Autor: alevin
jueves, 28 de septiembre de 2006
Sección: Historia
Información publicada por: alevin


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El Iberismo, ¿un desencuentro historico?

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Dedicado al Druida Balsense, portugués, que me inspiró la idea.

En una encuesta reciente realizada por el diario portugés "O Sol"intentaba mostrar que la mayoría de los portugueses no deseaban la unificación con España, en cambio tambien surgía el dato de que un 96%reconocía que esta unión sería beneficiosa para Portugal.

Ver Foro en :http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=2240

En mi opinión esta actitud no es mas que el reflejo de la desconfianza con que ambas naciones se han mirado a lo largo de la História, mayormente desde el lado portugués, siempre receloso de las intenciones de su vecino español, lo que incluso le ha llevado a buscar sus alianzas tradicionales en un país tan lejano como Gran Bretaña, pero con buena marina, ya que por tierra la única opción que tenía era España, de la que siempre desconfió.

Todo empezó en 1128 cuando el primer rey portugués, Alfonso Enriquez, lograba el reconocimiento de su independencia por parte del rey de León, Alfonso VII, en circustancias un tanto forzadas. Pero a lo largo de la Historia se presentaron dos momentos importantes en los que los dos países podrían haber unificado su andadura.Uno de ellos si se hubiese efectuado el matrimonio entre Alfonso V"El Africano" y la infanta Isabel(futura Isabel I La Católica), rechazado por esta última en favor de Fernando de Aragon(¿Le atraia más la juventud del aragones que la madurez del ya viudo rey portugués?), con lo que la consecuencia inmediata fué el que Castilla se vió asociada a los conflictos de Aragon en el Mediterraeo e Italia en lugar de a la política expansionista oceanica de Portugal.y una pregunta se me viene a la cabeza, ¿que habría pasado con Colón?.

El otro momento culminante fué cuando, tras la muerte del rey Sebastian en la batalla de Alcazalquivir, las cortes portuguesas , en 1581, reconocen como rey a Felipe II, reino heredado por su hijo Felipe III y por su nieto Felipe IV bajo el que Portugal vuelve a alcanzar la independencia tras la batalla de Villaviciosa, en 1665.

A partir de entonces la relación de los dos países continua dandose la espalda o incluso con franca agresividad, aún cuando les debería de haber unído el haber tenído un enemigo común en Napoleón. Pero es , durante el periodo revolucionario francés, cuando un abate español apellidado Marchena publica su obra "Avis aux espagnols", donde predica la creación de un proyecto de república federal ibérica a traves de una federación progresista. Esta primera semilla germina en el incipiente liberalismo de ambos países, preconizando la unión voluntaria y pacífica de los estados ibéricos. Había nacído el Iberísmo.

La hermana de Fernando VII, Carlota Joaquina, regente consorte en Portugal, aprovechó el "secuestro" de este en Francia ,durante la Guerra de la Independencia, para solicitar de la Cortes de Cádiz que la hiciesen regente de España, con lo que ambos países hubiesen tenido una máxima autoridad común, pero la petición le fué denegada.

La actitud absolutista tanto de Joâo V como de Fernando VII abortan las primeras intenciones iberistas, aunque se nota tanto su pervivencia durante el trienio liberal ,en las sociedades secretas tan de moda en la época,que incluso predicaron sus ideas en territorio luso insistiendo en una Federación de Repúblicas en los que Portugal quedaría representado por una Lusitania Ulterior y una Lusitania Citerior.

Pero fueron, sobre todo, los liberales en el exilio los que más contribuyeron a la expansión de las ideas Iberísticas, principalmente cuando comienza la desintegración de los imperios de ambas naciones, y que solo ven un horizonte prometedor en la unión de ambos países para retornar a la relevancia internacional perdidas y a un nuevo progreso económico.Ya Espoz y Mina barajó la posiblidad, desarrollada en decadas posteriores, de entronizar a los Braganza portugueses ,en detrimento de nuestros Borbones, por considerarlos más liberales. Tambien por entonces Pedro IV, emperador del Brasil, recibió la oferta de los liberales ibéricos de ceñir la triple corona luso-brasileño-española, aunque la oferta no llegó a nada.Entre los iberístas de esta época destacaron los protugueses Saldanha, Almeida Garret o Palmela y entre los españoles Torrijos,Borrego y Mendizabal.

Ya hemos dicho que Fernando VII siempre estuvo en contra de estos proyectos, pero fué su hija, Isabel II, la que principalmente debió hacerles frente con éxito, mientras duraron los conflictos , por cierto paralelos en ambos países, entre absolutistas y liberales en el fondo o entre tíos y sobrinas en la forma. Consolidadas Maria II e Isabel II en sus respectivos reinos, con un liberalismo tambien floreciente, pronto reaparecen los proyectos iberistas que proyectaran la unión, por vía matrimonial, de ambas dinastías, proyectos que no fructificaron por problemas de edades e intrigas palaciegas.Además ni Francia ni Gran Bretaña veían estos proyectos con buenos ojos, pues preveian , en la unión de los dos países, el nacimiento de una potencia rival que les quitaria influencia en el panorama europeo.

Bloqueada la solución dinástica, surgió, en España, una ocasión favorable para sustituir la dinastía borbónica por la de Braganza, aprovechando la Revolución de 1854. Con apoyo progresista , moderado(Cánovas del Castillo)y demócrata(Cristino Martos)se hicieron contactos con el gobierno portugués, que no se mostró hostil a la idea, pero que no hizo nada para desarrollarla.La actitud indecisa de los revolucioarios, la oposición francesa y británica así como la actitud conciliadora de Isabel II, favorecieron el fracaso de estos planes. Estos hechos tuvieron como consecuencia que el iberísmo portugés quedra relegado a grupos minoritarios de republicanos.

No asi en España en la que la doctrina iberísta hizo grandes avances que fueron detenidos por el gobierno moderado que temía perder, con una Iberia unída, el poder totalitario del que ya gozaba.

Cuando estalla la Revolución de 1868 no había unanimidad sobre que régimen ni que dinastía , en caso de la monarquía, debía gobernar España. Los progresistas volvieron a su idea primigenia de entronizar a los Braganza, pero no con Luis I, ya reinante en Portugal, sino ofreciendo el trono a su padre, Fernando de Coburgo, que vivía apartado de la vida política.Los iberistas españoles deseaban que su reinado fuese una etapa transitoria para acabar con los recelos lusitanos hacia la unión y que ,a su muerte, fuese ya Luis I el que culminase la unidad peninsular. Esta candidatura fué, quizás, la que contó con más grandes apoyos, incluyendo el de Prim, que en su defecto pensó, posteriormente, en otros familiares de Luis I, Leopoldeo de Hohenzollern y Amadeo de Saboya.

Se desplazaron a visitar a D.Fernando el general Prim,Fernandez de los Rios y Salustiano Olózaga.Las conversaciones trataron de llevarse con la máxima discrección, aunque con poco éxito.Se barajaron diferentes soluciones, como la de crear una monarquía típo Austria-Hungría, recientemente establecida y se aceptaron todas las condiciones que puso D.Fernando, incluso la de que solo se llevaría a cabo esta unión si el pueblo portugués lo aceptaba mayoritaria y voluntariamente, pero surgió un impedimento insoslayable cuando D. Fernando expresó le deseo de que las dos coronas no se convirtiesen en una, con lo que la candidatura perdía su atráctivo principal para los iberístas.

No obstante, en el golpe de estado que ,en el Portugal de 1870, dá el iberísta Saldanha(en posible connivencia con Luis I que no vería con malos ojos una futura corona hispano-lusa)el própio Saldanha trata de convencer a D.Fernando de que acepte la corona española por el bien de Portugal ,para evitar que una posible república en el país vecino pueda socavar la monarquía portugesa, pero todos sus esfuerzos fueron inútiles.

Tras el fracaso de estas gestiones, el iberísmo cae en una nueva y profunda crisis, acrecentada por la nueva influencia que Portugal estaba consiguiendo en Africa, gracias a la ayuda inglésa y a la subída al trono de Alfonso XIII, de modo que los grupúsculos repúblicanos vuelven a ser los únicos guardianes de la iedea, a pesar de que las humillaciones que Gran Bretaña impuso a Portugal, en pago por su ayuda,hicieron que muchos lusitanos valoraran una nueva alianza con España, siendo baluarte de esta intención el escritor portugés Joaquim
Pedro de Oliveira, autor de "Historia de la Civilización Iberica", donde trata de unificar la península a través de la unídad cultural.

La nueva coyuntura que revitalizrá el iberísmo fué la caída de la monarquía portuguesa, octubre de 1910, que provocó entusiastas manifestaciones repúblicanas en España y la aparición de varios escritos sobre el tema, como las del periodista repúblicano José Brissa("La Revolución Portuguesa"), pero el máximo exponente del Iberísmo en España, era el poeta Joan Maragall, que preconizaba la integración de Portugal en España para contarrestar el centralismo castellano y en esa inteligencia escribió obras como el "Imne Ibérico" e incluso, en su artículo ""L´Ideal Ibéric", propuso a Unamúno la creación de la revista "Ibérica", que iría escrita en castellano, catalán,galaíco-portugés y vasco. Tambien Cambó y Prat de la Riba, en sus años juveniles compartieron este ideal.

En 1927 fué fundada, en Valencia, la Federación Anarquista Ibérica, en cuya dirección hubo simpre algún representante luso, y que representó al Iberísmo de la extrema izquierda hasta 1936.

Tras la Guerra Civil española, se creó el llamado "Pacto Ibérico", entre Franco y Salazar, por el que ambos países se proporcionarían asistencia mútua(no olvidemos la ayuda logística y en hombres proporcionada por el gobierno portugés a Franco durante la contienda)pero más con fin de autocontrol que de reunificación.

La izquierda española en el exílio, siempre mantuvo la tradicción iberísta de algúna manera y así Victoria Kent publicó, en Nueva York, durante muchos años, el boletín "Iberica por la Libertad". Otro iberísta fué el esritor J.M.Bautísta Roca, que participó en numerosos encuentros culturales con iberístas portugueses.

