Autor: Apomios
miércoles, 30 de mayo de 2007
Sección: Artículos generales
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El fraude histórico de la fundación de Tarragona y su muralla ciclópea.

Fraude y manipulación histórica sobre la fundación de Tarragona y su muralla ciclópea.
























Fraude y manipulación histórica sobre los orígenes de Tarragona y su muralla ciclópea

Si buscamos información sobre la fundación de Tarragona y su muralla, veremos que la versión oficial, la mas extendida y reconocida, dice que fue obra de los Escipiones en el 218 a.C, los romanos fundaron Tarragona. Lo mismo que se enseña en las universidades al respecto, es decir un universitario contestaría eso mismo en un examen; Plinio a Tarraco "Scipionum opus", obra de los Escipiones, los romanos fundaron Tarragona.

Esta es la versión oficial sobre el origen de la ciudad ibérica de Tarragona y su muralla en la pagina web de patrimonio, leemos lo siguiente; http://buscadorpatrimonio.red.es/Estatico/poi_1337.html

Tarragona, Tarraco en tiempos romanos, tiene sus orígenes en un asentamiento militar romano en 218 a. C. Por ello una de las primeras obras realizadas fue el amurallamiento, ya que la ciudad se establecía en una zona fronteriza estratégica. La primera construcción fue de madera, provisional; la muralla pétrea se levantó alrededor de 200 a. C. Con dos lienzos de bloques megalíticos que configuraban muros ciclópeos y cuajada de torres defensivas.

Esto es lo que pone sobre la fundación de Tarragona, en la enciclopedia mas famosa de Internet, es decir Wikipedia; http://es.wikipedia.org/wiki/Romanizaci%C3%B3n_de_Hispania

Tarraco tuvo su origen en el campamento militar establecido por Cneo Cornelio Escipión en 218 adC durante la invasión peninsular en plena Segunda Guerra Púnica. Tarraco se convirtió muy pronto en la capital de la Hispania Citerior, y posteriormente de la provincia Tarraconense. Julio César cambiaría su status por el de colonia (Colonia lulia urbs Triumphhalis Tarraco) en 45 adC.

Maqueta de la ciudad de Tarraco o Tarrakon
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Aquí tenemos otra versión no oficial, no reconocida como es evidente por lo que hemos visto al respecto, que contradice todo lo que hay sobre el origen de Tarragona y su muralla.

Tyrrhenica Tarraco
AUSONIO, 27, 88.
http://www.bibliodt.org/bdt/llibres/llibres/tarraco/

Que Tarraco existía a fines del siglo VI a. de J. C. puede comprobarse por Avieno o sea el periplo (derrotero) marsellés del fin del siglo VI a. de J. C., donde se encuentra citada Callípolis y después Tarraco y Barcilo. El profesor Bosch Gimpera oPina que los dos versos con los nombres Tarraco y Barcilo son interpolaciones de Avieno y que a Tarragona corresponde Callípolis (6). Sea como quiera, Tarragona se cita ya en el VI siglo a. de J. C. por el periplo, bien en la forma de "Tarraco", bien en la de "Callípolis".

AVIENO (V. 514) dice que Callípolis tenía altas murallas y elevada posición, y fue bañada por el mar por ambos lados:
Callipolis illa, quae per altam moenium
proceritatem et celsa per fastigia
subibat auras, quae laris vasti ambitu
latere ex utroque piscium semper ferax
stagnum impremebat. Inde Tarraco oppidum
et Barcilonum amoena sedes ditium.

La muralla ciclópea de Tarragona, se conserva en algunos sitios entre la torre del Arzobispo y la de San Magín y en las tres torres mismas hasta una altura de siete metros. Por quedar de ella en muchas partes únicamente dos o tres hiladas, se ha dicho que la muralla ciclópea no era otra cosa que el basamento de la muralla romana. Pero en tal caso la muralla ciclópea debiera tener en todas partes una altura de dos o tres hiladas y no ser de altura desigual y menos formar un escalón como lo hay a izquierda de la brecha junto al principio de la Falsa Braga. Además, los romanos, en el ano 218 antes de J. C., fecha de la muralla romana, no emplearon murallas ciclópeas, siendo ya la "muralla de Servio", en Roma, que data del IV siglo a. de J. C., hecha con piedras de sillería. Finalmente, no se conocen murallas ciclópeas de los romanos.

