Autor: A.M.Canto
lunes, 22 de enero de 2007
Sección: Artículos generales
Información publicada por: A.M.Canto


Mostrado 42.545 veces.


Ir a los comentarios

«LATINOAMÉRICA»: Forma y fondo de un craso error

Artículo en el que se reflexiona sobre la injusticia histórica del término "Latinoamérica”, cómo y para qué fue inventado y utilizado en el siglo XIX, hasta ser hoy el mayoritario y una especie de cuño de “progresía”. Los hispanoparlantes deberían de hacer un esfuerzo para recuperar, sin complejos, los vocablos históricamente más justos: Iberoamérica e Hispanoamérica.






En el otoño de 2001, a raíz de una extraña serie de envíos postales en Estados Unidos, la aceptación automática y generalizada entre nosotros de la palabra inglesa anthrax, para referirse a una enfermedad que está en nuestro poderoso vocabulario desde tiempo inmemorial como carbunco, demostró bien a las claras la indefensión actual de nuestros media, y de nosotros mismos, ante las importaciones del léxico inglés. Pero ésta del anthrax no pasa de ser una anécdota temporal y sin mayor trascendencia: A lo largo del tiempo hemos sido víctimas de adquisiciones terminológicas mucho más graves, por cuanto contenían cargas de profundidad ideológica o histórica contra las que en su momento no se luchó lo suficiente, acabando por prohijarlas en nuestra panoplia lingüística, incluso cuando ello suponía tirar piedras contra nuestro propio tejado.

Tal es el caso evidente del término «Latinoamérica», con su construcción equivalente de «América Latina». Algunos no podemos evitar cierta perplejidad cuando vemos u oímos llamar «intérprete latina» a una robusta negra, vestida de ropa multicolor y con un pañolón bien enrollado a la cabeza, cantando salsa y meneándose a lo afro... Puede suponerse lo que opinarían de semejante parentesco, envueltos en sus blancas togas, Catón, César, o Vespasiano, el gran latinizador de Hispania.

Visto desde la Historia, incluso sería inexacto describir a la propia España, madre carnal de aquel enorme continente, como un país «latino», y más chocante y obvio aún resultaría con las definiciones análogas, que serían «Latinoespaña» o «la España Latina». Aunque nuestra lengua, como romance que es, procede en lo esencial del latín, otros muchos elementos fundamentales de la cultura romana no se mantuvieron en nuestro país. En efecto, en la dominación y aculturación de esta habitualmente invadida península los romanos fueron relevados durante tres siglos por varios pueblos centroeuropeos, que no eran ya propiamente pueblos latinos, sobre todo los visigodos (los más flojos, al decir de Ortega y Gasset) y, durante otros ochocientos años más –casi los mismos que Roma la dominó– por diversos pueblos musulmanes: árabes de Siria, mauretanos, bereberes... A lo largo de estas sucesivas ocupaciones, exceptuado el idioma (que no obstante sufrió fuertes aportaciones), una buena parte de las señas identificadoras de la vieja latinidad de España fueron olvidadas. Para empezar, los propios conquistadores de América no tenían ni siquiera aquella religión politeísta que fuera un rasgo tan característico de latinos y de romanos.

Así que, si improcedente sería extrapolar al mundo contemporáneo la realidad de una «España latina» que empezó a dejar de existir en el año 409 d.C., no digamos nada de ese engendro conceptual que es «Latinoamérica». Los chichimecas, los toltecas o los incas nunca llegaron a hablar latín, ni a regirse por el Derecho Romano, a administrarse como una colonia latina o a sacrificar vacas blancas a Diana la Cazadora. Al igual que los negros, criminalmente trasladados desde África al otro lado del Océano, nuestros «indios» (otro vocablo insuperablemente erróneo) no llegaron a saber nada de esos romanos, de los que –de dar crédito a la definición en cuestión– son ellos descendientes y herederos. Por tanto, si ni «Latinoamérica» ni «América Latina» se corresponden con alguna verdad histórica, ¿a qué se deben esos vocablos y su enorme popularidad en el uso hablado de la propia España?

Parece claro que ambos conceptos se acuñaron en la segunda mitad del siglo XIX con el propósito deliberado de difuminar el incuestionable protagonismo de España y Portugal en la conquista y colonización de aquellos nuevos y vastos territorios, incluída una buena parte meridional de los propios Estados Unidos. Cuando se dice «Latinoamérica» se falsean las dos definiciones que la Historia Moderna acredita como las más exactas, que son «Iberoamérica» e «Hispanoamérica», basadas respectivamente en la definición griega y romana para la totalidad de la Península Ibérica y comprendiendo, por tanto, a Portugal y su gran Brasil. Hablando en términos políticos, el vocablo «Latinoamérica» menoscaba claramente el protagonismo ibérico, y lo transfiere y reparte entre otras naciones, singularmente Francia e Italia, también «latinas», pero que nada o muy poco tuvieron que ver en el descubrimiento, la conquista, el repoblamiento y la aculturación del nuevo continente.