En la actualidad el panorama para un pannacionalísmo ibérico es desalentador, pues ya ni las izquierdas de ambos países parece que se lo plantean,aunque escritores como Salvador de Madariaga, en su obra "España",aún se lo planteaba siempre que fuera universalmente aceptado por ambos pueblos. Por ello la idea del Iberísmo ha quedado reducida a una utopía.

¿Se acerca el momento de rehabilitarla?

Bibliografía:

"La Unión Iberica.Debáte sobre la idea de nación en S.XIX"-Jose A.Rocamora
""El Iberísmo"-J.P.Yañiz

Paz y Bien

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Comentarios

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  1. #1 Lordsilvain 29 de sep. 2006

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  2. #2 Lordsilvain 29 de sep. 2006

    Información eliminada por el Administrador kaerkes

  3. #3 Bandeirante 30 de sep. 2006

    Olá Amigos

    O Iberismo é um desencontro histórico estrutural. O destino histórico de Portugal em 1140, 1385, 1640, 1808 sempre foi a decisiva manutenção de sua identidade própria. Portugal nunca sentiu-se como a Galiza, a Catalunha, o País Basco e nem uma Escócia ou País de Gales, condenados talvez a uma subalternidade política, cultural e lingüística. Também nas Américas o estrato Português e o Castelhano não se misturam, onde se encontraram ocorreram atritos e guerras no período colonial. Parecemos destinados ao desencontro e ao confronto. Entre 1580-1640 a Unidade Ibérica foi um completo desastre para Portugal e para o Brasil, principalmente. O inimigo herege protestante holandês nos atacou implacavelmente e não houve apoio nenhum da "Espanha" entre 1630 e 1640. Na luta contra os holandeses se forjou a energia necessária para a Restauração do Império Português e apenas Ceuta optou por "Madrid" e não pela Restauração. O Brasil "livremente" optou e ajudou a consolidar a Restauração de 1640 em todos os níveis. As elites brasileiras, ao contrário das elites catalãs, abandonaram com sucesso a União Ibérica em 1640 e forjaram a luta pela Restauração Portuguesa. Estamos, na Europa e na América, umbilicalmente unidos pelo território, pelas origens, pela genética e pela cultura. Qualquer entendimento deve ser um entendimento de igual para igual, aí sim poderemos forjar e construir um Projeto Ibérico e Ibero-Americano em comum. Senão continuemos bons e distantes vizinhos e cada um siga o seu caminho a parte.

  4. #4 Reuveannabaraecus 04 de oct. 2006

    Egi-baltza dixit: "Olivenza es, sin ninguna duda, portuguesa. Ahora decidme lo que es Miranda do Douro".

    Y encima dicho así, por las buenas, sin aducir ningún argumento. Si es que no escarmentamos de la mala costumbre de entrar en un foro y soltar una "prenda" sin haber leído las intervenciones anteriores. Te recomiendo, Egi-baltza, que te leas los comentarios de los extremeños (y, por tanto, conocedores próximos del tema) Kullervo, Adriano y Reuveannabaraecus formulados aquí sobre esa cuestión de Olivenza entre los días 27 y 28 de septiembre, hace sólo una semana. Léelos con detalle y, si después de leerlos sigues pensando que "Olivenza es, sin ninguna duda, portuguesa", vuelves aquí y me cuentas por qué...

    Esto de no leer las intervenciones previas antes de soltar la propia, ha generado más de una agria polémica en estos foros. Por favor, leamos, leamos y luego opinemos con conocimiento de causa.

    Por otra parte, no dejan de resultarme curiosos los irredentistas de salón que, desde tierras muy lejanas a Olivenza, vienen a querer "devolverla" generosamente a Portugal sin conocer la realidad de esta población extremeña, cuyos habitantes, y es la tercera vez que lo digo en este foro, no quieren ni oír hablar del tema. Y, por supuesto y por su integridad física, yo no le aconsejo a nadie sacarlo si alguna vez viajan a Olivenza, cosa que por lo demás recomiendo vivamente -el viajar a Olivenza, claro-.

    Como no menos curioso me resulta tu razonamiento de que si en una tierra se habla una lengua, esa tierra ha de pertenecer a la unidad estatal o regional que tiene esa lengua por propia: a propósito de Miranda dl Douro (en mirandés), decías más arriba, Egi-baltza: "si se habla dialecto llionés será llionesa. Te aviso de que, si viajas a Miranda dl Douro y, al entrar en la primera taberna o restaurante, se te ocurre soltar esa prenda, tendrás una excitante experiencia de vuelo sin motor desde las murallas de Miranda hasta las aguas internacionales del Duero (más de cien metros de desnivel en caída libre...). En Miranda dl Douro, el hecho de conservar -con orgullo- un habla de origen leonés no pone en absoluto en duda su condición de portuguesa; dejemos hablar a un mirandés y que lo diga él mismo -por supuesto, en Mirandés-:

    I açpuis houbo quantas guerras
    cun castelhanos sin lei,
    mas Miranda siêmpre stube
    a lhuitar pelo sou Rei


    (José Francisco Fernandes, Miranda yê la mie tiêrra, Miranda dl Douro, ed. do autor, 1999).

    Ese Rei, ni que decir tiene, no era otro que el de Portugal, ahora República Portuguesa. Es más, te puedo asegurar que en pocos sitios de Portugal he visto tal profusión de banderas portuguesas como en Miranda dl Douro... Y, para derrumbarte el mito del Mirandés (a ti y a muchos otros), decir que en la propia Miranda ya toda la gente habla portugués entre sí y un castellano perfecto con nosotros; el Mirandés, por desgracia, ya sólo lo hablan los ancianos/-as de las aldeas del concejo, por más que se enseñe en las escuelas...

    Es el viejo error de identificación lengua = nación. Cuando la realidad es que tenemos Estados con varias lenguas, como es el caso de Suiza -que ya recordó alguien más arriba-, y, al contrario, tenemos Estados independientes que comparten la misma, exactamente la misma lengua, como es el caso de Alemania y Austria. Hay algunos que donde ven lengua quieren ver nación, llegando incluso a (re)inventar la lengua con tal de que haya nación... Fantasías animadas de ayer y de hoy...

  5. #5 Kullervo 10 de oct. 2006

    Discrepo, Ramonmo. Lusitanoi defiende lo que él ama y sus opiniones no dejan de ser tan acertadas como las que tenemos los del otro lado de la raya. Quizás estén viciadas de origen, cargadas de prejuicios y recelo visceral hacia lo español (no nos engañemos, no sólo hacia lo castellano) pero ¿acaso nosotros no opinamos también con prejuicios y recelos de otra clase? Volviendo al imaginero cristiano, quien esté libre de pecado...

    Por otro lado, amigo Lusitanoi, permíteme que discrepe acerca del verde Portugal. Si echas un vistazo a http://209.35.123.177/inmonacional/images/s_espanap.jpg (tomada en junio de 2003), podrás apreciar que el Sur de Portugal no es tan distinto de la árida Castilla (Bueno, si no te encuentras en la Sierra de Guadarrama, obviamente),

  6. #6 Reuveannabaraecus 11 de oct. 2006

    Cuanto más amo Portugal, menos aprecio a aquellos portugueses (afortunadamente, cada vez menos) que no nos aprecian a nosotros. El amor a la nación propia no debe estar construido sobre el odio a la nación vecina; en caso contrario, ahí tenemos el origen de todos los nacionalismos excluyentes y de no pocos conflictos y guerras. Y esto creo que deberían aplicárselo algunos amigos portugueses que han hablado por aquí y cuyo amor a Portugal parece estar muy fundamentado en el odio histórico hacia España y, singularmente, hacia Castela. Tengo muchos amigos portugueses que, afortunadamente, repito, ya no piensan así. Saludos / Cumprimentos.

  7. #7 Irluachair 11 de oct. 2006

    Llevas razón Llug....incluso los nacionalismos o las identidades más potentes surgen cuando dentro del propio país hay otros grupos diferentes, que hacen el contraste. Piensa si no en la mayoría de las nacionalidades que se han formado o bien en base a un enemigo extranjero, o en base a un enemigo interior...Fíjate en los nazis, cómo necesitaban a los Judios, o los Irlandeses al invasor inglés, o los vascos, a los de origen no vasco....

    Los nacionalismos son más potentes a medida que nuestras sociedades europeas se llenan de extranjeros; o hay una situación de mezcla de varias culturas.

    Es necesario que dentro de una nación, haya grupos diferentes para que surga una identidad nacionalista...es algo curioso...Cuando no la hay, resulta que el nacionalismo se diluye en luchas intestinas, o no llega a definirse, nada más que contra o frente a alguien exterior.

  8. #8 Irluachair 11 de oct. 2006

    Uno de los factores principales en la formación de los nacionalismos modernos en España, es la conciencia de existencia de una población considerada extranjera dentro del país, por ejemplo en País vasco y Cataluña, la gran emigración ha nutrido a ese otro necesario en el interior, que hace que cristalice el sentimiento nacional de manera fuerte..

    Por ejemplo, en Galicia, a pesar de existir una clara realidad cultural diferente, falta una población interna vista como ajena a esa galleguidad, y por tanto el sentimiento nacionalista no se conforma de manera tan potente.

    Y ya por último, por ejemplo en Andalucía, a pesar de existir también una cultura claramente diferente, la falta total de ese sentimiento de abismo con los no autóctonos, hace que por ejemplo en muchos lugares andaluces se considere normal que políticos no andaluces sean alcaldes o gobiernen grandes ciudades como si fueran andaluces como los demás, por ejemplo casos de Jesus Gil y todos esos políticos del resto de España que han saqueado Marbella, o la alcaldesa de Cádiz, y de otros muchos pueblos y ciudades andaluces… Y esto es una expresión de las escasas aptitudes de los andaluces para tener un sentimiento nacional.