Como es extraño que en las monedas romanas Tarragona se llama con el nombre de Cissa, la cual entonces ya no existía, es extraño también que en las monedas autónomas, y con letras ibéricas, acuñadas por los cessetanos en el siglo III antes de J. C., no se llama Cissa sino Taracon (2). Esto se explicaría si las monedas con Taracon son anteriores.

Estas monedas, que son de plata e imitación de las dracmas de Emporion, fueron acuñadas para el comercio con las ciudades de la costa de Levante: Emporion, Barcino, Sagunto. Al lado de Taracon se lee salir, como en monedas de Ilerda, y se cree que esto dice "plata". En el anverso de las monedas hay la cabeza de Aretusa y en el reverso el Pegaso.

En las excavaciones del Foro romano inferior (M), aparecieron varias casas ibéricas rectangulares y en su interior abundante cerámica ibérica Pintada con figuras humanas y de animales, del mismo estilo como en los vasos del sudeste de España, y más de veinte silos, en parte con cerámica ibérica del siglo III antes de J. C.

En muchos sitios de la ciudad antigua se han encontrado cuatro capas antiguas sobrepuestas. La más reciente es la romana. La segunda que sigue por abajo contiene cerámica ibérica posterior. La capa tercera tiene cerámica ibérica anterior. La capa cuarta, la que está inmediatamente encima de la peña, parece ser prehistórica.

Se puede apreciar una construcción ciclopea anterior en la foto.
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Como ven ustedes nada concuerda con las versiones oficiales y se contradicen entre si. La versión oficial dice, que la ciudad y la muralla es obra de los Escipiones romanos. El mismísimo nombre de Tarraco dicen que se lo pusieron los romanos, que tan solo había un pequeño pueblo de pescadores iberos, antes de llegar Escipion, cuando el nombre de Tarrakon ya es mencionado en el siglo VI a.C por Avieno.

Tarragona, Tarraco o Tarracon no tiene su origen en una voz romana, fíjense en el parecido que tiene con las palabras españolas o ibericas; Zarragon, Zaragoza, Tarragona, Aragón, Tarazona, Tarraco. El zarragon es una palabra de origen ibérico para designar un ser mítico de nuestro folklore español ancestral, de ahí vendría el origen etimológico de Tarrakón, Aragón y Zaragoza entre otras muchas poblaciones españolas, del mítico Zarragón, Tarragón o Tarrakón.

Los romanos no construían murallas ciclópeas, utilizaban una sillería pequeña, en comparación con los bloques megalíticos que han perduran en la muralla, solo reformaron la muralla que ya existia.

En la muralla se han encontrado letras ibéricas incisas en los bloques ciclopeos, unas cabezas de deidades labradas, que no pertenecían a manufactura romana alguna. Un ara ritual con caracteres ibéricos, también monedas o ases ibéricos con leyenda escrita en ibérico y no en latín.

¿Se esta manipulando sobre el origen ibérico de Tarragona con su muralla ciclopea en las universidades españolas e internet?

¿No se han dado cuenta aun que es ibérica o anterior a los romanos o se hacen los locos porque desmonta la versión oficial de la historia?

¿No conviene decir que en Hispania habían enormes ciudades fortificadas con murallas ciclópeas antes de cartagineses y romanos?

¿La versión oficial que se enseña en la universidad es cierta y fue fundada por Escipion en el 218 a.C, sobre una aldea de pescadores ibéricos?

En estas fotos, se puede apreciar como la muralla romana, esta encima de una muralla ciclopea anterior.

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Espesor de la muralla ciclopea en una de sus puertas.
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¿Se esta manipulando sobre el origen ibérico de Tarragona con su muralla ciclopea en las universidades españolas e internet?

¿No se han dado cuenta aun que es ibérica o anterior a los romanos o se hacen los locos porque desmonta la versión oficial de la historia?

