Autor: Olarticoechea
viernes, 03 de junio de 2005
Sección: Exposiciones temporales
Información publicada por: Olarticoechea
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El Cid, el heroe que nunca existió.

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NOTA: En este articulo se denomina reino de Galicia al reino cristiano del noroeste antiguamente conocido como Astur-Leonés, de acuerdo con las nuevas investigaciones.
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¿Quién fue el Cid campeador? Según la historia oficial era un héroe de la Reconquista que encarnaba las virtudes de Castilla, pero un análisis detallado de su periodo histórico lo convierte en un simple instrumento ideológico fabricado a posteriori.

Para ello tenemos que conocer los orígenes de Castilla como reino independiente:

En el año 1157 se va a producir un hecho de gran trascendencia para los reinos cristianos peninsulares y para la historia posterior de España, Alfonso VII rey de Galicia muere y su reino es repartido entre sus herederos. A Sancho le corresponde la parte oriental de dicho reino que incluía Castilla, el antiguo reino moro de Toledo y otros territorios, mientras que Fernando (Fernando II) hereda toda la parte occidental del reino (Galicia, León, Extremadura y asturias).

Pues bien, es en este preciso momento histórico –y no antes- cuando Castilla de la mano de Sancho inicia su historia como reino independiente y poderoso. Al antiguo condado de Castilla (que había sido semi-independiente en tiempos de Fernán González en 930 [1]) se le suman los extensos territorios de Toledo y una importante posición estratégica en el centro de la Península . Estas condiciones le llevarían pocos años después a convertirse en el reino hegemónico de la España cristiana.

Uno de los principales problemas de esta Castilla incipiente y poderosa para imponerse
a los demás reinos cristianos era su falta de legitimidad e historia en el proceso de la Reconquista, mientras que Navarra, Aragón y Galicia llevaban siglos de existencia como entidades independientes, Castilla solo tenía unos pocos años de independencia y protagonismo.
Claro que este problema se solucionó rápidamente, ya que en fechas siempre posteriores a 1157 comenzaron a escribirse en Castilla crónicas que rompían con toda la tradición de los reinos cristianos. Estos documentos eran –y son- de una credibilidad muy dudosa pero le proporcionaron a la historia de Castilla la legitimidad necesaria de 2 formas:

1º Crearon una supuesta dinastía castellano-navarra de la que descendería Sancho y que enlazaría con los tiempos de Fernán González. De esta manera la monarquía castellana tendría “continuidad” desde 930.

2º Se inventó una figura mítica “El Cid campeador” que en realidad fue un instrumento con el que los cronistas intentaron arreglar la historia anterior a 1157 desde una visión castellanista, para ello convirtieron a Rodrigo Díaz de Vivar (antiguo noble ya fallecido) en un héroe legendario. Este mito fue creado para dos fines: justificar y dar veracidad a la dinastía castellano-navarra y atribuirle a Castilla meritos en la Reconquista en momentos decisivos para la posterior historia peninsular.

Los documentos que introdujeron en la historia peninsular estas invenciones fueron:

-Liber regnum (1196-1209)
-Crónica latina de los reyes de Castilla (1236)
-Poema de Fernán González (1250)

Decir que los reyes de Castilla son descendientes de una “dinastía castellano-navarra” no es una afirmación inocente, porque si hacemos caso a está mentira histórica, cuando la reina Sancha de Galicia (1013-1067) se casa con Fernando hijo de Sancho III de Navarra en realidad se estaría casando con un castellano y pasaría a reinar en Galicia como Fernando I de Castilla. De esta manera todos los reyes desde Fernando I a Alfonso VII serían castellanos.

Pero en la realidad nunca existió esta dinastía castellano-navarra, en las crónicas anteriores a 1157 como la crónica Silense (1115) esta genealogía está desmentida.
Además cuando Fernando se casó con Sancha , fue Sancha la reina y continuadora de la dinastía de Galicia, Fernando solo fue rey consorte, y esto se demuestra con cualquier documento de la época de los que hay cientos.

Curiosamente la historia oficial de España sigue manteniendo está versión manipulada de la historia, y usted que está leyendo estás líneas puede coger su enciclopedia buscar Fernando I y leer como es denominado rey de Castilla ¿?.

Y de rebote crear una dinastía castellano-navarra le permite a los antiguos cronistas castellanos decir que Fernando I era descendiente del conde Fernán González , ya que este también estuvo relacionado de alguna manera con Navarra.


La invención del Cid Campeador como un instrumento para justificar la dinastía castellano-navarra.

Que todos los reyes de Galicia fuesen castellanos desde Fernando I es algo insostenible a tenor de los acontecimientos históricos y es aquí donde la historiografía castellana (y luego la española) introduce la invención del Cid para crear una historia más favorable hacía sus intereses.

Así cuando la mujer de Fernando I llamada Sancha muere, sus hijos luchan por el trono; Alfonso desde Galicia – León[2] y un tal Sancho desde Castilla, la victoria corresponde a Alfonso (el futuro Alfonso VI) y esto por si solo acabaría con una dinastía castellana ininterrumpida desde Fernán González , es en este momento clave cuando aparece la figura mítica del Cid para arreglar las cosas: ni más ni menos que coge a Alfonso VI y le obliga jurar en Santa Gadea que será buen rey de los castellanos y que no tuvo culpa en el asesinato de Sancho.

Obviamente es difícil de imaginar como un noble castellano es capaz de “obligar” a hacer juramento a un monarca tan poderoso como Alfonso VI, este argumento más propio de una novela de aventuras se cae por su propio peso al comprobar como en aquellos tiempos Castilla no dejaba de ser un pequeño territorio entre Galicia y Navarra, ya que aún no se habían producido los avances en la Reconquista que alargarían el territorio castellano.

Otra mentira histórica es el asesinato del pretendiente castellano al trono (Sancho) a costa de Vellido Dolfos, la realidad es que la “gloriosa historia” de Castilla no se podía permitir una derrota ante los gallegos y se inventó la figura de Vellido como un traidor que asesina por la espalda. En contraste los castellanos aportarían la noble figura del Cid que se encargaría de hacer justicia sobre Vellido Dolfos. Sobra decir que la figura de Vellido Dolfos es inventada -como todas las hazañas del Cid- ya que no hay ninguna referencia que justifique la existencia de este personaje.

Aún así la supuesta historia de Castilla como reino poderoso desde Fernando I sigue sin ser creíble, ya que Alfonso I “el Batallador” de Aragón le arrebató por las armas a Alfonso VI o a su hija la parte oriental del reino (osea la zona de Castilla) y esto volvería a echar por tierra la idea de una dinastía continuada de reyes castellanos, ya que hubo periodos en que ni gobernaban en Castilla. Pero no hay problema la historia oficial siempre lo atribuirá a presuntos problemas dinásticos justificados desde Fernando I.


