Autor: Erix
jueves, 20 de marzo de 2008
Sección: Artículos básicos para iniciarse
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La invención de la simbología. Santiago Apóstol, Peregrino, Matamoros.

La necesidad de la exaltación de la Iglesia Compostelana frente a Roma, Jerusalen y Toledo se manifiesta con la creación simbólica de un mito: Santiago Zebedeo como Apóstol, Homo Viator del Medievo y Miles Christi.

La invención de la simbología. Santiago Apóstol.

Iconografía deriva de las palabras griegas eikon que significa “imagen” y graphein que significa “escribiendo”, según Straten.  Son dos conceptos potentes e indisolubles, que nos acercan a la realidad compleja situada más allá de lo cognoscible. El cristianismo comprendió pronto lo interesante de dirigir las manifestaciones creadoras para hacer de ellas un instrumento expresivo de la piedad pública y privada y convertirla en algo, como decía A. Grabar, completamente edificante. A finales del siglo VI el papa Gregorio el Grande define el papel de la imagen cristiana de una manera que será ya determinante durante toda la Edad Media: “La imagen es la escritura de los iletrados


Durante el reinado de Mauregato (hacia 789) la liturgia Hispánica se enriquecía con el primer himno conocido en honor del Apóstol Santiago el Mayor. Pocos años después, en torno al año 814, en la parte más septentrional de aquel pequeño reino, durante el pontificado de Teodomiro, obispo de la diócesis de Iría Flavia, tuvo lugar el descubrimiento o inventio del sepulcro del Apóstol Santiago.


A raíz de este hecho los acontecimientos se sucederán casi de un modo vertiginoso hasta convertir a Compostela en uno de los centros de peregrinación más importantes del medievo europeo. A todo ello contribuirá el  obispo Diego Gelmírez. El mensaje que necesita transcribir la nueva iglesia del apóstol se dirigía a toda la cristiandad. Y este hecho no era menor, pues nos habla de una clara política de exaltación de la Iglesia Compostelana y de formación cultural y social de esta. Convenía hablar una lengua que fuera universal, y va a ser concebida en el dominio de las artes plásticas.


Por medio de esa lengua, la iglesia introduce sus raíces en el terreno del Románico  fecundado por la predicación apostólica. Es por esto, que en su basílica románica, Santiago esta esencialmente representado por las características del apóstol vestido con túnica u manto drapeado. Otro importante atributo de Santiago Apóstol es el libro aludiendo a las epístolas o la cartela o filacteria que comunica su identidad o que narran versículos bíblicos, normalmente en el brazo izquierdo, como en la tradición judía. Esta imagen pues, toma su fuerza y su legitimidad de la tradición y se le va a unir el hecho de la peregrinación de forma natural. Como apóstol viste túnica, normalmente de color rojo en alusión a su martirio, lleva los pies descalzos y en las manos el libro del Nuevo Testamento y puede aparecer con la cruz de doble travesaño, porque fue, según la leyenda, el primer arzobispo de España. También lleva espada por su martirio, y puede aparecer entre dos árboles. Es la representación más antigua del santo.


En ninguna parte y menos en Compostela se ignora la peregrinación con que se honra al apóstol, peregrinación que se impone como prueba viva del esplendor de su culto. En ninguna parte y menos en Compostela, se subestiman los distintivos que definen la condición de peregrino, el zurrón o bordón que se le impone en virtud del assumptio perae et baculi, puesto que se fabrican y se venden en el propio pórtico de la catedral. En fin, en ninguna parte y menos en el santuario del apóstol se ignora que la concha de vieira está a punto de convertirse en el emblema de los peregrinos. Es ahí precisamente donde esa espléndida vieira fue elegida Intersigna Sancti Iacobi, es decir, insignia de su peregrinación ya que los canónigos de la catedral estaban resueltos a conservar el control de su difusión. Es verosímil que toda esa liturgia de la peregrinación estuviese ya asentada en los primeros años del siglo XII e incluso antes, por lo que debemos concluir que la imagen de Santiago, tal como se ve en el registro superior de la portada de las platerías, es el resultado de una elección deliberada, realizada con pleno conocimiento de causa. Es esta pues, una imagen decididamente “moderna”, ya que tiene una intencionalidad clara.


