Autor: Alicia M. Canto
sábado, 19 de enero de 2008
Sección: Historia Antigua
Información publicada por: A.M.Canto
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Ptolomeo y las ciudades vasconas. Ensayo de localización
Al hilo de recientes artículos en Celtiberia que proponen un nuevo método de ajuste de las coordenadas de Ptolomeo a las reales, se recupera aquí, ad pedem litterae, parte de un estudio publicado en 1997 en el que, a partir del cosmógrafo, pero analizando sus coordenadas por sectores y cruzando el método con otros factores documentales antiguos, se proponía la localización de una veintena de ciudades vasconas desconocidas o no bien fijadas.
Este artículo recoge literalmente la introducción metodológica (págs. 40-45) a la parte II de mi estudio “La Tierra del Toro: Ensayo de identificación de ciudades vasconas”, publicado en Archivo Español de Arqueología 70, págs. 31-70. Desde 2004 existía ya en red una versión beta de todo el artículo: es.geocities.com/los_vascones/, que se ha actualizado en 2008 con el "Epílogo": http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_epilogo.htm
Resumen del artículo original: Este trabajo esta dividido en dos partes. En la primera se estudian los testimonios de culto al toro y a la luna como definidores del territorio primitivo del Ager Vasconum, en especial las muy características "aras taurobolicas" de Navarra y el oeste de Zaragoza. En la segunda se propone un nuevo método de análisis, por conjuntos, para intentar aprovechar datos, hoy inutilizables, del geógrafo Ptolomeo (II, 6, 66), acerca de las ciudades vasconas. Con diversos materiales arqueológicos y fuentes literarias, antiguas y medievales, se llega a proponer nueva ubicación para dieciocho de ellas y, en especial, para el enorme territorio público conocido como "Las Bardenas Reales", un posible ager Caesarianus adsignatus. La propuesta final de localizaciones (fig. 13) coincide bastante bien con la experimental a partir de Ptolomeo (fig. 9), lo que puede indicar la validez del método empleado.
(Artículo subido aquí el 27 de diciembre de 2007; el 8 de enero de 2008 se le añade la fig. 12 y la presente introducción con el resumen.)
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La Guía Geográfica (Geographikè Úphégesis) de Ptolomeo (29) tiene indudables dificultades de
comprensión en las que no es el caso ahora entrar (30) y que han sido objeto secular de estudio y polémica en y después de la Antigüedad y, sobre todo, a partir de los astrónomos y geógrafos árabes. Como muestra acerca de sus problemas de precisión en el entorno que aquí vamos a considerar, baste decir que, aunque su orientación es buena, calcula para la longitud total del río Ebro 2500 estadios, es decir, unos 450 Km, y por tanto casi 300 Km menos de los 720 que en realidad tiene (31). Acaso más ilustrativo aún sea decir que, para establecer las coordenadas de sus quince ciudades vasconas del interior de cuya localización voy a tratar, Ptolomeo utiliza 2 grados de latitud N-S, cuando lo real es 1 grado y 20 minutos, y que para la longitud E-0 abarca 1 grado y 10 minutos, habiendo 1 en la realidad. Ni siquiera, pues, existe proporcionalidad en su descripción.
Y es que, por razones diversas, su exactitud dentro de su tratamiento de Hispania, como para otras zonas del ecumene, es irregular. Tales dificultades, sin embargo, no deben desanimar completamente para un beneficioso aprovechamiento de sus valiosos datos, sino que hay que recurrir a combinar otra serie de informaciones y puntos de vista, que es lo que aquí trato de ensayar, explorando alguna ruta inédita en la investigación con el ánimo de ofrecer hipótesis nuevas, aunque sean discutibles y polémicas, o incluso aunque no se demuestren todas acertadas con el tiempo, ante el hecho de que, siendo copiosísima la bibliografía dedicada al territorio vascón de época romana, continúan muchas de sus ciudades sin reducciones claras, siendo habitualmente los a veces escurridizos parecidos toponímicos, y no los repertorios geográficos antiguos, los que más se han usado al sugerir ubicaciones para la mayor parte de ellas.
