Autor: J.M. Bello Diéguez
lunes, 14 de abril de 2008
Sección: Artículos generales
Información publicada por: elpater
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Pellizcos en forma de poema, a modo de provocación sobre la divulgación del Patrimonio Arqueológico.
Ponencia presentada en la Taula d'Historia, celebrada en la Universidad de Barcelona en julio de 2007, en la sesión sobre Divulgación del Patrimonio Arqueológico.
Venho dizer-vos que não tenho
medo
a verdade é mais forte que as
algemas
Venho dizer-vos que não há degredo
quando se traz a alma cheia
de poemas
Pode ser numa ilha ou numa
prisão
em qualquer lado eu estou
presente
tomo o navio da canção
e vou direito ao coração de
toda a gente
------------
Vengo a deciros que no
tengo miedo
la verdad es más fuerte
que los grilletes
Vengo a deciros que no hay
exilio
cuando se trae el alma
llena de poemas
Puede ser en una isla, en
una prisión
en cualquier lado estoy
presente
tomo el navío de la
canción
y voy derecho al corazón
de toda la gente
(Manuel Alegre: Exilio)
Cuando Nayra Llonch se puso en
contacto conmigo, por indicación de nuestro amigo Joan Santacana, para
invitarme a participar en este encuentro, mi primera reacción fue la de declinar
la invitación. No soy un teórico de la comunicación, ni un experimentado
musealizador de yacimientos arqueológicos. El único bagaje que porto es el de
unos cuantos trienios intentando entender y hacer entender la historia a
muchachas y muchachotes adolescentes, etapa que se saldó con un rotundo fracaso
en ambas pretensiones -sigo sin entender la historia y me temo que tampoco
ellos han entendido gran cosa-, seguidos de otros tantos trienios como
arqueólogo vinculado a un museo, etapa todavía no saldada en la que el fracaso
aún no está, pero se le espera. Podría, como me sugirió Joan, contarles los
proyectos recientes y actuales que ocupan mi vida profesional, centrada en la
investigación e intento de divulgación de tres grandes yacimientos (la Torre de
Hércules, el Castro de Elviña y el Monumento Megalítico de Dombate) desde el
Museo Arqueolóxico e Histórico coruñés, pero a fuer de ser sincero no podría
exponerles más que un relatorio de sucesivas frustraciones, motivadas por unas
u otras causas de las que no me excluyo. Nada encontraba que fuese digno de ser
traído ante un auditorio como el que conforman ustedes.
Sin embargo, la oportunidad era
demasiado tentadora como para rechazarla sin más. No, la vida no suele ser
pródiga en ocasiones como ésta, y sentía que renunciar era ponerme voluntariamente
al margen de algo interesante y positivo, y eso sí que no: fracasar
fracasaremos, pero no sin haberlo intentado. Mientras buscaba, una vez y otra,
algo que me permitiese justificar de alguna forma mi presencia aquí, mientras
intentaba en vano poner orden en mi cabeza para parir algo coherente, sin
quererlo me asaltaban músicas, palabras, versos, procedentes de ese personal fondo
antiguo que un compatriota de ustedes, mío también pero de ustedes más, el
añorado Manolo Vázquez Montalbán, habría llamado una educación sentimental.
A falta de algo mejor, esto es lo que les traigo,
porque tal vez sea esto lo único que tengo: el alma llena de poemas, como dice
Manuel Alegre -ese portugués fantástico que supo llegar derecho al corazón, si
no de toda, sí de mucha gente; de tanta que, candidato extraoficial en las
últimas elecciones presidenciales portuguesas, no alcanzó la mayoría, pero
superó en votos al candidato oficial de su partido, Mario Soares-. Poemas y
músicas que a lo largo de mi ejercicio profesional han guiado, desde el fondo,
mi trabajo y tal vez también mi vida. Se los ofrezco a modo de provocaciones,
para la reflexión sobre aspectos de la divulgación del patrimonio arqueológico
que para mí, no sé si para ustedes, son importantes y a veces olvidados. Vayan,
pues, los pellizcos provocadores, y hablen los que lo hacen mucho mejor que yo:
Provocación
nº 1: Salvador Espriu
ASSAIG DE CÀNTIC EN EL
TEMPLE
Oh, que cansat estic de la
meva
covarda, vella, tan salvatge
terra,
i com m'agradaria
d'allunyar-me'n,
nord enllà,
on diuen que la gent és neta
i noble, culta, rica, lliure,
desvetllada i feliç!
Aleshores, a la congregació,
els germans dirien
desaprovant:
"Com l'ocell que deixa
el niu,
així l'home que se'n va del
seu indret",
mentre jo, ja ben lluny, em
riuria
de la llei i de l'antiga
saviesa
d'aquest meu àrid poble.
Però no he de seguir mai el
meu somni
i em quedaré aquí fins a la
mort.
Car sóc també molt covard i salvatge
i estimo a més amb un
desesperat dolor
aquesta meva pobra,
bruta, trista, dissortada
pàtria.
----------
ENSAYO DE CÁNTICO EN EL
TEMPLO
¡Oh, qué cansado estoy
de mi cobarde, vieja, tan
salvaje tierra!
¡Y cómo me gustaría
alejarme
hacia el norte
donde dicen que la gente
es limpia
y noble, culta, rica,
libre,
despreocupada y feliz!
Entonces, en la
congregación,
los hermanos dirían,
desaprobando:
“Como el pájaro que deja
el nido
así el hombre que se va de
su lugar”,
mientras, yo, ya bien
lejos, me reiría
de la ley y de la antigua
sabiduría
de este árido pueblo mío.
Pero nunca seguiré mi
sueño
y me quedaré aquí hasta la
muerte.
Porque soy también muy
cobarde y salvaje
y amo además, con un
dolor desesperado,
a esta mi pobre,
bruta, triste, desgraciada
patria.
Este reconocimiento de la fuerza irremediable
de algo tan concreto y tan contingente como es el sentimiento de pertenencia a
un lugar, a una tierra, a un pueblo, que en Espriu alcanza tonos casi trágicos,
lo encontramos también, expuesto ahora de forma más cotidiana y desenfadada,
incluso irónica como corresponde, en un Quico Pi de la Serra que, mientras
siente el mar cada dia més lluny y escribe sensa parar millons de
tonterias, interrumpe su relato para lanzar un rotundo
Soc d’aquí, no d’allà, un
moment!
Que ho sapigui tothom, que
per mé té importancia
--------------
Soy de aquí, no de allá,
¡un momento!