España, fiel al bautismo del propio Colón, siempre llamó a todo aquel territorio «las Indias», y así aparecen en los títulos y orlas de los monarcas austrias y borbones, que son Hispaniarum atque Indiarum rex (reyes de las Españas y las Indias). Miguel Rojas Mix escribió un interesante ensayo (Los cien nombres de América, Barcelona, 1991) en el que se detuvo en el origen del problema: Los conceptos «raza latinoamericana» y «América Latina» se documentan por primera vez en una conferencia del interesante pero olvidado pensador chileno Francisco Bilbao, pronunciada en París en junio de 1856. En septiembre de aquel mismo año, y abandonando su habitual de «América española», se los arrogó el colombiano José Mª Torres Caicedo, quien, como miembro del Instituto de Francia y de la Legión de Honor, gozaba de una inmejorable posición para difundirlos en el vecino país. Ambas definiciones venían como anillo al dedo a la ideología del «Panlatinismo», emergente desde algunos años antes entre la intelectualidad francesa (sobre todo Chevallier, Lamennais, Quinet o Tisserand), en cuanto que «en aquel continente se debía oponer al peso de la raza anglosajona el de la raza latina». La Revue des Races Latines fue así, desde 1857, el órgano ideal para desarrollar y expandir los nuevos términos.

Su propio creador, Francisco Bilbao, abandonó desilusionado ambos vocablos cuando comprobó que, al contrario de lo que él pretendía expresar, eran usados políticamente para dar coartada ideológica a otro imperialismo y a otro colonialismo, ahora franceses. Pues a su amparo se justificó mejor la invasión de México por Napoleón III, y la instauración allí, en 1864, de un trono y un emperador, basados en que había con nuestra América «une affinité de civilisations, de moeurs, de race, d’éducation...». Se afirmaba, en resumen, que España era débil y que no estaba en condiciones de enfrentarse a los Estados Unidos de América, pero que Francia sí era capaz de crear una barrera en el Río Grande, y de ser, como dice Rojas, «la campeona del panlatinismo».

Hacia 1875 ambos conceptos estaban ya sólidamente implantados en favor de Francia y en contra de España, que de manera tan torpe había ido perdiendo todas sus antiguas colonias. Los «indoamericanos», decepcionados, acogieron rápidamente como suyo aquello de «América Latina» y «latinoamericanos», en cuanto que era otro gráfico medio de romper definitivamente las amarras con la metrópolis, una «Madre Patria» que más bien había acabado siendo una madrastra dura, poco inteligente y muy imprevisora. Más tarde aquellas definiciones fueron útiles también, tanto a Estados Unidos como a las ideologías de izquierdas, enterrando cada vez más la realidad histórica.

Hoy son multitud los españoles que, al decir «Latinoamérica», «América Latina» y «los pueblos latinos», siguen sirviendo sin saberlo a aquel panlatinismo francés del XIX y a los intereses de quienes acuñaron unos conceptos destinados a atacar y deslucir una parte tan sensible de nuestra propia Historia. Y algunos además lo hacen convencidos de que eso es más progresista; quizá esto se deba sólo a la insistencia que, con otras miras, puso el Franquismo en los usos correctos, y no a un conocimiento real de los antecedentes, sin meditar bien si en este aspecto concreto los franquistas estaban o no acertados. En este sentido, los sucesivos gobiernos democráticos y la Casa Real siempre han tenido las cosas claras; no así los medios de comunicación y la población en general.

Si somos aún tan débiles como incapaces de recuperar «Iberoamérica» e «Hispanoamérica» para nuestro léxico cotidiano, sin complejos y arropando el renovado y fraterno sentimiento de igualdad y colAboración con los países hispanos de América, que cada año se refleja en las Cumbres, si no podemos, insisto, esto significará que, con respecto a España, la Francia de Napoleón III sigue vigente y cargada de razón.

Alicia Mª Canto
Universidad Autónoma de Madrid





No hay imágenes relacionadas.

Comentarios

Tijera Pulsa este icono si opinas que la información está fuera de lugar, no tiene rigor o es de nulo interés.
Tu único clic no la borarrá, pero contribuirá a que la sabiduría del grupo pueda funcionar correctamente.