¿No conviene decir que en Hispania habían enormes ciudades fortificadas con murallas ciclópeas antes de cartagineses y romanos?

¿La versión oficial que se enseña en la universidad es cierta y fue fundada por Escipion en el 218 a.C, sobre una aldea de pescadores ibéricos?













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Comentarios

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  1. #1 galete 09 de mayo de 2007

    Sr. F.: Ud. sabe que soy atento lector de sus artículos, reconozco sus amplios conocimientos (sobre todo lo referente a esa´época de la Historia tan interesante como el final del imperio y el comienzo de la edad media; pido perdón por la simplificación) y el esfuerzo por poner dichos conocimientos al alcance de todos. (A propósito, a ver cuando el monográfico sobre Aecio, ese que se pasó la vida luchando por Roma, y luego mira...).

    Pero creo que no se debería entrar en discusiones inútiles.

    Lo de Zarracón-Zaragoza no dá más de sí. Pero cuando he estado en Tarragona, a simple vista me parecia evidente (evidente para un profano que ha viajado un poco, leído cuatro libros, o cinco, pero que procura fijarse)): La base de la muralla es "ciclopea", distinta, tiene Pinta de ser mucho más antugua que la parte superios. Me recordó a otras cosas que habia visto en el entorno (otras zonas del Mediterráneo); lo de Menorca, lo de Malta, Micenas...

    A.Canto, como siempre, puntualiza y pone las cosas en su sitio. Por lo menos para centrar el tema.

    Pero, por lo menos, ¿porqué no preguntarse? Sin entrar en que si tú y que si yo...

    ¿Existen murallas romanas con ese aspecto ciclópeo?

    ¿Es este el único caso?

    ¿Se ha hecho algún estudio comparativo con otras murallas de aspecto similar?

    ¿Tiene sentido que el ingeniero legionario, el magister de turno, pasase de una defensa tipo campamento, talud, valla de madera, a una muralla de sillares, pero.. y esta es la cuestión.. pasando por una muralla ciclópea?

  2. #2 A.M.Canto 09 de mayo de 2007

    Apomios (Hoy, a las 11:36):
    Gracias. No obstante, el apoyar que realmente hoy los autores locales están optando por la romanidad completa de la muralla no significa, ni que haya que pensar en ningun relación con los megalitos baleáricos, ni con las murallas de Micenas, como en el pasado se propuso. Y mucho más erróneo me parece pensar en topónimos de aquí, como ya le han dicho para Zaragoza, que viene directamente del romano oficial Caesarea Augusta, apocopado luego en Caesaraugusta y a través del árabe Saraqusta. Pues, del mismo modo, Tarraco es nombre itálico, quizá etrusco, con paralelo directo también, y anterior, en la Tarracina del Lacio (que no latina, sino volsca).

    En este sentido, y con respecto al basamento ciclópeo de las murallas de Tarragona, me sigo alineando completamente (y por una vez) con Adolf Schulten, que ya vio esta relación clarísima en el capítulo II, "Tarragona etrusca", de su monografía sobre Tarraco, Tarragona, 1934 y, ampliado con planos y fotos en la edición de Barcelona, 1948. Comienza este capítulo, a mi juicio bien documentado etimológica y arqueológicamente, con un verso (que completo, pues interesa también para el nombre, el más correcto a mi juicio, de la Zaragoza romana) muy expresiva definición del poeta Ausonio, Ep. 27, 88, que ya lo afirma:

    Nunc tibi trans Alpes et marmoream Pyrenen
    Caesareae Augustae domus , Tyrrhenica propter
    Tarraco
    et ostrifero super addita Barcino ponto
    ...