Ptolomeo dedica a las ciudades de los vascones el capítulo 6, 66 de su libro II, mencionando 15 de sus ciudades interiores, más la marítima Oiassó, con sus coordenadas. De ellas están bien identificadas (la mayoría desde hace siglos) Pompailón, Andelo, Gracourís, Kalagorína, Káskonton (32), Ségia (33) y Alauóna(34) (respectivamente con Pamplona, Muruzábal de Andión, Alfaro-Corella, Calahorra, Cascante, Ejea de los Caballeros y Alagón), por lo que no son ahora objeto de nuestro interés más que para usarlas como puntos sólidos en torno a los cuales poder movernos. Para las restantes nueve (Oiassó, Etoúrisa, Bitourís, Nemeturissa, Kournónion, Iska (35), Ergaouí(k)a, Tárraga y Mouskaría) se vienen barajando varias posibilidades sin confirmación epigráfica; entre ellas sólo Oiassó, gracias a la homonimia y la arqueología, cuenta con más y mejores hipótesis de localización. Creo también, como cuestión previa, que un prejuicio muy general al hacer idénticas la Iákka ptolemaica y la Jaca oscense ha impedido un mejor aprovechamiento del geógrafo; pues si se acepta la ubicación según la da Ptolomeo, literalmente al sur de Ándelo y Etúrissa, nos resulta un factor que duplica la ya compleja distorsión de los datos del geógrafo. Hay, por tanto, que deshacer -sin tajarlo- ese verdadero nudo para poder liberar los demás datos.
Primero ubicaremos los puntos de las ciudades mencionadas. sobre una simple rejilla (fig. 8) y según las coordenadas antiguas, y prescindiremos ahora de la cuestión astronómica y de muchos otros problemas de la crítica ptolemaica.
Fig. 8.-Ubicación de las ciudades vasconas interiores. Según las coordenadas de Ptolomeo II, 6, 66, sobre una rejilla simple.
Sí tendremos en cuenta, por ejemplo, la apreciación más vertical de los Pirineos que se mantuvo en los geógrafos antiguos y medievales. Y también que, para zonas alejadas o no muy conocidas, Ptolomeo, a pesar de su rigurosa defensa teórica de la superioridad de la coordenación astronómica sobre la medición de distancias terrestres, para lugares poco conocidos tuvo necesidad de servirse finalmente de otras fuentes, itinerarias y corográficas (Códice Valencia, 1993: 25), por lo que no podemos esperar un completo rigor. Admitiendo lo anterior, se podrá apreciar entonces, en la rejilla, que existen unas orientaciones generales que -y ésta es la novedad de su análisis que propongo- pueden ser relativamente válidas estudiadas y entendidas por conjuntos relativos y no globalmente como se viene haciendo. En la fig. 9 muestro la hipótesis (36):
Fig. 9.-Propuesta de análisis sectorial de las ciudades vasconas transmitidas por Ptolomeo II, 6, 66.
Por ejemplo, partiendo de Pompaelo como punto más seguro, (E/I)turissa está al N-NE y, en la vertical de
Pamplona, Cascantum. Por otro lado, al SE real se encuentra Segia (Ejea de los Caballeros), con Alauona (Alagón) al S, casi en la vertical de Segia. Estas ubicaciones sí son más o menos coincidentes en la realidad con las coordenadas en las que las dispone Ptolomeo (aunque no, como ya he dicho, con las distancias reales), si bien el grupo más meridional se encuentra, en bloque, claramente desplazado y, por tanto, debe buscársele acomodo a todo él en la mitad derecha de la rejilla, ya que Segia y Alauona están, lo mismo solas que entre ellas, correctamente localizadas. Asegurado así el N y el S del territorio ptolemaico, el valle del Cidacos cae en ese caso entre Pompaelo y Cascantum, como en realidad ocurre, y entre ambos núcleos conocidos tendríamos tres nombres de ciudades desconocidas: Nemeturissa, Curnónion y Iákka (37).