La invención del Cid Campeador como un instrumento para atribuirle a Castilla logros importantes en la Reconquista:

Como vimos Alfonso VI difícilmente pudo ser rey de Castilla, sino que lo era de una Galicia que incluía el pequeño condado castellano. Pues bien a este rey le correspondió un papel clave en la Reconquista ya que durante su mandato se conquistó la mayoría de los territorios que un siglo más tarde harían grande a Castilla, como el caso del reino de Toledo (en 1085) y también la Rioja.

Su poder era tal que el reino que le dejó a Alfonso VII (su nieto) era descrito de esta manera: “los tres imperios de la cristiandad: el bizantino, el germánico y el de Galicia” según consta en los annales Cambriae.

Y hay que aclarar que estas fuentes cuando se refieren a Galicia como reino hegemónico en la Península no lo hacen porque se conociese la zona del NO como Gallaecia según la antigua denominación romana, ya que el reino de Alfonso VII sobrepasaba con creces el noroeste y se extendía por zonas como Toledo, a lo largo de casi la mitad del territorio peninsular.

Además la lengua que hablaba Alfonso VI era el gallego como se recoge en esta crónica de la época, cuando se lamenta de la perdida de su heredero en la batalla de Uclés:

“Ay meu fillo! ay meu fillo! ¡Alegria do meu coraçon e lume dos meus ollos, solaz da mia velheze! Ay meu espello, en que me soía ver, e con que tomaba gran prazer! Ay meu herdeiro mor! Cavaleiros, u me lo leixastes? Dade-me meu fillo, condes!”.

Pues bien es evidente como el glorioso reino castellano del siglo XIII en adelante no podía tolerar como su territorio no era fruto de las gestas castellanas en la Reconquista sino de los esfuerzos de un rey gallego, esto desmontaría todos los tópicos posteriores del castellano como pueblo elegido y victorioso. Es más su extensión territorial fue fruto de herencias e intrigas al morir Alfonso VII. Pero aquí como siempre los cronistas castellanos vuelven a introducir al Cid en la historia para reconducirla.
Y es que la imagen del Cid que nos legó la historiografía española y castellana es la de un espléndido guerrero que destacó en la guerras contra los almorávides. Esta mitificación de la figura del Cid como militar excepcional tiene la intención de ocultar las victorias de Alfonso VI sobre los mismos almorávides, estas victorias rompieron el equilibrio entre fuerzas cristianas e islámicas y fueron decisivas para el triunfo posterior del cristianismo en la Península.

Además es una contradicción presentar al Cid como “un castigo” para los almorávides cuando la misma historia oficial nos dice que varias veces pacto Rodrigo Díaz de Vivar con ellos cuando estaba enfadado con Alfonso VI. Claro que siempre se explicaran diciendo: “el problema era que el Cid y Alfonso VI se enfadaron porque Alfonso estaba celoso de la valentía del Cid y entonces el noble castellano se unió a los almorávides –momentáneamente claro- pero siempre mantuvo fidelidad al rey”
En fin puro surrealismo.

Aún así no será la única contradicción que se observa en las supuestas gestas del Cid, porqué crear un mito a posteriori es problemático: si los cronistas tuvieron que hacerle ganar batallas después de muerto, también nos lo presentaron como consejero de Fernando I durante la toma de Coimbra, resultando que en esa fecha (1064) el Cid tenía como mucho 21 años y Fernando I 49. También es bastante dudoso como pudo llegar a tan alto cargo cuando en esas fechas solo podía añadir a su “curriculum” el hecho de intentar frenar la reconquista del reino cristiano de Aragón en Graus (1063) durante uno de los periodos en los que colaboro con los árabes.
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Conclusión: El reino de Castilla no es tan antiguo como dice la versión oficial de la historia y por lo tanto no tuvo importancia en muchos momentos clave de la Reconquista. Además fue el resultado de una división testamentaria de Alfonso VII (Coronado rey de Galicia en 1111) y su territorio fue reconquistado en gran medida por reyes que eran de Galicia y hablaban gallego como Alfonso VI, como consecuencia de todo esto la historia de Castilla tuvo que ser engrandecida artificialmente con supuestas dinastías y mitos inventados como el Cid campeador que son difícilmente creíbles y responden a objetivos políticos a posteriori.

Resulta curioso comprobar como todos los mitos que intenta derribar la historiografía española son del tipo “los celtas en Galicia” o el “Monte Medulio”, cuando los propios historiadores españoles tienen su casa por barrer.

C.D.F.O. E C. 2004

[1] Aunque la historia oficial diga que Fernán González dirigió un condado independiente de Castilla en 930, en realidad era semi-independiente porque era vasallo del rey de Galicia.

[2]A la muerte de Sancha (1067) su reino se dividió en: León para Alfonso, Castilla para Sancho y Galicia para Garcia, resultando que el reino de García para Galicia era testimonial ya que Garcia “no estaba capacitado” y los gallegos tomaron partido por el futuro Alfonso VI según documentos de la época.

Bibliografia:

-“El término Gallaecia a lo largo de la historia”. Olarticoechea publicado en Celtiberia.net.
-A Memoria da Nación. C.Nogueira. Ed. Xerais.
-Los datos de cualquier enciclopedia y dos dedos de frente.

(C) Olarticoechea

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Comentarios

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  1. #1 Alejandro 28 de ene. 2004

    Debería estra controlado esta emisión de panfletos de algunos tipos/as como olarticoechea. Es sencillamente ridículo lo que dice de la no existencia del Cid, aunque eso no signifique que sea verdad todo lo referente al Cid, pero de ahí a que no existió.
    Otra cosa más, habla de Reino de Galicia, cuando era Reino de asturias y Leomn, al que pertenecía la actual Galicia.
    Un poco de seriedad Olarticoechea

  2. #2 PIEDRA 28 de ene. 2004

    Que nus enterais cuñaooos, que si Rodrigo Diaz de Vivar hubiera sido galego hubiera volado por el aire con los calzones por fuera del pantalon y una capa, y lo mejor, no habría duda de que sería cierto. Escuchad al " de la casa de Olarti " y ved que no hay duda de que León y asturias eran Galicia, que los vettones y celtíberos eran colonias galaicas al estilo inglés en Benidorm ( ver anteriores entregas ) y que hay ha habido y habrá per secula seculorum un complot contra Galicia para ocultar su majestad y magnificencia ?

    PD: España no existía en tiempos del Cid. Por otro lado hay nacionalismos honrosos, honrados y racionales como los de Brigantinum o los de castrejo y otros como los del autor del artículo nacido del complejo y el odio.

    Agur

  3. #3 Nuberu 29 de ene. 2004

    Información eliminada por el Administrador kaerkes

  4. #4 Nuberu 29 de ene. 2004

    Información eliminada por el Administrador kaerkes

  5. #5 apavellaneda 30 de ene. 2004

    Os remito un resumen del libro que al comienzo del debate coemntaba.