    En Andalucía apenas existe despierto en la gente ese sentimiento del otro. Prácticamente no se tiene conciencia de que los habitantes del resto de España sean esos otros diferentes, y conformen otra realidad distinta a la propia, y casi nunca se crea esa distancia o abismo entre la población autóctona o cualquier español de otra región que se pueda instalar en Andalucía. Quizás haya mucho mayor sentimiento de clase, entre autóctonos, y entre autóctonos y no autóctonos (en el sentido de que el no autóctono puede ser enclavado por su clase social más que por su diferente origen), que étnico.

  9. #9 Irluachair 12 de oct. 2006

    Es un lujo, que depende del punto de vista, porque desde luego que para los andaluces no es tal lujo, pues el nulo rechazo al no autóctono hace que Andalucía pueda ser tierra de promisión, no ya para el emigrante pobre (que está visto que ocupa los puestos que nadie quiere y contra el que no habría nada que decir), sino para todo tipo de colonizadores en busca de mejores expectativas y fortuna, que ocupan gran parte los mejores recursos, puestos y negocios.

    Por ejemplo, a mi me gustaría que alguien hiciera un censo de funcionarios, ingenieros, arquitectos, técnicos, empresarios etc… de procedencia no andaluza que hay en Andalucía, en proporción a los autóctonos, y sería demoledor: resultaría que un andaluz tiene muchas menos posibilidades de trabajar por ejemplo de ingeniero en su tierra en puestos buenos que los habitantes de otras regiones en la propia. Y todo esto, entre otras razones, porque en Andalucía se instalan mil empresas que contratan a los profesionales fuera, y a nadie se le ocurre protestar. Se ve normal.

    O si no, los casos escandalosos de saqueo por parte de un caterva de foráneos que saquean ayuntamientos como Marbella, San Pedro, La Línea, Ceuta etc.. como los hay en otros muchos lugares de Andalucía, sin que a nadie le parezca raro que todas estas personas sean de procedencia no andaluza, que no han encontrado impedimento en instalarse para saquear, cuando en otro lugar ya el hecho en si de no ser autóctono, haría que la población presentara toda su hostilidad de antemano contra esos individuos por no ser de la región.

    Esa falta de sentimiento contra el foráneo, hace que los andaluces se vean claramente perjudicados en muchos aspectos, y que rápidamente todos los buenos recursos, como puestos de trabajo, que lentamente van surgiendo en Andalucía, queden ocupados por gente de otros lugares, sin que haya el más mínimo impedimento para ello. Es normal ver en Andalucía, que mientras todos los peones, jardineros, camareros de por ejemplo un gran complejo turístico, sean de la zona…toda la plantilla de técnicos, ingenieros, dirección, empresarios…sean de de otras comunidades. O es normal que el resto de las grandes empresas estatales que operan preeminentemente en Andalucía, sencillamente contraten a su personal fuera, ocupando el lugar de los muchos titulados andaluces que permanecen crónicamente en el paro, cuando en sus comarcas hay una fuente saludable de buenos puestos trabajo adecuados a su cualificación, en todo tipo de obras, proyectos turísticos, negocios etc…a los que les es muy difícil de acceder.

    Y esto viene de antiguo, cuando “el ingeniero, el perito, el licenciado etc …” que operaban en la geografía andaluza, eran siempre de fuera…y se asociaban a la clase social propietaria, también de origen foráneo, y eran vistos por los lugareños como unos señoritos más.

  10. #10 Cogorzota 12 de oct. 2006

    Perdón por el tocho, pero creo que la fecha lo merece.



    Acción Española
    Madrid, 15 de diciembre de 1931 tomo I, número 1
    páginas 8-16

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    Ramiro de Maeztu
    La Hispanidad
    «El 12 de octubre, mal titulado el Día de la Raza, deberá ser en lo sucesivo el Día de la Hispanidad.» Con estas palabras encabezaba su extraordinario del 12 de octubre último un modesto semanario de Buenos Aires, El Eco de España. La palabra se debe a un sacerdote español y patriota que en la Argentina reside, D. Zacarías de Vizcarra. Si el concepto de Cristiandad comprende y a la vez caracteriza a todos los pueblos cristianos, ¿por qué no ha de acuñarse otra palabra, como ésta de Hispanidad, que comprenda también y caracterice a la totalidad de los pueblos hispánicos?

    Primera cuestión: ¿Se incluirán en ella Portugal y Brasil? A veces protestan los portugueses. No creo que los más cultos. Cámoens los llama (Lusiadas, Canto I, estrof. XXXI):

    «Huma gente fortissima de Espanha»

    André de Resende, el humanista, decía lo mismo, con palabras que elogia doña Carolina Michaëlis de Vasconcelos: «Hispani omnes sumus.» Almeida Garret lo decía también: «Somos Hispanos, e devemos chamar Hispanos a quantos habitamos a peninsula hispánica.» Y D. Ricardo Jorge ha dicho: «chamese Hispánia à peninsula, hispano ao seu habitante ondequer que demore, hispánico ao que lhe diez respeito.» Hispánicos son, pues, todos los pueblos que deben la civilización o el ser a los pueblos hispanos de la península. Hispanidad es el concepto que a todos los abarca.

    Veamos hasta qué punto los caracteriza. La Hispanidad, [9] desde luego, no es una raza. Tenía razón El Eco de España para decir que está mal puesto el nombre de Día de la Raza al del 12 de octubre. Sólo podría aceptarse en el sentido de evidenciar que los españoles no damos importancia a la sangre, ni al color de la piel, porque lo que llamamos raza no está constituido por aquellas características que puedan transmitirse al través de las obscuridades protoplásmicas, sino por aquellas otras que son luz del espíritu, como el habla y el credo. La Hispanidad está compuesta de hombres de las razas blanca, negra, india y malaya, y sus combinaciones, y sería absurdo buscar sus características por los métodos de la etnografía.

    También por los de la geografía. Sería perderse antes de echar a andar. La Hispanidad no habita una tierra, sino muchas y muy diversas. La variedad del territorio peninsular, con ser tan grande, es unidad si se compara con la del que habitan los pueblos hispánicos. Magallanes, al Sur de Chile, hace pensar en el Norte de la Escandinavia. Algo más al Norte, el Sur de la Patagonia argentina, tiene clima siberiano. El hombre que en esas tierras se produce no puede parecerse al de Guayaquil, Veracruz o las Antillas, ni éste al de las altiplanicies andinas, ni éste al de la selvas paraguaya o brasileña. Los climas de Hispanidad son los de todo el mundo. Y esta falta de características geográficas y etnográficas, no deja de ser uno de los más decisivos caracteres de la Hispanidad. Por lo menos es posible afirmar, desde luego, que la Hispanidad no es ningún producto natural, y que su espíritu no es el de una tierra, ni el de una raza determinadas.

    ¿Es entonces la Historia quien lo ha ido definiendo? Todos los pueblos de la Hispanidad fueron gobernados por los mismos Monarcas desde 1580, año de la anexión de Portugal, hasta 1640, fecha de su separación, y antes y después por las dos monarquías peninsulares, desde los años de los descubrimientos hasta la separación de los pueblos de América. Todos ellos deben su civilización a los pueblos hispánicos. La civilización no es una aventura. Quiero decir que la comunidad de los pueblos hispánicos no puede ser la de los viajeros de un barco que, después de haber convivido unos días, se despiden para no volver a verse. Y no lo es, en efecto. Todos aquellos conservan un sentimiento de unidad, que no consiste tan sólo en hablar la misma lengua o en la comunidad del origen histórico, ni se expresa [10] adecuadamente diciendo que es de solidaridad, porque por solidaridad entiende el diccionario de la Academia, una adhesión circunstancial a la causa de otros, y aquí no se trata de una adhesión circunstancial, sino permanente.

    No exageremos, sin embargo, la medida de la unidad. Pero es un hecho que un Embajador de España no se siente tan extraño en Buenos Aires como en Río Janeiro, ni en Río Janeiro como en Londres, ni en Londres como en Tokío. Es también un hecho que no podrá desembarcar un pelotón de infantería de marina norteamericana en Nicaragua, sin que se lastime el patriotismo de la Argentina y del Perú, de Méjico y de España, y aún también el de Brasil y Portugal. No sólo esto. El mero deseo de un político norteamericano, Mr. William G. McAdoo, de que la Gran Bretaña y Francia transfieran a los Estados Unidos, para pago de sus deudas de guerra, sus posesiones en las Indias occidentales y las Guayanas inglesa y francesa, basta para que dé la voz de alarma un periódico tan saturado de patriotismo argentino como La Prensa, de Buenos Aires, que proclama (18 de noviembre, 1931), que todos los pueblos hispanoamericanos abogan por «la independencia de Puerto Rico, el retiro de tropas de Nicaragua y Haití, la reforma de la enmienda Platt y el desconocimiento, como doctrina, del enunciado de Monroe».

    De otra parte, habría muchas razones para dudar de que sea muy sólida esta unidad que llamamos hispánica. En primer término, porque carece de órgano jurídico que la pueda afirmar con eficacia. Un ironista llamó a las Repúblicas hispanoamericanas «los Estados Desunidos del Sur», en contraposición a los Estados Unidos del Norte. Pero más grave que la falta del órgano es la constante crítica y negación de las dos fuentes históricas de la comunidad de los pueblos hispánicos, a saber: la religión católica y el régimen de la Monarquía católica española. Podrá decirse que esta doble negación es consubstancial con la existencia misma de las repúblicas hispanoamericanas, que forjaron su nacionalidad en lucha contra la dominación española. Pero esta interpretación es demasiado simple. Las naciones no se forman de un modo negativo, sino positivamente y por asociación del espíritu de sus habitantes a la tierra donde viven y mueren. Es puro accidente que, al formarse las nacionalidades hispánicas de América, prevalecieran en el mundo las ideas de la revolución francesa. [11] Ocurrió que prevalecían y que han prevalecido durante todo el siglo pasado. Los mejores espíritus están ya saliendo de ellas, tan desengañados como Simón Bolívar, cuando dijo: «Los que hemos trabajado por la revolución hemos arado en el mar.»