Que lo sepa todo el mundo, que para mí es importante
També per mé té importancia
ser d’allà i no d’aquí, y creo no errar al pensar que también es importante
para todos ustedes ser de donde son y no de otro lugar. Ser de donde somos,
habernos educado y vivir en un paisaje, en unas formas de relación, en unas
casas, en unos objetos, en unas comidas, en un idioma, nos hace diferentes de
quienes se educan y viven en otros ambientes. Nos hace diferentes y nos hace mutuamente
atractivos: la tensión con lo diferente atrae y enriquece. La armonización, la armonía, y robo la idea a
Eudald Carbonell, sólo puede darse con la conjugación creativa de melodías diferentes; de lo idéntico y
homogéneo sólo podemos esperar la salmodia monocorde.
La arqueología tiene por reino lo
concreto y lo particular. Por más intentos que se hagan de obtener leyes
científicas generales o de alcance medio (y ojalá algún día se llegue a ellas
trascendiendo las leyes de Mickey Mouse), cada yacimiento, cada momento
de un yacimiento, cada gesto técnico o relacional, es único e irrepetible. Creo
que en ello, en encontrarnos con lo concreto, con lo real, con lo no asbtracto,
a siglos o milenios de distancia, reside su mayor encanto y su capacidad de
fascinar. Aprovechémoslo, y empleemos todo el potencial, emotivo si quieren, de
cada cultura, de cada yacimiento y cada objeto, para implicar al público al que
destinamos la tarea de la divulgación. Partamos sin complejos de lo propio, de
lo único, de lo específico, de lo concreto, de lo que diferencia el yacimiento
y el objeto de los otros yacimientos y objetos, para construir a partir de ahí
lo más general y abstracto. Lleguemos después desde el individuo a la especie, de
lo específico a lo genérico, pero huyamos de la repetición mimética que hace
que encontremos, como si de cafeterías de franquicia se tratase, los mismos
contenidos, los mismos esquemas, los mismos gráficos, en cualquier monumento o
museo que visitamos, independientemente del lugar en el que estemos.
Bien es verdad que se puede pecar
por exceso desde el particularismo. El sentimiento de pertenencia de Espriu es
crítico con su propia tierra y pueblo, a quienes no puede abandonar, aun
deseándolo, por causa de ese amor que vive como dolor desesperanzado. Pero el acrítico
hincapié exclusivo en los particularismos diferenciadores, obviando y ocultando
lo común, puede transformar la creativa tensión entre los diferentes en odio y
desprecio a lo ajeno. Bien lo saben los estados-nación, de los que sobran
ejemplos de engrandecedores montajes ideológicos de carácter xenofobo creados a
base de la manipulación de la historia. Se ha hablado en estos días de
tergiversaciones históricas dirigidas, y en diversas intervenciones han salido
casos patológicos como los de Pío Moa o las espadas del Cid Campeador. Todo
ello es cierto, y conforma un auténtico peligro, de consecuencias a veces
desmesuradas, que debemos tener presente y conjurar. Frente a esos excesos
tergiversadores, va la
Provocación nº 2: León Felipe
Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con
cuentos…
Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos…
Que los huesos del hombre los entierran con cuentos…
Y que el miedo del hombre
ha inventado todos los cuentos.
Yo sé muy pocas cosas, es verdad.
Pero me he dormido con todos los cuentos…
Y sé todos los cuentos.
No me contéis más cuentos,
que vengo de muy lejos y sé todos los cuentos.
No me contéis más cuentos
(…)
Rompedme los espejos.
Deshacedme los estanques, los lazos,
los anillos, los cercos, las redes, las trampas
y todos los caminos paralelos.
Que no quiero,
Que no quiero que me arrullen con cuentos.
Que no quiero,
Que no quiero que me sellen la boca y los ojos con
cuentos,
Que no quiero,
Que no quiero que me entierren con cuentos,
Que no quiero,
Que no quiero verme clavado en el tiempo.
La divulgación de la arqueología,
la divulgación de la historia, no deben servir para adormecer con cuentos, para
imponer ideas colándolas por la puerta de atrás, para crear una falsa
concepción del mundo al servicio de unos u otros intereses –una ideología–,
sino para proporcionar elementos y herramientas que permitan el ejercicio
crítico de la libertad de pensamiento y la confrontación de ideas. Con hechos y
datos ciertos, no con inventados cuentos con moraleja al servicio de quien sea.
Hechos y datos ciertos: estoy
viendo venir el anatema que me va a caer por positivista. Pues lo siento mucho por
el anatemizador que me anatemizare, porque aunque sepamos que la objetividad
absoluta no es alcanzable, que el autor nunca puede librarse del todo de sus
prejuicios y sus manías, que la medida no es independiente del instrumento y
tantas otras cosas y aún más, seguimos afirmando que la realidad existe fuera
del observador y es congnoscible en alguna medida, por lo que ni todo vale, ni
son identificables un relato inventado y una investigación histórica rigurosa y
basada en pruebas. Sorry, posmo.
La realidad existe y existió
fuera de nosotros, pero también fuera de las fuentes que nos permiten
conocerla. Hay más realidad que la reflejada en las fuentes, y sobre todo que
la reflejada en la lectura directa y lineal de las fuentes. Las fuentes son
siempre selectivas, filtradas por la propia naturaleza o por la sociedad. Es
fácil que las fuentes textuales estén monopolizadas o casi por determinados
grupos sociales o por personajes de estos grupos, y es fácil caer en la
concepción de que la historia se reduce al conocimiento de estos grupos
sociales o personajes, que para colmo llaman poderosamente la atención. La
tumba de Alejandro, la espada de El Cid, el rostro de Cristo, el sepulcro de su
hermano… los grandes hombres de toda la vida. Grandes hombres. ¿No hay grandes
mujeres? Salvo algunas excepciones, hasta hace poco, no. Hoy comienza a
haberlas, y en el trabajo de recuperarlas han tenido mucho que ver personas que
están en esta Taula.
Hay grandes hombres y hay grandes
pueblos. Los mayorcitos supimos que la Historia de España era, en su
antigüedad, una sucesión de grandes pueblos. Después venían Indíbil y Mandonio,
El Cid, Guzmán el Bueno, Vargas Machuca, Daoíz y Velarde, Agustina de Aragón
(ya dijimos que había excepciones en la ausencia de las mujeres: podía caber
alguna siempre que se comportase de acuerdo con los valores varoniles) y el
General Moscardó. Pero antes de llegar los grandes hombres, estaban los grandes
pueblos: iberos y celtas, fenicios y griegos, romanos y cartagineses.
¡Los celtas! ¿Y qué es un celta?