  1. #1 silmarillion 28 de mar. 2005

    Proclama a los Habitantes del Perú:

    Paisanos:

    "Para dirigiros mi palabra no solo me hallo autorizado por el derecho con que todo hombre libre puede hablar al oprimido. Los acontecimientos que se han agolpado en el curso de nueve años os han demostrado los solemnes títulos con que ahora los estados independientes de Chile y de las Provincias Unidas de Sud América me mandan entrar en vuestro territorio para defender la causa de nuestra libertad. Ella está identificada con la suya y con la causa del género humano; y los medios que se me han confiada para salvaros son tan eficaces como conformes a objeto tan sagrado. Desde que se hizo sentir en algunas partes de la América la voluntad de ser libres, los agentes del poder español se apresuraron a extinguir cadenas, la revolución empezó a presentar fenómenos de males y de bienes y en consecuencia de su marcha el virrey del Perú se esforzó a persuadir que había sido capaz de aniquilar en los habitantes de Lima y sus dependencias hasta el alma misma para sentir el peso e ignomia de sus grillos. El mundo escandalizado en ver derramada la sangre americana por americanos entró a dudar, si los esclavos eran tan culpables como sus tiranos, o si la libertad debía quejarse más de aquellos que tenían la bárbara osadía de invadirla, que de los que tenían la necia estupidez de no defenderla. La guerra siguió incendiando este inocente país, pero a pesar de todas las combinaciones del despotismo el evangelio de los derechos del hombre se propagaba en medio de las contradicciones. Centenares de americanos caían en el campo del honor o a manos de alevosos mandatarios; más, la opinión fortificada por nobles paisanos hacía sentir siempre su triunfo; y así el tiempo regenerador de las sociedades políticas acabó de preparar el gran momento que va ahora a decidir el problema de los sentimientos peruanos y de la suerte de América del Sud. Mi anuncio, pues, no es el de un conquistador que trata de sistemar una nueva esclavitud. La fuerza de las cosas ha preparado este gran día de vuestra emancipación política y yo no puedo ser sino el instrumento accidental de la justicia y un agente del destino. Sensible a los horrores con que la guerra aflige a la humanidad siempre he procurado llenar mis fines del modo más conciliable con las intereses y mayor bien de los peruanos. Después de una batalla completa en el campo de Maipú, sin escuchar ni el sentimiento de la más justa venganza por una bárbara agresión, ni los derechos de la indemnización por los males graves causados a Chile, de una completa prueba de mis sentimientos pacíficos. Escribí a vuestro virrey con fecha 11 de abril de este año, que sintiese la situación difícil en que estaba colocado, se penetrase de la extensión a que podrían dilatarse los recursos de los estados íntimamente unidos, y la preponderancia de sus ejércitos; y en una palabra, la desigualdad de la lucha que le amenazaba. Yo lo hice responsable ante todos los habitantes de ese territorio de los efectos de la guerra; y para evitarlos, le propuse que se convocase al ilustre vecindario de Lima, representándole los sinceros deseos del gobernador de Chile y de las Provincias Unidas que se oyese la exposición de sus quejas y derechas, y que se permitiese a los pueblos adoptar libremente la forma de gobierno que creyesen conveniente cuya deliberación espontánea sería la ley suprema de mis aspiraciones, etc. Esta proporción liberal ha sido contestada con insultos y amenazas; y así el orden de la justicia tanto como la seguridad común me precisa a adoptar el último de recursos de la razón, el de la fuerza protectora. La sangre, pues, que se derrame, será solamente crimen de los tiranos y de sus orgullosos satélites. No os ha sido menos patente la sinceridad de mis intenciones después de la jornada de Chacabuco. El ejército español enteramente derrotado, Chile se hizo un estado independiente y sus habitantes empezaron a gozar de la seguridad de sus propiedades y de los frutos de la libertad. Este ejemplo, es por si solo, el más seguro garante de mi conducta. Los tiranos habituados a desfigurar los hechos para encender la tea de la discordia, no han tenido pudor de indicar que la moderación que el ejército victorioso ha observado en Chile ha sido una consecuencia de su propio interés, sea así enhorabuena: ¿no es decir que nuestro interés está de acuerdo con la libertad de los pueblos? ¿no es esto una mejor garantía y razón más de confianza?...Sin duda, que por ella serán arrojados de Lima los tiranos, y el resultado de la victoria hará que la capital del Perú vea por la primera vez reunidos sus hijos eligiendo libremente su gobierno y apareciendo a la paz del globo entre el rango de las naciones. La unión de los tres estados independientes acabará de inspirar a la España el sentimiento de su impotencia y a los demás poderes el de la estimación y del respeto. Afianzados los primeros pasos de vuestra existencia política, un congreso central compuesto de los representantes de los tres estados dará a su respectiva organización una nueva estabilidad; y la constitución de cada uno así como su alianza y federación perpetua se establecieron en medio de las luces, de la concordia y de la esperanza universal. Los anales del mundo no recuerdan revolución más santa en su fin, más necesaria a los hombres ni más augusta por la reunión de tantas voluntades y brazos. Lancémonos, pues, confiados sobre el destino que el cielo nos ha preparado a todos. Bajo el imperio de nuevas leyes y de poderes nuevos la misma actitud de la revolución se convertirá en el más saludable empeño para emprender todo género de trabajos que mantener y multiplicar las creaciones y beneficios de la existencia social. A los primeros días de la paz y del orden, esos mismos escombros que ha sembrado la gran convulsión política de es te continente serán como las lavas de volcanes que se convierten en principios de fecundidad de los mismos campos que han asolado. Así vuestras campañas se cubrirán de todas las riquezas de la naturaleza, las ciudades multiplicadas se decorarán con el esplendor de las ciencias, y la magnificencia de las artes y el comercio extenderá libremente su movimiento en ese inmenso espacio que nos ha señalado la naturaleza. Americanos: el ejército victorioso de un tirano insolente difunde el terror sobre los pueblos sometidos a su triunfo, pero las legiones que tengo el honor de mandar, forzados a hacer la guerra a los tiranos que combaten, no pueden prometer sino amistad y protección a los hermanos que la victoria ha de librar de la tiranía. Yo os empeño mi más sagrado honor en que esta promesa será cumplida infaltablemente. Os he significado mis deberes y designios, vuestra conducta nos dirá si vosotros sabéis llenar los vuestros, y merecer el ilustre nombre de verdaderos hijos de este suelo. Españoles europeos: mi anuncio tampoco es el de vuestra ruina. Yo no voy a entrar en este territorio para destruir, el objeto de la guerra es el de conservar y facilitar el aumento de la fortuna, de todo hombre pacifico y honrado. Vuestra suerte feliz está ligada a la prosperidad e independencia de la América: vuestra desgracia eterna solo será obra de vuestra tenacidad. Vosotros sabéis: España se halla reducida al último grado de imbecilidad y corrupción; los recursos de aquella monarquía están dilapidados; el Estado cargado de una deuda enorme, y la que es peor, el terror y la desconfianza formando la base de las costumbres públicas han forzado a la nación a ser melancólica, pusilánime, estúpida y muda. Sólo la libertad del Perú os ofrece una patria segura. A las íntimas relaciones que os unen a los americanos no falta sino vuestro deseo y conducta para formar una gran familia de hermanos. Respeto a las personas, a las propiedades y a la santa religión católica son los sentimientos de estos gobiernos unidos : yo os la aseguro del modo más solemne. Habitantes todos del Perú: la expectación de más de las otras tres partes de la tierra está sobre vuestros pasos actuales, ¿Confirmaréis las sospechas que se han excitado contra vosotros en el espacio de nueve años? Si el mundo ve que sabéis aprovechar este feliz momento, vuestra resolución le será tan imponente como la misma fuerza unida de este continente. Apreciad el porvenir de millones de generaciones que os pertenecen. Cuando se hallen restablecidos las derechos de la especie humana perdidos por tantas edades en el Perú, yo me felicitaré de poderme unir a las instituciones que los consagren, habré satisfecho el mejor voto de mi corazón, y quedará concluida la obra más bella de mi vida. "
    Cuartel General de Santiago de Chile. 13 de noviembre de 1818.

