Autor: Miguel Ángel González / Ricardo Chao
lunes, 11 de junio de 2007
Sección: Historia
Información publicada por: amaco


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Historia de León 2/8

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Del Reino de los Ástures al Reino de León

"... se levantó en tierras de Galicia un asno salvaje llamado Pelayo. Desde entonces empezaron los cristianos en al-Ándalus a defender contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder, lo que no habían esperado lograr. Los islamitas, luchando contra los politeístas y forzándoles a emigrar, se habían apoderado de su país hasta que llegara Ariyula, de la tierra de los francos, y habían conquistado Pamplona en Galicia y no había quedado sino la roca donde se refugia el rey llamado Pelayo con trescientos hombres. Los soldados no cesaron de atacarle hasta que sus soldados murieron de hambre y no quedaron en su compañía sino treinta hombres y diez mujeres. […] La situación de los musulmanes llegó a ser penosa, y al cabo los despreciaron diciendo ‘Treinta asnos salvajes, ¿que daño pueden hacernos?"

(Al-Maqqari Nafh al-tib) Según las crónicas Pelayo era hijo del dux Favila y se refugia en Asturias al producirse la invasión musulmana. El gobernador musulmán Munuza, que reside en Gijón, pretende a la hermana de Pelayo por lo que lo envía a Córdoba como rehén, aunque escapa de allí en el año 717. Refugiado en los Picos de Europa, incita posteriormente a los ástures a rebelarse contra el invasor. Estos le nombran jefe y se refugian en el monte Auseva. La pretensión del gobernador musulmán de casarse con la hermana de Pelayo y el matrimonio de la hija de éste con el futuro Alfonso I, hijo del dux de Cantabria, nos sugieren que Pelayo podría ser hijo del dux de Asturia, y que todas estas alianzas matrimoniales buscarían la legitimidad de la nueva situación. En todo caso nace en los Picos de Europa el embrión de un nuevo estado, el Reino de los Ástures, cuya capital primera será Cangas de Onís.


Alfonso I (739-757) incorpora todo el norte peninsular el denominado Astororum Regnum, expansión que se ve favorecida por la sublevación contra los árabes por parte de los bereberes que abandonarán Galicia. Según las crónicas, Alfonso reconquista Tuy, Braga, Viseo, Chaves, León, Mabe, Amaya, Zamora, Salamanca, etc. aunque no las retiene, sino que se lleva al norte sus poblaciones cristianas. Silo (774-783) traslada la capital a Pravia y consigue incorporar definitivamente la Galicia nor-oriental al reino por ser un gran propietario de esta zona. Más tarde, con Alfonso II (791-842) se producirá la integración pacífica del resto de Galicia, quedando el territorio gallego libre de razzias musulmanas y convirtiéndose su aristocracia en uno de los ejes vertebradotes de la vida social y política del reino, al tiempo que se produce el alejamiento de la zona oriental. La corte se traslada a Oviedo dando comienzo a la etapa denominada Regnum Obetense. En este periodo se produce el descubrimiento de la supuesta tumba del Apóstol Santiago, que tendrá una gran trascendencia política, ya que legitima para el reino norteño la creación de una Iglesia independiente de la de Toledo, con la que estaba enfrentada.


Alfonso III (866-910) consigue extender el reino más allá del Duero, repoblando Chaves, Braga, Oporto, Viseu, Coimbra, Castrojeriz y Burgos, y fundando las ciudades fronterizas de Zamora, Toro, Simancas y Dueñas. El territorio occidental de la meseta norte es repoblado por gentes procedentes del Bierzo y la Montaña, mediante un proceso basado en hombres libres y la concesión de fueros a villas y pueblos que supondrá la base del Derecho Consuetudinario leonés que ha pervivido hasta nuestros días y constituye parte esencial de la identidad histórica leonesa. Su hijo García I (910-914), tal vez ayudado por sus hermanos y por su suegro el conde castellano Munio Muñoz, se rebela contra él que Alfonso se retirará a Zamora. García se corona y fija su corte en el solar de la antigua Legio VII delegando el gobierno de Galicia y Asturias en dos príncipes subordinados; sus hermanos Ordoño II (914-924) y Fruela II (924-925). Por su parte, Castilla es controlada por Munio, el conde castellano. A partir de entonces comienza a hablarse del Regnum Legionense en el que se definen cuatro espacios principales: Galicia, Asturias, Terra de Foris y Castilla, si bien existen otros distritos menores: Liébana, Trasmiera, Bierzo o Campos. Observamos que el nombre de Asturias se limita a la Asturias transmontana extendida a Cantabria mientras que la cismontana pasa a ser denominada Terra de Foris, en la que también se termina inscribiendo el Bierzo y que es distinguida de Campos.


Entre los principales logros de los reinados de este periodo cabe citar los Fueros de León, la más antigua legislación territorial conocida relativa a la Reconquista, y que tuvo un amplio éxito a ser exportada a numerosas ciudades y localidades del reino. Asimismo, el Liber Iudiciorum o ley común general del reino visigodo, introducido por Alfonso II, tuvo una vigencia acentuada en el núcleo del Reino de León, es decir, Galicia, Asturias y León, que lo convirtieron en su ley general, mientras que en Castilla al parecer fue rechazado y se prefirió en su lugar el derecho de costumbre. El último rey de León de dinastía ástur fue Bermudo III (1028-1037) que murió en batalla contra el conde de Castilla Fernando, hijo del rey de Pamplona Sancho Garcés III el Mayor, el cual buscaba extender su reino a costa de Castilla, y ésta a costa de Campos. Este artículo fue publicado en La Revista. Diario de León el 2/4/2006.

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