Los antiguos los conocimos en una cajetilla de tabaco negro sin filtro: un
varón, brazo en alto, espada en mano, vencedor. ¡Los iberos! Un varón, brazo en
alto, espada en mano, vencedor. ¡Los romanos! Un varón, brazo en alto, espada
en mano, vencedor. ¡Los cartagineses! Un varón, brazo en alto, espada en mano…
perdedor: delenda est Cartago. ¿Y los fenicios? Un varón, brazo en alto,
espada… ¡ah, no, espada no!. Los fenicios no eran guerreros, eran comerciantes
y avaros: quedan por tanto relegados, como las mujeres, a hacer de comparsas o,
en el mejor de los casos, de actores secundarios.
Al margen de parodias, todo ello
existió y forma parte de la historia, sean los romanos, sea Guzmán el Bueno.
Incluso Agustina de Aragón. ¿Y el resto? ¿No había personas normales, dedicadas
a tareas y lAbores más normalitas que ganar y perder batallas, personas que
ganaban la vida como podían, que comían, que amaban y que se estremecían de
vértigo cósmico al contemplar un cielo estrellado? En su honor vaya la
Provocación nº 3: Bertolt Brecht
Preguntas de un obrero que lee
¿Quién construyó Tebas, la de las siete puertas?
En los libros figuran los nombres de los reyes
pero ¿fueron los reyes los que transportaron las
piedras?
Y Babilonia, tantas veces destruída,
¿quién la reconstruyó otras tantas?
La gran Roma está llena de arcos de triunfo
¿quién los levantó?
¿Sobre quiénes triunfaron los Césares?
La tan cantada Bizancio
¿sólo tenía palacios para sus habitantes?
El joven Alejandro conquistó la India
¿él sólo?
César venció a los galos
¿ni siquiera tenía un cocinero a su servicio?
En cada página, una victoria
¿quién cocinaba los banquetes de la victoria?
En cada década, un gran hombre
¿quién pagaba sus gastos?
Tantas historias…
tantas preguntas.
Las ausentes de la historia, los
ausentes de la historia. Los personajes anónimos que soportaron la vida de los
grandes hombres. No figuran en los documentos, no conocemos sus nombres, pero
existieron, crearon y mantuvieron las sucesivas sociedades.
No podemos conocerlos uno a uno,
pero podemos encontrarlos colectivamente a través de conceptos teóricos.
Fuerzas productivas, relaciones sociales de producción, clases sociales, modos
de producción. Y podemos aproximarnos a ellos y a sus vidas, aunque sea de
forma genérica y global, mediante herramientas analíticas: estadísticas,
gráficas, porcentajes… Menos da una piedra, y combinándolos precisamente con
las piedras y los objetos que encontramos en torno a ellas podemos intentar hacernos
una idea cabal de la vida y la muerte en, por ejemplo, un castillo o un
despoblado medieval.
Un profesor de prehistoria, hoy
buen amigo, me decía en mis tiempos de estudiante: “Antes la historia era una
sucesión de reyes: Chindasvinto, Recesvinto, Recaredo… Hoy es una sucesión de
porcentajes: devaluación del 3%, subida del precio del trigo del 7%, muertos
por peste 40%...”. Detrás de la broma está el peligro de confundir la
historia con las herramientas analíticas que nos permiten conocerla, y, en
nuestro caso, el peligro de confundir la narración histórica con la mera
exposición de los resultados de dichas herramientas. Sea por ello la
Provocación nº 4: Joxean Artze / Mikel LAboa
Txoria txori
Hegoak ebaki banizkio
neria izango zen,
ez zuen aldegingo.
Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango.
Eta nik…
txoria nuen maite.
----------
El pájaro (es) pájaro
Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío
no habría escapado
Pero así
habría dejado de ser pájaro
Y yo…
yo lo que amaba era un pájaro
Un pájaro es un pájaro. Con sus
alas, no sin ellas. Al aproximarnos a los protagonistas colectivos de la
historia no nos queda más remedio que emplear las herramientas de disección. En
arqueología es evidente; si nos movemos con fuentes textuales es necesario si
queremos trascender el contenido concreto de cada fuente. Pero el resultado
bruto de la disección puede parecerse a un pájaro sin alas o a un cadáver en la
mesa de autopsias, y lo que queremos divulgar es un ser vivo y un pájaro que
vuela.
Las herramientas en sí mismas pueden
y deben, entiendo, ser divulgadas. No sólo debemos comunicar los resultados de
la investigación, sino también (y si me apuran, sobre todo) los métodos y
técnicas que empleamos para obtener conocimiento histórico. Sólo así podemos
hacer que el público destinatario de la divulgación pueda someter a crítica las
diferentes interpretaciones, incluyendo la nuestra. Con el añadido de que la
divulgación de las herramientas ofrece posibilidades evidentes de juego
intelectual, haciendo al público cómplice del proceso casi detectivesco de la
investigación, y de interactividad y manipulación de aparatos, un recurso útil
siempre que no lo consideremos un fin en sí mismo.
Pero ahora no me refiero a la
divulgación de las herramientas, sino a la de los resultados que obtenemos a
través de su uso. Lo cierto es que obtenemos números y porcentajes, sean de los
precios del trigo, sean de la desviación típica de una datación por carbono 14.
Para el investigador son preciosos, pero para el público son inertes, muertos.
Comenzamos proponiendo que la
divulgación debe partir de lo concreto, y ahora nos encontramos con la enorme
dificultad de encontrarlo en algunas, en muchas ocasiones. Se nos exige, nos
exigimos, comunicar y divulgar seres vivos, sociedades en funcionamiento, pero
no en abstracto sino en detalle. Queremos muchas veces representar gráficamente
a la señora que modela cerámica en un poblado neolítico, al varón que va de
caza de grandes piezas en el paleolítico superior, o al niño que juega en una
plazuela de un poblado de la Edad del Hierro. Y nos encontramos con el hecho
implacable de que no alcanzamos el detalle necesario para la presentación que
deseamos.
No me parece que haya receta
universal para salvar este problema. Una posibilidad válida puede ser el
reconocimiento explícito de nuestra ignorancia; más que inventar alegremente
aquello que no sabemos, tal vez sea mejor emplear la sinceridad de un Warren
Sánchez, imaginario líder de secta creado por Les Luthiers, el cual, a
la pregunta de sus adeptos acerca del sentido de la vida, respondía en sólo
tres palabras: “¡Yo qué sé!”.
Reconocer la ignorancia de
detalles no significa renunciar a comunicar lo que sí sabemos con un razonable
grado de certeza. Al contrario, ese acto de honradez epistemológica puede dar
pie a la comunicación de la gran dificultad que existe para conocer lo
acontecido hace cientos o miles de años cuando no tenemos información gráfica
ni textual a nuestro alcance, haciendo partícipe al público de la realidad de la
investigación: sabemos poco, debatimos y suponemos bastante, ignoramos mucho.
