos perpetrados sobre tierras cántabras del bandido vasco Corocotta al frente de una numerosa cuadrilla [...] El hecho de que las crónicas situaran las operaciones de saqueo de estas bandas en tierras cántabras [...] debía proceder sin duda de las tropas berberiscas procedentes de la descomposición de las invasiones púnicas dispersadas por otros puntos de la península ibérica..." (¡dos siglos después!).
    Creo que le hacemos un favor al portal si ignoramos este tipo de páginas, que no aportan nada, fuera de irritación. Saludos.

  3. #3 A.M.Canto 09 de mar. 2005

    Casi no no es preciso añadir nada, porque Hartza ha dicho lo fundamental. El Sr. Lorenzo me respondió en un blog extremeño (de la moderna "patria" del clípeo de Teodosio: Almendralejo, BA), diciéndome que si acaso había leído yo su libro, y parecidos argumentos que aquí.
    A ello le respondí, incluído a lo de Blázquez; pero, en vez de contestarme allí, se vino para acá. Casi que lo copio-pego:
    "Comentario de: Alicia M. Canto [Visitante]
    Hola, Javier, siento no haber visto hasta ahora estas respuestas tuyas, que te agradezco.
    Como decía en mi mensaje, vaya por delante mi respeto hacia tu persona, sólo me ciño a lo profesional.
    El comentario que hice, y tengo que mantener, se basa en lo que hasta ese momento conocía del libro: el largo artículo en “El Magazine” de El Mundo, y un capítulo en el website de El Corte Inglés.
    El artículo era tan detallado acerca del planteamiento que, sinceramente, no hace falta leer el libro para saber que adolece de algunas bases a-históricas, y concretamente de las principales "Corocotta - héroe - cántabro - último soldurio", independientemente de que pueda estar bien escrito, literariamente hablando, y por lo poco que leí de él sí me parece que escribes bien. Pero, lamentablemente, no es "dar a conocer la Historia".
    Tú partes (perdona que te lo diga) de un error fundamental, que es la mala interpretación que Adolf Schulten hizo del texto de Dión Casio (56, 43, 3) en los Fontes Hispaniae Antiquae (fasc. V, p. 198), y que, como tantos errores de este alemán, ha sido fielmente seguido por muchos autores españoles, y entre ellos mi antiguo maestro en la Complutense y buen amigo José Mª Blázquez, que lo ha hecho, pues, de buenísima fe, pero es obvio que sin haber profundizado en el asunto.
    El cortísimo texto griego de Dión no dice que “Corocotta” sea ningún héroe, ni un "dux" de la resistencia, y menos que sea cántabro, y ni siquiera que sea hispano. Al revés, al definirle (no sé si sabes griego antiguo) como "ladrón EN Hispania" ("lestés en Ibería") y no como "ladrón hispano", ya está sugiriendo justamente que no era hispano.
    El seguimiento de su curioso nombre, "Corocotta" que lleva también el cerdito “autor” del hilarante relato que he traducido en celtiberia.net, nos lleva directamente, y contra tu creencia o deseos, a África, de donde era natural el animal, híbrido de hiena y leona, que Plinio y Claudio Aeliano llaman “corocotta”. De África por tanto vienen el animal y su nombre, y de allí (de Thebeste, cerca de Cartago, en Túnez) era también el cerdito en cuestión. Y, como queda claro, este apodo (“el Hiena”) no es digno ni propio de un héroe, sino justamente de un ladrón.
    Por no hablar de la actitud que refleja la anécdota con Augusto, presentándose Corocotta al (supuesto) enemigo, cobrando su propia recompensa, para a continuación irse perdonado y, como se dice, "de rositas". Si lo piensas bien, todo eso es algo simplemente inimaginable en un verdadero guerrero y en un héroe de la resistencia. Vamos, me parece que el heroísmo real de los cántabros, que preferían morir antes que perder su libertad (como cuenta el propio Dión Casio en otros párrafos) se merece un jefe mejor que éste.
    En cuanto al término "soldurio" del título, resulta particularmente desafortunado, ya que esta clase de guerrero era típicamente galo, aquitano para más señas (ahí los cita Julio César) y justamente no se dio en Hispania, donde lo que había eran devoti, los de la famosa devotio iberica".