    Un saludo

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    Gonzalo Martínez Diez, insigne burgalés de Quintanar de la Sierra, entre otras importantes cosas, miembro de la Real Academia de la Historia, nos descubre al verdadero héroe medieval, fuera de las leyendas y de los cantares, con todos los lados positivos y negativos de un caballero del siglo XI, basado en documentos de la época, donaciones, compras y ventas, documentos jurídicos de reyes y sobre todo en testimonios históricos de personajes que estuvieron cerca de él, unos en lo físico y otros en el tiempo. “EL Cid Histórico” es un riguroso trabajo de investigación basado en datos y no en especulaciones o en recreaciones literarias. Así desentrañaremos a un personaje real fuera de la mitomanía de las películas, el acerbo popular o los cantares como el Mío Cid. Echaremos abajo cosas por todos conocidas como la Jura de Santa Gadea, la Afrenta de Corpes o la Victoria póstuma a lomos de Babieca.

    Dejando fuera El Cantar del Mío Cid y todo el Romancero Cidiano, Martínez Diez basa esta obra básicamente en cuatro puntos:
    a) Un texto anónimo compuesto entre los años 1082 y 1093, por lo tanto coetáneo del Campeador, que es el Carmen Campidoctoris.
    b) La Historia Roderici, principal fuente de información, según Menéndez Pidal escrito antes de 1110, cuando aún no habían transcurrido once años de la muerte de Rodrigo y sin duda por un testigo ocular de los hechos.
    c) Ibn Alqama, moro valenciano contemporáneo del Cid, (1037 - Denia 1116.)
    d) Ibn Bassam, que en sus relatos sobre la península cada vez que nombraba al caballero de Vivar le dedicaba piropos como “el perro cristiano, al que Dios (Alá) maldiga”.

    Con estos datos pasamos a conocer brevemente los datos fundamentales de la biografía histórica conocida de Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador.

    .1048 - 50 Rodrigo nace en Vivar, hijo de Diego Laínez, capitán de la fortaleza que separaba el Condado de Castilla del Reino de Navarra. Bajo el reinado de Fernando I Castilla está integrada en el Reino de león y Rodrigo se cría en Burgos , en la corte de Sancho, hijo primogénito del Rey.

    .1065 Muere el Fernando I dividiendo el Reino entre sus tres hijos varones, para el mayor Sancho II es Castilla y parias de Zaragoza; para Alfonso; León, asturias y las parias de Toledo; y para el menor, García, Galicia, Portugal y las parias de Sevilla y Badajoz.

    .1067 Rodrigo participa en la Guerra de los tres Sanchos, Sancho II de Castilla, Sancho Garcés IV de Pamplona y Sancho Ramírez de Aragón. Aquí es donde se tiene noticia de la primera victoria personal de El Cid ante el caballero navarro, Jimeno Garcés.

    .1068 Batalla de Llantada entre los hermanos Sancho II y Alfonso VI, vence el primero y Rodrigo es nombrado Alférez y jefe de la mesnada Real.

    .1071 Sancho II invade Galicia y destierra a su hermano García a Sevilla.

    .1072 Sancho y Alfonso se enfrentan de nuevo en Golpejera y con la victoria de Sancho se reunifica el Reino y Alfonso queda prisionero en Burgos y posteriormente desterrado a Toledo. Sancho pone a sitio la ciudad de Zamora, bajo el señorío de su hermana Doña Urraca. Un caballero Zamorano, Bellido Dolfos, finge desertar y da muerte a Sancho II, que es enterrado en Oña. Alfonso reclama sus derechos de sangre y ocupa el trono; Rodrigo le rinde vasallaje y pierde sus galones.

    .1074 Matrimonio de El Cid con Jimena, hija del Conde de Oviedo.

    .1079 Rodrigo es enviado a cobrar parias a Sevilla y por lo tanto obligado a defender a este Rey moro que estaba siendo hostigado por el rey moro de Granada que a su vez es ayudado por el Conde García Ordóñez, gobernador de la Rioja. Se forma batalla en Cabra y Rodrigo derrota y humilla a García Ordóñez, favorito de Alfonso VI, haciéndolo prisionero. De esta forma se gana un terrible enemigo dentro de la corte.

    .1081 Alfonso VI marcha sobre el reino rebelde de Toledo y Rodrigo queda enfermo en Castilla. Los moros atacan y saquean Gormaz y el Cid, reuniendo un ejército sale en su persecución, asolando tierras de Toledo y haciendo siete mil prisioneros. Llegadas estas noticias a oídos de Alfonso VI no son de su agrado. García Ordóñez intriga contra Rodrigo diciendo al Rey que sin duda lo hizo para provocar sus muertes en tierras toledanas. Alfonso hace caso de las insinuaciones y destierra al Cid.
    Con gran pesar, Rodrigo abandona Castilla con su mesnada y busca un rey a quien ofrecer sus servicios para poder alimentar a su gente y lo encuentra en el rey moro de Zaragoza, al-Muqtadir y posteriormente su hijo al-Mutamin. Al servicio de este rey apuntala sus posiciones desafiando a Sancho Ramírez de aragón y Navarra y el Conde Barcelona, Berenguer Ramón II.

    .1082 Rodrigo y las tropas de al-Mutamin vencen en Almenar al Rey moro de Lérida y todos los Condes catalanes, haciendo prisionero a Berenguer Ramón II, por cuya liberación cobra un fuerte suma.

    .1083 Alfonso VI es traicionado por los moros en Rueda (Zaragoza), el Campeador va en su auxilio, ganando el favor del Soberano, y es perdonado. Rodrigo rehúsa volver a Castilla y sigue al servicio del rey Zaragozano.

    .1084 En Morella (Castellón), Rodrigo infringe una severa derrota al rey moro de Lérida y a Sancho Ramírez, haciendo numerosos prisioneros, entre ellos a muchos nobles.

    .1085 Alfonso toma Toledo y muere al-Mutamin sucediéndole su hijo al-Mustain. Con las grandes victorias conseguidas, Rodrigo gana gran gloria y es conocido por los moros zaragozanos como sidi (sayyidi), con el significado de mi señor, vertido al romance castellano como “Mío Cid”.

    .1086 Los almorávides de desembarcan en la península y Alfonso VI les presenta batalla en Sagrajas (Badajoz), siendo los cristianos fuertemente derrotados. Ante esta amenzaza, Alfonso pide auxilio a todos los reyes cristianos, incluso al norte de los Pirineos. A consecuencia de esto, Rodrigo regresa a Castilla poniendo su mesnada al servicio del Rey.

    .1087 Como resultado de lo de Sagrajas, el reino moro de Valencia se niega a pagar las parias y Rodrigo es enviado al levante por Alfonso VI. Allí el rey de Zaragoza, aliado con Berenguer Ramón II, intenta tomar Valencia, lo que le vale la enemistad del Cid. El Conde de Barcelona, ante la llegada del castellano, levanta el cerco y Valencia queda libre.

    .1088 Los almorávides desembarcan de nuevo en la península bajo el mando de Yusuf ibn Texufin. Alfonso VI reúne un gran ejército para combatirle y llama a Rodrigo para unirse a él. Yusuf ataca la fortaleza de Aledo (Valencia). Alfonso ordena a Rodrigo que le espere en Villena, para juntos dirigirse hacia Aledo. Es este un apartado oscuro de la historia de nuestro personaje, ya que al parecer el Cid llega a Villena cuando el Rey ya ha pasado por allí. Yusuf al tener noticia del gran ejército que se acerca, levanta el sitio de Aledo y en Algeciras embarca rumbo a Africa. Alfonso declara a Rodrigo traidor por no acudir a su encuentro, apresa a Doña Jimena y a sus hijos y destierra de nuevo al Cid a pesar de sus cuatro juramentos de inocencia, documentalmente recogidos.