Por otra parte, aplicando soluciones imaginativas es posible llegar a plasmar
momentos y escenas que, obviando los detalles que desconocemos, representen lo
fundamental de lo que queremos comunicar. En este sentido me impactaron, por
dar un ejemplo, las escenificaciones del Museo de Historia de ustedes, protagonizadas
por figuras blancas casi fantasmagóricas en las que sólo aparecen en detalle
los elementos concretos que se quieren resaltar. El conjunto tiene, en mi
opinión, una gran fuerza comunicativa.
La historia no es nitida, y lo es
menos cuanto más atrás nos vamos. Muchas veces no hay respuestas para las
preguntas que nos hacemos o que nos hacen. La historia se nos aparece difusa y borrosa,
y por ello les propongo, traída desde la bruma atlántica, la
Provocación nº 5: Uxío Novoneyra
LETANÍA DE GALICIA
De tanto calar xa falo solo
GALICIA digo eu / un di GALICIA
GALICIA decimos todos GALICIA
astr´os que calan din GALICIA
e saben sabemos
GALICIA da door chora á
forza
GALICIA da tristura triste á
forza
GALICIA do silencio calada á
forza
GALICIA da fame emigrante á
forza
GALICIA vendada cega á
forza
GALICIA tapeada xorda á forza
GALICIA atrelada queda á
forza
libre pra servir libre pra servir
libre pra non ser libre pra non serl
ibre pra morrer libre
pra morrer
ibre pra fuxir libre
pra fuxir
GALICIA labrega GALICIA nosa
GALICIA mariñeira GALICIA
nosa
GALICIA obreira GALICIA
nosa
GALICIA irmandiña GALICIA
viva inda
recóllote da terra estás mui
fonda
recóllote do pueblo estás
nil toda
recóllote da HISTORIA estás
borrosa
recóllote i érgote no verbo enteiro
no verbo verdadeiro que fala o pueblo
recóllote prós novos que vein con forza
prós que inda non marcou a malla d´argolas
prós que saben que ti podes ser outra cousa
prós que saben que o home pode ser outra cousa
sabemos que ti podes ser outra cousa
sabemos que o home pode ser outra cousa
---------------
LETANÍA DE GALICIA
De tanto callar, ya hablo solo
GALICIA digo yo, uno dice GALICIA
GALICIA decimos todos GALICIA
hasta los que callan dicen GALICIA
y saben sabemos
GALICIA del dolor llora a la fuerza
GALICIA de la tristeza triste a la fuerza
GALICIA del silencio callada a la fuerza
GALICIA del hambre emigrante a la fuerza
GALICIA vendada ciega a la fuerza
GALICIA tapada sorda a la fuerza
GALICIA atada quieta a la fuerza
libre para servir libre
para servir
libre para no ser libre
para non ser
libre para morir libre
para morir
libre para huir libre
para huir
GALICIA labriega GALICIA
nuestra
GALICIA marinera GALICIA
nuestra
GALICIA obrera GALICIA
nuestra
GALICIA irmandiña GALICIA
aún viva
te recojo de la tierra estás muy honda
te recojo del pueblo estás en él toda
te recojo de la HISTORIA estás
borrosa
te recojo y te yergo en el verbo entero
en el verbo verdadero que habla el pueblo
te recojo para los jóvenes que vienen con
fuerza
para los que aún no marcó el golpe de la
argolla
para los que saben que tú puedes ser otra
cosa
para los que saben que el hombre puede ser
otra cosa
sabemos que tú puedes ser otra cosa
sabemos que el hombre puede ser otra cosa
Porque sabemos que o home pode
ser outra cousa, porque sabemos que ti podes ser outra cousa, porque
sabemos que todo puede y debe ser otra cosa, porque tenemos la obligación de
intentar que todo sea otra cosa, tiene sentido lo que hacemos en el día a día y
tiene sentido que nos reunamos en esta Taula.
Y ya me gustaría que, en ese
camino de transformación, pudiesen tener sentido estas provocaciones que les he
propuesto con el alma llena de poemas, porque la divulgación de la arqueología
puede arrancar de la emotividad, yendo derecha al corazón de la gente sin
prescindir, ¡antes al contrario!, de la racionalidad,
porque la divulgación de la
arqueología puede arrancar de lo concreto, de lo particular, de lo propio,
mejor punto de partida que lo general y ya no digamos que lo uniforme miméticamente
globalizado,
porque la divulgación de la
arqueología no debe adormecer conciencias ni propagar falsos discursos
interesados; no debe arrullar con cuentos sino deshacer lazos, cercos, redes,
trampas y todos los caminos paralelos,
porque la divulgación de la
arqueología puede y debe resaltar el protagonismo histórico de lo colectivo y
anónimo, puede y debe dar voz a los constructores de Tebas y al cocinero de
César,
porque la divulgación de la
arqueología debe presentar a los protagonistas colectivos vivos, no
diseccionados; como pájaros que vuelan, no como pájaros desnaturalizados a los
que se les ha cortado las alas para dominarlos y apresarlos,
porque la divulgación de la
arqueología debe ser consciente de que lo que queremos divulgar es difícil de
alcanzar y conocer, está muy hondo en la tierra y borroso en la historia,
porque la divulgación de la
arqueología debe proporcionar medios y herramientas para analizar y criticar
las propuestas y la propia historia, ayudando a transformarla porque sabemos
que ti podes ser outra cousa, sabemos que o home pode ser outra cousa.
Hasta aquí las propuestas. Y como
he abusado de su paciencia, permítanme que me dirija a mí mismo una última
provocación fuera de programa, tomada ahora del Poema XV de los veinte de
Neruda, en el que dice
me gusta cuando
callas porque estás como ausente
Por lo cual me callo y me
ausento, no sin manifestarles antes mi esperanza en que si mis palabras no les
han parecido pertinentes, sí se lo resulte, al menos, mi silencio.
Muchas gracias.
La Vall d’Hebron, Barcelona, 15
de julio de 2007
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¿Qué se dice cuando uno ve que el contenido de un artículo se entiende y lo que se postula parece razonable, mesurado o prudente, para no caer en el halago excesivo que por vecindad u otros factores pueda confundirse con otra cosa?
Estuve a punto de no escribir -que ya escribí bastante esta noche- pero también me apetecía entrar, aunque sólo fuese para felicitar, así que lo hago.
Hace pocos años, estuve presente en una conferencia-coloquio, precisamente de divulgación arqueológica, y recuerdo que una señora hizo una pregunta pidiendo respuestas muy precisas, imaginemos -que no lo recuerdo del todo-, ¿qué lAbores cotidianas desarrollaban las mujeres en un castro, y cómo las hacían?; o bien, ¿cómo era el mobiliario de sus viviendas?, o incluso ¿empleaban pinturas rituales en sus rostros? ¿qué formas empleaban?