Esta iconografía arcaica, que ahonda en la figura del Apóstol, es tomada de las Sagradas Escrituras, y vemos como en el testimonio de la Transfiguración (dentro de El Libro de la Vida) aparecen las palabras de Cristo resucitado, Pax vobis. Será este testimonio privilegiado el que lleve escrito en la  aureola el Apóstol junto con su nombre, Iacobus Zebedei, recordándonos que el apóstol es un enviado del señor, y más, pues ha sido llamado por Él. La cinta que recorre su cabellera le daba aspecto de  Athleta Christi, "Atleta de Cristo", en clara referencia a su martirio y por ser tenido como caballero de Cristo,como no se duda en llamarlo en el Liber Sancti Jacobi. El Athleta Christi  es un vencedor, un caballero victorioso de la cristiandad. Es por ello, que a un nivel popular y eminentemente religioso, los peregrinos  ven a Santiago como "Caballero del Invictísimo Emperador", esto es, Cristo. De esta forma claman para poder acceder a su sepulcro cuando encuentran el templo compostelano cerrado.  


Así, el mensaje que Santiago va a encarnar de manera fundamental, es el de la esperanza. No solamente la iconografía de Santiago es fruto de una evolución mecánica resultado de un determinismo histórico, pues a partir de la imagen del apóstol, va evolucionando el estilo, la manera, la sensibilidad y el temperamento de los autores que expresaron su figura en función de las inclinaciones del gusto de la época. Es arbitrario persistir en considerarla como una yuxtaposición o la combinación de tres “tipos” concurrentes e independientes: como Apóstol, como Peregrino y como Caballero, que son reflejo de su triple dimensión eclesial, popular y política de su culto.


La imagen de Strenuissimus no es menos religiosa que la de peregrino, y esta no es menos popular o laica que la de apóstol, porque todas esas representaciones no se basan solamente en su legitimidad si no en la posibilidad misma de la apostolicidad de Santiago autentificada por y a través de su martirio. 



 


Santiago Peregrino, homo viator del Medievo.

        


La aparición casi correlativa de otras dos imágenes del Apóstol van a estar destinadas a un importante éxito: la representación de Santiago como peregrino y, posteriormente, como Miles Christi o Liber Sancti Jacobi.


Según Pérez Dorado, la iconografía de Santiago Peregrino, que identifica a Santiago con sus devotos, surge en Francia en el siglo XII siendo difundida rápidamente por toda Europa y estando en relación con el extraordinario desenvolvimiento que adquiere en ese periodo la peregrinación a Compostela. Va a ir evolucionando y adaptándose a los distintos estilos a lo largo de los siglos. La imagen del Apóstol va a asumir rápidamente los atributos distintivos del peregrino, hasta que en el siglo XVI encontramos que va vestido con la indumentaria propia del caminante de la época – túnica corta, esclavina, bordón con calabaza, sombrero de ala ancha, zurrón y concha- que se difundirá ampliamente en la España del siglo XVII, sin que esto implique, en absoluto, la desaparición del tipo de “apóstol-peregrino” que seguirá ocupando un lugar destacado en el repertorio iconográfico jacobeo.


El peregrino, en origen, cuando no significa literalmente extranjero, como muestra la ilustración de ciertas comedias de Plauto en Tours, en el siglo XII, significará el enviado. Toda la iconografía románica lo prueba: el mensajero, igual que el misionero, ya sea despachado por su abad o por su obispo, lleva una pera en el mismo instante en que recibe el bordón como prueba de la bendición de aquel que lo envía. En cuanto a Santiago, puede, además, que una intención pastoral se incorpore a esa convención iconográfica. Los emblemas del peregrino, pera et baculus, son la seña inequívoca de su condición, que para la iglesia es la de penitente a la vez, que de manera concomitante, lo hace como Cristo de Emaus. Una simultaneidad también calculada. Santiago se viste con hábito de peregrino a imitación del habitus peregrini, es decir, con zurrón y con bordón, y estos emblemas del peregrino no hacen sino redoblar la exigencia de pobreza evangélica que es entrega a Dios.


             El carácter de la peregrinación podía ser doble: o bien penitencial, como acto de reparación, de purificación y de contacto con lo sobrenatural, o bien impenetratorio, persiguiendo la obtención de una determinada gracia espiritual o corporal, la curación de una enfermedad o la conversión de alguien. El contacto con el lugar santo y la recitación de unas plegarias o la realización de unos ritos determinados, así como la misma ascesis que llevaba consigo semejante viaje, eran condiciones necesarias para la obtención de lo deseado. Habrá que distinguir entonces entre la peregrinación por devoción o ascética y la penitencial, una especie de sustitutivo de la penitencia pública, una obra expiatoria que formaría parte del sistema penitencial de la época, según C. Vogel.