El Anónimo de Rávena (312, 1-3) menciona otras tres más que están super scriptam civitatem Gracuse: Beldalin, Erguti y Beturri, las tres ignotas. El mismo autor, sin embargo, refiere otras cinco ciudades vasconas en su citadísimo párrafo 311, 10-14: (... iuxta super scriptam Caesaraugustam...:) Seglam, Teracha, Carta, Pompelone, Iturisa. Y como estas cinco están citadas desde el Sur hacia el Norte, creo legítimo suponer que lo mismo ocurre con las tres anteriores.
Beturri sólo puede identificarse con la Bitourís ptolemaica, entre Pompaelo y Andelo, con lo que Beldalin y Erguti deben buscarse asimismo entre «Gracuse» (Gracchurris, cerca de Alfaro) y Pamplona. Por tanto, con respecto a Gracuse/Gracchurris (38), al sur, debemos buscar, por este orden, que Beturri-Bitourís esté más al N; más abajo de ella, Erguti, y al Sur, pero sin llegar al Ebro, Beldalin. Las tres deberán estar además al O del río Cidacos (39), donde está Curnonion, por el hecho de que Bitourís sabemos que está sobre Andelo y ésta, conocida y excavada, se encuentra en realidad al SO de Pamplona y no al SE, como Ptolomeo nos la presentaba. De ahí que debamos desplazar todo este sector, excepto Kournónion (cf. infra), a la zona izquierda de la rejilla, con lo que Nemeturissa seguirá estando al O de Andelo, pero más o menos entre los valles de los ríos Ega y Arga, con Kournónion en su lado SE. Así pues, este grupo de modificaciones depende de dos cosas: De que conocemos con certeza la posición de Andelo, y de que Beturri/Bitourís debe hallarse al N de Gracuse, según el Anónimo de Rávena.
Además de estas ciudades de ubicación incierta, también el Ravenate (311, 11), entre las ciudades que están "sobre Zaragoza", cita una, Teracha, no bien reconocida pero que unánimemente, por el lugar (calzada entre dos ciudades bien conocidas: Ségia y Cara) y por la similitud, se identifica con la Tarrega de Ptolomeo (40). Y, por último, recurrimos a la numismática: Una ceca considerada navarra, y asimismo sin ubicar, es la de Olcairun/dun (41) (Castiella Rodríguez, 1989: 678 con n. 8). Añadamos ahora la citada ceca de Bascunes, la más importante por el número de hallazgos; la mayor concentración de ejemplares con procedencia se da en Tafalla (Castiella Rodríguez, 1986: 149-150 con n. 33) y en el tesorillo de Alagón (Arqueología, 1992: 157 ss.). Como para ambas ciudades existe posibilidad de otros nombres antiguos, se puede concluir al menos que Bascunes deberá estar en todo caso cercana a ambas. La importante y fronteriza ciudad de Tudela parece ambas cosas sólo en la Edad Media, no se tiene por romana a pesar de su nombre, y merecerá también un detallado análisis.
Al final de esta cosecha, nos encontramos con la posibilidad, sólo entre Ptolomeo y el Ravenate, de la existencia de al menos doce ciudades (42) sin ubicar en la zona central del ager Vasconum, en el entorno del valle del Cidacos y, en general, en la Navarra Media, entrando por el Oeste en la actual provincia de Zaragoza, entre las líneas de Pamplona por el norte y el río Ebro por el sur: Eturissa, Bituris/Beturri, Nemeturissa, Curnonion, Iaca, Ergavica/Erguti, Beldalin, Tarraga, Muscaria, Olca; además pueden sumarse Tudela (una posible Tutela), Bascunes, y, si se quiere, el solar de la única gentilidad (aparentemente) documentada, los Talaiari. En el caso de Oiarso se volverá sobre su últimamente negada duplicidad. Y veremos la posibilidad de ubicar también algunas otras ciudades vasconas del Saltus, que conocemos por fuentes posteriores, como Ispallum o Seburi. Otras como Iluersia, Seraria(na) o Aracaeli, se mencionarán sólo de paso. Diecisiete ciudades, pues, serán objeto aquí de
nuestra atención.