    Ahora están perplejos. Ya han perdido los más perspicaces la confianza que tenían en las doctrinas de la revolución. En su crisis actual, no quedarán muchos talentos que puedan asegurar, como Carlos Pellegrini hace tres cuartos de siglo, que «el progreso de la República Argentina es un hecho forzoso y fatal». La fatalidad del progreso es una de las ilusiones que aventó la gran guerra. Todos los ingenios hispanoamericanos no tienen la ruda franqueza con que el chileno Edwards Bello proclamó que: «el arte iberoamericano, sin raíces en las modalidades nacionales, carece de interés en Europa.» Pero muchos sienten que las cosas no marchan como debieran, ni mucho menos como en otro tiempo se esperaba. En lo económico, esos pueblos, que viven al día, dependen de las grandes naciones prestamistas, antes, de Inglaterra, ahora, de los Estados Unidos. No son pueblos de inventores, ni de grandes emprendedores. Sus investigadores son también escasos. Padecen, agravados, los males de España. Lo atribuye Edwards Bello, a que están divididos en tantas nacionalidades. Lo que hizo grande, a juicio suyo, a Bolívar y a Rubén Darío, fue haber podido ser, en un momento dado, el soldado y el poeta de todo un Continente. El hecho es que los pueblos hispánicos viven al día, sin ideal. ¿Y no dependerá la insuficiente solidaridad de los pueblos hispánicos de que han dejado apagarse y deslucirse sus comunes valores históricos? ¿Y no será esa también la causa de la falta de originalidad? Lo original, ¿no es lo originario?

    Ahora está el espíritu de la Hispanidad medio disuelto, pero vivo. Se manifiesta de cuando en cuando como sentimiento de solidaridad y aún de comunidad, pero carece de órganos con que expresarse en actos. De otra parte, hay signos de intensificación. Empieza a hacer la crítica de la crítica que contra él se hizo y a cultivar mejor la Historia. La Historia está llamada a transformar nuestros panoramas espirituales y nunca ha carecido de buenos cultivadores en nuestros países. Lo que no tuvimos, salvo el caso único e incierto de Oliveira Martins, fue hombres cuyas ideas supieran iluminar los hechos y darles su valor y su sentido. Hasta ahora, por ejemplo, no se sabía, a pesar de los miles [12] de libros que sobre ello se han escrito, cómo se había producido la separación de los países americanos. Desde el punto de vista español parecía una catástrofe tan inexplicable como las geológicas. Pero hace tiempo que entró en la geología la tendencia a explicarse las transformaciones por causas permanentes, siempre actuales. ¿Y por qué no han de haber separado de su historia a los países americanos las mismas causas que han hecho lo mismo con una parte tan numerosa del pueblo español? Si Castelar, en el más celebrado de sus discursos ha podido decir: «No hay nada más espantoso, más abominable, que aquel gran imperio español que era un sudario que se extendía sobre el planeta», y ello lo había aprendido D. Emilio de otros españoles, ¿por qué no han de ser estos intrépidos fiscales los maestros comunes de españoles e hispanoamericanos? Si todavía hay conferenciantes españoles que propalan por América paparruchas semejantes a las que creía Castelar, ¿por qué no hemos de suponer que, ya en el siglo XVIII, nuestros propios funcionarios, tocados de las pasiones de la Enciclopedia, empezaron a propagarlas? Pues bien, así fue. De España salió la separación de América. La crisis de la Hispanidad se inició en España.

    * * *

    Un libro todavía reciente, Los Navíos de la Ilustración, de D. Ramón de Basterra, empezó a transformar el panorama cultural. Basterra se encontró en Venezuela con los papeles de la Compañía Guipuzcoana de Navegación, fundada en 1728, y vio que los barcos del conde Peña Florida y del marqués de Valmediano, de cuya propiedad fueron después partícipes las familias próceres de Venezuela, como los Bolívar, los Toro, Ibarra, La Madrid y Ascanio, llevaban y traían en sus camarotes y bodegas los libros de la Enciclopedia francesa y del siglo XVIII español. Por eso atribuyó Basterra la independencia de América al hecho de haberse criado Bolívar en las ideas de los Amigos del País de aquel tiempo. El error no consiste sino en suponer que acaeció solamente en Venezuela lo que ocurría al mismo tiempo en toda la América española y portuguesa, como consecuencia del cambio de ideas que el siglo XVIII trajo a España. Al régimen patriarcal de la Casa de Austria, abandonado en lo económico, [13] escrupuloso en lo espiritual, sucedió bruscamente un ideal nuevo de ilustración, de negocios, de compañías por acciones, de carreteras, de explotación de los recursos naturales. Las Indias dejaron de ser el escenario donde se realizaba un intento evangélico para convertirse en codiciable patrimonio. Pero, ¿no ocurría lo propio en España?

    Un erudito inglés, Mr. Cecil Jane, ha desarrollado recientemente la tesis de que la separación de América se debe a la extrañeza que a los criollos produjeron las novedades introducidas en el gobierno de aquellos países por los virreyes y gobernadores del siglo XVIII. El hecho de que los propios monarcas españoles incitaran a Jorge Juan y a Ulloa a poner en berlina todas las instituciones, así como los usos y costumbres, en sus Noticias Secretas de América, destruyó, a juicio de Mr. Jane, el fundamento mismo de la lealtad americana: «Desde ese momento ganó terreno la idea de disolver la unión con España, no porque fuese odiado el Gobierno español, sino porque parecía que el Gobierno había dejado de ser español, en todo, salvo el nombre.» Pero antes de Jorge Juan y Ulloa, antes de la Compañía Guipuzcoana de Navegación, cuenta D. Carlos Bosque, el historiador español (muerto hace poco en Lima para retardo de nuestras reivindicaciones), que el marqués de Castelldosrius fue nombrado virrey del Perú por recomendación del propio Luis XIV, por haber sido uno aristócrata catalán que abrazó contra el Archiduque la causa de Felipe V. Castelldosrius fue a Lima con la condición de permitir a los franceses un tráfico clandestino contrario al tradicional régimen del virreinato. Al morir Castelldosrius y verse sustituido por el Obispo de Quito, fue éste procesado por haber suprimido el contrabando francés, que era perjudicial para el Perú y para el Rey. El proceso culpa al obispo de haber prohibido pagar cuentas atrasadas del virrey. Es un dato que revela el cambio acontecido. Los virreyes empiezan a ir a América para pagar deudas antiguas. Así se pierde un mundo.

    Todos los conocedores de la historia americana saben que el hecho central y decisivo del siglo XVIII fue la expulsión de los jesuitas. Sin ella no habría surgido, por lo menos entonces, el movimiento de la independencia. Lo reconoce, con lealtad característica, D. Leopoldo Lugones, poco afecto a la retórica hispanófila. La avaricia del marqués de Pombal, que quería explotar, en [14] sociedad con los ingleses, los territorios de las misiones jesuíticas de la orilla izquierda del río Uruguay, y el amor propio de la marquesa de Pompadour, que no podía perdonar a los jesuítas que se negasen a reconocerla en la Corte una posición oficial, como querida de Luis XV, fueron los instrumentos de que se sirvieron los jansenistas y los filósofos para tratar de acabar con los jesuítas. El conde Aranda, enérgico, pero cerrado de mollera, les sirvió en España sin darse cuenta clara de lo que estaba haciendo. «Hay que empezar por los jesuitas como los más valientes», escribía D'Alembert a Chatolais. Y Voltaire a Helvecio, en 1761: «Destruidos los jesuítas, venceremos a la infame.» La «infame», para Voltaire, era la Iglesia. El hecho es que la expulsión de los jesuítas produjo en numerosas familias criollas un horror a España, que al cabo de seis generaciones no se ha desvanecido todavía. Ello se complicó con el intento del siglo XVIII de substituir los fundamentos de la aristocracia en América. Por una de las más antiguas Leyes de Indias, fechada en Segovia el 3 de julio de 1533, se establecía que: «Por honrar las personas, hijos y descendientes legítimos de los que se obligaren a hacer población (entiéndase tener casa en América)..., les hacemos hijosdalgos de solar conocido...» Por eso, las informaciones americanas sobre noblezas prescindieron en los siglos XVI y XVII, de los «abuelos de España», deteniéndose en cambio en referir con todo lujo de detalles, como dice el genealogista Lafuente Machain, las aventuras pasadas en América; y es que la aspiración, durante aquellos siglos, era tener sangre de Conquistador, y en ellas se basaba la aristocracia americana. El siglo XVIII trajo la pretensión de que se fundara la nobleza en los señoríos peninsulares, por medio de una distinción que estableció entre la hidalguía y la nobleza, según la cual la hidalguía era un hecho natural e indeleble, obra de la sangre, mientras la nobleza era de privilegio o nombramiento real. La aristocracia criolla se sintió relegada a segundo término, hasta que con las luchas de la independencia surgió la tercera nobleza de América, constituida por «los próceres», que fueron los caudillos de la revolución.

    Hubo también otros criollos que siguieron las lecciones de los españoles, y se enamoraron de los ideales de la Enciclopedia, y su número fue creciendo tanto durante el curso del siglo XIX, que un estadista uruguayo, D. Luis Alberto de Herrera, podía escribir [15] en 1910, que la América del Sur «vibra con las mismas pasiones de París, recogiendo idénticos sus dolores, sus indagaciones y sus estallidos neurasténicos. Ninguna otra experiencia se acepta; ningún otro testimonio de sabiduría cívica o de desinterés humano se coloca a su altura excelsa». Ha de reconocerse que Francia tiene su parte de razón cuando recaba para sí la primacía, como cabeza de la latinidad y principal protagonista de la revolución, diciendo a los hijos de la América hispánica: «Vous n'êtes pas les fils de l'Espagne, vous êtes les fils de la Révolution Francaise.» Bueno; ya no hay franceses, por lo menos entre los intelectuales distinguidos, que se entusiasmen con su revolución. Lo que hacen los de ahora es buscar en la música de la Marsellesa, que es himno sin Dios, entre los demás grandes himnos nacionales, la misma letra con que le hablaban a Juana de Arco las voces de Domorémy. Y empieza a haber no sólo españoles, sino americanos, que vislumbran que la herencia hispánica no es para desdeñada.