    En fin, son argumentos de peso, aunque no debes preocuparte, porque estas precisiones propiamente científicas no suelen trascender nunca al mundo comercial. La gente está deseando creer en “corocottas” como el tuyo y no como el de verdad, y mis puntualizaciones no harán la menor mella en la venta del libro (se ve que muy bien arropado). Venta que, puedes creerme, te deseo venturosa, aunque lamente que cada ejemplar contribuya a extender lo que históricamente no es más que una serie de errores, fenómeno contra el que llevo luchando toda una vida.
    Espero que entiendas que mi obligación como profesional de la Historia es puntualizar lo que creo que es desfigurar la verdadera Historia. Si dices que es una bella ficción a partir de una pequeña anécdota reinterpretada, vale. Pero no digas que es divulgar la Historia, porque no lo es. Un cordial saludo,
    Alicia Mª Canto y De Gregorio - Profesora Titular de Arqueología y Epigrafía - Universidad Autónoma de Madrid.
    04.03.05 @ 23:33".
    http://iessapostol.juntaextremadura.net/blogs/index.php?blog=5&title=corocota&more=1&c=1&tb=1&pb=1#comments

    Veo que para lo que dice aquí ahora se apoya casi sólo en la auctoritas de José Mª Blázquez. Blázquez (cuya persona y obra conozco seguramente mejor que J. Lorenzo, pues en 1970 ya era alumna suya, y hemos seguido siendo amigos toda la vida) tiene un corazón de oro, y no sabe decir que no a nada. Además, con la edad es cada vez más bonachón.

    El problema, aparte de lo señalado por Hartza, es que una cosa es decir que uno "ha consultado traducciones" y otra traducirlo por uno mismo. De todas formas, es fácil comprender para cualquiera, aunque no sepa griego antiguo, que no es lo mismo decir "futbolista en España"=Beckham, Ronaldo, etc., que "futbolista español"=No Beckham, no Ronaldo. Vamos, es que está bastante clara la diferencia...

    Y, bueno, en cuanto a eso que dice de que "Corocotta, que significaría Coro (jefe) y Cotta (veterano)...", pues "no comment". Hombre, que ése no es un buen camino, teniendo como tenemos, y ya hemos puesto aquí, las definiciones de Plinio y Claudio Aeliano sobre la corocotta como híbrido de león y hiena...

    De todas formas, al Sr. Lorenzo yo creo que todos le deseamos lo mejor. Lo único que le pedimos es el rigor de reconocer que su libro es ficción, no "divulgar una época de nuestra Historia que hasta ahora ha pasado desapercibida".

  4. #4 Corcontas 09 de mar. 2005

    Que los romanos llamaban bandoleros a todos cuantos se resistían a sus conquistas es incuestionable. Pero si el personaje hubiera sido de tan poca monta y las guerras cántabras apenas una anécdota, ¿a qué se debe que Augusto tuviera que utilizar una flota para derrotarlos, además de ls 7 legiones que tenía bajo su mando? ¿Y por qué se rebajó a dar una recompensa tan alta -con 400.000 sestercios se podía ingresar en la orden ecuestre romana- por alguien que no tenía importancia? ¿Y qué vinculación pueden tener las guerras cántabras -en las que se insertan todos estos comentarios y testimonios- con un presunto ladrón africano? ¿No sería más lógico pensar que en caso de que fuera africano escogería otras zonas más ricas y próximas a él que el Norte de la Península Ibérica? Evidentemente, es imposible tener una certeza absoluta de todo cuanto ocurrió, pero tampoco creo que se pueda desechar a la ligera la posibilidad de que Corocotta fuera un guerrero cántabro.