    .1089 Para mantener a su tropa, el Cid ataca y ocupa Denia. El rey de Valencia, al-Qadir compra sus servicios y Rodrigo cobra las parias de esta ciudad, defendiéndola de los intentos expansionistas del rey moro de Lérida y del Conde de Barcelona.

    .1090 El rey Leridano, al-Hayib contrata los servicios del Conde de Barcelona para expulsar al Campeador de los límites de su territorio. Tras un intercambio de insultantes cartas entre el burgalés y el de Barcelona, sus huestes entran en combate en Tébar (Huesca). Rodrigo sale victorioso, apresa a Berenguer Ramón segundo y a los numerosos nobles caballeros que le acompañaban, saqueando todo su rico campamento. El Cid resultó herido al caer de su caballo, aunque no de gravedad. A cambio de grandes sumas de oro y otros bienes, los prisioneros son liberados.
    Estando Rodrigo por tierras de Zaragoza se vio aquejado de una grave enfermedad (no se sabe cual). Allí recibió emisarios del Conde Berenguer ofreciéndole su amistad venidera y el cobro de algunas de sus parias al rey de Lérida, renunciando a sus ansias expansionistas hacia Valencia, Rodrigo acepta.




    .1091 Yusuf ibn Texufin cruz de nuevo el estrecho y ocupa Granada. Alfonso VI manda de nuevo un ejército a enfrentarse a los almorávides y Rodrigo enterado de esto manda el suyo a encontrarse con su Rey. Yusuf teniendo noticias de los movimientos cristianos, se retira de nuevo. Alfonso desestima los intentos de reconciliación del Cid.

    .1092 Los almorávides de Yusuf se hacen con el control de todo al.Andalus, llegando hasta las puertas de Toledo y de los reinos de Levante, bajo el protectorado del Campeador. El Cid firma alianzas con el rey de Zaragoza y Sancho Ramírez de Aragón y Navarra.
    Alfonso VI dirige sus miradas hacia Valencia y reúne una fuerza para tomarla. Intenta implicar a Sancho Ramírez y Berenguer Ramón, pero estos renuncian en virtud de sus tratados con Rodrigo. Contrata las flotas de Génova y Pisa. Ante la tardanza de los navíos en llegar a la costa, el Rey se vuelve con su ejército a Castilla. Rodrigo enojado por estas intrigas contra él, ataca, asola y saquea la Rioja llegando hasta Haro. García Ordóñez, a la sazón gobernador Riojano y favorito del Rey, no se atreve a presentarle batalla.
    Alfonso VI, viendo la dificultad de hacerse con el levante y el peligro de las incursiones de Rodrigo, decide concederle el perdón. Mejor tenerle al lado que enfrente. EL Cid acepta pero no regresa a Castilla y se queda a descansar en tierras del rey de Zaragoza, al-Mustain.
    Aprovechando la larga ausencia del Campeador, musulmanes de Valencia piden ayuda a los almorávides que tras sitiar la ciudad matan al rey, Al-Qadir, y se hace con el poder el cadí Yahhaf. Rodrigo llega a Valencia y la asedia con la ayuda de los fieles de al-Qadir que habían logrado huir.

    .1093 Los castellanos lanzan numerosas algaras por los alrededores de Valencia castigando a todos los que colaboraron con los almorávides y cortando todos los suministros de la ciudad. Tras largo tiempo la ciudad se rinde y Rodrigo deja marchar a los almorávides sin tomar represalias.
    El rey moro de Albarracín intentó aprovechar la tensa situación de la zona y pidiendo ayuda al aragonés Sancho Ramírez y su hijo Pedro, hacerse con Valencia. Llegado esto a oídos del Cid, decide lanzar un sorpresivo y duro ataque contra Albarracín, consiguiendo un gran botín de cereal, ganado y personas. En la batalla, Rodrigo es herido gravemente de una lanzada en la garganta,de la que tardó más de tres meses en curar.

    .1094 El ejército almorávide al mando del yerno de Yusuf marcha sobre Valencia. Los castellanos enterados, preparan la resistencia, destruyendo puentes e inundando campos. Esa misma noche una poderosa tormenta se desata en Almusafes sobre el campamento almorávide, devastándolo y poniendo a su ejército en retirada. Los moros de valencia que esperaban una derrota del Cid, vuelven a rebelarse y Valencia es sitiada de nuevo por los cristianos. Sometida a grandes penalidades y por largo tiempo, los hambrientos valencianos se rinden al Cid.
    La noticia de la toma de Valencia irrita sobremanera a Yusuf ibn Texufin, emir almorávide, que reuniendo a todo su ejército, cuatro mil jinetes y un número muchas veces mayor de infantes, lo manda contra el magnate castellano. Rodrigo prepara sus tropas, mejor preparado y con mayor fuerza, y espera paciente a los africanos tras las murallas de Valencia. La ayuda solicitada a Alfonso VI no llegó. Los almorávides acampados en Cuarte, a siete kms de Valencia, lanzaban numerosos ataques contra la ciudad. Una noche Rodigo salió con numerosos caballeros a atacar el campamento musulmán y cuando le hicieron frente se retiró hacia las murallas siendo perseguido, momento que el grueso de los castellanos, ocultos en el bosque, aprovechó para atacar por la retaguardia y emparedar al enemigo contra los muros de Valencia, infringiéndoles una severa derrota que les hace retirarse al sur de la península. Rodrigo se declara Señor de Valencia.
    Muere Sancho Ramírez, enterrado en San Juan de la Peña, le sucede su hijo Pedro I, que se apresta a firmar un tratado de mistad con el Campeador.

    .1097 Los almorávides marchan de nuevo contra Valencia con una fuerza muy superior en número a la anterior. El Cid pide ayuda a Pedro I que no duda en acudir en su auxilio con numerosos caballeros aragoneses y navarros. El ejército cristiano se asienta en Bairén (cerca de Gandía) y espera el ataque musulmán por tierra y por mar. Llegados los almorávides a este punto, Rodrigo no espera a ninguna estrategia y carga frontalemente contra el enemigo, y destrozando todo lo que encuentra a su paso, deshace y pone en fuga al ejército almorávide.
    Pedro I solicita y recibe la ayuda de Rodrigo para atacar el castillo de Montornés y terminar así la conquista de Huesca.
    Yusuf ibn Texufin cruza el estrecho y se pone al mando de la tropa almorávide para atacar Toledo. Alfonso VI le hace frente con su ejército en Consuegra y como en Sagrajas, cae derrotado. En esta batalla muere Diego Rodríguez, hijo del Cid, que formaba parte de las tropas del Rey leonés y castellano. Pedro I acude en ayuda de Alfonso y mantienen a los musulmanes a las puertas de Toledo.
    Las fuerzas del Rey Alfonso VI se enfrentan de nuevo a los almorávides, esta vez está al mando Alvar Fáñez, y son derrotadas nuevamente.