  2. #2 DOROTEA 29 de mar. 2005

    Estoy de acuerdo contigo, Sucaro:

    "Los indígenas sudamericanos no fueron los únicos conquistados, asesinados, embaucados, robados o violados".

    Cuando llegaron los españoles ya llevaban miles de años conquistándose unos a otros, asesinándose unos a otros, embaucándose unos a otros, robándose unos a otros y violándose unos a otros, como en todas partes. Hernán Cortés y sus 400 soldados jamás hubieran conquistado el imperio azteca sin el apoyo y colAboración de todas las tribus sometidas, expoliadas, asesinadas, robadas y violadas por Moctezuma y compañía.

    A ver si terminamos de una vez con el mito del buen salvaje, por favor.

  3. #3 silmarillion 29 de mar. 2005

    Items diversos:
    "conquistados, asesinados, embaucados, robados o violados"... distinguría dos conceptos en esto. una situación es el período de "conquista" y otra el de colonización. En realidad la colonización de España fue muchísmo menos cruel que la de Portugal, por que practicamente no existió sistema plantacional en las colonias de España y sí en las colonias portuguesas.
    Otro tema es que el asesinato y expoliación de los pueblos Aborígenes fue producto no tanto de la etapa colonial sino de los gobiernos emancipados de américa del sur en la medida que requirieron de territorios de expansión y procedieron a arrasar la "frontera del indio".
    No conozco a nadie que se defina como "latinoamericano" salvo en los discursos políticos.
    Los "indios" son "naciones Aborígenes" y según de que país hablemos es que tienen mayor o menor presencia.

  4. #4 eyna 30 de mar. 2005

    vayaaaa, justo ahora acAbo de leer a Rosa Regás,escritora,directora de la Biblioteca Nacional, un artículo en castellano y utiliza.....Catalunya, Lleida, Girona....muy mal, Rosa,muuuuyyy maaaal!!! ;-)

  5. #5 Eternauta2 01 de abr. 2005

    Ojo! que si el caso es recuperar el nombre de Hispanoamérica para gloria de España (y Portugal) me parece que estamos errando el punto. Si yo fuese un Aborigen Aymará, Guaraní o cualquier otro, me jodería bastante que me llamasen "hispanoamericano" (tal vez más incluso que si me llamasen latinoamericano) por las connotaciones negativas que tuvo para esas culturas el proceso de conquista y colonización.