    Afortunadamente, dicha obra de Schulten está digitalizada, con interesantes fotos de las que reproduzco una, por la diligente Diputación Provincial de Tarragona. Recomiendo en general su lectura: http://www.bibliodt.org/bdt/llibres/llibres/tarraco/capitulos/etrusca.html

    Como antes decía, y aplazaba (Hoy, a las 10:41), el porqué de, siendo esta tesis en conjunto tan convincente, ha sido abandonada del todo en favor de la completa romanidad de la muralla, tiene motivos arqueológicos. Sin entrar ahora en el fondo del tema, reproduzco los párrafos más interesantes sobre la cuestión que se debate, extraídos de este reciente trabajo:

    "DE CESE A TÁRRACO. EVIDENCIAS Y REFLEXIONES SOBRE LA TARRAGONA IBÉRICA Y EL PROCESO DE ROMANIZACIÓN", por
    Pedro Otiña y Joaquín Ruiz de Arbulo, publicado en Empúries, Revista de prehistoria, arqueología y etnología, 52, Barcelona, Diputación, 2000, pp. 107-136, consultable en http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=23791 y en
    wwwa.urv.net/centres/Departaments/histgeo/websetopant/articles/Article7.pdf, subrayando lo que me parece de más aprecio:

    "Ahora bien, como resulta lógico en un contexto geoestratégico de carácter militar, este cuartel general de los Escipiones no pudo surgir de la nada. La arqueología urbana de Tarragona, especialmente intensa en las dos últimas décadas, ha proporcionado suficientes evidencias para definir estratigráfica y cronológicamente una Tarragona ibérica prerromana. En distintas intervenciones en el casco urbano de Tarragona, se han podido
    documentar niveles de habitación del ibérico pleno con importaciones cerámicas áticas, massaliotas y púnicas suficientes para definir una ocupación estable de la colina y puerto tarraconenses desde el siglo V a.C.
    (Aquilué y Dupré 1986; Miró 1985; 1993; 1998; Adseries, Burés, Miró, Ramon 1993 a; 1993 b).
    [...]
    Los basamentos ciclópeos de grandes megalitos que servían de base a lienzos de sillería bien trabajada en las murallas de la ciudad permitían también suponer la presencia de dos momentos cronológicos distintos: una base ibérica prerromana y una reforma posterior plenamente romana. A partir de la tipología de estas murallas, y por su comparación con las murallas de la Neápolis de Emporion y las construcciones megalíticas de las Baleares se aceptó globalmente la idea de una Tarragona ibérica o grecoibérica anterior a la llegada de Roma (Puig i Cadafalch 1925), identificable con la Calípolis de Avieno. Por su parte, A. Schulten (p.e. 1948) defendería en sus trabajos que el basamento ciclópeo sería una obra etrusca, introduciendo una nueva variante en el debate que tuvo gran influencia por el prestigio del autor. Y sin embargo, frente a estas oPiniones académicas, el mérito de la restitución de la historia antigua de Tarraco correspondió al tarraconense Mn. J. Serra Vilaró, a partir de una lectura conjunta de las evidencias estratigráficas en distintas partes de la ciudad.

    Eclesiástico de profesión pero buen conocedor de la metodología arqueológica desde su juventud, J. Serra Vilaró fue un investigador riguroso que excavó (¡y publicó!) la gran necrópolis paleocristiana, el foro de la colonia, las murallas... (Revelar el passat 1994). Su estudio estratigráfico de las murallas, motivado por el derrumbe parcial de uno de los lienzos en 1932 que permitió descubrir el relieve de la Minerva en lo alto de una torre, le permitió plantear correctamente una cronología romano-republicana para toda la obra muraria que no dudó en enfrentar a la hipótesis etrusca de A. Schulten (Serra Vilaro 1946).
    [...]
    Si en los años 30 el conocimiento urbanístico de la antigua Tarraco era todavía muy parcial, hoy en día, tras el notable incremento de la investigación arqueológica en la segunda mitad de nuestro siglo, podemos examinar esta problemática a la luz de hallazgos concretos. Frente a la tradición académica que había centrado y dilatado el debate en base únicamente a la tipología de las murallas y en la cronología de sus diferentes paramentos, podemos hoy señalar dos evidencias complementarias:

    1. En la parte superior de la colina tarraconense, en el área delimitada por las murallas romanas, ocupada por la Tarragona medieval y moderna, todas las intervenciones realizadas hasta el momento muestran como primeros niveles de ocupación, sobre la roca, estratos datables en el siglo II a.C. ya con la ocupación romana. Las excavaciones dirigidas por X. Aquilué (1993) en el solar del colegio de arquitectos, documentaron únicamente como niveles inferiores estratos de regularización de la roca con materiales característicos del siglo II a.C. y lo mismo ha ocurrido en las varias decenas de intervenciones realizadas hasta el momento en la parte alta de la ciudad (cf. Tarraco. Guia; Tarraco 99). Se confirmaba así la cronología romano-republicana de las murallas avanzada por Serra Vilaró, que los meticulosos trabajos de Th. Hauschild (1979; 1985) han permitido completar y detallar, con la evidencia de dos proyectos diferenciados: una primera muralla con paramento ciclópeo “alto” y torres salientes sobreelevadas en sillería, datable a fines del siglo III o inicios del siglo II a.C., y una importante ampliación con largos lienzos rectilíneos de sillería sobre un zócalo megalítico “bajo”, datable a partir de los sondeos estratigráficos en los años 150-125 a.C. (Sánchez Real 1985; Aquilué, Dupré, Massó, Ruiz de Arbulo 1991).

    2. Por el contrario, todas las intervenciones arqueológicas urbanas que han proporcionado niveles estratigraficos y evidencias estructurales de época ibérica prerromana se concentran en la parte baja de la ciudad, en lo alto de una dilatada carena de 20 metros de altura que separaba la colina propiamente dicha de la vaguada portuaria, y sobre los glacis que descendían por el oeste desde esta carena hacia el cauce fluvial del antiguo Tulcis. Aquilué y X. Dupré (1986, 14-15 y fig.5) avanzaron ya en los años 80 esta situación topográfica con los datos entonces disponibles. Las evidencias estratigráficas han sido finalmente recopiladas por M. Adseries, L. Burés, M. Miró y E. Ramon (1993) en un trabajo fundamental para esta cuestión y recientemente se han publicado nuevos hallazgos (Güell, Diloli, Piñol 1994) y revisiones (Asensio, Ciuraneta, Martorell y Otiña 2000). Las principales intervenciones donde se han documentado estas evidencias estratigráficas prerromanas son las siguientes: [....] (fin de la cita).
    ..............

    Creo que con esto queda explicado al menos el porqué del pensamiento actual, así como, añado, se quedan sin resolver las contradicciones con algunas fuentes literarias antiguas y cierta carencia de paralelos murarios. Es una nueva muestra del eterno debate, que a veces se produce, en torno a las evidencias textuales y toponímicas frente a las arqueológicas.

    Pero la controversia debe ser correctamente planteada, sin recurrir a "maldades universitarias" o suponiendo, como afirma Ud. en el subtítulo del artículo, "Fraude y manipulación histórica sobre los orígenes de Tarragona y su muralla ciclópea".

    Los expertos, cuando afirman algo, suelen tener y exponer sus razones, como acabamos de ver, y lo suyo es buscarlas, estudiarlas y, en su caso, confrontarlas con otras igualmente documentables.

  3. #3 Brigantinus 10 de mayo de 2007

    Por aquello de la significación histórica, pongo aquí la oPinión del profesor García y Bellido. Quizás se haya quedado desfasada en algunos puntos (o quizás no) Pero por ser quien es, la incluyo.
    En el lejano 1954, publicaba en el volumen III de la Historia de España de Menéndez Pidal un artículo sobre el Arte Ibérico, incluida la Arquitectura.
    La muralla de Tarraco es analizada entre las páginas 402 y 407.
    "El hacer remontar las murallas megalíticas de Tarragona hasta el segundo milenio anterior a Jesucristo, sin más base que su ciclopsismo, es muy aventurado y debe rechazarse mientra no surjan argumentes más eficientes. Emepero, muy digno de consideración es el argumento de que puesto que un aparejo idéntico se encuentra en el recinto griego de Ampurias, el cual, por otra parte, no debe datarse antes del siglo VI a. C., los muros ciclópeos de Tarragona no han de alejarse mucho de la referida fecha."
    Sostenía García y Bellido la hipótesis de unas obras interrumpidas bruscamente, tal vez por la llegada de los romanos, y una posible factura cartaginesa, resaltando las semejanzas con Sagunto.
    "..el volumen total de piedra ciclópea colocada es menor de lo que pueda sospecharse; hay largos sectores, donde al parecer no llegaron a colocarse más que una hilada, y en algunos trozos, ninguna."