    .1098 Los moros de Murviedro (Sagunto), ante la presión cristiana, solicitan ayuda a los almorávides y el Cid se apresta a sitiar la ciudad y tomarla. Los reyes de Zaragoza y Albarracín no se atreven a enfrentarse a Rodrigo, ni tampoco el Conde de Barcelona, que como cobrador de las parias de Murviedro, les debía auxilio. Los almorávides aducen que Yusuf no está en la península. Tras la conquista y pacificación de la ciudad, el Campeador regresa a Valencia.

    .1099 El diez de julio muere enfermo Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador. El día 15 los Cruzados conquistan Jerusalén. Doña Jimena queda como señora de Valencia y de todas las posesiones de levante.

    .1102 El emir Yusuf ibn Texufin cruza el estrecho de nuevo y al mando de sus almorávides avanza hacia Valencia. Doña Jimena pide auxilio a Alfonso VI que acude a la llamada. Tras algunas escaramuzas fuera de los muros y comprobada la fuerza extranjera, Alfonso decide dar por perdida la ciudad y abandonarla tras darla fuego. El cinco de mayo de 1102 los almorávides ocupan Valencia.
    Rodrigo es sepultado en San Pedro de Cárdeña.

    Las hijas del Cid fueron Cristina y María. Cristina se casó con Ramiro Sánchez, hijo de García III rey de Nájera, y un hijo de ambos, García Ramírez fue Rey de Navarra en 1134 y conocido como el Restaurador. María se casó con el hijo de Pedro I Rey de Navarra y Aragón, que murió muy pronto, volviendo a casarse con Ramón Berenguer III el Grande, conde de Barcelona, hijo de Ramón Berenguer II, Cabeza de Estopa, y sobrino de Berenguer Ramón II el Fraticida (se creyó siempre que fue el causante de la muerte de su hermano).



    * EL CID HISTÓRICO. Gonzalo Martínez Díez, 1999 Editorial Planeta

  6. #6 DOROTEA 02 de feb. 2004

    Te recomiendo, Mynydd, que visites la web de IBERLIBRO, la mejor página web sobre librería de viejo. Ahí puedes adquirir una obra como la siguiente, que yo leí hace años y que dudo que haya sido superada, porque la minuciosidad y los detalles que contiene:

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    Espero que te sea útil.

  7. #7 joselito 16 de sep. 2005

    La leyenda del Cid, según señalan investigaciones recientes, surge como resultado de la unificación de otras tantas leyendas que recogían mitos varios sobre distintos "reconquistadores",que acaban unificándose en le persona de Diáz de Vivar.

    Este mismo proceso es el que rodea al rey Arturo de Camelot, unificación de varios mitos que sobre distintos legendarios "reyes" que lucharon contra la invasión anglo-germana, circularon.

    La investigación de la historia e historiografía avanzan. El que guste vivir anclado en las ideas que el régimen franquista sobre la historia española difundió, por ejemplo, que lo haga, con el derecho a solapar otras versiones que la contradigan siempre que haya método científico en el método con que se hace. El que tenga igualmente una visión histórica distinta a la “tradicional” puede igualmente exponerla si a la vez muestra unos datos veraces con los que evidencia ésta, y mientras no se demuestre con datos fehacientes que no den lugar a dudas la refutabilidad de aquellos, está de más caer en el absurdo deprecio por el menosprecio sólo porque a la palestra salgan distintas visiones que entre si se contradicen, que ésto es lo que se hace cuando no caben argumentos válidos .

    Considero, a título personal, un desacierto determinados métodos de abordar ciertas cuestiones que a raíz de resultados de nuevas investigaciones surgen, más que nada por la manera en que se hacen y las fórmulas de menosprecio que se utilizan sin más y por que sí, porque chocan con las ideas preconcebidas que se suelen tener, pero no por eso quizá tan verídicas ni exentas de dudas como que “a la fuerza” parece ser la única manera que resta por tratar de imponer.
    Mucho se critican ciertas visiones históricas que tratan de desprestigiarse explicando la perturbación que sobre la visión histórica “real” produce un desfasado nacionalismo de tipo "periférico". Lo cierto es que muchas de estas críticas reflejan un grado de nacionalismo "centralista" no exento de los mismos prejuicios y complejos que aquel.

    Un regionalismo o nacionalismo tan de buen talante como el gallego, tradicional y mayoritariamente ni independentista ni separatista, que posiblemente lo único que reivindica o busca desde un punto de vista histórico es una "verdad" o una interpretación de los hechos históricos que no por distinta ha de ser menos válida, con este tipo de críticas y menosprecios, nacidas de la intolerancia, la falta de capacidad para el diálogo desde la arrogancia, la imposición antidemocrática, etc. sólo pueden radicalizar su método y además será quien de hacerlo respondiendo en el mismo tono con que se trata de invalidar su postura.

    Así es la historia, del color de la lente a través del cual la observamos.

    Os Reis de Galiza

    O feito deque Galiza posuira ou non reixes própios pode parecer unha anécdota histórica, pero non o é. A conciencia nacional de galiza non é un feito aillado que aparecera apartires do Rexurdimento do século XIX, todo o contrário, é unha realidae que se veu forxando durante séculos de história própia apesares da represión social, económica, política, cultural e lingüística que o Estado Español aplica dende hai cincocentos anos. A usurpación da história é, por tanto, unha parte fundamental do proceso de aculturación do povo galego. O descoñecemento da nosa história supón un paso adiante para aqueles que prefiren ver a Galiza como unha sumisa rexión de chorós, queimadores de augardente, mariscos e meigas, namentras expolian a nosa economia e destruen a nosa riqueza natural deixandolle ás futuras xeracións unha terra queimada só apta para producir emigrantes.
    Dentro diste contexto, espallar os feitos históricos que compoñen a nosa história diferenciada convirtese nunha laboura na que temos que participar todos aqueles que nos consideremos galegos, sempre dentro das limitacións que cadanseu teña. Por iso nista páxina (http://www.geocities.com/CapitolHill/Congress/8423/) soio se tenta dar a coñecer unha parte da nosa história, básica para entender que iste país non é o producto da imaxinación ou antollo de políticos e intelectuais, que é un proxecto moitas veces fallido pero que algún dia, esperemos que proximo, verá a sua própia luz. Tampouco é unha páxina de investigación, iso quedalle a outros.
    O Reino de Galiza