    Saturados de lecturas extranjeras, volvemos a mirar con ojos nuevos la obra de la Hispanidad y apenas conseguimos abarcar su grandeza. Al descubrir las rutas marítimas de Oriente y Occidente hizo la unidad física del mundo; al hacer prevalecer en Trento el dogma que asegura a todos los hombres la posibilidad de salvación, y por tanto de progreso, constituyó la unidad de medida necesaria para que pueda hablarse con fundamento de la unidad moral del género humano. Por consiguiente, la Hispanidad creó la Historia Universal, y no hay obra en el mundo, fuera del Cristianismo, comparable a la suya. A ratos nos parece que después de haber servido nuestros pueblos un ideal absoluto, les será imposible contentarse con los ideales relativos de riqueza, cultura, seguridad o placer con que otros se satisfacen. Y, sin embargo, desechamos esta idea, porque un absolutismo que excluya de sus miras lo relativo y cotidiano, será menos absoluto que el que logre incluirlos. El ideal territorial que sustituyó en los pueblos hispánicos al católico tenía también, no sólo su necesidad, sino su justificación. Hay que hacer responsables de la prosperidad de cada región territorial a los hombres que la habitan. Mas por encima de la faena territorial se alza el espíritu de la Hispanidad. A veces es un gran poeta, como Rubén, quien nos lo hace sentir. A veces es un extranjero eminente quien nos dice, como Mr. Elihu Root, que: «Yo he tenido que aplicar en territorios [16] de antiguo dominio español leyes españolas y angloamericanas y he advertido lo irreductible de los términos de orientación de la mentalidad jurídica de uno y otro país.» A veces es puramente la amenaza a la independencia de un pueblo hispánico lo que suscita el dolor de los demás.

    Entonces percibimos el espíritu de la Hispanidad como una luz de lo alto. Desunidos, dispersos, nos damos cuenta de que la libertad no ha sido, ni puede ser, lazo de unión. Los pueblos no se unen en libertad, sino en la comunidad. Nuestra comunidad no es geográfica, sino espiritual. Es en el espíritu donde hallamos al mismo tiempo la comunidad y el ideal. Y es la Historia quien nos lo descubre. En cierto sentido está sobre la Historia, porque es el catolicismo. Y es verdad que ahora hay muchos semicultos que no pueden rezar el Padrenuestro o el Ave María, pero si los intelectuales de Francia están volviendo a rezarlos, ¿que razón hay, fuera de los descuidos de las apologéticas usuales, para que no los recen los de España? Hay otra parte puramente histórica, que nos descubre las capacidades de los pueblos hispánicos cuando el ideal los ilumina. Todo un sistema de doctrinas, de sentimientos, de leyes, de moral, con el que fuimos grandes; todo un sistema que parecía sepultarse entre las cenizas del pretérito y que ahora, en las ruinas del liberalismo, en el desprestigio de Rousseau, en el probado utopismo de Marx, vuelve a alzarse ante nuestras miradas y nos hace decir que nuestro siglo XVI, con todos sus descuidos, de reparación obligada, tenía razón y llevaba consigo el porvenir. Y aunque es muy cierto que la Historia nos descubre dos Hispanidades diversas, que Herriot días pasados ha querido distinguir, diciendo que era la una la del Greco, con su misticismo, su ensoñación y su intelectualismo, y la otra de Goya, con su realismo y su afición a la «canalla», y que pudieran llamarse también la España de Don Quijote y la de Sancho, la del espíritu y la de la materia, la verdad es que las dos no son sino una, y toda la cuestión se reduce a determinar quién debe gobernarla, si los suspiros o los eruptos. Aquí ha triunfado, por el momento, Sancho; no me extrañará, sin embargo, que los pueblos de América acaben por seguir a Don Quijote. En todo caso, hallarán unos y otros su esperanza en la Historia: «Ex proeterito spes in futurum.»

    Ramiro de Maeztu

  11. #11 Irluachair 15 de oct. 2006

    Me temo que Andalucía no fue anexionada por alianzas matrimoniales, sino por conquistas...


    La historia de Portugal y su relación con España, es el negativo de la de Andalucía.

    Tras el éxito de la Independencia portuguesa de España en 1640, un poco depues en 1641, el Duque de Medina Sidonia intenta la independencia de Andalucía sin éxito.

    Fácilmente podría verse en Andalucía lo que le hubiera esperado a Portugal si no hubiera tenido éxito su independencia: un país en todo dependientea lo que sucede en Madrid, dependiente en lo cultural, lo económico, los medios de comunicación etc... Los andaluces, viviendo en una realidad virtual ajena, pegados a los medios de comunicación de Madrid, silenciados completamente como pueblo... y lo mismo podría haberle sucedido a Portugal.

    Andalucía es el ejemplo triste de lo que les podría haber pasado a los portugueses.

    "Casa de Medinasidonia o Casa de Medina-Sidonia, casa nobiliaria española (castellana), que tiene su origen en el título otorgado por Juan II en 1445 a un descendiente de Guzmán el Bueno, Juan Alonso de Guzmán (1410-1468), conde de Niebla y de Sanlúcar de Barrameda. Entre sus descendientes merecen destacada atención: el séptimo duque, Alonso Pérez de Guzmán—que en 1588 mandó la Armada Invencible— y Gaspar Alonso Pérez de Guzmán, el noveno duque, que junto a su primo, el marqués de Ayamonte, promovió en Andalucía, en 1641 un movimiento separatista. Cuñado del nuevo rey de Portugal —tras su separación de Castilla en 1640—, el noveno duque de Medinasidonia intentó seguir los mismos pasos. La pésima dirección de la rebelión permitió que pronto fuera apaciguada y terminó con la defección del marqués de Ayamonte —ejecutado como cabecilla en 1648— y la detención de algunos rebeldes. Medinasidonia fue confinado de por vida en Castilla la Vieja y perdió su señorío de Sanlúcar de Barrameda."


  12. #12 alevin 16 de oct. 2006

    Estimado Lusitanoi. Verás que nacionalismo lo hay , no tanto en España como Estado(aqui los nacionalismos son regionalistas, no existe practicamente el nacionalismo estatal) como tambien en Portugal, o ¿como calificarías la intervencion de Por San Jorge?, yo diría que ademas es de un nacionilismo que "está en las nubes", lo cúal para mí no deja de ser una sorpresa, pues yo en Portugal no lo había detectado en ningún momento. No hagas caso de esas supuestas reivindicaciones regionalistas que dices hacen algunas comunidades españolas con respecto a Portugal, pues tambien las hacen dentro de la própia España tratando de apañar algun trozo de provincias colindantes con motivos futiles, es normal, en los nacionalismos que no tienen una base fuerte, el procurar dar golpes de ciego por si cae algo y eso que ganan. Me remito para terminar a la respuesta que te daba en mi entervención del 4 de Oct, 12,06.Ate logo

    Irluchair.Creo que ya te entiendo. Andalucia fué "anexionada"por el Reino de Asturias, ya que todo el resto de la peninsula era árabe¿es eso lo que tratas de defender?:Caramba, que este tema no va con el foro, hombre. Abre tú uno sobre Andalucia, ya te lo sugerí anteriormente, además te doy el título:"Andalucia, el llanto de una opresión", ¿bonito, eh?. Por cierto a la rama segundona de los Medinacelí tambien pertenece, ¿por que a este no le mencionas?D.Gaspar de Guzmán, Conde Duque de Olivares, una gran adalid de la unión peninsular. Por cierto los Guzmanes son una familia noble de origen leonés, hala,más colonización.

    Inclito Kullervo, no cejes, no te hundas, no te sientas agotado. Tienes repuestos pata negra y vino de pitarra. . Además la ventaja de que no tienes la fatiga de sentirte colonizado, como pasa en otros sitios.¿Arriba el ánimo!¡Exrtremadura firme!.
    Paz y bien

  13. #13 alevin 17 de oct. 2006

    Régulo, me encanta el simil de las" niñas precoces", muy bueno. Por otro lado tambien concuerdo concuerdo contígo en que parte de nuestro territorío esta "copado" por otras nacionalidades que han creado su própio sistema de vida a imitaci´´on de su país de origen(en esas zonas solo se habla su idioma, los letreros no estan en ninguna de las lenguas oficiales de España, los productos son de cada país y hasta los camareros y otros empleados son de allí, eso sí, los servicios sociales son españoles). Creo que es la forma más inteligente y práctica de invadir un país, enviar a grupos de jubilados, veraneantes, residentes a tiempo parcial..etc que vayan adquiriendo suelo, negocios....y ademas ahora hasta pueden votar y llegar a elegir a sus própios candidatos ¿para que hablar de invasiones agresivas, ocupaciones..ya se ha hecho en otras zonas de Europa, no solo en España.
    Irluchair. Conozco la historia de la "Reconquista", pero no has captado la ironía que trataba de hacerte llegar hablandote de Asturias y de los árabes, pero¿de verdad crees que la Andalucia del s.VII al X era la misma que la actual?.Por otro lado yo nunca deje que los Guzmanes de los que hablas fueran leoneses, sino "de una familia de origen leonés" con sus títulos más antiguos, su solar y casa palacio primigenios en León, como tambien te digo que ellos tampoco se sentian especialmente andaluces ni leoneses, fijate.Esa rebelión que comentas fué por otros intereses que no tenían nada que ver con el nacionalismo andaluz, por favor no seas iluso.
    Referente al Rey, que nació en Roma, es español porque así se inscribio en la Embajada de España, y desde luego la dinastía que representa es francesa, incuestionable. Lo mísmo ocurre con los actual Windsor ingléses, que son una dinastía de origen aleman aunque se cambiaran el nombre. Irluchair, te ruego que no tomes por descortesia si a partir de ahora no te contesto a ningúna intervención que no sea relacionada con el foro,¿vale?.Gracias.
    Paz y bien

  14. #14 17 de oct. 2006

    La Península Ibérica es una unidad geográfica-económica en la que se encuentran cuatro realidades jurídicas: Espanha, Portugal, Gibraltar y Andorra, pero estas cuatro realidades son simples artificios creados por los avatares de la historia. De la misma forma, Cartagena podría haberse mantenido como un cantón, Granada un enclave andalusí, Catalunha ser independiente, Menorca inglesa y Portugal no existir. La que es inamovible es la realidad climática y geográfica que genera culturas comunes: Andalucía-Norte de África. Euzkadi-Iparralde-Navarra. Catalunha-sur de Francia... y así.
    La balcanización de la península está detenida actualmente por la falta de hambrientos que reclutar bajo las diversas banderitas.
    Ex-Yugoslavia es hermana nuestra en muchas cosas...y mira.
    Giménez-Caballero decía que el castellanismo era el centro masculino frente a la periferia feminoide (sic) y G.Brenan -"Causas y efectos de la guerra civil espanhola" comparaba a los castellanos con los hunos.
    No creo que suecos, marcianos y dioses distingan mucho entre portugueses y espanholes. Lo que son los australianos no lo hacen (lo digo porque estuve varios días de marcha en Porto Seguro con un turista australiano y mi amiga brasilenha (una india) y el tío hablaba en portunhol aprendido en la línea brasilo-boliviana y tanto ella como yo nos pispábamos de todo).