  5. #5 A.M.Canto 14 de mar. 2005

    Gracias por la confianza, Javier, ya sólo por eso me leeré la novela. Me alegro de la buena venta, ya te la auguré en el blog del Santiago Apóstol. Yo aprovecharé también el paso del Pisuerga por donde pase para decirte:

    1) No sé si con la "obra de categoría histórica" te refieres al testamento del cochinillo. Jamás he dicho que lo sea. Pero la cita de este texto cómico sirve para demostrar
    a) que el nombre era africano, como el animal al que definía; y
    b) que un nombre especialmente buscado para un cerdo no puede ser el mismo que el de un héroe.

    2) ¿Me dices en serio que el bandido Corocotta, haciéndose rico cobrando su propia recompensa de manos del enemigo, "simboliza la rebeldía", como dices? Mira, es mejor para él que le hayas creado una vida nueva, porque la suya real no parece tan edificante.

    3) El ejemplo de "burro" que pones no es válido, porque es un nombre común, y aquí hablamos de un apellido: Nadie se apellida "Burro"... ni "Hiena", o por lo menos no sería muy corriente...

    4) Augusto vino más veces a Hispania como emperador, quizá algo del año 15, el año 14 a.C. y parte del 13 a.C., cuando volvió a Roma, se lo pasó en Hispania, reorganizando, asentando veteranos y fundando colonias..., lo cuenta él mismo en sus Res Gestae (esta parte te la tienes que repasar ;-) . Pero eso da igual, está claro que conoció a Corocotta en Hispania, pero absolutamente nada indica que tuviera que ver con las guerras, en las que el propio Augusto estuvo poquísimo, siempre se ponía malito en estas circunstancias. De hecho, es bastante concluyente el detalle de que los libros en los que Dión Casio habla sobre las guerras cántabras son el 53 y el 54, y en cambio al Corocotta éste lo cita en el 56, dos libros después. Es lógico que tú no puedas ser objetivo en esto, pero para los demás, hombre...

    5) Aprovecho para contestarte aquí a algo que me decías en el blog extremeño, cuando te decía que “soldurius” sólo había en Aquitania (otra culpa de Schulten): "el término soldurio aparece también en el episodio que narra la muerte del caudillo cántabro Laro durante la II Guerra Púnica. La devotio ibérica, en cualquier caso, era muy similar a los soldurios".

    Por aquí tampoco puedo pasar: El término soldurio no aparece en ninguna parte de las "Punica" de Silio Itálico, y menos aún en el episodio de la muerte del cántabro Larus (libro XVI, vv. 47 ss.), como vamos a comprobar ahora mismo:

    Vix uni mens digna viro, novisse minores
    quam deceat pretiumque operis sit tradere famae.
    Cantaber ingenio membrorum et mole timeri
    vel nudus telis poterat Larus. hic fera gentis
    more securigera miscebat proelia dextra
    et, quamquam fundi se circum pulsa videret
    agmina, deleta gentilis pube catervae
    caesorum implebat solus loca: seu foret hostis
    comminus, expleri gaudebat vulnere frontis
    adversae, seu laeva acies in bella vocaret,
    obliquo telum reflexum Marte rotabat.


    Y no tiene por qué aparecer, ya que devotio es devotio, hispana, y soldurio es soldurio, galo aquitano. Con estas afirmaciones sí tienes que ser más cuidadoso. En la sección de firmas de cualquier librería no te vas a encontrar con gente que sepa estas cosas, pero por aquí es más arriesgado.