Ad sepulcrum beati Iacobi: Ésta es la meta de la peregrinación y aquí experimentará el peregrino la cercanía y el contacto con lo sagrado. Llegados a su sepulcro, la oración llena de fe expondrá y obtendrá de Dios, por intercesión de Santiago, la solución de aquellos deseos, peticiones y necesidades que le han traído hasta allí.  Santiago sugiere su figura de caminante poniendo los pies en planos diferentes que simulen movimiento. Sus signos son muy característicos como hemos mencionado con anterioridad: un sombrero de gran ala doblada en medialuna, calabaza para el agua, bordón o báculo de peregrinante que suele terminar su pomo con la forma de la letra griega tau (T). Esta forma fue prohibida posteriormente por la jerarquía eclesiástica debido a sus relaciones con la simbología esotérica, además de ser la posible representación del dios pagano Jano. Quizá se utilizaba originalmente, como instrumento de orientación nocturna para el peregrino, pues a la constelación del Tahalí o de las Tres Marías, en forma de T, se le llama "Báculo de Santiago". Del báculo se cuelgan algunos símbolos y cintas y estaba cargado de resonancias. Es evidente su relación con la Trinidad.


El zurrón, morral o espartilla para lo que se lleva de viático  aparece descrita en el Liber Sancti Iacobi como “estrecha de piel, con la boca abierta y sin ataduras” aludiendo a la humildad del caminante cristiano, que siempre tiene sus bienes abiertos para compartirlos con los demás hombres y a la generosidad del que da al peregrino. Algunas representaciones lo visten con una esclavina que sirve para proteger de la lluvia a los hombros y al pecho.


Mención aparte merece la venera, la cual llegó a ser la marca más propia del Apóstol. Los peregrinos cogían las vieiras en las rías altas y bajas de Galicia, donde se encuentra como en ningún otro lugar de Europa. Con ello demostraban haber llegado hasta el santuario pétreo de Compostela. La concha además, servía de salvoconducto preferente para cruzar fronteras. Hay múltiples análisis antropológicos, históricos y artísticos que asocian esta concha con la matriz de la mujer (recuérdese simplemente la Venus de Boticelli).


Los símbolos como amuletos mágicos y promocionales.




     La promoción popular de todo santuario requería la formación de un catálogo o Liber miraculorum de los prodigios allí realizados por intercesión de su patrono. Son colecciones  mucho más cercanas a lo popular que a lo teológico, según Klaus Herbers, y no fueron cultivadas tales colecciones ni por Jerusalén ni por Roma, seguramente por no reconocer competencia de otros polos de atracción, pero sí Compostela, que había de contar con la de San Salvador de Oviedo en la península y con muchos otros en Francia. Como no podía ser de otra manera, el apóstol Santiago se situaba en un rango de gran potencia en cuanto a capacidad taumatúrgica. El poder taumatúrgico del Apóstol, compilado y expuesto en el Liber Sancti Jacobi, remediaba todos los males y dolencias conocidos en el Medievo, según Márquez Villanueva.


Además, la iconografía de Santiago se nutre de tantos intercambios como número de peregrinos que no dudaban en aportar al santuario del Apóstol, a modo de ofrenda o exvoto para la protección, salud o perdón de los pecados, la imagen misma del santo tal y como se imaginaba en el medio artístico del que eran originarios. En sentido inverso, los peregrinos volvían invariablemente con alguna insignia de azabache, trabajadas para ellos en forma de “santiaguiños”, que prendían del sombrero  llegando a otorgarles incluso poderes mágicos y terapéuticos en su uso particular y doméstico.