    Para falar do Reino de Galiza primeiro debemos ter unha imaxe do que supoñia a Gallaecia da baixa idade média. Territorialmente comprendía non soio o que hoxe conocemos como Galiza, que ven correspondendo a unha parte das tres ou conventos nas que se dividía, é decir, tiña a extensión da provincia romana cos engadidos que fixeran os Suevos, así estaba formada por tres "Conventu", o Asturicense, ca sua sé en Astorga, o Bracarense, ca sua sé en Braga e o Lucense, ca sua sé en Lugo e que hoxe acolle a actual Galiza. O Establecemento dunha nova monarquía logo da liquidación da visigoda a mans dos musulmáns faise na Gallaecia, e é reconocida nos documentos non soio da época senón que até ben entrada a idade média como Reino de Galiza, non como Reino de asturias, invención da historiografia española moito máis ao seu xeito e conveniencia que a realidade, ainda que a sé diste reino estivera en Ovieu, que se explica pola forza que tiñan as familias nobles de Galiza, o cal aconsellaba levar a capital fora das suas influencias, naquel momento ainda non se crearan grandes diferéncias entre os tres conventos que poidera dar lugar a isa "idependéncia" dunha das suas partes.
    Logo da conquista do reino visigodo polos musulmáns, na Gallaecia iniciase un proceso de creación dun novo estado que non se pode considerar consolidado até o reinado de Afonso II (792-842) na que se grea a sé apostólica e Santiago que ven a reforzar o peso da monarquía. Outro feito imortante será a sucesión de Ramiro I que reacera no seu fillo Ordoño I, quedando así establecida a sucesión hereditaría da coroa entroques da elección herdada da tradición xermánica.
    A ampliación do reino, en especial apartires do reinado de Afonso III marca ocomenzo das divisións entre os diferentes conventos, en especial logo da muda da corte cara a León e da reducción do nome de Gallaecia ao convento Lucense, actual Galiza. Á morte de Afonso III producese a primeira división da coroa, reinando Sancho Ordoñez en Galiza . De novo Ramiro II, que reinaba no convento Bracarense unificará o trono, seguindo ista tendéncia até Afonso VI quen logo de apresar ao seu irmán Garcia se fará co trono e Galiza. Isto non quere decir que desaparecese o reino a favor do Reino de León, todo o contrário, impoñendose a nobleza galega até ven entrado o século XIII no que o centro político desplazarase á meseta.
    Existiron os reis e Galiza, e tamén unha "Dinastía Galega" que comenzaría con Afonso II e remataría con Vermudo III. A chegada da nova familia real non rematou ca existéncia do Reino de Galiza, de feito o Rei García de Galiza foi independente até a sua derrota por Afonso VI, quen crea os condados de Galiza e Portugal, rematando ca división basada na antigua provincia romana e que terá importantes consecuencias.


    Anselmo López Carreira entrevistados por Xan Carballa respecto a su Historia da Galiza (en tomos):

    “Necesitouse borrar a existencia do Reino
    de Galicia para fundamentar unha España eterna”

    Di que hai unha distorsión de fontes e de términos por presións ideolóxicas, que se necesita para entrar nesta “época medieval” sen prexuízos?
    O primeiro é ter en conta que a a visión historiográfica dominante é un produto ideolóxico, o que Camilo Nogueira chamaba a “ideoloxía historiográfica”. Os historiadores non perden o seu prurito de obxectividade, pero traballan cunha ideoloxía que nace no contexto do XIX, cando se constrúe o estado nación liberal contemporáneo que precisa unhas raiceiras historicistas. As preguntas que se fan xa levan unha resposta implícita: España é unha nación que debe ter raiceiras profundas e se é preciso afíncase nunha provincia romana, Hispania, que non existiu nunca ou nos visigodos. Todo se debe encaixar nese marco. A historia que se nos contou non responde ao que sucedeu. Ademais temos que ter presente que o paso da Galicia romana á posromana, de haber ese paso, é apenas perceptíbel, non hai hecatombe ningunha. Na Historia de Galicia temos que pensar que a continuidade prevalece sobre os grandes cortes.

    No prólogo fala dun temor a utilizar o termo Galicia.
    Galicia como termo administrativo dise que o inventan os romanos. Os galaicos xa existían pero non había unha circunscripción específica. Non hai completo acordo sobre os límites de onde remataba, especialmente polo leste, pero non se corresponde coa Galicia actual. Ás veces chamámoslle a isto Galicia e a aquilo Gallaecia. A actual é un dos conventos que tiña a Galicia romana que se extendía desde o río Douro até Cantabria. Era un cadrante na zona noroccidental que se transforma na época sueva porque extende o seu dominio até o río Tejo, que inicialmente non era Galicia, era Lusitania, e iso produce dúbidas en épocas posteriores. Os termos romanos van permanecer moito tempo e non varían durante a Idade Media. Galicia vai ser o reino cristián occidental e esa visión da Reconquista que se explicou tantas veces é unha invención que non existiu: pensar que os cristiáns estiveron nunha zona pequena de asturias e desde alí foron “reconquistando” non é verdade. Os límites no século VI, época sueva, e desde o século VIII que chegan os mulsulmáns á península até o século XI son practicamente idénticos. A primeira extensión que se fai do reino cristián é cando Afonso VI domina o reino de Toledo. Calquera descrición xeográfica musulmá demostra isto. Non había reino de León, senón reino de Galicia con capital en León; como non había reino de asturias, senón que os reis vivían en Uvieu, pero eran reis do territorio todo el chamado Galicia.

    Cando aparecen as denominacións Reino de asturias ou León?
    Coa historiografía do século XIX. Aínda no XVIII, Flórez falaba do reino dos cristiáns. No XIX dubídase durante un tempo, para finalmente consolidar unha secuencia asturias-León-Castela-España, na que desaparece Galicia e só aparece como unha excepcionalidade como Don García, que lles confirmaría a regra de que nunca houbo un reino de Galicia porque cando se intentou non foi viábel. Unha Galicia territorialmente extensa, politicamente protagonista,distorsiónase o que se quere dicire polo tanto esquéncese que haxa reis de Galicia, e fálase de reis de asturias, cando só ocasionalmente se atopan referencias a “rei en asturias” ou “rei en Uvieu”, ou cando se nomean polo lugar onde residen “rei en León” invéntase unha denominación de Reino de León.

    Do reino suevo como pasamos á outra fase medieval?
    É unha época escura que permite as especulacións ideolóxicas. Cando chegan os musulmáns e desaparece o reino visigodo temos que pensar que acaban cunha estrutura política pero mantense a organización territorial do poder. Durante o século VIII hai moitos poderes locais, de señores leigos e eclesiásticos, que coinciden posibelmente coas parroquias. Os musulmáns por razóns políticas non entran en Galicia. Eles viñeran á península chamados polos vitiziáns, contrários a Don Rodrigo. Eu sosteño que non entraron na Galicia porque era vitiziana, xa que o propio Vitiza, antes de subir ao trono visigodo en Toledo, fora Rei de Galicia e posibelmente mantiña unha rede de complicidades. Daquela, para os musulmáns, Galicia era territorio amigo. Os musulmáns ocupan España tradicional, da que non formaba parte Galicia. Por tanto aquíhai un poder señorializado, cuns territorios que despois dominanarán os diferentes Condes... Algúns destes señores tentará emerxer e dominar, e algúns deles tentará denominarse rei, que é o caso de Paio (o coñecido Don Pelayo), que era un señor local dos arredores de Cangas de Onís, ao que as crónicas de 200 anos despois atribuiranlle carácter de rei, aínda que non tiña de tal máis ca o seu veciño.