La exuberancia urbana en la Navarra Media se corresponde con la feracidad del terreno y el alto nivel de ocupación rústica antigua y actual. Naturalmente, no es el propósito de este trabajo efectuar toda una serie de hipótesis para cada una de ellas, puesto que mi conocimiento del territorio sólo puede calificarse de modesto. Serán la epigrafía y, en menor medida, la numismática, las que vengan en los próximos años a concretarlo. Pero sí haré un ensayo, a partir de algunas fuentes literarias, las calzadas, los miliarios y los restos arqueológicos.
Parto de la base de que tanto Ptolomeo como el Ravenate citan ciudades de alguna relevancia (y no todas, esto también es seguro). Y que, por tanto, éstas deberían estar unidas entre sí por calzadas. Los miliarios, pues (fig. 10), pueden tomarse como indicativos, no sólo de viarios, sino también de la proximidad de ciudades, especialmente cuando aparecen cerca de yacimientos antiguos con restos diversos y con epigrafía, especialmente votiva (43). Y, como veremos al final de este trabajo, también la ausencia completa de todos esos tipos de testimonios puede llegar a ser muy significativa.
Fig. 10.-Distribución de los miliarios en el territorio del ager Vasconum, y red hipotética de las calzadas a partir de ellos (mapa de A. Canto y S. Luzón, 1997).
Combinando todos los criterios dichos (más la toponimia, que usaré más adelante), tienen opción a estos nombres antiguos, de E a O, los actuales municipios de Farasdués, Layana-Sádaba, Tudela, Castiliscar, Sofuentes-Sos, Eslava, Olite, Tafalla, Artajona, Berbinzana, Oteiza-San Tirso, deteniéndonos en la línea de Estella, y, al Norte, Oyarzun-Irún (44). Comenzaré desde el Norte, siguiendo a Ptolomeo.
En esta parte citaré especialmente la obra de A. Tovar (1989), puesto que recoge las fuentes antiguas y localizaciones de cada topónimo, aunque debe seguirse también, para complementar algunos aspectos de hallazgos arqueológicos, o de ausencia en su caso, la monografía de Mª J. Peréx Agorreta de 1986, s.vv. Al final se encontrará el mapa con la distribución hipotética de estas quince ciudades, donde he añadido otras que no trato con más detalle, como Illuersia, Aracaeli, o el posible solar de los Talaiari (la única gentilidad documentada, posiblemente no vascona) y una sí bastante elaborada hipótesis sobre el carácter de las Bárdenas Reales en época romana.
Fig. 12. Comparación con la fig. 9 del resultado del análisis sectorial de Ptolomeo después de la hipótesis de reducción propuestas, sobre las coordenadas reales. El curso del río Ebro es marcado por Kalagorína, Grakourís, Mouskária, Alauóna y Cesaraugusta. Con flechas, las dos calzadas cuyas ciudades cita el Ravenate.
[En esta digitalización se aprecian mucho mejor que en el original los dos grupos de datos, rojo Ptolomeo y azul Ravenate. Esta figura conclusiva se inserta al final de las ciudades ptolemaicas, bajo "Muscaria" en: http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_muscaria.htm]
Notas de este capítulo
(29)He utilizado directamente las ediciones de S. Münster (1540 = 1966: cap. 6, 66), C.F.A. Nobbe (1881: cap. 6, 67) y la soberbia del msc. de la Universidad de Valencia (Códice Valencia: 1983). La de K. Müller (6, 66) sólo a través de la reciente del fasc. VII de los FHA (Barcelona, 1987) que, sin embargo, en este capítulo (págs. 94 y 197) contiene algunos errores en las cifras.
(30)Serán objeto de un estudio más amplio. Algunos de los problemas al respecto son bien tratados por V. Navarro Brotóns en la introducción a la espléndida edición del códice ptolemaico de la Universidad de Valencia (Valencia, 1983: 24 ss.). No he podido utilizar la monografía de F. Cordano, La geografia degli antichi, Bari 1992.
(31)Cf. sobre ello Schulten. 1963: 28.
(32)Ésta con menos unanimidad, puesto que varios manuscritos la llaman Básconton (así en la de 1540 de S. Münster, 1966: 15).