En un sentido terapéutico, lo que se pide a Santiago es su mediación con el dios en la obtención de un determinado beneficio. Los fieles invocan a Santiago para obtener por mediación la salud corporal,  el perdón de los pecados  la protección contra los enemigos, ya sean los del alma o los del cuerpo. Las palabras utilizadas para expresar la intercesión del Apóstol son las usadas normalmente en la tradición eucológica del rito romano, según S. Blaise. Se habla de su intercesión (ac pro nobis aput dominum intercedere dignare), de su intervención (eius pio interuentu), de sus oraciones y preces (eius precibus resurgamus); pero también de sus méritos, que pesan en nuestro favor (adiuuemur meritis), y, por último, de su enseñanza y de sus ejemplos (instruamur exemplis), lo cual hace pensar enseguida en su imitación. Ello va a incorporarse de manera natural en el mensaje iconográfico: Santiago es Benefactor de cuantos necesitan su auxilio y para obtener sus favores debemos alejarnos de los pecados, los vicios, el mal…. Su intercesión acerca a la gloria del Señor.


(La III parte, Miles Christi y la exaltación de la monarquía. Continuará....)


;)



BIBLIOGRAFIA


BATTISTINI, M., Símbolos y Alegorías, 2003.


BECKER, U., Enciclopedia de los Símbolos, 2003.


DIAZ Y DIAZ, M., De Santiago y los caminos de Santiago, 1997.


GARCÍA TURZA, J., El camino de Santiago y la Sociedad Medieval. Análisis iconográfico. 2000.


MARQUEZ VILLANUEVA, F., Santiago: trayectoria de un mito. Estudio iconográfico, 2004.


TEMPERÁN VILLAVERDE, E., La liturgia propia de Santiago en el Códice Calixtino, 1997.


VORÁGINE, J., La leyenda Dorada, reed.1980.


 


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Comentarios

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  1. #1 Beturio 21 de mar. 2008

    Excelente trabajo de iconografía, Erix, y también destaco la aportación de Lacus: "Creo que explicar el Camino de Santiago desde la edad media es construir un libelo al servicio de una creencia religiosa.  Exégesis católica alejada del procedimiento científico básico. El camino hasta el convento lucense es muy anterior a la invención de Compostela, y Santiago nunca vino hasta este lugar tan importante. Santiago no fue enterrado en tierras lucenses, el carácter sagrado de este territorio no precisa de la invención del apostol para poder reunir pruebas científicas para mostrar su relevancia".

    Copio de Louis Réau, del tomo I 'Introducción General' de su "Iconografía del arte cristiano", Ediciones El Serbal, Barcelona 2000, pág. 65: "Para triunfar contra el Paganismo, fuertemente arraigado en el mundo antiguo, la Iglesia de Cristo tenía que elegir entre dos métodos: abolirlo o reemplazarlo, aniquilarlo o suplantarlo. Con un inequívoco sentido político y psicológico opta por los segundo. Resulta muy peligroso, en efecto, y casi siempre ineficaz, enfrentarse a las creencias antiguas y extirparlas violentamente, en lugar de sustituirlas con prácticas nuevas, algo relativamente fácil porque se respetan las costumbres ancestrales que continúan con otro nombre. La consigna que el papa Gregorio Magno dio a los misioneros que enviaba a Inglaterra no era destruir los altares de los ídolos, sino 'rociarlos con agua bendita'. Es necesario, prescribía en sus instrucciones, que los santuarios dedicados al culto de los falsos dioses sean consagrados al verdadero Dios para que los paganos convertidos lo adoren en los mismos lugares donde acostumbraran a ir". Pues parece bastante posible que por aquello de que ya había una peregrinación pagana algún avispado obispo, quizá, la sustituyese por una motivación cristiana, pero manteniendo la esencia anterior, o sea, el lugar de culto y la pregrinación para llegar a él.

    En la obra "Edad Media" de M. A. Ladero Quesada, Vicens Vices, Barcelona 2004, pp. 147-148 están los consejos del papa Gregorio Magno a los misioneros de Inglaterra, que copio porque el pasaje me ha resultado muy interesante: "Es a saber, que los tempos de los ídolos de ese país no deben ser destruidos, sino solamente los ídolos que están en ellos; prepárese agua bendita y rocíense con ella esos templos, constrúyanse altares, colóquense reliquias: pues si esos templos están bien construidos, es de necesidad que se transformen del culto de los demonios al servicio del verdadero Dios... Pues es sin duda imposible arrancar de una vez todos los agusos de unas mentes endurecidas, así también el que ve tiene que subir a un sitio muy alto, o hace por grados o por pasos y no a saltos".