    Por otra parte, considero que en este foro se nos ha pasado el análisis de la explotación de clases y de la religión como instrumento de esa dominación...más explotado que el campesino portugués no existe...esos mismos campesinos pobres llegaron a América como soldados, criados, putas y mendigos para ser explotados por los mismos senhores de su país de orígen negándose a realizar trabajos "de negros" y negándose a aceptar su limosna. En Bahía esa estructura colonial se mantiene (con los anhadidos actuales de mafiosos italianos) generando una cultura del tú me robas el salario yo te robo los calzoncillos. Gigantescos condominios cerrados (auténticas ciudades) propiedad de descendientes de portugueses en los que trabajan por salarios miserables los descendientes de los angolenhos (en dos anhos que llevo aquí sólo he conocido un negro rico -y conozco muchos ricos- y muchos blancos pobres -y conozco muchos pobres-). Para entender el Brasil actual -cuyo campo está en manos de 5.000 terratenientes que poseen extensiones comparables a ciudades europeas. Conozco uno, descendiente de portugués, of course, que posee 40.000 hectáreas por las que pasan tres ríos...después de pedirme limosna, me llamó moro...-. La estructura de clases racista bendecida por la Iglesia Católica se expandió por las colonias portuguesas dando lugar en Brasil a los "ingenios", complejo industrial-habitacional, fruto de la ´"civilización del azúcar". El hidalgo portugués eternamente endeudado con la banca que no hacía más que dormitar o pasear con el "chicote" -latiguillo- entre sus esclavos era un calco del senhorito andaluz. Kapuncinsky contaba -"Ebano"- que en los siglos que Luanda sufrió la colonia portuguesa tan piadosos colonizadores no se dignaron a hacer sistema de alcantarillado. Por fortuna, la "Revolución de los Claveles", la UE, el fin del franquismo, la alfabetización están acabando con las miserias ibéricas...y en Brasil, el término "Senhor de ingenio" es un arma arrojadiza entre parlamentarios cuando se acusan de conservadurismo.

  15. #15 Amerginh 18 de oct. 2006

    Adriano, eso de que el nacionalismo se cura viajando... No es aplicable al nacionalismo gallego (por ejemplo) nacido en gran parte en el exilio, y viajar, lo que se dice viajar, los gallegos viajamos un poquito.

    Es simplemente una falacia que el nacionalista tenga que definirse "contra" una nación, país o lo que sea... puede ser frente a una ideología, e incluso, una forma de ver el propio estado donde se encuentre la nación que dé origen a dicho nacionalismo.

    Decir que yo no sea nacionalista... ¿no será que hay prejuicios hacia los nacionalistas y no sabemos identificar los nacionalismos moderados? Existimos, lo siento. Será el pragmatismo galaico (de algunos, claro) o el saber estar, el caso es que MUCHOS no identificamos la reivindicación política de tipo nacionalista con la confrontación y el odio, sino con el amor al "terruño" y el "querer más" que sí, puede ser egoísta... pero para algunos, es simple justicia territorial, política, cultural, y hasta divina si se tercia.

    La definición o autoidentificación del nacionalismo "a la contra" no es una característica específica de este tipo de ideologías, sino de CASI todas por no decir todas. Toda ideología trata de dar respuestas a la forma de organización económica y social (y territorial), y obviamente, surgen confrontaciones, ni tampoco acepto que no exista el nacionalismo español, por ejemplo, como muchos defienden... simplemente cada uno ve la paja en el ojo ajeno.

  16. #16 Iliplense 10 de nov. 2006

    Aunque soy recién nacido en Celtiberia, por lo que la conzco aún poco, este gran debate sobre el Iberismo me ha encantado y os felicito, sobre todo a los que han intentado poner cordura y sentido común. El tema ha sido de mi mayor interés, sobre todo, teniendo en cuenta que mi origen está a muy pocos kilómetros de mi queridisima (mejor decir amada para borrar el sentido de posesión) y por desgracia, poco conocida, Portugal.

    P.D. este verano viajé a Galicia para visitar de nuevo Santiago y para "bajar " crucé toda Portugal hasta Vila Real de S. A. y me resultó grato comprobar cómo había progresado Portugal en cuanto a infraestructura desde la última vez (por el 99) que hice el mismo viaje.

    Felicidad para todos los Celtibéricos.

    mas P.D. leí no hace mucho, la obra de Joao Aguiar "Viriato" y como no soy ningún erudito, sólo un poco "curioso", álguien podria contarme que le parece?

  17. #17 adriano 03 de dic. 2006

    O meu amigo, hay cosas que yo matizaría:

    1. No es cierto que los españoles pensaran que Portugal era una parte del imperio como cualquier otra. Era simplemente lo que era, que el rey de España lo era también de Portugal por una cuestión dinástica y como tal, lo mismo podían dejar de compartir rey. No eran unos Países Bajos Españoles, a los que había que mantener a base de derroche de sangre y de dinero, no era América, cuyos habitantes, al menos los de origen europeo, eran tan españoles como los de aquí. Estas pérdidas sí fueron traumáticas, sobre todo la de Cuba.

    2. Indeferencia hacia Portugal para curar la frustración de la pérdida: ¿por qué esto no ha pasado con Hispanoamérica, de pérdida más reciente -S.XIX-, traumática -en medio de guerras- y que sí se tenían como imperio al que la gente emigraba y con el que se comerciaba?

    Entonces, ¿cuál es la razón de haber vivido de espaldas?

    1. En primer lugar los recelos mutuos, sobre todo de Portugal hacia España, lógicos por otra parte, dado que es el que podía ser agredido más fácilmente por el otro.

    2. Por otro lado, que ambos países estaban muy ocupados con sus propios problemas, sobre todo procedentes de sus respectivas colonias: entre los dos tenían que atender problemas procedentes de América del Norte, del Sur y del Centro, de África, de Asia y de Oceanía, por no hablar de Europa. Me parece que el esfuerzo de ambos por no podemos ni imaginarlo, yo al menos no puedo concebir y no me cabe en la cabeza cómo pudieron abarcar tanto durante tanto tiempo con los medios con que contaban.

    3. En cuanto a los complejos de superioridad, me parecen sumamente ridículos, incluso a veces me dan bastante vergüenza ajena. Otras veces he citado a Saramago, el cual, preguntado por los periodistas qué le parecía que muchos españoles tuviera prejuicios y complejos hacia los portugueses, contestaba que no tenía importancia, ya que estos prejuicios y complejos también se daban entre los españoles de unas regiones y otras. Incluso entre unas ciudades y otras dentro de las mismas regiones.

    4. La más importante causa de haber vivido de espaldas: nuestros gobernantes han sido y siguen siendo unos mediocres y unos incompetentes. Eso en el mejor de los casos, porque también los hay malintencionados, ladrones e incluso cosas peores.

    El día 1 de diciembre no dice nada a los españoles: Lusitanoi, si aquí casi tampoco nos dice nada el día de nuestra Independencia ni el día de nuestra Constitución! Y para terminar, una demostración de que muchos españoles ya vamos sabiendo lo que significa el día 1 de diciembre porque lo vemos en las calles: Badajoz, en el que vemos diariamente cientos de portugueses, cuando llega el día 1 de diciembre ya son miles no es el no va más. Una muestra más de que ambos pueblos ahora se miran de frente …y se gustan. Noticia del Diario Hoy, 02/12/2006:

    Miriam Fernández Rúa / Badajoz

    Los lusos practican el turismo comercial
    Cientos de portugueses dedicaron la festividad de la Independencia de Portugal para hacer las compras y regalos navideños

    Badajoz es destino de compras para los portugueses y ayer se volvió a demostrar. Si la pasada semana la Cumbre Hispano-Lusa atrajo a los vecinos de la Raya ayer, jornada de descanso en Portugal donde se festejaba su Día Independencia, los vecinos lusos tomaron, desde primera hora de la mañana, las principales zonas comerciales de Badajoz, es decir, en Menacho y el entorno de El Corte Inglés. Las aglomeraciones en las tiendas, el trasiego incesantes de viandantes Menacho arriba, Menacho abajo, y las largas colas para acceder a los parking públicos del entorno de la zona comercial pacense fueron ayer signos inequívocos de que los portugueses visitaron nuestra ciudad para practicar el turismo comercial. Y bienvenidos sean. Así los recibieron los comerciantes, ávidos de clientes sin miedo a rascarse el bolsillo y utilizar la tarjeta de crédito, después de un mes de noviembre de ventas bajas por la falta de frío. El público portugués llegó ayer para dar una inyección de fuerza a los negocios. Por delante, un puente con el que comienza oficialmente la campaña de consumismo navideña.