    Sobre lo último que dices, que "nunca has negado que tu obra sea ficción". Hombre, para sacar 400 páginas de dos líneas y media hay que echarle mucha ficción, eso está claro. Aunque te hayas documentado, que no lo dudo (o más bien lo sé), habrás tenido que mezclar de todo. Esto parte de que en tu artículo de "El Mundo" sí que sugerías, bueno, decías claramente, que el libro partía de un personaje histórico real, y que tal y tal. Y eso es lo que no puede ser.
    Ya me han dicho que en la presentación del libro estuviste más moderado. y de eso se trata. Pienso que tú sinceramente creíste en el personaje tal como Schulten lo pintaba, y otros autores después; autores que (como es muy frecuente en España) no se han cuestionado nada del pasaje de Dión Casio a fondo, y no conocerán a nuestro cerdito, a la hiena africana de Plinio y Aeliano y estas cosas... Y pensaste de buena fe que el tal Corocotta era histórico, héroe, cántabro y lo demás. Ahora es tu hijo, le has adoptado, y te ves obligado a defenderle. Pero también puedes salir de tu error, al menos no insistir tanto en que es histórico en el sentido "jefe-cántabro-héroe- resistente a Roma", y tomar nota de lo ocurrido para tu próxima novela.

    De hecho, encontrarás aquí mismo, en otro foro, una que van a escribir algunos colegas de Celtiberia, que se llamará, naturalmente, "El último celtíbero", con una anécdota más interesante y mucho más patriótica; aunque, qué pena, no sabemos el nombre del protagonista.

    Recibe un cordial saludo, ahora te escribiré, por si todavía piensas en hacerme llegar el libro ;-)

  6. #6 A.M.Canto 02 de abr. 2005

    Añado algo de justicia: Y además estoy por aquí porque en Celtiberia he encontrado compañeros muy interesantes para debatir los temas de la antigua Península Ibérica.

  7. #7 A.M.Canto 12 de mayo de 2005

    Somna:
    Ah, de modo que es Ud. de los de "echar balones fuera". Afirma que me he dado por aludida sin motivo alguno. Pues entonces ya me dirá a quién se refería en concreto: tiene que ser alguien que "se haya tomado tantas molestias", que quiera "desmitificar", que "haya sacado a colación al cerdito Corocotta", que "haya ofrecido otra traducción de Dión Casio", "que haya tratado de probar el origen africano de Corocotta", alguien a quien "haya parecido descabellado situar la anécdota en Cantabria", etc. etc. Bueno, pues nada, espero con verdadero interés que me aclare a quién se dirigía en concreto.

    Y vuelve Ud. a no entender: Yo no tengo que probar que el nombre "Corocotta" es africano, eso ya lo dicen las fuentes antiguas, tanto Ktesias en sus Indica (resumido en Photius, Myriobiblon, 72): "In Aithiopia there is an animal called Krokottas, vulgarly Kynolykos (dog-wolf), of amazing strength. It is said to imitate the human voice, to call men by name at night, and to devour those who approach it. It is as brave as a lion, as swift as a horse, and as strong as a bull. It cannot be overcome by any weapon of steel...", como Plinio el Viejo en su Naturalis Historia VIII, 107: Huius generis coitu leaena Aethiopica parit corocottam, similiter voces imitantem hominum pecorumque. acies ei perpetua, in utraque parte oris nullis gingivis, dente continuo: ne contrario occursu hebetetur, capsarum modo includitur. hominum sermones imitari et mantichoram in Aethiopia auctor est Iuba.

    Y, por Hércules, probar que un cerdito se llamaba Corocotta no es para "ridiculizar al héroe"... ¡es que un héroe no puede llevar ese nombre, y pretender además que es céltico! Sólo me queda ya explicarlo en chino.