(33)Los msc. ptolemaicos aquí siempre dan Sétia. Es curioso anotar que también para la Segida Restituta Iulia betúrica (Ptol. II, 4, 10) varias versiones dan Sétida, también con T.
(34)Como se ha recordado recientemente (M. Beltrán, en: Arqueología, 1992, 203-204), no se conocen hasta ahora prácticamente en su término hallazgos antiguos, salvo el interesante tesoro de denarios ibéricos (A. Beltrán, ibid.: 157 ss.), aparecido en 1970 en el lugar llamado «La Codera de Alagón», que incluía, entre otros, 30 de Baskunes/ Bencoda, 26 de Arsaos, 14 de Turiasu y 25 de Arekorata, posiblemente posteriores al 72 a.C. (ibid.). Se trataba de una escombrera de remociones de tierra de la próxima base aérea militar. Pero, aparte de la homonimia, le conviene al sitio el contexto de su mención en la tabula Contrebiensis.
(35)Utilizo ya aquí, en vez de I/Turissa, Nemantourista y Iakka, los que creo fueron sus nombres reales. Más abajo, en su correspondiente apartado, se explica con detalle.
(36)Agradezco al alumno de Arquitectura de Madrid D. A. Rubio Valenzuela el haberme auxiliado en el tratamiento digital de las figs. 3, 8, 9, 11 y 12.
(37) Como se avanzó, la identificación habitual de esta Iákka con la Jaca oscense me parece descartable. Los Iacetani aparecen siempre en las fuentes (por ejemplo en Estrabón III, 4, 10) muy bien separados de los otros pueblos del valle del Ebro. Debe optarse (de momento) por la duplicidad, y sólo aparente, como se verá más abajo.
(38)El que en los msc. falte la mención previa de Gracuse sólo significa lapso, o que se han perdido algunas partes del texto, pero ello no resta ninguna validez a esta indicación. Gracchurris es la más antigua colonia latina en el valle del Ebro (179 a.C.), fundada seguramente en función del hierro vascón (Canto, e.p.) y es obvio que en época del Ravenate debía mantener aún su prestigio como ciudad importante en la red viaria.
(39)Hay dos ríos del mismo nombre, casi afrontados. Me refiero aquí, naturalmente, al de la margen izquierda del Ebro, que baja desde el Norte bañando Tafalla y Olite.
(40)Aunque varios autores antiguos la pusieron, por el simple parecido, en Larraga, a pesar de la distancia a Ejea y Santacara, la Teracha del Ravenate, Tarrega pliniana, antes citada, tiene muchas probabilidades de situarse, como se ha sugerido desde hace mucho, en la zona de Sádaba, o incluso, como ya dije, en Farasdués, a juzgar por las coordenadas que le asigna Ptolomeo, al NE. de Segia/Ejea. Pero como el territorio, ya lo vimos, está además girado ligeramente hacia el Este, puede incluso estar al NO de ella, como de verdad lo está Sádaba, cf. infra.
(41)Supongo que la ceca de Olcairom es la misma que Guadán (1969: 199) y Aldecoa (1965) estudian como Olcairdun, Olcairun, en el subgrupo que llaman «centro-aragonés». Más recientemente, A. Beltrán (1987: 342-343) la lee Okikaurun, ubicándola «en la Navarra Central, alejada del valle del Ebro»; cf., en las Actas del mismo congreso, Labe Valenzuela: 450.
(42)Se observará que no he acudido a sumar otras cecas monetales sin patria del llamado «grupo pirenaico», e incluso otras ciudades que cita Plinio de este mismo convento, como la usualmente olvidada segunda Calagurris, la de los Fibularenses, porque prefiero ceñirme a lo que puede ser considerado territorialmente «vascón».
(43)Puesto que la funeraria, de no detectarse las necrópolis urbanas, puede corresponder a cementerios de fundos privados.