    «Es un día muy importante para el comercio, porque los portugueses le van a dar un empujón, no hay más que darse una vuelta por Menacho para comprobar que es el centro comercial abierto más importante de Extremadura», valoraba ayer Emilio Doncel, presidente de la asociación de comerciantes de la zona, quien añade, «vienen a buscar artículos de todo tipo pero. sobre todo, ropa y calzado porque en Badajoz, las compras le salen entre un 25 y un 35 por ciento más barato que en su país». El atractivo comercial convierte a Badajoz, según Doncel, «en la tercera ciudad de Portugal, tras Lisboa y Oporto».

    Desde Évora, Borba, Portalegre, Estremoz, Villa Viçosa, Setúbal, Lisboa, los cientos de lusos que ayer desembarcaron en Badajoz dejaron sentir su presencia en el tráfico. Los parkings públicos de San Atón y Memoria de Menacho se cerraban intermitentemente desde primera hora de la mañana y las colas para acceder a ellos eran inusuales y sorprendentes, y en el de El Corte Inglés, a las once y media de la mañana de ayer, se colgaba el cartel de completo y en su interior, el 60% de las matrículas eran lusas. «Hoy -por ayer- se habla portugués en el Corte Inglés», comentan desde el gabinete de prensa del centro comercial y, añaden, «el día 1 de diciembre es el del comprador portugués y más este año que ha caído en viernes y que ha atraído a más gente».

    http://www.hoy.es/prensa/20061202/badajoz/lusos-practican-turismo-comercial_20061202.html

    Saludos

  18. #18 Carlos Luna 01 de mayo de 2007

    España no tiene consciéncia do lo que pasa de desinformación en Olivença hace recelar muchos Portugueses. Y, sin embargo, hay notícias en Periódicos extrangeros sobre eso. Mirese uno:
    :SOBRE UM ASSUNTO PORTUGUÊS: ARTIGO EXTRAORDINÁRIO E ORIGINAL; DEVE-SE TENTAR LER ATÉ AO FIM: THE TELEGRAPH, 19 de Agosto de 2006
    SOBRE UM ASSUNTO PORTUGUÊS: ARTIGO EXTRAORDINÁRIO E ORIGINAL; DEVE-SE TENTAR LER ATÉ AO FIM: THE TELEGRAPH, 19 de Agosto de 2006
    SOBRE UM ASSUNTO PORTUGUÊS: ARTIGO EXTRAORDINÁRIO E ORIGINAL; DEVE-SE TENTAR LER ATÉ AO FIM: THE TELEGRAPH, 19 de Agosto de 2006
    ARTIGO EXTRAORDINÁRIO E ORIGINAL; DEVE-SE TENTAR LER ATÉ AO FIM: THE TELEGRAPH, 19 de Agosto de 2006
    ARTIGO EXTRAORDINÁRIO E ORIGINAL; DEVE-SE TENTAR LER ATÉ AO FIM: THE TELEGRAPH, 19 de Agosto de 2006


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    Artigo original, de 19 de Agosto de 2006, com muitas novidades, pontos de vista dispersos de oliventinos e não oliventinos, observações curiosísssimas. ACONSELHO A LEITURA. Por isso fiz a Tradução... que coloco ANTES do original !

    THE TELEGRAPH, 19 de Agosto de 2006
    O MELHOR DOS DOIS MUNDOS
    O MELHOR DOS DOIS MUNDOS
    THE TELEGRAPH, 19 de Agosto de 2002
    "Já se passaram duzentos anos desde que a cidade espanhola de Olivença deixou de fazer parte de Portugal, mas as velhasd influências resistem, diz Anthony Jefferies."

    "Por vezes eu penso no fenómeno de pensar em duas línguas", diz António Barraso Gonzales antes de tomar um gole do seu café. "Mas na maior parte das vezes nem sequer penso nisso. É apenas uma coisa natural. Num minuto tenho pensamentos em Espanhol no meu espírito, no minuto seguinte tenho-os em Português. Os sonhos são também interessantes. Posso sonhar numa língua e então, ao acordar, relembrá-los na outra."
    Antonio não está só, em Olivença decerto que não. Esta pode ser uma cidade espanhola, mas pertenceu em tempos a Portugal e as velhas influências resistem. Mais de 200 anos passaram desde que os espanhóis - com a ajuda do exército de Napoleão Bonaparte - fizeram recuar a fronteira entre os dois vizinhos ibéricos. Mas um deambular pelos sossegadas ruas pavimentadas de negro e branco desta formosa cidade na ponta ocidental da Extremadura traz Portugal à memória, não Espanha.
    Para começar, a maior parte dos mais velhos naturais da cidade falam Português quando vão às compras ou descansam nos bancos do largo "paseo" central. Depois, está presente a arquitectura: "ondulações" de pedra manuelinasem cada frontaria das Igrejas e mesmo sobre a entrada da Câmara Municipal: torres sólidas de forma quadrada destacando-se do castelo no coração da cidade, "marcando-a" como um bastião português; e, sobretudo, as telhas. Frentes de lojas, paredes, mesmo indicações de ruas - imcluindo aquelas que assinalam a "Plaza de España - estão cobertas com os azulejos azuis e brancos que são tão intrinsecamente portugueses.
    No centro de dia dos pensionistas à sombra do Castelo, Antonio e os seus companheiros estão a discordar àcerca da influência cultural predominante. Ele afirma que "não há quase nada espanhol em Olivença". Maruja Antunes Gomez, presidente da associação de pensionistas, pensa de forma diferente. "Os edifícios, as telhas e os pavimentos podem ser iguais aos de Portugal, mas as pessoas são espanholas e têm orgulho nisso", diz ela. "Os jovens nem sequer falam Português. A sua única ligação é com Espanha."
    Susana Rodrigues e Belén Naharro não têm tanta certeza assim. Susana tem 26 anos e trabalha na Biblioteca da cidade; Belen, de 22 anos, é estudante."Há um forte sentimento português em Olivença e isso é motivo de orgulho nosso, diz Susana. "A nossa cidade é única, mas não sentimos que isso nos ponha à margem do resto da Espanha."
    Ambas falam um pouco de Português."É ensinada nas escolas precisamente ao longo da raya (palavra espanhola para a estreita fronteira artificial entre os dois países), porque o governo em Lisboa disponibiliza fundos. Ele não quer que a sua língua morra. Mas não o falamos como os nossos avós", diz Belén. "E todos adoramos passear até Portugal. As cidades são semelhantes e o país é muito bonito. Mas tomamos a ESpanha como referência para cada influência."
    Legalmente, estas influências deviam ser ainda portuguesas. A Espanha assinou um Tratado em 1817 prometendo devolver Olivença, as suas aldeias circundantes e um pedaço de território junto do Rio Guadiana de que ele se apoderara 16 anos antes. Mas a devolução nunca aconteceu.
    A fronteira "redesenhada" está apenas a oito milhas a oeste de Olivença, e os locais atravessam-na sem hesitar um momento. Até há cinco anos atrás, quando uma ponde rodoviária foi aberta, isso era feito em barcos de passeio porque a Ponte medieval, a "Puente de Ayuda", a poucos metros da nova travessia, tinha sido destroçada durante uma das muitas guerras de fronteira, e nunca fora reparada.
    Antonio contou-me como, durante os anos em que Franco governava a Espanha e Salazar estava no poder em Portugal, o contrabando era difícil. Os habitantes locais atravessavam o rio pouco profundo vindos de Espanha carregados com têxteis ou produtos eléctricos, e voltavam com malas de linho, vegetais ou bacalhau salgado. "Esses foram tempos muito difíceis e o nosso comércio com Portugal era um risco para a própria vida. Havia patrulhas regulares no rio mas era fácil enganá-las. Era como um jogo."
    Procurando na parte velha da cidade, o que me impressiona mais é o quanto mais clara e mais limpa é Olivença quando comparada com a maioria das cidades espanholas. Depois, nota-se o barulho - ou a falta dele. Passeiem pelas ruas de qualquer cidade em Espanha fora da hora da sesta e o alto nível de decibéis pode deixá-los assustados. Em Olivença as pessoas falam baixinho... como de facto o fazem os portugueses.
    O passado deixou outros traços positivos. Nunca vi uma padaria espanhola com uma tão assombrosa variedade de artigos de pastelaria e maçapães como a que encontrei numa mesmo à saída da "Plaza de España". E os restaurantes abertos na cidade de 11 000 habitantes que é Olivença estão cheios de ofertas de pratos portugueses - nomeadamente bacalhau, que é o mais próximo a que um prato se pode transformar numa oferenda religiosa na Ibéria Ocidental.
    Então deparamos com as espantosas e "enroladas" colunas da capela da Madalena, o interior da Igreja da Madalena com azulejos do chão ao tecto e o excelente museu etnológico no interior do castelo, as suas dúzias de salas recriando a vida da cidade antes e depois de Olivença ter mudado de mãos.
    É fácil de compreender por que foram os espanhóis tão argutos ao alargarem as suas fronteiras até aqui. Esta é uma terra bela e fértil, cheia de colinas delicadas e com sobreiros ("carvalhos com cortiça", no original!) disseminados pelos campos de trigo. Não há a sensação de aspereza ou uma constante luta "contra" a terra e os elementos como há na Extremadura do Norte.
    A limpa e pequena localidade de Táliga, algumas milhas ao sul, por uma estrada "direita como um pau" que trai origens romanas no meio de uma paisagem de vales largos e paredes de pedra árida; poder-se-ia pensar estar na Grã-Bretanha, excepto pelo quente do Sol, os zumbidos e as águias que nos apercebemos por sobre as nossas cabeças, atravessando-se no caminho de poucos em poucos minutos.
    Aqui, aves de rapina e cegonhas são mais comuns do que pardais. Eu observo com temor como a mais majestosa de todas elas, a águia imperial espanhola, desenha círculos sobre mim enquanto eu sou empurrado pelo vento no alto do Castelo de Miraflores.
    O Castelo situa-se no alto sobre a vila ("aldeia") de Alconchel, a oeste de Táliga, e domina os campos por muitas milhas em redor. Os Mouros construíram-no, os portugueses conquistaram-no há 900 anos, mas então Alconchel passou para a coroa espanhola muito antes do resto do "Campo Mayor", no qual se situa Olivença.
    Os meus guias não oficiais são Juan o zelador e Francisco - "84 anos de idade e ainda funciona" - cuja caminada diária pelo lado da montanha acima coincide com a minha visita. Ele junta-se a mim no alto da torre, clamando a sua "ligação" à Espanha por sobre os ventos:"Nós não somos como as pessoas de Olivença. Nós somos verdadeiros espanhóis, não meia-raça."
    Ele aponta ao longe os vastos "ranchos" de gado - "dehesas" - muitos dos quais têm agora como proprietários conhecidos matadores, os novos senhores feudais. Estas "estâncias"(herdades), que muitas vezes cobrem milhares de acres, são percorridas por "toros bravos", os touros "lutadores" (de lide) que encontrarão o seu destino na arena, mas cuja vida até lá será feliz e livre de interferência humana.
    No caminho de regresso, descendo a colina, eu encontro um homem levando a sua ovelha a desentorpecer as pernas. Justiniano ("como o imperador romano") diz que ele passeia a sua ovelha todos os dias. "Eu sou a sua mãe. A mãe verdadeira rejeitou-a. Ela tem nove anos de idade (SIC) e todos os dias nós passeamos até ao castelo". E como se chama ela?"Dolly, como a vossa ovelha inglesa. Mas esta é natural. E ainda está viva". Justiniano não gosta do que está a suceder ao castelo. O governo provincial construiu "chalets" de madeira, vidro e ferro dentro das muralhas do castelo para dar guarida aos visitantes de fim de semana."Não há respeito pela História do Castelo. Nenhum esforço para que nada destoe", diz ele."Os Portugueses é que fazem bem. Eles restauram os seus castelos como eram e fazem novas moradias respeitando a arquitectura antiga."
    Atravessando a fronteira, na maravilhosa cidade de Elvas, a velha ferida ainda sangra. "Nós não olhamos para Espanha por nenhum motivo concreto; somos bastante diferente dos espanhóis", diz Ana Valdes, dona de uma loja de brinquedos. "Nós somos mais sossegados, mais introsvertidos, mas aqui nós ficamos "preocupados" ( aborrecidos) por causa de Olivença e o "Campo Mayor" mesmo depois de 200 anos.
    "É a mesma situação de Gibraltar, mas não se consegue fazer ver isso aos espanhóis. Olivença nunca voltará a ser portuguesa, mas isso não nos impede de ficarmos ressentidos com os espanóis por causa da "nossa" cidade estar nas suas mãos."
    Luis Simões, um polícia, é mais fleumático. "Todos nós falamos espanhol aqui porque a fronteira fica a poucos minutos de distância, ainda que não seja realmente uma fronteira. Nós temos conhecimento da sua dificuldade para aprender Português, por isso nós adaptamo-nos. Sabemos que eles têm Olivença, por isso dizemos "o que podemos fazer?""Actualmente penso que estamos bastante invejosos do povo de Olivença. Eles pertencem à Espanha, que tem mais poder na Europa, no mundo. Mas as suas influências são portuguesas. Eles têm o melhor dos dois mundos."