  4. #4 Teshub 10 de mayo de 2007

    Un presupuesto que he observado y no comparto es el de que la construcción megalítica tiene mayor calidad, duración y mejor técnica que la sillería romana. ¿Por qué?. Que la pirámide de keops tenga muy buena calidad, o la fortaleza de sacsahuaman no quiere decir que todas las construcciones ciclópeas tengan mejor calidad que los sillares romanos. ¿Durar?. ¿Acaso no dura el puente de Alcántara o las murallas de Lugo?.
    Los micénicos construyeron fortalezas megalíticas en Grecia y Creta. En Creta, las fortalezas megalíticas tenían por función facilitar la defensa y resistir terremotos. Sus predecesores, los minoicos no hicieron construcciones ciclópeas, pero sus palacios resístían los terremotos mediante un sistema de viguería flexible y elástica, que adaptaba la estructura y distribuía tensiones. La segunda técnica de resistencia a terremotos es mucho más evolucionada y eficaz que la estructura ciclópea, aunque a largo plazo necesite más mantenimiento para resistir el paso del tiempo.
    Y desde luego unos sillares compactos no tienen menor resistencia que unos bloques megalíticos llenos de intersticios y encajados a lo bruto unos con otros. Ya en época romana existían métodos que amplificaban la resistencia de los sillares, como los torreones redondos, la arquería de apoyo (en 1944 los americanos bombardearon la catedral gótica de Rouen, y destrozaron todos los contrafuertes de apoyo de uno de los lados de la nave excepto tres. Técnicamente esa catedral necesitaba cuando menos 6 contrafuertes para resistir, y sin embargo, sólo con tres se mantuvo en pié. Y estaba hecha con sillería y relleno de argamasa. Si hubiese sido una estructura ciclópea compacta se hubiese derrumbado). Técnicas que no son aplicables a las estructuras ciclópeas.
    ¿Por qué los romanos cambiaron la técnica constructiva de la muralla de Tarragona?. En mi oPinión porque el método "cicliopeo ibérico" no les ofrecía ninguna garantía para llegar a la altura que ellos pretendían para la muralla, amén del problema logístico que les suponía acarrear los bloques no estandarizados del método ciclópeo.....y todo para levantar paredes con un encaje mediocre

  5. #5 Apomios 10 de mayo de 2007

    Citas curiosas sobre la muralla ciclópea de Tarraco

    Florián de Ocampo
    (1495-1558) dice en su Crónica General que el Diluvio universal tuvo
    lugar en el año 2163 a. C. Protagonista importante en estas «historias»
    era Tubal, personaje pseudo-bíblico, hijo de Jafet y nieto de Noé, que
    habría sido fundador, entre muchas otras ciudades, de Tarragona, de
    Setubal en Portugal y de Tudela en Navarra el año 143 de la existencia
    del mundo.

    Al principio del Séfer ha-Massa'ot de Benjamín de Tudela, entre 1160 y 1173, se halla
    una breve anotación sobre Tarragona que aquí sacamos a colación por
    su singularidad. Por el Ebro, entonces navegable e importante vía de
    comunicación, Benjamín desciende desde su ciudad natal hasta Tortosa,
    con parada en Zaragoza. Desde Tortosa, según la lectura de L. Minervini,
    Benjamín nos dice: «en un viaje de dos días llegué a la antigua Tarragona,
    que tiene construcciones ciclópeas y griegas, de las que no hay
    nada parecido en Sefarad».

    La cita de Benjamín de Tudela es pues, muy probablemente, un
    nuevo dato a añadir a la historia de las murallas de Tarragona que presentan
    el importante y complicado problema de su cronología y que son,
    como se ha dicho recientemente, «el más antiguo testimonio de la ingeniería
    militar romana de la Península Ibéhca». El paisaje urbano de Tarragona,
    y más concretamente el de su parte alta, ha estado siempre condicionado
    por su recinto amurallado (fig. 1). Recordaremos que, hasta
    hace casi cincuenta años, la oPinión generalmente admitida era que el
    basamento ciclópeo era ibérico y anterromano y que encima de él se
    construyó el muro romano de aparejo regular.