    Y, en cuanto a lo de Schulten, a mí nadie, pero fijese lo que le digo, nadie, me puede acusar de omitir deliberadamente a ningún autor siempre que yo sepa que dijo o escribió algo. Y, en efecto, bien citado está en mi mensaje de 10/02/2004 o, por ejemplo, en éste de 16/02/2005, 9:08:32: "Ya que es tan afortunado de tener a Dión Casio en su casa, compruebe que el término griego utilizado por Dión Casio para definir a Corocotta es “tina lestés en Iberíai”, esto es, “un tal Corocotta, ladrón en Iberia”. Lo de “un tal” ya indica poca fama, “lestés” es ladrón, y “en” que ni siquiera era “hispano”, sino que “trabajaba”, o sea robaba, “en Hispania”. Para otros comentarios me remito a mis mensajes aquí arriba de febrero de 2004. La descripción no es la de un héroe. Un héroe de la resistencia nacional no se presenta al enemigo para caerle en gracia, cobrar su propia recompensa y, si es cierta la relación que sugieren Gardthausen y Schulten (FHA V, 198) con una inscripción griega de Roma, siendo un “Julio” y con un hijo actor en Roma... Ni siquiera el apodo de “el Hiena” resulta muy digno para un caudillo militar. Vamos, no creo que este hombre sea precisamente una aportación que ennoblezca la antigüedad cántabra."

    En fin, por mí es suficiente, pero terminaré con la opinión sobre las Fontes Hispaniae Antiquae y sobre Schulten de Javier Arce, por ahorrarme algo de teclear (en mi mensaje de 09/02/2004, citando una cita de Frodo de 2003) (J. Arce, España entre el mundo antiguo y el mundo medieval, Madrid, Taurus, 1988):

    "Una gran parte de la base de la historia de Hispania Antigua que se ha hecho reside en esta obra, magna compilación en nueve volúmenes, editada por la Universidad de Barcelona y que es la selección de casi todos los textos que, entre los autores antiguos, se refieren a la península Ibérica de un modo u otro.

    Si bien es meritoria para su época, también es engañosa por el mal uso que le se puede dar y se le ha dado, ya que pronto se convirtió en la panacea de los que pretendían hacer historia de la antigüedad, ya que se veían encorsetados por la selección de textos que se les presentaba y que les permitía fácilmente, y sin contexto, tener acceso a la documentación fragmentada y previamente seleccionada por filólogos o prehistoriadores y no todos españoles."

    y sobre Schulten mismo:

    "Un alemán enamorado de España y de sus vinos, exaltado, con acentrado espíritu patriótico, lleno de delirios de grandeza él mismo, que deseaba emular los grandes descubrimientos alemanes en Asia Menor y en Grecia ( la Troya y la Micenas de Schielmann) y que trató de plasmarlos o verlos reflejados en tierra española a través, por ejemplo, de su insistente y casi obsesiva búsqueda de Tartessos (que él imaginaba como una realidad esplendorosa, llena de tesoros y concretada en una magna ciudad). Schulten tendía además, por simpatía sentimental, a la exaltación nacionalista de los "valores" patrióticos de los hispanos como paradigmáticos ya desde la Antigüedad: de ahí sus libros sobre los cántabros y su feroz resistencia contra Roma; sus trabajos sobre Viriato, el modelo del patriotismo romántico y épico contra la iniquidad de Roma. Su espíritu está bien presente en los comentarios de las Fontes Hispaniae Antiquae."

    En resumen, si Ud. todavía tiene a Schulten como autor de cabecera, y quiere seguir en esa línea romántica y deformadora, perdóneme que no le acompañe en ese viaje.

  8. #8 Asterio 23 de jun. 2005

    Esto ya es otra cosa muy distinta.

    No voy a cuestionar lo expuesto, tan solo voy a aportar una serie de datos para que todo ello se valore en lo que yo considero su justa medida.
    En definitiva, se viene afirmando que el Corocotta citado por Dión era un ladrón africano por los siguientes motivos:

    1-Su nombre es el mismo que el de un animal africano y, además, se documenta un antropónimo igual en el norte de Africa y en el cognomen de un cerdito citado en un testamento de humor surrealista.

    2-Dión dice expresamente que se trataba de un ladrón (lestés).

    3-Del hecho de que Dión diga que era un “Ladrón muy poderoso que floreció en Iberia” se puede deducir que no era íbero.