    Esto me recuerda que antes del pontificado de Gregorio Magno (590-604) por aquellos lares galaicos estuvo San Martín obispo de Dumio primero (556) y metropolitano de Braga después (569). En su De correctione rusticorum, 16 habla de la prohibición de encender velas junto a los peñascos, fuentes, árboles o encrucijadas de los caminos. Oh. ¡¿Paganos galaicos en el siglo VI!? Pues se escribe en el XII Concilio de Toledo (681), capítulo XI, De cultoribus idolorum: “Praecepta hace Domini non in vltione, sed in terrore delinquentium apponentes, non mortis per “hanc” sententiam promulgamus, sed cultores idolorum, veneratores lapidum, accensores facularum, & excolentes sacra fontium, vel arborum admonemus…”; y casi lo mismo en el XVI Concilio de Toledo (693), capítulo II, De idolorum cultoribus: “Dominum Deum tuum adorabis, & ipsi soli feruies; illi diversis suadelis decepti, cultores idolorum efficiuntur, veneratores lapidum, accensores facularum…”. Parece que algo es bastante seguro que se produce cuando se prohíbe, como adorar piedras o ídolos a finales del siglo VII. Ítem más, en la cueva cántabra de La Garma se han encontrado enterramientos del siglo IX (creo recordar, pero posteriores seguro a la invasion musulmana) que han sido interpretados pertenecientes a la tradición pagana, y en absoluto cristiana.


    En definitiva, que aunque en algunos lugares como Veleia el cristianismo estaba más que arraígado, hay pruebas sobradas del mantenimiento de tradiciones paganas en el norte peninsular, por lo que no sería extraño que el lugar de culto y la peregrinación a lo que fue posteriormente Santiago hubiesen perdurado hasta que aquel hábil obispo lo recicló. Como dice Réau, mejor que enfrentarse a ellas es sustituir las prácticas antiguas por otras nuevas, cambiándolas de nombre.


    Un saludo.

  2. #2 Anfus 22 de mar. 2008

    Interesado por el simbolismo de la TAU que estiliza unos cuernos, y su relación a los Templarios, protectores de peregrinos que parece ser descubrieron ciertas herejías por las que acabaron en la hoguera, di con lo siguiente que comparto con vosotros esperando no resulte demasiado copioso.


    La TAU, según las tradiciones cabalísticas podría representar la Teth hebrea, novena letra del afabeto cujo y el noveno sefirá, el "yesod" o fundación. Nueve fueron los fundadores de la orden, el Teth se asocia a la serpiente que rige la sabiduría, el misterio y el color rojo.


    Estos signos aún así fueron usados por arquitectos egipcios, caldeos y helénicos anteriores; el Paganismo toma forma de concha que nos lleva a Venus, a la pata de oca, al Finis Terrae, al país de los muertos celtas... al fectichismo y a las predicciones como dice Sánchez Dragó, y por último al báculo que apunta a las estrellas que puede tener forma de Tau como la del maestro del Pórtico de la Gloria, de significado totalmente esotérico, razón por la que el bastón, el instrumento del que sabe más que nadie, la vara e Moises que se transforma en serpiente, estuvo prohibido durante una época y tenido por anatema.



    http://www.geocities.com/jhantelo/templarios.htm


    De "HIPÓTESIS ASTRONÓMICA SOBRE LOS MISTERIOS DE LOS TEMPLARIOS
    FRANCISCA MARTÍN-CANO ABREU"


     ...Una de las funciones a la que los caballeros templarios se dedicaron en principio, fue a la de guardar los caminos por donde se trasladaban los penitentes que peregrinaban a los lugares sagrados.


    La peregrinación que los penitentes cristianos realizaban por caminos hacia santuarios, estaban basados en la idea de que si lo realizaban en vida, tras morir sus almas resucitadas que habían de ascender al cielo y recorrer la Vía Láctea para entrar al Paraíso, alcanzaría la puerta de entrada más fácilmente.


