Autor: exegesisdelclavo
viernes, 24 de febrero de 2006
Sección: Artículos generales
Información publicada por: exegesisdelclavo


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Anacyclosis HOY

Ciclo de las constituciones de Polibio

Introducción

Viniendo muy a cuento en una página de historia, y por los tiempos que corren, para todo aquel que no lo haya leído o que lo haya pincelado tan sólo, cito aquí el texto de la anacyclosis del historiador Polibio, muy versado en las constituciones antiguas, todas ellas. Siento la parrafada pero echarle la culpa a él. ;)


Corrupción y sucesión de los regímenes.

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"Esta es la primera noción del bien, de la justicia y de sus contrarios, que se da en los hombres por obra de la naturaleza, y éste es también el origen y la génesis de la verdadera realeza. Pues no es sólo para éstos para los que las gentes conservan durante mucho tiempo el poder, sino también para sus descendientes, convencidas de que los nacidos de tales padres y criados por ellos mantendrán comportamientos similares. Y si alguna vez las gentes llegan a estar descontentas con los descendientes, proceden a la elección de sus jefes sin mirar ya a sus cualidades físicas y a su temperamento, sino a su superioridad de JUICIO y de RAZÓN, puesto que han aprendido ya por experiencia de la propia realidad a diferenciar estos dos órdenes de cualidades. Antiguamente, los que una vez eran elegidos y alcanzaban este poder envejecían en sus tronos, fortificando y amurallando lugares bien escogidos, anexionando territorios, con vistas tanto a la seguridad como a tener abundancia de recursos para sus súbditos.
Al mismo tiempo, al ocuparse en esto, quedaban fuera de toda calumnia y envidia, ya que no mantenían diferencias ni en el vestido, ni en la comida y bebida, sino que llevaban un tipo de existencia SEMEJANTE a los demás y hacían siempre una vida IGUAL a la del pueblo.
Pero, cuando, al recibir el poder por sucesión hereditaria, tuvieron ya asegurada su estabilidad y asegurados también sus alimentos más de los uficiente, cediendo a sus apetitos debido a la sobreabundancia, empezaron a creer que los jefes deberían tener un vestuario distinto del de sus súbditos, diferentes y variado disfrutes y preparados alimenticios, permisividad para tratos y relaciones carnales por encima, incluso, de toda decencia.
Ello hizo que surgieran, unas veces la envidia y la irritación y se encendieran, otras, el odio y la cólera sin medida, con lo que la realeza dió lugar a la tiranía y se inició un movimiento de conspiración y derrocamiento de los gobernantes, que partía no de los hombres más bajos, sino de los más nobles, de los más magnánimos y audaces, ya que este tipo de gente es el menos capaz de tolerar los abusos de los gobernantes.
El pueblo, cuando encontró jefes así, unió a ellos sus fuerzas contra los gobernantes por las razones expuestas, quedando de este modo eliminada de raíz la forma real y monárquica y adquiriendo origen y génesis la forma aristocrática, pues el pueblo, como queriendo demostrar de inmediato su agradecimiento a los que habían derrocado la monarquía, los tomaban como jefes y se entregaban a ellos. Estos, por su parte, comenzaban por aceptar con agrado esa tutela, anteponían a todo el interés común y trataban con atención y cuidado todas las cuestiones privadas y públicas del pueblo. Por ello, cuando de nuevo los hijos heredaban de sus padres un poder así, como no tenían experiencia en la adversidad, ni tenían, en absoluto, conocimiento de la igualdad y la libertad de palabra y estaban educados desde su nacimiento en la forma de poder y en los honores de sus padres, se lanzaban ya a la CODICIA y el amor del dinero injusto, ya a la violación de mujeres y al rapto de muchachos, ya a la embriaguez y a todos los excesos que la acompañan, con lo que transformaban la aristocracia en oligarquía y volvían a sembrar rápidamente entre el pueblo sentimientos semejantes a los que acabamos de exponer. Así sucedió que al fin tuvieron un desenlace muy parecido al desastroso final de los tiranos.
En efecto, siempre que alguien, viendo la repulsa y el odio creado entre sus ciudadanos contra los dirigentes, habla y actúa contra ellos, halla en el pueblo entero un colaborador dispuesto. Además, después de haber asesinado a unos y proscrito a otros, las gentes no se atreven a proponer un rey ante el temor reciente de los abusos de los anteriores, ni tampoco se deciden a confiar los asuntos públicos a un grupo, porque están recientes también sus errores pasados, y, al no quedarles más esperanza intacta que la que tienen en sí mismos, se refugian en ella y así transforman la constitución de oligarquía en democracia, poniendo sobre sí mismo el cuidado y el compromiso de los asuntos públicos. De este modo, mientras que queden algunos que hayan experimentado los excesos del poder, se contentan con el orden establecido y tienen en gran estima la igualdad ciudadana y la libertad de palabra; pero, cuando aparece una nueva generación y se vuelve a entregar la democracia a los nietos, entonces, a causa de la rutina, ya no dan importancia a la igualdad ciudadana ni a la libertad de palabra y buscan ser más que la mayoría, siendo LOS QUE MÁS POSEEN, los que más caen en esto. En adelante, cuando se dejan llevar por la pasión del poder y no pueden conseguirlo por sí mismo y por su propia valía, echan a perder sus haciendas, poniéndolas como cebo para corromper al pueblo de la manera que sea. Por tanto, una vez que arrastrados por el hambre insaciable de honores, HACEN AL PUEBLO VENAL Y ÁVIDO DE RECOMPENSAS, en ese momento se vuelve a disolver la democracia y se convierte en el poder de la violencia y la fuerza. En efecto, el pueblo, habituado a COMER LO AJENO y esperar a vivir DE LO DEL VECINO, cuando encuentra a un jefe valiente y audaz, pero sin acceso a los poderes públicos por su FALTA DE MEDIOS, en ese momento instituye el régimen de la fuerza, se amotina, asesina, proscribe, redistribuye la tierra, hasta que, reducido al estado salvaje, encuentra de nuevo un déspota y un monarca.
Tal es el ciclo de las constituciones y tal es la ordenación natural por la que los regímenes cambian, evolucionan y vuelven otra vez a su punto de partida. Una vez que se comprende esto, uno se podrá equivocar en la apreciación del tiempo, al hablar del futuro de un régimen, pero, rara vez podrá fallar respecto a en qué estado de crecimiento o de decadencia se encuentra y en qué momento se transformará, a condición de que su juicio sea hecho sin pasión y animosidad..."
Polibio, Historias, Libro VI, 7.

Dicho esto, para quien de veras le interese, sólo decir que de ahí se sacan muchas conclusiones para el que quiera verlas. Y debería bastar para dejar de andar en confusión en estos tiempos tan informados y malinformados que nos conciernen, así como el futuro también, en cierta medida, nos concierne pues será lo que dejemos lo que recordarán y ya tenemos la experiencia de lo que ocurre cuando en el pasado te han dejado mucha mierda que barrer.
¿Se nos da una oportunidad de seguir avanzando, comprender nuestra reiteración de errores y tratar de superarnos de alguna manera?¿O vamos a seguir paseando por el mismo jardín podrido una y otra vez?.


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