    Los yankees no llaman angloamericanos a sus Native American People.

    América no fue descubierta, fue conquistada y colonizada. Para el principal interesado, el americano, está tan mal uno como otro término, ahora si es por gloria de España y solo por molestar a los gabachos, bueno, mejor dejarlo ahi porque no vamos a ningun lado.

    América no es latina, ni es hispana, es un continente diverso, cultural y racialmente hablando, mucho más que cualquier otro del mundo.

  6. #6 Eternauta2 03 de abr. 2005

    A. M. Canto: cual es la ventaja de utilizar una definición u otra? Evidentemente lo de Hispanoamérica (o ibero) es para gloria de España (y Portugal) y nadie más.

    Es una definición cultural o étnica? No cuadra en ninguna me parece.

    Un "indio" al que le han arrancado la cultura y el idioma de sus ancestros que tiene de Hispano? Por respeto a los pueblos Aborígenes de América me parece una definición tan injusta como la otra.

    Con respeto a la definición Anglo-Americano, los Aborígenes americanos de USA no se autodenominan asi, ni sus negros ni sus asiáticos. Al margen de cuantas veces aparezca en Google.

    Si hablamos de América Hispanoparlante o Hablante seríamos más precisos con la definición y lo más importante, más respetuosos con los americanos.

  7. #7 A.M.Canto 03 de abr. 2005

    Eternauta2: Creo que confunde Ud. la “gloria” con la Historia. Iberoamérica o Hispanoamérica son simplemente definiciones históricas y, como tales, mejores que "Latinoamérica", que es la más extendida desde el siglo XIX.
    El idioma en el que Ud. escribe es de tipo "romance", o sea, "romanicus", ¿es ésta una palabra acuñada "para la gloria de Roma", o la simple definición de una realidad de origen? También se la llama "español", ¿es ésta una falta de respeto para los "Aborígenes" que hablan otras lenguas, o simple adecuación a la realidad?

    Porque, si somos estrictos, ¿por qué aceptar para el continente la definición de "América"? Unos dicen que procede de Amérigo Vespucci, ¿por qué aceptar el nombre de un extranjero? Máxime cuando, según afirman por allá, éste no era el nombre real de Vespucci, sino “Alberigo”, que se apropiaría del nombre real, “Amerrikua” o “País de los Vientos” que los Aborígenes daban a una parte de Centroamérica, en Nicaragua. Esto último no parece cierto pero, en todo caso, en el famoso mapa de Waldseemüller de 1507 aparece aplicada sólo a Brasil. En un caso u otro, ¿por qué extender la definición “América” a todo el resto del continente?

    ¿Y por qué pensar que al “indio” americano le gustará más que le llamen, o llamarse él mismo, “Indio”, como si fuera de un remoto país asiático al que en realidad nada le une? He aquí un manifiesto anticolonialista: “The struggles undertaken by Indigenous peoples to retain or regain traditional territories and objects sacred to our respective communities have tended to define the approaches of Indian resistance to foreign imposed appropriation”. Pero, ¿resulta correcto tampoco eso de “Indian resistance? (http://intelligentAboriginal.atspace.org/american.html).

    O sea que, como ve, las cuestiones de definición son complejas. Pero, en cualquier caso, se debe atender a lo que sea más general y refleje una base histórica, y éste es el caso. Porque no se refiere sólo a las lenguas ibéricas que hablan por allá. Creo que, por otro lado, puede admitirse que representa “un cierto avance” el pasar de forma tan rápida desde las fases culturales más arcaicas, en las que se hallaban la mayor parte de los Aborígenes americanos, a todos los conocimientos y avances europeos disponibles en el siglo XVI. Fueron varios miles de años de evolución humana que el nuevo continente pudo ahorrarse y recorrer de golpe. Así que creo que España y Portugal, junto a muchos errores, hicieron algo más (e incluso aceptando que fuera de forma no deliberada) por aquellos Aborígenes, que estaban casi todos, como se dice, en la “Edad de la Piedra”, que "arrancarles la cultura y el idioma", como Ud. dice. No creo que ninguno de esos Aborígenes que cita quisiera ahora recuperar sus orígenes, y volver a la fase en la que estaban en 1492.

  8. #8 Hannon 03 de abr. 2005

    En cuanto a su último comentario, Profesora Canto; ¿qué quiere que le diga?
    A veces, viendo los documentales de la dos, me lamento de haber nacido en un país en el que tengo que trabajar 40 horas a la semana(como mínimo y, en algunos casos, incluyendo sábados y domingos) para que unos cuantos personajes con suerte puedan tener su chalet en la Sierra de Madrid, irse de vacaciones donde les plazca o conducir sus cochazos.

    No me diga que no da algo de envidia ver a los pobladores del Amazonas, o a los pigmeos , cazando monos y peces, con una inversión de trabajo mucho más reducida que la de las sociedades occidentales...