El arqueólogo le decía, imagine usted que sobre este lugar en el que nos encontramos cayese una bomba, el edificio quedase destruido y nosotros sepultados con él. Imagine también que pasasen mil años, las ruinas se cubriesen de tierra, los materiales se degradasen, alguien excavase allí y pretendiese, tras un lapso temporal tan grande y tras una degradación de los materiales de ese calibre, imagine, digo, que alguien así pretendiese explicar qué era aquello, cómo había llegado a ese estado de deterioro, cuándo se produjo la ruina, etc. Resultaba evidente que se tendría un conocimiento muy por encima de aquel yacimiento, de la sociedad que había levantado aquel edificio, de todas y cada una de las personas que habían estado allí, de su modo de vida, sus costumbres, de las causas que originaron la ruina, del porqué, y que sólo se podría responder, tras estudios muy lAboriosos, a muy pocas preguntas.
Para los demás interrogantes, el sistema de ecuaciones a resolver tendría infinitas soluciones. Las variables en juego serían tantas a la hora de Abordar el problema, que se plantearía un sistema de ecuaciones con muy pocas ecuaciones y demasiadas incógnitas, así que las soluciones posibles serían infinitas. En definitiva, decía aquel arqueólogo -no sé si así, pero este era al menos su sentido- que la arqueología o la historia no puede dar respuesta a multitud de cuestiones muy simples, y que no pasa nada por quedarse con la incertidumbre.
No puedo estar más de acuerdo con que a veces es mejor quedarse con la incertidumbre que ofrecer soluciones simples a problemas complejos.
Ohhh, acAbo de tener la gran revelación. Ya era hora!
El temita es que una categoría histórica, sea cual sea su contenido, te llene profundamente el alma (y cuanto más vacía la tengas, pues más te la llena). Es decir, se quiere que esa categoría sea tan omnicomprensiva y omniexplicativa que, de solo pronunciarla, se te disipen todas tus dudas y supinas ignorancias. La categoría “Celtas”, sin duda, no cumple ese requisito. Desechémosla pues.
Sí, sí, claro, obviamente, por supuesto, faltaría más. Cuando uno dice Latino, Heleno, Germano, es obvio que tu alma, de pronto, rebosa sabiduría, pre, proto e histórica. Y hasta me atrevería a decir que predice conocimiento futuro. La magia de las palabras, sí, qué selectivas que son las cabritas, eh! Ayyyy
Cuando en el futuro el reino de España se haya disipado y las “comunidades históricas” hayan desaparecido con ella (por efecto de algún fenómeno imprevisto por la Ciencia, yo qué sé, una catástrofe todavía innominada), los supervivientes, al cAbo de las generaciones se preguntaran: oye, qué era eso de los galegos? “Psss, nada, hablan de ellos para explicar mucho, pero eso sólo es cosa de tarados. Vamos a ver: ¿qué tiene que ver la cerámica de Buño con la de la de Loñoá das Olas! Nada, no? Pues ya está. En fin, otro mito como el de los Celtas”. Bueno, espera… Los Celtas sólo suscitan recelos cuando su existencia se sitúa en la Edad del Hierro. Si los colocamos en tiempos neolíticos o “celtorromanos” (palabras mágicas donde las haya: las pronuncias y te estalla la cabeza de tanto conocimiento), entonces vale, ya no es mito, es Ciencia. Pues lo mismo con los galegos: si es después de Fraga, vale, si no, son bilingües armónicos y con eso van más que sobraos!!
La Ciencia te da sorpresaaaaas, sorpresaaaas te da la Ciencia, oh yeaaa!
Oye JavierTorres, tú qué opinas? No soy racista, me interesan todas las opiniones.
Información eliminada por el Administrador Uma
Motivo: undefined
Aquí hay derecho de réplica o hay que pedirle permiso a alguien?
Mi comentario anterior era eso, una réplica a algo que ya me parece demasiado recurrente y trillado, y que jamás pierde ocasión de ser expuesto, venga a cuento o no. Por si no nos enteramos, aludía a este comentario de Elpater, bastante poco iconográfico:
"Además, don Crougin, sus celtas no son hordas de guerreros invasores, sino poblaciones neolíticas, sin hierro ni bronce, que ponen en cultivo tierras vírgenes y entierran a sus muertos en trasuntos de las viejas cuevas allí donde éstas no existen (algo en lo que, como en muchas otras cosas, estoy de acuerdo o al menos no me provoca rechazo).
Pero entienda que sí me lo provoca emplear, para definir una sociedad, una palabra que engloba a poblaciones desde el Atlántico hasta Polonia, y desde el neolítico hasta la alta edad media cuando menos. No niego que pueda haber rasgos profundos que permanecen, como los hay y permanecen en una persona de niño a viejo. Pero esos rasgos permanentes, que los hay, malamente van a poder caracterizar en detalle a esa persona en un momento determinado de su vida. Es bueno, por supuesto, desvelar esos rasgos generales de permanencia. Pero al mismo tiempo esos rasgos generales ocultan las variaciones que también existen. Son necesarios, pero no son suficientes. No explican, como dije en otra ocasión, las diferencias entre un habitante de un castro de la zona de Vimianzo, un bretón, un irlandés y un polaco.
Como no explican las diferencias entre un habitante de Coto do Mosteiro y uno de Punta dos Prados, y las hay. Ni las diferencias entre un habitante de Elviña del II a.C y del III d.C., y también las hay. Y ya no digamos si no nos quedamos en el II a.C. y nos remontamos al V milenio. ¡Carallo que si hay diferencias! ..."
Si tengo que exponer las razones de por qué repliqué este “cuerpo sacramentado” tan grande como una rueda de molino celta, pues no hay problema.
Pero… ¿cómo algo, que se supone que es común, tendría que explicar las diferencias? Y además, ¿hay categorías lógicas o de cualquier clase que lleven implícitas, en su definición, la distinción pormenorizada de todos sus componentes internos y de estos con otros conjuntos externos? Cuando decimos “megalitismo”, por ejemplo, ¿esperamos que ese “concepto” explique detalladamente todas las diferencias de todos los monumentos funerarios construidos con piedras grandes y no tan grandes y de estas con construcciones no-megalíticas, o nos conformamos con acotar un fenómeno funerario prehistórico con ciertos rasgos comunes?