    Ante lo cual me gustaría matizar:

    1.1-Los nombres citados por la fuentes históricas correspondientes a personajes de otros pueblos o etnias muchas veces suelen tratarse de adaptaciones fonéticas más o menos aproximadas a la lengua del historiador que sirve de fuente. Amílcar, que a veces es citado más correctamente como Admicar, procede del púnico bdmlqrt. Aníbal, Asdrúbal... son aproximaciones latinas a términos púnicos. Ciertamente, ninguno de sus paisanos les llamaba de esa forma. Evidentemente, la lengua celtibérica y la latina son mucho más parecidas ente sí que ésta última con el púnico, pero tampoco se puede tomar un nombre referido por un historiador grecolatino como un dato incuestionable.

    1.2-Muchas veces se dan corrupciones en los textos, a causa de las sucesivas copias de los códices medievales, y éstos se han transformado, o se dan distintas versiones según el códice. Centrándonos en las Guerras Cántabras, un castro nos es citado, dependiendo de la versión, como Bergida, Bélgica o Áttica, siendo además identificado posteriormente con Vellica. Evidentemente, solo uno de esos nombres es el auténtico.

    1.3- Todos los investigadores que consideran al Corocotta de Dión como hispano, creen que existe una homofonía entre un nombre indígena, de tipo céltico, y el del animal africano. Es decir, que son dos nombres “que suenan parecido” pero con dos orígenes etimológicos distintos, siendo dicha semejanza puramente casual.

    Como conclusión a esto, se puede decir que el usar el hecho de que el nombre de la hiena sea un “nombre africano” para demostrar que el Corocotta de Dión también lo era, no sirve para rebatir lo comúnmente asumido. Evidentemente, el nombre de la hiena no puede ser de origen celta pues se trata de un animal que no se da en Europa. No hace falta aludir a que se documenta antes como término zoológico en Grecia: es de puro sentido común. Asimismo, por los motivos anteriormente expuestos, afirmar que el nombre Corocuta no es exactamente igual que Corocotta dista mucho de ser un argumento de peso.
    Tal vez en la trascripción medieval, o el mismo Dión al tomar los datos de sus fuentes, consideraron que un nombre como, por ejemplo, Caracutios, debía ser, en realidad, Corocotta, pues éste nombre era más conocido.

    2- Respecto a lo del término “ladrón”, creo que ya está de sobra dicho. Los autores grecolatinos citan de esta forma a todos los líderes militares indígenas, en un intento de desacreditarlos. Sin embargo, las fuentes son generalmente breves y nos hablan tan sólo de los hechos más destacados, por lo que se asume que no van a perder el tiempo en hablar de un líder de una pequeña banda de ladrones. De hecho, no conozco ningún historiador clásico que cite un “ladrón” que realmente lo sea, a no ser que entre en gran cantidad de detalles. ¿Qué importancia política puede tener la existencia de un mero grupo de forajidos como para merecer ser citada?.
    Además, en el caso de Corocotta dionisiano, ésta circunstancia se ve reforzada por el hecho de la elevada suma que se ofrece por su vida.

    Dión Casio es un historiador claramente pro-augústeo y seguramente sus fuentes también lo fueron, ya sea Tito Livio (contemporáneo del Imperator y parte de su instrumento de propaganda) como la propia autobiografía de Augusto. Leyendo, respectivamente, los libros conservados del Ab Urbe Condita y el Res Gestae, se puede saber que la idea a transmitir era clara: el imperator no hizo más que consolidar la conquista de Hispania, pacificándola y trayendo la paz y la prosperidad. Sólo unos forajidos y malhechores pudieron oponerse a tan noble causa.

    Afirma que porque Dión llama a Corocotta ladrón éste tenga que serlo, es como decir que Pelayo fue un “asno salvaje” tan sólo porque lo dice el cronista musulmán Al-Makkari. O como decir que Almanzor realizaba rituales paganos demoníacos, tan sólo porque así lo dicen algunas crónicas cristianas. Es negar la existencia de algo llamado etnocentrismo y la necesidad que tiene todo personaje histórico, sociedad o sector ideológico de justificar sus actos, deslegitimizando a los demás.
    En definitiva: no se puede ser objetivo haciendo una lectura literal de unas fuentes que de por sí son subjetivas. La objetividad viene de analizar el contexto y de adoptar una postura crítica ante lo que se nos dice.