    ¿Por qué suponer siempre en todos los casos que hemos mejorado? Al fin y al cAbo, ¿No hay ahora un mayor número de esclavos que en la época del Imperio Romano? Y en la mayoría de los casos en peores condiciones...

    ¡Qué mala es la agricultura!

    PD: El que me vaya a decir que me tengo que alegrar de no haber nacido en África, en Asia o en Latinoamérica, que se ahorre el comentario. Es OBVIO.

  9. #9 Eternauta2 05 de abr. 2005

    A.M. Canto: Ud. dice "No creo que ninguno de esos Aborígenes que cita quisiera ahora recuperar sus orígenes, y volver a la fase en la que estaban en 1492".

    Es en serio? Porque hay que joderse. Pidamos que nos invadan los EEUU y nos impongan su idioma y su tecnología, sus tradiciones democráticas y su sistema social. Entonces en 10 generaciones nuestros descendientes no querrán ni oir hablar del castellano (en Filipinas fueron solo 2 generaciones) y vamos a llamarnos todos estadounidenses o el nombre que nos pongan.

    Cuando habla de "fases culturales más arcaicas" no me lo puedo creer. Si es así invadamos Marruecos ya! Como decía arriba, en unas pocas generaciones nos lo agradecerán.

    Sra. Canto, si bien creo más acertada la definición Iberoamérica que Latinoamérica, también creo que plantear lo que Ud. argumenta es simple, lisa y llanamente desconocer la realidad de América. Amén de que está valorando una cultura como mejor que otra y esto ya tiene cierto tufillo.

    En la misma España, el vasco, el catalán, el gallego reniegan del castellano y la cultura española en mayor o menor medida, siendo que hay una afinidad racial y regional, pero un Aborigen americano debe agradecer la imposición por su atrasada y "arcaica cultura".

    Ahora veo porque declararon la independencia!!! :)

  10. #10 A.M.Canto 05 de abr. 2005

    Eternauta2: Si yo anduviera en el Paleolítico o en el Neolítico, desconociera hasta la rueda, y tuviera una esperanza de vida de sólo 30 o 40 años, me interesaría que me invadiera cualquiera. Ud. parece estar entre los que creen que todos los males de Iberoamérica, y en concreto la asfixia de pueblos Aborígenes como los aymara, se debe a España. Lea esto:

    «La integración [de la nación aymara] a Bolivia ha sido denunciada por el historiador Carlos Mamani C. como una estrategia etnicida que se inicia en la revolución nacionalista boliviana de 1952, donde "fuimos integrados con la condición de despojarnos de nuestra herencia cultural, la cual debía pasar a los museos, enajenada y convertida en simple reminiscencia de un pasado muerto". Con él coinciden diferentes pensadores indígenas que recién a fines del siglo XX pudieron plantear el significado de la imposición de unas naciones sobre otras..."
    http://www.aymara.org/index.php?subaction=showfull&id=
    1111434789&archive=&start_from=&ucat=6&

    "La conquista española del imperio de los Incas se inicia cuando 150 aventureros españoles supuestamente invitados del Inca Atawallpa lo engañan y lo toman rehén. Como la sociedad teocrática de los incas atribuía a su gobernante poderes divinos, los otros líderes del imperio tardaron a comprender la crítica situación de su monarca. Esta inconsciencia es la única causa que puede explicar razonablemente el porque no fue movilizado de manera rápida, como correspondía, el poderoso y numeroso ejército imperial en aras del rescate de Atawallpa. En ese entretiempo de varios meses, entre la captura y la muerte del Inca, estos pocos españoles fueron capaces de comprender las pugnas entre la diversidad de pueblos que estaban bajo el dominio incaico y de esa manera ganar aliados entre éstas naciones que veían a los españoles como sus liberadores del imperio. Después de matar al Inca, los españoles contando con el respaldo militar y logístico de millares de nativos, rebeldes al dominio inca, fueron practicamente invencibles en los momentos decisivos de esta guerra de la conquista."
    [...]
    "Después de la batalla de Ayacucho en 1824, que fue la última de la guerra de independencia, todos los territorios habitados por los aymaras estaban en el seno del territorio peruano. Pero un año después, en 1825, líderes de la región del Alto Perú, motivados por intereses personales y el centralismo limeño, deciden que esta ex-audiencia se convierta en la nueva república de Bolivia. El lago Titicaca y los aymaristas fueron separados en dos partes perteneciendo cada una a diferentes países. Años más tarde estalla la guerra del Pacífico que enfrentó Chile contra Perú y Bolivia. Como las batallas decisivas de esta guerra estuvieron geográficamente enmarcadas en los antiguos territorios de los Lupaqas y Qollas se puede deducir la alta cuota de sangre aymara derramada en esta guerra que ha carecido de cualquier sentido para el pueblo aymara. Chile ganó esta guerra y con eso conquistó importantes territorios salitrero/cupríferos de Bolivia y Perú que mayoritariamente eran poblados por aymaristas. De esta manera intereses ajenos fueron los que los separaron a los aymaristas en los senos de tres repúblicas diferentes.[...] La independencia de España, de los países sudamericanos, en poco o nada mejoraron la condición de los aymaristas y otros nativos. Es más, algunos historiadores sostienen que su situación empeoró..."
    http://www.aymara.org/histo.php

    Por otro lado, siento no poder compartir su extrema admiración por los usacios, sobre todo en lo de "su sistema social"; con sus 30 o 40 millones de pobres no son mi modelo.