    Paraíso que en diferentes mitologías se consideraba se hallaba en una isla situado más allá del extremo occidental u oriental del fin del mundo habitado (= Virgo) en donde había un Jardín cultivado por una Diosa, que tenía un Árbol maravilloso cuyas raíces se hundían en el inframundo (creencias compartidas por la mayor parte de mitologías, incluida la cristiana). Al respecto leemos el comentario de Fernando Alonso Romero (1997, 31): "El poeta cristiano Prudencio, coetáneo de Prisciliano, expuso en uno de sus himnos la creencia de que Dios enseña a los mortales el camino de resurrección para que al morir, el cuerpo y el alma asciendan a las estrellas" Y añade más adelante): "En el folklore gallego pervive todavía la vinculación de la Vía Láctea con el Paraíso o con el Cielo"... "En Galicia como en otros muchos lugares, se denomina a la vía Láctea Camiño de Santiago y se cree que aquellas personas que no han realizado en vida el peregrinaje jacobeo, se verán obligadas a efectuarlo después de la muerte. Pero entonces sus almas tendrán que guiarse por el Camino de Santiago para poder entrar en el Paraíso, aunque antes deberán realizar un gran desvío para visitar la tumba del Apóstol en Compostela, en donde la tradición popular portuguesa decía hasta hace pocos años, que había una pequeña puerta que se estaba abriendo y cerrando continuamente porque por ella pasaban las almas de todo el mundo."


    De forma que según las creencias en las que se fundamentaban estas tradiciones, tanto el camino terrenal hacia el santuario situado en Tierra Santa como el de Santiago, son concretización de una idea simbólica, basados en una metáfora astronómica: los santuarios y los caminos de peregrinación reproducían metafóricamente la situación del Paraíso y de la Vía Láctea.


    De ahí que los caminos de peregrinación terminasen en un santuario situado al final al final de la Tierra (como en Santiago de Compostela, situado en Finisterre donde termina la Tierra) y que hubiese durante el recorrido de los penitentes personas que los guardaban en su peregrinaje (como los templarios vestidos de blanco y con su cruz) y los ayudaban, sustentadas en las creencias de que las almas tras ser resucitadas y hallarse en la Vía Láctea, de la que formaban parte como almas-estrellas, empezaban el peregrinaje hasta que algunas de las Diosas guías las asían y las ayudaban a entrar en el Paraíso...



    ...Y cuando aparecen Esfinges en un sarcófago, representaría los aspectos de la Diosa que en su personificación de constelaciones, guardaban los muertos o guiaban las almas de los resucitados por el cielo en busca de las Puertas de Paraíso,...


    De forma que los dos querubines que guardaban la entrada del mundo subterráneo o el espacio que ocupaba el trono de Yavé a los que alude el Éxodo, es realidad imitarían metáforas cananeas y podrían referirse a las facetas Divinas que personificaban las dos constelaciones existentes al final de la bifurcación de la Vía Láctea, y que eran consideradas en la mitología matriarcal como Puertas del inframundo (= Sagitario y Escorpio) y que guardarían por tanto la entrada al Paraíso (= Virgo) / trono de Yavé.


    Y querubines (Divinidades), por tanto que franqueaban la entrada a las almas de los resucitados que iban peregrinando por la Vía Láctea, de la que formaban parte como almas-estrellas, para alcanzar el Paraíso.


    Y dado que el Arca de la Alianza donde se guardaba las Tablas de la Ley, alude metafóricamente a la constelación Libra / Balanza (que se halla junto a la constelación Escorpio y constelación relacionada con la balanza de la Justicia, de la Ley), se deduciría que los elementos como el Arca de la Ley guardada por querubines, que según la Biblia Yavé manda construir a Moisés, son objetos que en realidad tienen una explicación astronómica: se refieren a las constelaciones Escorpio (querubín), Libra (Arca de la Ley) y Sagitario (querubín) existentes al final de la Vía Láctea que guardaban el Paraíso / mundo subterráneo y el tabernáculo se refiere a la constelación Virgo (Paraíso, templo de Salomón, Árbol de Vida, trono de Yavé), que se halla cercana.


    Y posiblemente basada en esta asociación astronómica y en este conocimiento que debieron realizar los templarios tras estudiar ciertos textos hebreos y permanecer un tiempo en las ruinas del templo de Salomón, sería la razón de que abandonasen la búsqueda del Arca y la entrada al reino subterráneo, ya que a partir de un momento "la política de la orden cambió" en palabras de Lamy (1999, 43).


    Y corroboraría que hallaron tal conocimiento el que a partir de entonces construyeron edificios, según afirma Arroyo en su web citando a Alarcón, con estructura siguiendo el: "esquema de la columna central, el "Axis Mundi" o "Arbor Vitae", que posiblemente reproducía / concretizada metafóricamente la constelación Virgo, identificada con el Paraíso.


    http://usuarios.lycos.es/Linkspage/paratemple.html 

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