    3-Respecto al tema de “ladrón muy poderosos en Iberia”, creo que el 99 por ciento de la gente que lo lea asume que ese “ladrón en Iberia” sería íbero, pues, de lo contrario, Dión lo hubiera citado expresamente. Y la mejor prueba de ello es que la inmensa mayoría de los autores lo consideran de esta forma. Afirmar lo contrario es forzar las fuentes, buscando una ambigüedad donde no tiene por qué haberla, de forma interesada, con el objeto de tratar de dar respaldo a unas ideas preconcebidas.
    Los pueblos prerromanos se encontraban en un relativo estado de incomunicación que hacía no era frecuente que un ibero se encontrase fuera de Iberia o un africano fuera de Africa. Y mucho menos que fuera “muy poderoso” fuera de su tierra.

    Y, por último, una consideración metodológica. Los defensores de la cantabricidad de Corocotta han adscrito a éste personaje en un contexto geográfico (Cantabria) y cronológico (27-26 a.C.) muy determinado, por las razones que he citado en otras ocasiones (13/06/2005 18:10:43), de forma tal vez más o menos respaldada con datos, pero siempre dentro de un marco lógico de unos acontecimientos históricos conocidos y gracias a una lógica deductiva. Sin embargo, la teoría de la africanidad de este personaje se basan en argumentos puramente filológicos. Se ha construido una historia en base a un nombre, que, no solo se encuentra en un limbo ajeno a cualquier respaldo en las fuentes históricas, sino que vulnera el más elemental sentido común. No existe la más mínima constancia de incursiones ultramarinas norteafricanas en Iberia, dedicadas al latrocinio. Si existiese esa inseguridad, habría algunas guarniciones costeras y no se hubiese creado la provincia Bética como senatorial. Tampoco se sabe dónde o cuando ocurrió ese pasaje... ¿debemos creer que en la civilizada Tarraco?.

    Coincido plenamente en lo expuesto por Jeromor. Efectivamente, gracias a las sucesivas aportaciones, habéis conseguido dilucidar muchas cuestiones: el origen del término corocotta para designar a una hiena, el porqué se usa ese cognomen para un cerdito hablador...etc. Sin embargo, no se ha conseguido establecer ninguna conexión entre la hiena y el “ladrón en Iberia” (tampoco digo que lo pretendieses).

    Realmente, lo siento mucho, pero la idea me sigue pareciendo disparatada. No se puede establecer ningún argumento, tal y como se ha hecho, en base a que el cerdito M. Grunnius Corocotta “era de Thebeste”. Por Dios... ni “era” ni “pudo ser”: se trata de un personaje literario que jamás existió. No se puede tratar de usar una biografía ficticia de un cerdito parlanchín como la de un personaje de carne y hueso. Y, en todo, caso, esto establecería una relación entre él y la hiena, pero no sirve de nada para saber de dónde era el personaje citado por Dión.

    J. R. R. Tolkien era un lingüista al que le gustaba inventarse lenguas y nombres. Más tarde, según el mismo reconoció, creó una serie de historias en las que poder utilizar sus invenciones. En cierto sentido, lo que aquí se debate es lo similar: a partir de un nombre se quieren establecer unos supuestos hechos históricos que no poseen el más mínimo respaldo documental. Y ni tan siquiera se encuentran contextualizados históricamente. No existe ninguna prueba que sugiera que hubo incursiones de latrocinio norteafricanas en Hispania, a no ser que así consideremos a la conquista púnica. Y, de hecho, postular su existencia en el principado de Augusto consiste un sinsentido. Si embargo, aquí se hace porque una vocal en un nombre se presenta abierta y no cerrada. Entiendo que una persona que es epigrafista tenga la tendencia a abordar el tema desde su disciplina, pero esto me parece exagerado.

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