Y la españolidad o la galeguidad: como nos engloban a todos bajo un mismo manto, supongo que nos reduce a todos los ciudadanos de este Estado o Comunidad a una fisionomía tipo, de manera que se desvanecen todas las peculiaridades físicas y psicológicas de cada uno. Una auténtica tragedia. Vamos a tener que prescindir de todos estos conceptos englobantes y reductores, por su nula capacidad explicativa, y especialmente lo celta, porque lo celta se ve que es un molde tan homogeneizador y excluyente, que fuera de él no es posible concebir variabilidad alguna. Arqueológicamente los celtas sólo se reconocerían mostrando un cuño laténico en la frente, según parece.
Siempre con la misma arremetida!! Pues que se sepa de una vez que la arremetida es falaz y está mal construida.
Lo único que se demuestra que es común a los Celtas es la lengua celta. El resto, se ha demostrado hasta la saciedad, que no, QUE NO ES COMÚN NECESARIAMENTE. Esos señores se movieron de una punta a otra de Europa durante la Antigüedad. Sí, se movieron. Otra cosa indudable e indiscutible. A partir de estos hechos todo lo demás se puede discutir con mayor o menor pasión, suerte, acierto, rigor … Pero lo anterior NO ES DISCTUTIBLE. Y si alguien quiere negarlo, que se pegue con Polibio, Posidonio, Julio César, Diodoro de Sicilia, Dionisio de Halicarnaso, Tito Livio, Estrabón, Mela, Plutarco, Plinio, Apiano, Tácito, Pausanias, Amiano Marcelino, etc., etc., que son otros señores que sitúan a aquellos pueblos a lo largo y ancho de este continente y que mencionaron o narraron muchas de sus migraciones, el saco de Roma, de Delfos, la ocupación de Asia Menor, de Britania, etc., etc.
¿Causa algún trastorno, resulta tan aberrante reconocer estos hechos e identificar a sus protagonistas por un rasgo que tienen en común? Eso es lo que hay de partida, todo lo demás puede ser ciencia o paparrucha, pero hay que determinarlo en cada caso, porque las generalizaciones sí que son empobrecedoras. Por lo mismo, los llamados celtistas no pueden meterse a todos “nun saco”, cosa que no está de más recordar, visto lo visto…
FIN
Bueno, yo pensaba que ya me había explicado, y cuando releo lo
escrito me reafirmo en que efectivamente me he explicado, y además
bastante bien.
Otra cosa es que sus interpretanciones de lo que escribo sean las mismas que las mías. Por ejemplo, cuando digo
"No
tengo nada en contra de la idea de que desde Galicia a Polonia, que es
como decir desde Santurce a Bilbao pero por el interior, se hablase de
forma generalizada una lengua del tronco al que los lingüistas llaman
celta. Pero es que nada de nada.",
lo que estoy haciendo es coordinando dos oraciones principales, es decir, coordinando sus verbos. Es decir,
"No
tengo nada en contra (...) Pero es que nada de nada."
La
segunda oración pretendía remarcar la primera. No sé si lo entendió
usted así, o entendió justamente lo contrario. En cualquier caso no
entiendo su réplica:
"Cómo que nada de nada? Volvemos con las generalizaciones. Ponme
ejemplos de lugares atribuidos por los clásicos a los celtas donde no
haya “vestigios significativos” de lengua céltica documentados por
otras fuentes (epigrafía, onomástica, etc.)"
Pues
le respondo, repitiéndome: que no, que no me molesta nada, pero que
nada de nada, la idea de que desde Galicia a Polonia se hablasen
lenguas del tronco celta. Lo que no entiendo es por qué a usted le
molesta que a mí no me moleste que en Europa se hablase celta. ¿Será
que no estoy cumpliendo bien con mi papel de estereotipo anticeltista
que me atribuyen? Ahí sí que ya lo siento, pero no puedo hacer nada:
los papeles y los intereses son míos, y son los que son; y por supuesto
que seguirán siéndolo sin necesidad de convertirme en objeto de estudio
histórico (lo cual, por cierto, ya lo soy, desde una universidad
italiana para más coña, pero no precisamente por estos asuntos sino por
otros que nada tienen que ver).
Dice usted "Antes de Elpater importaba todo y después de Elpater … ¿él decide lo que importa?"
Me
parece que se le ha caído un pronombre. Aquí se lo entrego: "le". Así
la frase queda mejor: "Él decide lo que le importa". Así está bien. Y
además no veo que tenga nada de pretencioso: me parece de puro sentido
común.
La vida es corta. Ars longa, vita brevis. O, en
académico universitario solemne, vita brevis est, brevis finietur. Y
después vienen con recochineo a decir que nos gaudeemos. Pero es así:
breve y finiquitura (esse). Y no hay tiempo para todo, que también hay
que lavar los calcetines. A mí me encantaría poder saber de todo, y de
hecho bastante disperso soy, pero ya no me caben más cosas. Puedo leer
conclusiones, y me interesan, aunque no siempre sea capaz de
asimilarlas. Pero ya no puedo meterme en asuntos en los que no me haya
introducido en tiempos pasados. Si he renunciado definitivamente a
hablar alemán y tocar el violín, ¿cómo no voy a renunciar a aprender
lingüística? Renuncio. Abrenuncio. Vade retro. No más dispersión, ya no
cabe.
Pero es que tampoco acAbo de entender por qué todo el mundo
tiene que saber de todo. Vamos a ver: por aquí hemos leído muchas
intervenciones, y buena pena es que no haya más, de Corgo, por
ejemplo, sobre asuntos lingüísticos. Algunas creo que era (yo) capaz de
seguirlas, otras no. Pero aunque no las entendiese, me quedaba siempre
con la esperanza de entender la siguiente, con la creencia además,
seguramente estúpida, de que aunque no las entendiese ahora, quedarían
en un rinconcito de la memoria y ya se resolverían cuando les tocase el
turno, y por sí mismas. Alguna vez me han pasado cosas así: de repente
me viene un recuerdo de una conversación, una clase, una lectura, y
entiendo el sentido de algo que no pude entender en su momento. Pues
bien, una de las cosas que Corgo suele hacer con asiduidad es marcarse
límites de forma explícita; un hasta aquí llego, y de lo que pase de
ahí, aunque lo siga con interés, nada digo, pues ya no es lo mío. A mí
este planteamiento de Corgo me gusta. Yo no sé si ya pensaba así antes,
pero desde luego el verbalizarlo y asumirlo conscientemente creo que se
lo debo.