(44)Como se ve, afectan a al menos tres Comunidades Autónomas y provincias actuales. Vengo defendiendo hace mucho tiempo que la investigación de la España Antigua hubiera avanzado más si no hubieran proliferado tanto los estudios limitados a marcos provinciales en exceso modernos. El objeto de estudio debería siempre corresponderse, especialmente para la época romana, con ciudades, regiones, y unidades étnicas, geográficas o conventuales, antiguas.
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El trabajo continúa y termina (págs. 46-70) detallando la nueva propuesta de ubicación de cada ciudad y su argumentación respectiva frente a las ubicaciones propuestas anteriormente por otros autores (que son citados escrupulosamente siempre que se conocen). Cabe aclarar que casi todas ellas son nuevas, y que para fijarlas se evitó el socorrido y simple parecido toponímico (el método más tradicional en la historiografía de las ciudades vasconas), prefiriéndose argumentos como las fuentes literarias (grecorromanas, cristianas y árabes), las
inscripciones, las cecas y grupos de hallazgos monetales, los itinerarios disponibles (en especial el de Antonino y el Ravenate (una de cuyas calzadas se propuso por primera vez que remontaba el río Arga), los yacimientos y hallazgos arqueológicos y los miliarios, ocupando la toponimia, como se ha dicho, por ser siempre más delicada y aleatoria, una importancia secundaria. Las propuestas concretas son las que siguen (pueden leerse en los vínculos señalados):
II.1 Oiassó, Oiarso = Oyarzun e Irún (núcleo doble, interior y costero)
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_oiasso.htm)
II.2 Eturissa, (I)toúris(s)a = ¿Iterrizokoa/Velate? (con larga explicación sobre la ruta de la vía XXXIV a partir de Pamplona, y comentario de los diferentes pasos pirenaicos).
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_eturissa.htm)
II.3 Bitourís, Beturri = ¿Cirauqui?
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_bitouris.htm)
II.4 Nemeturissa = ¿San Tirso/Oteiza?
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_nemeturissa.htm)
II.5 Kournónion = ¿Tafalla?
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_kournonion.htm)
II.6 Iákka = ¿Ipsca/Isca?=¿Castil-Iscar?
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_iakka.htm)
II.7 Ergavica, Erguti = ¿Berbinzana?
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_ergavica.htm)
II.8 Beldalin: ¿Bega, Bagara? = ¿Vergalijo?
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_beldalin.htm)
II.9 Tarrega/Teracha = ¿Layana-Sádaba?
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_tarraga.htm)
II.10 Muscaria = Despoblado de Mosquera, cerca de Fontellas
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_muscaria.htm)
II.11 Olca/Olcairum = ¿Olite?
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_olcairun.htm)
Otras ciudades con propuesta de ubicación, no coordenadas por Ptolomeo:
II.12 Ispallenses = ¿c. Urdax?
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_ispallenses.htm)
II.13 Seburi = ¿Zubiri?
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_seburi.htm)
II.14 Tutela y el Ager Tutelatus = Tudela y las Bárdenas Reales
(http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_tutela.htm)
II.15 Bascunes = ¿Rocaforte, Pamplona?
http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_bascunes.htm
Fig. 11. Detalle de la «Bárdena Real», del mapa del Reino de Navarra de Johannes
Blaeu, muy arbolada aún en el año 1635.
Otras ubicaciones tratadas:
La vía XXXIV. Reflexiones sobre las causas por las que esta calzada augustea debía encaminarse desde Pamplona hacia el N (Almandoz-Velate) y no hacia Ibañeta-Roncesvalles (por Espinal-Saint Jean de Pied de Port), como se afirma habitualmente. Directa hacia el N. la llevaron K. Müller y G. Arias, en lo que estamos de acuerdo. De ello depende la correcta localización de Eturissa.
http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_oiasso.htm
http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_eturissa.htm
Summus Pyrenaeus e Imus Pyrenaeus: Pasos pirenaicos de Dantxarinea, Ibardín, o Hendaya, preferentemente los dos últimos. Es la ruta más corta hacia Aquae Tarbellorum (Dax, F.) y Burdigala (Burdeos, F.), destino final de la vía XXXIV.