    O final de 1486
    Hai unha visión xenealoxista de todo este periodo?

    Invéntanse liñas hereditarias, afincandas nun pasado do que non hai documentos, para lexitimar o poder. Esta xenealoxía tivo efectos na historiografía do XIX pero non no seu momento porque a historia de todos os reis galegos do século IX e X é dunha debilidade institucional tremenda, sufrindo golpes de estado e violencias de todo tipo e até é difícil estabelecer cal é a liña real lexítima.

    Nese periodo móvense moito os lindes do territorio chamado Galicia?
    Castela pertence ao reino, dependente do condado de León, pero a Galicia histórica remataba á altura de Sahagún. Polo tanto Castela era politicamente dependente de Galicia, pero xa non é humanamente Galicia. Polo sur os territorios entre o Douro e o Tejo tamén están baixo mando de condes mozárabes oriúndos. Como temos o esquema da Reconquista, é sorprendente ver como desde o século V ao XI o territorio se mantén sen apenas variacións.

    Contemplado o reino medieval en conxunto como o periodizamos?
    O periodo suevo é ben claro. No século VI xa hai que deixar unha idea étnica, seguen sendo reis suevos pero xa os veciños francos referíanse ao reino galego. Despois vén a época visigoda na que existe reino de Galicia pero pertence á monarquía visigoda, que a pesar diso nos seus documentos e actas de concilio distinguen España de Galicia, aínda que os reis sexan os mesmos. Unha terceira etapa sería a dos séculos VIII e IX no que se está formando un poder único a partir doutros dispersos e desde o século IX e X hai un reino estabelecido.

    Podemos chegar até Afonso VI, no século XI, en que se denomina Reino de Toledo e hai un cambio porque o peso político gravita desde Galicia cara á meseta. O reino mantense até que no século XII rompe o espazo político galaico, coa aparición de Portugal por unha parte, e coa existencia dun territorio leonés que xa non é galego. Desde entón o espazo político galego é practicamente o actual, incluíndo o Bierzo. Pero até 1230, en que nos unimos a Castela, os reis residen en León e entérranse en Galicia.

    A unificación faise en 1230?
    Con Fernando III o Santo, fillo do rei de Galicia-León, Afonso VIII e da raíña de Castela, Berenguela.

    Cando remata o reino medieval de Galicia?
    Á nobreza tradicional galega, que a pesar da unificación mantivo un espazo de poder importante, afectoulle moito a gran crise europea do século XIV.

    Especialmente no aspecto bélico cando se entroniza a dinastía Trastámara, que remata cunha nobreza condal forte que había en Galicia, pero aúpa unha nobreza de segundóns galegos, con pouco poder político e poder económico. Un ascenso que se produce en tempos de crise. Foi un fenómeno normal en toda Europa pero que despois recibe a puntilla, primeiro co movemento das Irmandades e máis tarde coa imposición do Estado moderno polos Reis Católicos que non contan con eles. Daquela o límite superior do reino medieval eu póñoo en 1486, cando a visita dos Reis Católicos despois de eliminar as derradeiras resistencias nobiliarias.

    Que reivindicabanestes resistentes?
    Reivindicaban un poder feudal fronte a un proceso de unificación. Está nacendo o estado moderno, moi centralizado baixo unha monarquía autoritaria, que no caso galego é castelá-andaluza. Estes nobres, no deseño dos Reis Católicos, non pintan case nada e quen vai levar a parte principal da tarta será a nobreza eclesiástica que estaba enfrentada á civil. O castigo a Pardo de Cela foi singularmente cruel, porque noutros casos restabelecíase a amizade. Aquí a divisoria política era ou Pardo de Cela ou os bispos e o episcopado foi quen estableceu o poder. Daquela son eliminados radicalmente no caso de Pardo de Cela, no de Álvarez de Soutomaior ou nos condes de Lemos. Aí desaparece o reino de Galicia.

    Se no proceso sae triunfante a unificación, con máis ou menos violencia, por que hai que borrar da historia o Reino de Galicia?
    Porque a concepción do estado liberal español seguiu o modelo francés e non o británico onde non importa considerar que o Reino Unido é case unha unión voluntaria de nacións, de Inglaterra, Escocia, Gales ou Irlanda. O modelo español identificaba estado e nación e esta precisaba xustificacións historicistas. Un produto de confluencia de nacións e espazos políticos negaría o estado-nación España. Esa nación a xeración do 98 decide montala sobre Castela que non aparece como reino até mediados do século XII. Como se busca artificiosamente esa existencia dous séculos antes, choca coa realidade do reino de Galicia. Por iso non se acepta que o proceso fose unha confluencia. Outro modelo da historia de España sería posíbel pero non foi o que se escolleu.

    http://anosaterra.com/documentos/central.php?pagina_actual=principal_2.php&numero=1185

    Declaro que ni soy independentista ni comunista ni separatista ni nazionalista ni pro-terrorista ni ningún tipo de lindeza con las que se suelen calificar a quien aporta información que tratando de ser, dentro de lo que quepa, histórica, contradice cierta visión histórica general que posiblemente responde igualmente mucho a tópicos seguramente tergiversados politicamente en prol de los intereses humanos.
    Sólo me podrán acusar de "nacionalista periférico" los "nacionalistas centralistas". Es decir que la única manera de hacerme pecador es pecando. Dicho sea de paso, no me interesa tanto la política como la historia.
    Ojalá se pudieran dejar a un lado ciertos perjuicios a la hora de tratar temas que tratan de ser "históricos" sin necesidad de politizarlos una y otra vez más de la cuenta y hasta la saciedad.

  8. #8 Celso 18 de sep. 2005

    ¿ Si ahora los reyes viven en Madrid, por qué no se dice : Juan Carlos I Rey de Madrid? Pues lo mismo con los Reyes de asturias... Caudillos de asturias, y Reyes también de Galicia, por conquista ( o reconquista, como se quiera). El Reino de asturias, no era una parte de Galicia... claro que también puede negarse Covadonga, Don Pelayo etc etc... agusto del consumidor ¡¡ perdón!! del historiador...¿ dije historiador?
    Salud
    Celso

  9. #9 joselito 18 de sep. 2005

    Durante los mil años que van desde la implantación de los suevos en Galicia (411) hasta la llegada con plenos poderes del gobernador Fernando de Acuña en nombre de los Reyes Católicos (1480), ¿existió como tal el reino de Galicia? Sí, al inicio de la Edad Media como reino suevo de Galicia. La representación social de pertenencia que tenían los gallegos, al menos en la Baja Edad Media, más allá de la localidad o jurisdicción era el reino de Galicia, en todo caso como tal reino se identificaba Galicia en la documentación real. La Galicia medieval fue un reino sin rey propio, un reino súbdito de los reyes asturianos-leoneses-castellanos. Con todo, hubo breves y significativos períodos en que existió un rey de Galicia: bien como consecuencia del reparto de la herencia de un rey cristiano del occidente penísular, bien como plataforma previa para la conquista de la Corona castellano-leonesa, heredera de la unificada monarquía goda que absorvió Galicia en el siglo VI. En ambos casos, el resultado final fue la reintegración de Galicia en la monarquía castellano-leonesa, pero además de ello, dichos movimientos reflejaron con no menos claridad: a) la entidad política diferenciada de Galicia en la Alta Edad Media, b) el empuje independentista de un sector de la nobleza, al que se buscaba satisfacer a menudo cuando se nombraba un rey para Galicia.