En consecuencia, me repito: a mí no me corresponde
hablar de lengua, les corresponde a los lingüistas. No por prohibición,
claro, ni por barreras académicas, o de títulos, o cosas así. Renuncio
a la lingüística y se la cedo a ellos, con mi compromiso explícito de
aceptar y asumir lo que ellos acuerden (pero no las conclusiones de los
unos sobre las de los otros mientras no haya acuerdo, aclaro) no porque
nada me prohíba opinar, salvo mi falta de tiempo, porque tiempo hace
falta, y mucho, para adquirir el bagaje necesario para opinar con
conocimiento de causa. Y el tiempo lo necesito para otras cosas, unas
académicas (las menos), otras no. Es posible que también haya falta de
capacidad, aunque honradamente creo que no; creo que si dedicase el
trabajo y el tiempo suficiente podría llegar a dominar el asunto
siquiera mínimamente. Pero no voy a dedicar el trabajo y el tiempo
necesario, y creo que es mejor reconocérmelo y dejarme de
diletantismos. Lo cual no quita que de cuando en vez pueda leer algo, e
incluso hacer alguna pregunta. Pero no es, ni creo que vaya a ser, mi
campo de interés.
Pregunta usted: "Y por cierto, ¿quién convino QUÉ sobre lo que aporta la lengua?"
Pues mire, usted lo propuso y yo lo acepté. Me refiero a estas palabras suyas:
"Lo único que se demuestra que es común a los Celtas es la lengua celta.
El resto, se ha demostrado hasta la saciedad, que no, QUE NO ES COMÚN
NECESARIAMENTE."
Pero vamos, si quiere retirarlo no hay problema. Rompemos el convenio y asunto arreglado, que aquí no pasa nada.
En
cualquier caso yo no he dicho nada acerca de lo conveniente de conocer
la lengua de un pueblo y sus vaivenes. Cuando ya tengan aclarado lo que
pasó con los vaivenes de las lenguas prerromanas en Galicia y aledaños,
estaré encantado de leerlo, y créame que lo haré con auténtico interés,
con pasión diría incluso. Pero me parece que, con los mimbres que se
dejan ver, al cesto todavía le faltan un par de veranos. De momento
todavía se escapa el contenido, tan grandes son los vacíos.
En
cuanto a su última pregunta, yo creo que ya me he explicado hasta la
saciedad. De verdad. Claro que me llama la curiosidad. Pero no dispongo
de las herramientas ni de los conocimientos para Abordar el asunto. Si
por necesidad de explicar cosas fuera, ¡ande que no hay cosas! En
historia y fuera de ella. Pero uno se dedica a lo que se dedica, y no a
otras cosas. En general, en todas hay gente capacitada que se dedica a
ellas. Y en ellas confío. Como cuando estoy enfermo: si todos los
médicos dicen que con estos síntomas tengo una infección, hay acuerdo
en que tengo que tomar antibióticos, y tras los análisis que me
hicieron recomiendan unánimemente o casi que el antibiótico de elección
es Éste, pues voy y santamente me tomo las pastillas de Éste que me
recetan. No se me ocurre matricularme en primero de medicina. Con lo
otro, lo mismo. Pero tiene que haber acuerdo.
Oye Rosa-ae: "Yo pedí permiso para opinar, porque ese trasunto de arquitecto
herculino ME ACUSÓ A MI de venir a reventar este foro a dúo con no sé
quién. Cosa que no me explico y que me pareció de lo más impertinente y
paranoico".
¿No te lo explicas? No me lo puedo creer en una chica tan lista y pluscuanperfecta como tú, que hila tan fino. A lo mejó es que confundes porque no vienes últimamente tan pacífica, con tan buenos modos, tan poco agresiva, con ánimo de no crispar ni crear mal ambiente. De todos modos, aquellas preguntitas que había formulado hace meses Brigantinus siguen en el aire; de circunloquios y rollo retórico, dAbondo.
R-R: "No te expreses mal y no habrá malentendidos. Las frases coordinadas no se separan con puntos, sino con conjunciones. El error es de puntuación; tuyo."
Bueno, el error de puntuación no lo niego, aunque no sé si "error" es el término adecuado. Desde luego el uso del punto podía llamar a la ambigüedad. Pero mire, aunque la lingüística no sea lo mío, y la EGB no la hice porque no había, de mi infancia algo me quedó; entre otras cosas, que "pero" es una conjunción adversativa. Y como la oración que pretendí, sin éxito, coordinar, empieza con un "pero", resulta que sí hay conjunción, y además a principio de frase. Y si empieza por un "pero", indica que es una oración coordinada adversativa. Mírelo: "Pero es que nada de nada".
La reiteración de "nada" bien pudo haberle hecho sospechar que había relación con el "nada" de la oración principal de la larga oración compuesta, es decir, con "No me molesta nada", puesto que las demás oraciones eran subordinadas a ésta.
En resumen: a pesar de la posible mala puntuación, el comienzo por "pero" y la repetición de "nada" son elementos suficientes para haber establecido la relación entre "No me molesta nada" con "pero es que nada de nada".
Si tenemos en cuenta, además, que por ninguna parte se ve otro verbo principal, que está pidiendo a gritos ese "pero es que nada de nada", deberemos concluir que fue usted quien se inventó un verbo, si no una oración completa, que en lo escrito por mí no está, ni se le espera.
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R-R: "Y sigues queriendo colarme a la fuerza tu gramática: no me falta ningún pronombre en “¿él decide LO QUE importa?” No conviertas esto en tu diván personal, y no echarás de menos ningún pronombre personal (ya se que eso es muy vuestro...)"
Puedo jurar y juro que no pretendo colarle nada, y mucho menos a la fuerza. Con todo, me llama la atención la poca sutileza con que una persona que tanta importancia da a la lengua, y que incluso exige que se la demos los demás, Aborda el análisis sintáctico.
Porque resulta que sí que le falta un pronombre; un pronombre que es al mismo tiempo todo un complemento, el que antes llamábamos indirecto, pero no complemento del verbo principal, sino del subordinado.
Como usted bien sabe, la forma "LO" es la propia del complemento directo, mientras que la forma "LE" es la del complemento indirecto. Yo no le he entregado un LO, que de eso ya tenía. Le he entregado un LE, que le faltaba para que la oración fuese correcta. Un complemento indirecto, que hace que su afirmación, incorrecta en la forma e inventada e igualmente incorrecta en el contenido, adquiera una forma y contenido correctos gracias a ese complemento indirecto.
"¿Él decide lo que importa?" Evidentemente, no. No sé quién decide esas cosas, pero por descontado que yo no soy ése.
"¿Él decide lo que LE importa?" Pues sí. Lo que le importa es cosa suya (es decir, mía) y efectivamente él (es decir, yo) decide lo que LE (lo que ME) importa. Y supongo que usted hace lo mismo, y por eso se dedica a lo que se dedica en lugar de, qué sé yo, andar destripando genomas, montar una asesoría jurídica o crear una empresa de import-export de grelos con delegación en Burkina Faso, por citar tres actividades ciertamente apasionantes y sin lugar a dudas de gran importancia (la última, incluso, podría gozar de una subvención de la Xunta).