    Aladelta: De acuerdo, y también en lo de la protección de las lenguas Aborígenes.
    http://www.aymara.org/index.php?subaction=showfull&id=
    1111702304&archive=&start_from=&ucat=2&

  11. #11 Eternauta2 05 de abr. 2005

    A.M. Canto: Ud. dice "Si yo anduviera en el Paleolítico o en el Neolítico, desconociera hasta la rueda, y tuviera una esperanza de vida de sólo 30 o 40 años, me interesaría que me invadiera cualquiera". No defendamos lo indefendible ni nos cerremos en posiciones infantiles. Los musulmanes invadieron la península y claro, como no conociamos el cero y estabamos gobernados por bárbaros...
    En 1890 en España la tasa de analfabetismo era de más del 80%, si los franceses se hubiesen enterado, nos hubieran invadido y ahora hablaríamos gabacho y diriamos Latinoamérica (en francés que no se como se dice) y no nos planteariamos estas discusiones. Hablemos en serio

    A.M. Canto: veo que Ud. se documenta muy bien, pero cuando dice "Posiblemente el principal aporte cultural de la antigua cultura aymara a la humanidad, sea la domesticación de la papa". En 500 años, van a decir que la principal aportación de la cultura española fue la tortilla (que por cierto, se hace con patatas). No nos pongamos a valorar las culturas en función de sus aportes tecnológicos. Si es asi, la española tal vez no sea de las primeras del ranking.

    1.- No podemos plantear que una cultura sea mejor que otra. Y más avanzado no es mejor necesariamente. Para cada uno su madre es la mejor y su cultura es la suya.

    2.- Esta gente no hizo un concurso público para elegir alguien más avanzado para que los invadieran, se los invadió sin pedir permiso (ni perdón) y jamás el objetivo fue altruista ni mucho menos.

    Yo no compro lo de la leyenda negra de España en América porque los mayores estragos contra la población Aborigen los cometieron los mismos Americanos una vez independientes. Pero una cosa no quita la otra. No defendamos lo indefendible.

    Finalmente, volviendo a la cuestión del nombre Iberoamérica, me gusta más que el otro. Pero no se puede argumentar su uso infravalorando a los americanos.

    Sucaro: "Tradiciones democráticas: una república presidencial, nada desconocido para nosotros": EEUU tiene más de 200 años de democracia ininterrumpida, y jamás tuvo otro sistema de gobierno. Me puedes contar algo similar en Europa continental?

  12. #12 A.M.Canto 06 de abr. 2005

    Eternauta2: Perdone que no continúe respondiéndole porque me parece que Ud. no se molesta en leer bien lo que se le contesta. No soy yo la que digo lo de la patata, lo dicen los propios aymara en el sitio web de tipo nacionalista (poco sospechoso, por tanto) que indicaba.
    Y, lo siento, pero las culturas claro que son valorables, y bastante diferentes unas de otras a la hora de considerar su aportación al conocimiento general de la Humanidad. Y esto siempre es independiente de que a uno le guste que se puedan conservar su propia lengua, o sus viejas tradiciones como pueblo, y a que todo ello sea respetable.

    Nota.- Se queda Ud. corto con el analfabetismo en España en el siglo XIX:

    "Respecto a las tasas de analfabetismo para la España del siglo xix, tenemos, entre otras estadísticas similares, las estimaciones de Moreau (tomadas de Manuel de Puelles Benítez, en Educación e ideología en la España contemporánea, Barcelona: LAbor, 1980) según las cuales en 1841 el 91 % de la población total española era analfabeta. Mientras que J. M. Desvois señala que en 1900 el analfabetismo afectaba aún al 63'79 % de la población adulta española (en La prensa en España (1900-1931), Madrid: Siglo XXI de España Editores, 1977)."
    Fuente: http://www.revistasculturales.com/articulosLeer.php?cod=267

    Pero no se haga ilusiones, en Francia la situación era bastante similar:
    http://pedagogie.ac-toulouse.fr/histgeo/monog/albi/ecole/anregec2.htm, y en a fines del XVII incluso la mayoría no hablaba el francés ortodoxo:

    "La langue française parlée par l'élite pénétrait encore à pas de tortue la langue du peuple, qui ignorait tout des règles d'ordre, de pureté, d'élégance et d'harmonie. L'analphabétisme se situait à cette époque autour de 99 % en France (comme partout en Europe). Le peuple était gardé dans l’ignorance totale: l’essentiel de l'enseignement demeurait celui de la religion, qui se faisait en patois, parfois même en latin. Les nouvelles provinces annexées au royaume furent même dispensées d'appliquer l'ordonnance de Villers-Cotterêts. Lors de ses déplacements, Louis XIV se voyait souvent harangué en picard, en flamand, en alsacien, en occitan, etc. Malgré les velléités du ministre Colbert, aucune politique d'intervention linguistique ne fut entamée."
    http://www.tlfq.ulaval.ca/axl/europe/france_politik_francais.htm

    Hubo que esperar a la Revolución Francesa para poder unificar la babel idiomática que era Francia, e imponer el francés como lengua de la nación. Lo que ahora se considera un "lingüicidio":

    "Un peu après le milieu du XIXe siècle (en 1863), on comptabilisait encore 7,5 millions de Français ignorant la «langue nationale» (sur près de 38 millions d'habitants. Selon les témoignages de l'époque, les enfants des villages de province ne retenaient guère le français appris à l'école; celui-ci «ne laisse pas plus de trace que le latin n'en laisse à la plupart des élèves sortis des collèges»".

    Pero, además de que Ud. confunde "analfabetismo" con "incultura" (lo que sería discutible), le diré que personalmente considero lamentable que España, al grito de "Vivan las cadenas", cambiara al culto e inteligente José Bonaparte por un absolutista y amigo de la Inquisición como Fernando VII. Ahí fue donde España perdió definitivamente el tren europeo del XIX. Pero, claro, eso va en gustos...

  13. #13 Hannon 06 de abr. 2005

    Sucaro:

    Ya que el otro día nos enzarzamos en una discusión y ví que eras persona dialogante y que nuestras posturas, aunque enfrentadas, permitían vislumbrar un término medio, que es al fin y al cAbo donde suele estar el equilibrio, me vas a permitir atacar de nuevo con mi visión de pesimismo y de antievolucionismo radical (que, por supuesto, estoy dispuesto a matizar).

    (Y que conste que no creo que los españoles fueran a América a "hacer maldades". Es más, creo que Incas y Aztecas eran infinitamente peores...)

    1. Efectivamente, en Grecia (bueno, mejor en Atenas) se dio la democracia, de hecho, la inventaron ellos. Pero, ¡menuda democracia!, menos mal que se acabó pronto. Sinceramente, me parece mucho más democrático el sistema espartano.

    Por cierto, hablando del sistema espartano, ¿no es curioso que, siendo más arcaico, se mostrara mucho más efectivo? Es como el pobre cocodrilo, tan arcaico él, y tan efectivo.

    2. ¿Por qué se presume que el ser humano EVOLUCIONA?

    Se supone que la economía ideal es la recazadora-recolectora, pero ya se sabe, nos da por tener hijos y más hijos y, "la potencia sin control no sirve de nada". Solución: la agricultura. Con este maldito invento se aseguran dos cosas:


  14. #14 Servan 04 de jun. 2006

    Hay mucha mitologia en torno a las culturas Aborigenes. Una de ellas es que no conocian la rueda. La verdad es que si la conocian, la utilizaban en juguetes, pues no tenian animales de arrastre, si de carga como la llama. Los mayas y aztecas inventaron el 0 quiza antes que los europeos, a quienes les llego de India a traves de los musulmanes.

  15. #15 García 29 de jun. 2006

    Yo tengo unos comentarios...
    Los Ingleses y Estadounidenses (no digo Americanos por que todos los habitantes del continente son Americanos) no tienen absolutamente nada de decir de la conquista y colonizacion española en America, y MUCHO MENOS CRITICARLA! Por que ellos fueron mas crueles que el mismísimo demonio! .... Ellos tenian muchos hijos con sus esclavas negras para tener mas "esclavos", y despues venderlos a la esclavitud como perros, a sus propios hijos!!!...
    Y en cuanto a los Aborigenes, ellos decian; "A good Indian is a dead Indian", "un indio bueno es un Indio muerto" ellos no tuvieron la idea de formar una raza mestiza como la tuvieron los castellanos, ellos tuvieron la idea de acabar con los Indigenas y poblar el continente con germanicos, especialmente los rubios y de ojos azules.
    Y eso de que los españoles son "asesinos, violadores", etc, ¿y los Estadounidenses que son? En este caso Estados Unidos le dice a España "quítate que ahí voy yo"
    Yo soy Americano, o Hispano, por que hablo Español, y como dijeron anteriormente, si se anda en casi cualquier parte de Mèxico o de Amèrica se siente como si se está en España... y yo no digo; "soy Latino"...
    Aqui en Estados Unidos he escuchado a decenas de Hispanohablantes decirle a los gabachos "no soy latino, soy americano" o "soy hispano", eso de que nos decimos "Latinos", creo que está quedando en el pasado....

  16. Hay 15 comentarios.
    1

Si te registras como usuario, podrás añadir comentarios a este artículo.

Volver arriba