    Entre el siglo V y el siglo XII los señores de Galicia oscilan pues entre el independentismo y la integración en la monarquía occidental, entre las revueltas nobiliarias contra su soberano, el rey de Oviedo, León o Toledo, y la búsqueda de la mayor influencia en la Corte. Con frecuencia ambas estrategias se unifican: las rebeldías nobiliarias de Galicia cosntituyen un aspecto de la lucha por el poder, y frecuentemente por la misma Corona, en asturias, León y Castilla [3]. No obstante, al final la contradicción de fondo aflora y, a inicios del siglo XII, la nobleza de Galicia se escinde: a) su sector más independentista se separa de la Corona castellano-leonesa formando, en 1128, el reino de Portugal con las tierras de la antigua Galicia bracarense (entre el río Miño y el río Duero); b) su sector más integracionista mantiene a la antigua Galicia lucense (la Galicia actual más las partes occidentales de asturias y León) bajo el cetro castellano-leonés.

    El conde de Traba y el arzobispo Xelmírez, proclaman en 1109 a Afonso Raimúndez como rey de Galicia (será el último), quien no mucho después, en 1126, con el apoyo e impulso de Galicia, es proclamado rey de Castilla y León con el nombre de Alfonso VII, Totius Hispanaiae Imperator, en cuya coronación ya no estará presente aquella nobleza gallega sureña del condado portucalense que, dos años después, proclama a Afonso Enriques el primer rey del Portugal independiente.

    Liberada de su sector separatista, la nobleza que ha optado por una Galicia integrada en la Corona de Castilla y León, como medio de pesar en la política penínsular, todavía manifiesta momentos de rebeldía en la Baja Edad Media. Nobles gallegos participan del lado de Portugal en las guerras civiles tardomedievales por la Corona de Castilla: 1366-1369, apoyando a Pedro I contra Enrique II; 1476-1479, apoyando a Juana la Beltraneja contra Isabel la Católica. En ambos casos la derrota del bando portuguesista, reintegracionista (que veía el futuro de Galicia más en la unificación Castilla-Portugal que en la separación de Galicia), consolida la vieja tendencia integracionista. La incorporación del reino de Galicia a la España reunificada de los Reyes Católicos resulta por tanto una consecuencia "natural" de la historia política de la Galicia medieval. La clase feudal, a través de un proceso complejo que dura toda la Edad Media, y no siempre de buen grado (como a finales del siglo XV), afirma la integración como la mejor solución a sus problemas de clase y a los problemas de Galicia. Por el lado de los burgueses y los campesinos del reino medieval de Galicia no vamos encontrar siquiera los fugaces impulsos independentistas de la nobleza: concentran todas sus energías en el conflicto social interno y persiguen siempre que pueden la ayuda del rey de Castilla para suavizar o eliminar el señorío eclesiástico (sobre todo las ciudades) y el señorío laico (sobre todo los campesinos).

    Mitos y hechos históricos

    Los mitos de la historiografía nacionalista gallega son, en su mayor parte, de origen medieval. Conforme la historia de Galicia se conoce mejor, los mitos caen y son sustituídos por hechos verificados e interpretados con rigor. Este proceso está todavía por concluír. El retardado proceso de difusión y vulgarización de las nuevas evidencias historiográficas dificulta la puesta al día del nacionalismo gallego sobre la historia de Galicia. Otro obstáculo está en el propio historiador profesional que a veces ha dejado de hacerse las preguntas planteadas por la historiografía galleguista. El rechazo a la historia real de la Galicia del siglo XV, con su lucha de clases, será una constante de la historiografía galleguista, al menos hasta mediados del siglo XX.

    Hechos históricos diferenciales idealizados por los escritores e historiadores galleguistas con el fin de reivindicar Galicia y movilizar la conciencia de los gallegos: Celtismo.Un glorioso heroico pasado. Monte Medulio: Muertos antes que esclavos.. Prisciliano: Independencia religiosa y espiritual. Suevos: I reino de Europa occ.. Santiago: Santo Patrón de Galiza. Xelmírez: El clérigo que lucho por Galicia en nombre de Dios. Portugal: Fuerte brazo de Galicia sobre el Miño. Los “irmandiños”: Hermandades campesinas sublevadas someten al poder feudal. Mariscal Pardo de Cela: Mártir del independentismo. Reyes Católicos: Endemoniados avasalladores de Galicia. Guerra de la independencia: Galicia, la primera en expulsar a los franceses. Mártires de Carral, etc., reivindican conciencia de identidad que, con espiritualidad emana del medio que rodea al humano pues surge de la misma entraña terrestre.

    La historiografía es ciencia supeditada al revisionismo. Por ejemplo en la actualidad, las reivindicaciones nacionalistas que están renaciendo en toda Europa y la necesidad de una orientación históricamente basada para la C.E.E. (Ruiz Zapatero 1994, 1996, 1997; Ruiz-Gálvez 1994) vuelven a poner de moda las teorías celtistas. La corriente opuesta, la celtofobia (Collis 1997; Hill & Cumberpath 1997; Calo 1997; de la Peña 1992, 1995, 1996), vuelve a constituirse en el polo opuesto. Aunque las trayectorias de los investigadores no revelen en sí una orientación política, esta existe ya sea en la instrumentalización que se hace de sus trabajos por otros colectivos políticos e ideológicos o implícita, conscientemente o no, en la orientación epistemológica de los autores (Bate 1998; Hernando 1992; Jensen 1997; Trigger 1992).
    En el caso gallego, existe una diferencia respecto a la celtomanía decimonónica. Las reivindicaciones nacionalistas, ahora trasladadas a la búsqueda de un hecho diferencial gallego como un hilo bidireccional entre la especificidad galaica prerromana con la actual, se establecen desde posturas anticeltistas a partir del carácter radicalmente autóctono de la Cultura Castreña del Noroeste peninsular (Calo Lourido 1997; Peña Santos 1992, 1995, 1996, 1997; Pereira Menaut 1997).
    Como Peña Santos afirma, el territorio Noroccidental peninsular, por sus características físicas, determina directamente las condiciones de vida de las comunidades humanas asentadas desde el V milenio a.C.; así, "buscar rasgos de especificidad galaica ... es un ejercicio de demostración de lo obvio " (Peña 1997, pg. 143, la traducción es mía). Estas apelaciones a la importancia del medio físico para las comunidades indígenas son las mismas que, en el s.XIX, sirvieron de base para las teorías celtistas más reivindicativas de la identidad gallega (Pereira González 1996; Villa-amil y Castro 1873; Murguía 1888) o hispana (Masdeu 1783/9).

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