    THE TELEGRAPH, 19-Agosto-2006 (Olivença)

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    The best of both worlds
    Last Updated: 12:01am BST 19/08/2006
    It's 200 years since the Spanish town of Olivenza was part of Portugal, but old influences endure, says Anthony Jefferies.

    'Sometimes I think about thinking in two languages," Antonio Barroso Gonzales says before taking a sip of his coffee. "But most of the time I don't think about it at all. It's just the natural thing. One minute I have Spanish thoughts in my brain, the next Portuguese. Dreams are interesting, too. I can dream in one language then, when I wake up, remember it in the other."

    Antonio is not alone, certainly not in Olivenza. This may be a Spanish town, but it once belonged to Portugal and old influences endure. More than 200 years have passed since the Spanish - with help from Napoleon Bonaparte's army - rolled back the frontier between the two Iberian neighbours. But a stroll through the quiet black-and-white cobbled streets of this handsome town in the far western region of Extremadura brings Portugal to mind, not Spain.

    For a start, most of the older townsfolk speak Portuguese as they shop in the market or relax on the benches of the broad, central paseo. Then there's the architecture: Manueline stone swirls on every church front and even over the door to the town hall; solid, squared-off towers looming over the castle at the heart of the town, marking it out as a Portuguese bastion; and, above all, the tiles. Shop fronts, walls, even street signs - including those that indicate the Plaza de España - are covered with the blue-and-white ceramic that is so intrinsically Portuguese.

    advertisementAt the pensioners' day centre in the shadow of the castle, Antonio and his companions are in dispute over the prevailing cultural influence. He claims there's "almost nothing Spanish about Olivenza". Maruja Antunes Gomez, president of the pensioners' association, thinks differently. "The buildings, tiles and cobbles may be like Portugal, but the people are Spanish and proud of it," she says. "The young don't even speak Portuguese. Their only connection is with Spain."

    Susana Rodriguez and Belén Naharro aren't so sure. Susana is 26 and works at the town's library; Belén, 22, is a student. "There's a very Portuguese feel to Olivenza and it makes us proud," says Susana. "Our town is unique, but we don't feel it sets us apart from the rest of Spain."

    Both speak some Portuguese. "It's taught in schools right along la raya [the Spanish word for the unnaturally straight border between the two countries], because the government in Lisbon provides funds. It doesn't want its language to die out. But we don't speak it like our grandparents," says Belén. "And we all love to go across to Portugal. The towns are similar and the country is so beautiful. But we look to Spain for every influence."

    Legally, these influences should still be Portuguese. Spain signed a treaty in 1817 promising to return Olivenza, its outlying villages and a tranche of land near the Guadiana River that was seized 16 years before. But the handover never happened.

    The redrawn border is only eight miles west of Olivenza and the locals cross it without a moment's thought. Until five years ago, when a road bridge was opened, this was done in rowing boats because the medieval bridge, the Puente de Ayuda, a few yards from the new crossing, had been dismantled during one of the many border wars and never repaired.

    Antonio had told me how, during the years when Franco ruled in Spain and Salazar held power in Portugal, smuggling was rife. Locals would cross the shallow river from the Spanish side loaded up with clothes or electrical goods, and return with bags of linen, vegetables or salt cod. "These were very hard times and our trade with Portugal was a lifeline. There were regular patrols on the river but it was easy to evade them. It was like a game."

    Wandering around the old part of the town, what strikes me is how much cleaner and tidier Olivenza is compared with most Spanish towns. Then there is the noise - or lack of it. Walk through any town in Spain any time out of siesta hour and the decibel level can leave you wincing. In Olivenza people speak quietly - like the Portuguese, in fact.

    The past has left other positive traces. I have never seen a Spanish bakery with such a wide variety of pastries and marzipans as the one just off the Plaza de España. And the restaurants serving Olivenza's 11,000 population have plenty of Portuguese dishes on offer - notably cod, which is as close as food comes to being a religious offering in western Iberia.

    Then there are the stunning, twisted columns of La Magdalena chapel, the floor-to-ceiling tiled interior of the Casa de Misericordia church and the excellent ethnological museum inside the castle, its dozens of rooms recreating town life before and after Olivenza changed hands.

    It's easy to see why the Spanish were so keen to extend their boundaries here. This is a beautiful, lush land, full of gentle hills and with cork oaks dotted about the wheat fields. There is no sense of harshness or a constant struggle with the land and the elements as there is in northern Extremadura.

    The tidy, tiny town of Táliga, a few miles to the south, lies along a rod-straight road betraying Roman origins in the middle of a landscape of wide valleys and dry-stone walls; you might be in Britain but for the warmth of the sun, and the buzzards and eagles that wheel overhead, crossing your path every couple of minutes.

    Here, birds of prey and storks are more common than sparrows. I watch in awe as the most majestic of them all, the Spanish imperial eagle, circles above me while I lean into the wind at the top of the Castillo de Miraflores.

    The castle sits high above the village of Alconchel, west of Táliga, and commands the countryside for miles around. The Moors built it, the Portuguese conquered it 900 years ago, but then Alconchel passed to the Spanish crown long before the rest of the Campo Mayor, in which Olivenza sits.

    My unofficial guides are Juan the caretaker and Francisco - "84 years old and still fit" - whose daily hike up the mountainside coincides with my visit. He joins me at the top of the tower, shouting his allegiance to Spain above the wind: "We are not like the people of Olivenza. We are true Spaniards, not half-breeds."

    He points out the vast cattle ranches - dehesas - many of which are now owned by renowned matadors, the new feudal masters. These estates, which often cover thousands of acres, are turned over to toros bravos, the fighting bulls that will meet their fate in the bullring, but whose life until then will be happy and human-free.

    On the way back down the hill I meet a man taking his sheep for a stroll. Justiniano ("like the Roman emperor") says he walks the ewe every day. "I am her 'mother'. Her own mother rejected her. She's nine years old and every day we walk to the castle." And her name? "Dolly, like your English sheep. But this one is natural. And still alive." Justiniano doesn't like what's happening at the castle. The provincial government has built chalets of wood, glass and steel into the castle walls to provide a hostel for weekenders.

    "There's no sympathy with the castle's history. No attempt to blend in," he says.

    "The Portuguese have it right. They restore their castles as they were and make new buildings in the old style." Across the border, in the lovely old town of Elvas, the old sore still itches. "We don't look to Spain for anything; we are so different from the Spanish," says Ana Valdes, owner of a toyshop. "We are quieter, more inward-looking, but here we get upset over Olivenza and the Campo Mayor even 200 years later.

    "It's the same situation as Gibraltar, but you can't make the Spanish see that. Olivenza will never be Portuguese again, but it doesn't stop us resenting the Spanish because 'our' town is in their hands."

    Luis Simoes, a policeman, is more phlegmatic. "We all speak Spanish here because the border is a few minutes away, though it isn't really a border. We know they struggle to learn Portuguese, so we adapt. We know they have Olivenza, so we say 'what can you do?' "Actually I think we're quite envious of the people of Olivenza. They belong to Spain, which has more power in Europe, in the world. But their influences are Portuguese. They have the best of both worlds.



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