http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_eturissa.htm
Los Talaiari:
Existe una "Punta Talaiari" en la ensenada de Asabaratza (San Sebastián). Esta que a menudo se cita como la única entidad gentilicia de los vascones no sería tal, sino de várdulos.
http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_oiasso.htm
Monasterios Legerense (Leyre), Cellense, Serariense (¿el de "San Zacarías"?) y Hurdaspalense (¿Urda=Urdax + Ispallenses de Plinio?) (todos en la zona del Saltus Vasconum):
http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_ispallenses.htm
Ríos Aragus (Arga) y Arago/Arrago (Aragón):
http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_ispallenses.htm
En el "Epílogo" del artículo principal, págs. 65-67 (no digitalizado aún) se recuerdan o se sugieren otras identificaciones posibles, como:
Ilumberri: Lumbier (en ésta hay acuerdo general, pero se confirma por el Lumbira árabe intermedio: http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_bascunes.htm)
Araceli: ¿Estella/Irache? (suele ubicarse en Huarte-Araquil): http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_bitouris.htm
Illuersia: ¿Arba de Luesia (Zaragoza)? (ha de corregirse el "Ilursenses" de Plinio).
¿Cuda?: ¿Aguilar de Codés? (¿en relación con la ceca Bencoda?). Zona limital O.
¿Larrahe?: ¿Larraga?
¿Summa Villa?: Sunbilla, entre Pamplona y Oyarzun.
Otros pueblos que debieron de ser núcleos antiguos de cierta relevancia caminera pero de los que se desconoce por completo el nombre antiguo: Eslava, Barbarín, Ujué, Sos del Rey Católico, Javier, Aibar, Artajona, Aoiz... Y, a la inversa: faltan por ubicar los Calagurritani qui Fibularenses, Vativesca, Bentian...
El resultado final de todo ello lo plasmé en el siguiente mapa de localizaciones y calzadas (fig. 13 del artículo)
Fig. 13.- Ensayo final de identificación de 20 ciudades y lugares vascones a partir de los datos de Ptolomeo y otras fuentes textuales y arqueológicas (© mapa de A. Canto y S. Luzón).
[Las ciudades bien identificadas de antiguo van subrayadas, se indican las calzadas ciertas y las posibles, así como los núcleos con miliarios; y con una línea negra continua la gran calzada Tarraco-Oiarso, que entraría por Velate y Bayona hacia Burdigala.]
(Nota: Una versión de peor calidad de este mapa estaba ya subida a Celtiberia: http://www.celtiberia.net/verimg.asp?id=3542, a propósito de una pregunta de abril de 2006 sobre el posible nombre prerromano de Luesia, por eso aquél llevaba una estrella roja añadida en dicho punto.)
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CONCLUSIONES. Cuando se ubican en una rejilla los datos de Ptolomeo sobre las ciudades vasconas (fig. 8), pero a partir de los cinco conjuntos parciales propuestos (fig. 9), ya insertados dentro de las coordenadas reales (fig. 12), y una vez combinados con ellos todos los demás argumentos que me llevaron a sugerir cada ubicación (arqueológicos, epigráficos, numismáticos, itinerarios, etc.), puede verse que, sorprendentemente, los datos funcionan bien dentro de estos grupos:
1) Itoúrissa/Pompelón
2) Pompelón/Kournónion
3) Kournónion/Bitourís
4) Kalagorina/I(s)ka
5) Ergáoui(k)a/Alauóna o (Arguedas)/Alauóna (aquí sugerí dos hipótesis).
Como puede verse, al comparar esta fig. 12 con la fig. 8 (los datos de Ptolomeo tal cual se nos transmiten) se comprueba que en estos sectores las coordenadas de Ptolomeo se presentaban desplazadas del eje viario, como en 1 y 2, e incluso invertidas por completo, en los sectores 3 y 5 ("como en un espejo", lo llamaba), todo ello como resultado, según planteaba en 1997, de errores propios del material usado por Ptolomeo, y de problemas en la transmisión posterior de sus manuscritos.