    El cronista Jerónimo de Zurita (1512-1580) de fuentes contemporáneas
    y a la que ya hizo referencia a comienzos del presente siglo
    Emili Morera i Llauradó (1846-1918), el fundador del venerable Boletín
    Arqueológico de Tarragona. El texto de Zurita corresponde a la época de
    Juan II y a los últimos meses del año 1462, y dice así ...que duraban
    algunas torres y muros de edificio romano, fundadas sobre tan disformes
    y grandes peñascos que no parecía que podian ser movidos por máquinas
    y artificio, ni destos tiempos ni destos fiombres, y sus minas y cavernas
    llegaban a la mar.

    Espacio, Tiempo y Forma, Serie I, Prehist. y Arqueo!., t. IV, 1991, págs. 329-338
    Una cita de Benjamín de Tudela
    como pretexto: la muralla romana de
    Tarragona
    EDUARDO RIPOLL PERELLÓ

  6. #6 Cogorzota 10 de mayo de 2007

    Brigantinus, más bien diría que las que empiezan por Zarr pues tenemos zarza, zarpa... que nada tienen que ver.
    En el caso de Zarrio en aragonés yo creo que si, viejo (Biello) más bien como desgastado, muy usado, pero sobre todo algo que no sirve y estas cansado de ver pero que nunca tiras.


    Está también en el DRAE:

    zarrio, rria.

    (Del eusk. txar, defectuoso, débil).


    1. adj. And. charro (‖ recargado de adornos).

    2. f. Barro o lodo pegado en la parte inferior de la ropa.

    3. f. Pingajo, harapo.

    4. f. Tira de cuero que se mete entre los ojales de la abarca, para asegurarla bien con la calzadera.


    Si esto fuera así, en aragonés sería Charrio.

  7. #7 moriarty 17 de mayo de 2007

    No soy especialista en el mundo romano ni conozco las murallas de Tarragona pero si me lo permiten daré mi oPinión desde la lógica constructiva y arqueológica.
    En todo edificio, la parte más expuesta, no sólo a los ataques enemigos sino también a los agentes atmosféricos, son los zócalos, las esquinas y las puertas. Es, por tanto, lo más normal del mundo que en la arquitectura histórica estas partes de las construcciones estén reforzadas mediante una técnica o material constructivo diferente del resto del alzado. Esto se aplica a murallas, castillos, casas, etc. Por tanto, a juzgar por las imágenes que se han colgado, en las que se aprecia que precisamente los megalitos se sitúan en zócalos y puertas, yo diría que se trata de una obra contemporánea de la sillería de la parte superior del lienzo. Tampoco es imposible, lógicamente, que estemos ante una obra anterior que por razones de ahorro haya sido recrecida, como algunos prefieren. Para decantarse por una de las dos opciones bastaría hacer las siguientes comprobaciones:
    1ª Examinar si en algún punto la sillería desciende por debajo del nivel de la altura del zócalo megalítico. Si estuviéramos ante una obra ibérica reaprovechada en época romana sería lógico pensar que en algún punto estaría en mal estado de conservación y que fue necesario arrancar con la sillería desde más abajo. Un ejemplo de esto lo vemos en la primera de las imágenes del artículo de inicio, en la que se ve una reparación de mampostería que alcanza alturas irregulares, en algún caso llegando hasta el nivel de suelo, en función del estado de conservación de la muralla preexistente.
    2ª Comprobar si en algún punto la obra megalítica se sitúa a mayor altura que el zócalo. Por la misma lógica anterior, también sería normal que en algún lugar la muralla megalítica presentara mejor estado de conservación que en otros y que, por tanto, se hubiera conservado a mayor altura que el zócalo.
    Si no se da ninguno de estos dos casos yo me inclinaría a favor de la hipótesis de una obra única.
    Saludos

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