A ver, ahora le resaltaré con mayúsculas los dos pronombres, para que vea que, aunque su LO QUE está, falta mi LE:
(1) ¿Él decide LO que importa?
(2) ¿Él decide LO que LE importa?
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R-R: "Respecto a esto otro que dices:
Pregunta usted: "Y por cierto, ¿quién convino QUÉ sobre lo que aporta la lengua?"
Pues mire, usted lo propuso y yo lo acepté. Me refiero a estas palabras suyas:
"Lo único que se demuestra que es común a los Celtas es la lengua celta. El resto, se ha demostrado hasta la saciedad, que no, QUE NO ES COMÚN NECESARIAMENTE."
"No neniño, tampoco me cuelas esa. Tú dijiste claramente : Incluso, si me apura, y si la lengua viene sola sin compañía de botas cardadas con espada de sombra esguía, le diré que me da igual, porque las preguntas que me hago no son de lengua sino de lo otro, de aquello sobre lo que hemos convenido que la lengua no aporta luz."
Sí señora, así es lo que cuenta, salvo lo de colar, que de eso no uso. Y yo me refería a esa frase "Lo único que se demuestra que es común a los Celtas es la lengua celta.
El resto, se ha demostrado hasta la saciedad, que no, QUE NO ES COMÚN
NECESARIAMENTE", con la que inicié mi mensaje, como puede comprobar. Y añadí que de acuerdo, que lo firmaba. Firmaba el convenio de acuerdo con usted y con esa frase.
R-R: "Yo te preguntaba quién convino qué sobre lo que aporta la lengua. Ahí sí que me equivoqué, puesto que preguntaba sobre un sujeto que estaba implícito: HEMOS CONVENIDO. Pues insisto, quién sois vosotros y qué habéis convenido. No hay nada en mis palabras que me relacione con ese sujeto plural, por reconocer que una lengua es el único rasgo común de un pueblo."
No somos "vosotros", sino "nosotros". Usted y yo. Usted propone esa frase, y yo la acepto. Lo firmo. Está perfectamente explicado en mi primera réplica, a la que tantas vueltas le da. Y no será por falta de conjunciones.
¿De verdad ha leído usted mi mensaje?
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R-R: "Bueno, mira, eres esquivo, no te pronuncias claramente sobre nada, largas unas letanías infumables para escurrir el bulto , cosa que no provocan más que malentendidos de expresión... En definitiva, como argumentador me pareces pésimo y no me interesa seguir manteniendo esta conversación contigo (no sé qué se me pudo cruzar para esperar lo contrario…)"
Pues yo tampoco sé lo que se le cruzó, ¿cómo voy a saberlo? De modo que ahí no puedo ayudarla.
En lo de que soy esquivo, lo niego: aquí estoy, aguantando el chorreo, sin esquivar nada. Pero nada de nada. Y le aclaro que ese "Pero nada de nada" se refiere a lo que esquivo, o mejor a lo que no esquivo, más que nada para evitarle el trabajo inútil de inventarse verbos.
En cuanto a lo que le parezco, está usted en pleno derecho a tener los pareceres que desee, y no seré yo quien intente limitárselo. Me doy por enterado de que le parezco un pésimo argumentador, y santas pascuas, salvo que a usted se le ocurra algún otro improperio, del que igualmente me daré por enterado.
Sobre sus intereses, supongo que debería decirle, siguiendo sus pasos, que quién se cree usted que es para definir lo que interesa y lo que deja de interesar, que antes de la Escuela de los Annales no sé qué, y antes de la aparición de la Historia de las Bicicletas no sé cuántos, y que ya dirá lo que interesa cuando se convierta en objeto histórico. Pero como a mí no se me caen los LES, y diferencio perfectamente un general "lo que interesa" de un particular "lo que le interesa", no voy a decir eso, no. Por el contrario, le diré que es usted muy dueña de disponer de sus propios y particulares intereses, y que tiene todo el derecho del mundo a que esta conversación no forme parte de ellos.
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"Adiós"
¿Le hace con el corazón, que con el alma no puedo?
“....los grandes hombres de toda la vida. Grandes
hombres. ¿No hay grandes mujeres? Salvo algunas excepciones, hasta hace poco
no. Comienza a haberlas”.
¿Secundaria la mujer en
la historia? Por ejemplo ¿Es secundaria en la historia de España Isabel la Católica?
Parece increíble que tenga que referirme a quien sin duda es uno de los
personajes más importantes y decisivos de la historia de España. Pero como el
autor la ha obviado, (¿lapsus o acto fallido?) no tengo más remedio que
hacerlo: Princesa de Asturias. Reina de Castilla (13/12/1474). Pese a las
múltiples críticas, apostó por las ideas de Cristóbal Colón, lo que dió a
Castilla y a su idioma una difusión mundial. Durante su reinado se creó la Santa
Inquisición, se produjo la incorporación del reino nazarí de Granada y la
conversión de los judíos. Su reinado es el origen del Reino de España.
¿Cómo alguien puede
escribir tamañas barbaridades en pleno siglo XXI?
El autor mercería por este y otros juicios ser insultado. No voy a caer en la tentación. Seguro
que las mujeres no figuraban en la historia que él enseñó a sus alumnos. Esto
puede explicar lo que el mismo califica como su rotundo fracaso como docente.
No me extraña nada. Espero que mis hijos no topen jamás como un profesor así.
Otra
perla:
“Los fenicios no eran guerreros, eran comerciantes y
avaros: quedan por tanto relegados, como las mujeres, a hacer de comparsas o,
en el mejor de los casos, de actores secundarios”
¡Qué barbaridad!
incluye al general Moscardó. La Reina Isabel la Católica no merece estar entre
los grandes de España, pero el general Moscardó si. Creo que queda todo dicho y
está bien claro de que pié cojea el autor.
poblaciones neolíticas, sin hierro ni bronce.....”
En un portal de historia cuando alguien expone un argumento
debe preocuparse de fundamentarlo con datos que se puedan contrastar.
En este auto-homenaje a su ego, el autor dice lo que le viene en gana, ahora un
tópico, después algo de su propia
cosecha.... Como dice Rosa-ae los celtas del hierro no valen, pero los
neolíticos si. Porque lo dice este señor y ya está. Palabra de Dios.
Ya sé lo que pasa. Como el propio pater dice que es
“antiguo”, (por cierto, Padre no hay más que uno y este paternalismo fingido no
es nada más que una muestra más de la pretenciosidad del autor) debe saber
quienes eran fenicios y celtas porque era contemporáneo de ellos, de ahí su
conocimiento incuestionable y de primera mano.
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