Para mí hay dos indicios fundamentales de que esta forma de análisis por conjuntos menores puede ser válida, y son:
1) que, como puede verse en las figs. 12 y 13, se definen y encajan bien y en su sitio real las cuatro ciudades vasconas del Ebro cuya ubicación sabemos seguro (Kalagorína, Grakourís, Cásconton, Alauóna), que aparecen además correctamente alineadas con la edetana Kaisaraugoústa.
2) que las cuatro calzadas principales que atravesaban el territorio y conocemos por los itinerarios: las dos de Antonino (Ebro y Cinco Villas) y las dos del Ravenate (Cinco Villas y Arga, señaladas en la fig. 12 con dos flechas (la del Arga se proponía por primera vez por aquí), y y en la fig. 13 con trazo discontinuo, pasan por donde tenían que pasar atendiendo a las ciudades bien conocidas, ayudando con ello a ubicar las no conocidas.
Estoy convencida (y éste fue el punto de partida del trabajo de 1997) de que en Ptolomeo no se puede encontrar un verdadero sistema de parámetros regulares, ni entre dos territorios regionales ni incluso dentro de un territorio unitario, como es el vascón, a causa, no ya sólo de la deformación o acortamiento innato de territorios, sino de los errores en la combinación de los datos que manejaba, de las frecuentes inversiones-espejo de los mismos, y de los errores en las transmisiones posteriores de sus manuscritos, particularmente en los nombres de algunas ciudades, incluso generalizados (Sétia por Ségia es un buen ejemplo), y en la transcripción de cifras.
Estos problemas serían aplicables también, o al menos habría que tenerlos en cuenta, para otras regiones antiguas y etnias de Hispania, en las que una metodología similar podría dar buenos resultados, haciendo más utilizables los gigantescos y precisos, pero hoy por hoy aún muy poco aprovechables y aprovechados, datos de Ptolomeo de Alejandría.
Los artículos originales en los que se desarrolló o resumió el tema
- Alicia M. Canto, "La Tierra del Toro. Ensayo de identificación de ciudades vasconas", Archivo Español de Arqueología 70, 1997, págs. 39-70.
- Ead., "Una nueva imagen de Ptolomeo: hipótesis de ubicación de ciudades vasconas", Pueblos,
lenguas y escrituras en la Hispania prerromana. Actas del VII Coloquio sobre Lenguas y Culturas Paleohispánicas (Zaragoza, 12-15 de marzo de 1997), coord. F. Beltrán y F. Villar, Salamanca, 1999, págs. 339-358.
- Alicia M. Canto, Javier Iniesta y Javier Ayerra, "Epigrafía funeraria inédita de un área romana inédita: Tafalla y el valle del río Cidacos (Navarra)", Cuadernos de Arqueología de Navarra 6, 1998, págs. 63-98 (sustituye a la publicación en el nº 5, de 1997, que apareció con importantes errores).
La bibliografía (lógicamente, hasta 1997) citada de forma abreviada puede consultarse en: http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_bibliografia.htm. Más adelante haremos una ampliación con los principales trabajos que, a partir del nuestro, se ocuparon de los temas del territorio, las calzadas y/o las ciudades vasconas.
Los textos se han reproducido al pie de la letra. El artículo original comienza con un ensayo de delimitación del propio territorio de los Vascones (Ager y Saltus), siendo el título de la primer parte "La Tierra del Toro. Lacubegi, Farasdués, Ujué, la estela de Luna y el límite sudoriental vascón", consultable en: http://es.geocities.com/los_vascones/vascones_tierra_toro.htm. La segunda parte es la que, partiendo de Ptolomeo corregido, ensaya las nuevas ubicaciones descritas. Sería óptimo que la aplicación del nuevo método pudiera confirmar algunas de ellas, aunque, como siempre en las atribuciones de las ciudades antiguas poco o nada conocidas, serán los documentos epigráficos los que algún día vengan a resolver las distintas hipótesis.
© Alicia M. Canto, Universidad Autónoma de Madrid, 1997-2008.
© Del tratamiento digital de las figs. 8-13: Manuel Sagastibelza Beraza (2004-2008).
Más informacióen en: http://es.geocities.com/los_vascones/index.html
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